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  • #362419

    Turinhor
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    Baelim se había ofrecido para la primera guardia. Parecía un acto altruista a ojos de sus compañeros, pero lo que verdaderamente le había motivado a ello era que siempre había detestado despertarse en mitad de la noche porque luego le era difícil conciliar el sueño de nuevo. De esta forma podría dormir después sin interrupciones. Así que se adentró en la niebla pero sin perder de vista el resplandor del fuego. No distinguía el lugar por el que iba, pero la luz de la hoguera se reflejaba en las gotitas de agua suspendidas y lo guiaría de regreso a ella. Estuvo dando vueltas en torno al campamento con la mente en otro lado. Meditando sobre sus últimas peripecias con Aiwë y el malvado Îbal.

    Estaba preparando la pipa dispuesto a fumar placenteramente la hierba de Nír cuando el horrible grito lo sacó de sus pensamientos. Había sonado justo detrás de él. Un escalofrío le sacudió la espalda. Con los ojos completamente abiertos y temblando se dio la vuelta lentamente. Allí en lo alto del túmulo donde antes subió a otear las cercanías, había una figura siniestra que emanaba una luz mortecina entre las piedras colocadas en círculos. Un chillido agudo de terror salió involuntariamente de su propia garganta, cayéndose la pipa de su boca, e inmediatamente dio media vuelta para volver echando leches al campamento, pero ya no veía la luz de la hoguera. Estaba completamente desorientado, y la criatura volvió a emitir el horrible grito en respuesta al suyo de miedo. Baelim completamente aterrado se acuclilló en el suelo tapándose los oídos sin ser capaz de dominarse. Sintió unas manos heladas que se cerraban sobre su cabeza.

    #362418

    Turinhor
    Participant

    Si que estamos relajados jaja. Pero se puede solucionar fácil. Postearé en viaje al Sur en cuanto pueda

    #361546

    Turinhor
    Participant

    -pero tantos, tantos rodeándonos, me hace pensar que quizá podamos encontrarnos en un lugar muy poco recomendable, incluso peligroso-

    Baelim pensó que Dulvak tal vez fuera un paranoico. Aunque su afirmación lo dejó intranquilo y le llevó a pensar en las extrañas rocas que acababa de ver en la cima. Su conciencia le animaba apremiante a compartir ese información a los demás, pero mirando fijamente el fuego decidió que no debía alimentar un miedo estúpido que no les dejaría descansar. Al levantar la mirada del fuego se encontró con los ojos de Dulvak, y el miedo no le pareció tan estúpido. Pero entonces le llegó el olor del guiso y se olvidó.

    -Supongo que ahora con el estomago lleno podemos arriesgarnos a pasar la noche aquí- Dijo Kira -¿Quien hace la primera guardia?

    -Yo mismo haré la primera guardia. Aunque agradecería a Nír que me prestará un poco de su hierba para pasar más agradablemente las horas que esté de guardia.- Miró al enano con su sonrisa más embaucadora. Dos horas de buen fumar bien valían gastar esa sonrisa.

    #361244

    Turinhor
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    Yo igual. tuve unos exámenes pero ahora puedo volver a escribir. Por mí no hace falta que rectifiques nada Elfo negro

    #360286

    Turinhor
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    -¿Alguno de ustedes me puede conseguir un poco de agua en una fuente?-

    Nír consiguió encender el fuego con un extraño artilugio. “Un invento de enanos seguro”.

    -Ya voy yo.- Los demás parecían bastante cansados, pero a Baelim aún le quedaba energía para ir a por agua.

    En el camino no habían visto ningún riachuelo en las proximidades. Así que intentó subirse al montículo bajo el que estaban acampados para otear las cercanías en busca de un indicio de agua. Entonces reparó en lo extraño de esa elevación, y las otras que se veían. Estaban en medio de una llanura, pero aquellos cerros se erguían de forma misteriosa desafiando a los fríos vientos. En la cima donde se encontraba, el viento silbaba de manera escalofriante entre los pedruscos que la coronaban. La disposición de esos pedruscos tampoco parecía normal. Todos eran más o menos de una vara de altura y formaban un círculo.

    Baelim quiso probar una cosa. Se colocó entre las piedras y sacó su flauta. La colocó en posición para que el cierzo pudiera arrancarle unas notas, pero lo único que consiguió fue que la flauta desafinara. Echó otro vistazo curioso a las rocas de la cima antes de bajar con los demás. Desde arriba no había visto rastro de agua y ya no era seguro alejarse mucho porque la noche estaba cayendo.

    Volvió con el cubo sin rellenar. Se tendrían que conformar con comer las patatas crudas o guardarlas para una mejor ocasión.

    #360051

    Turinhor
    Participant

    Beregond y Rírian habían ido a buscar la cena.

    -¿Que os parece si encendemos un fuego?-

    Baelim no esperó ni un segundo y se encaminó a los alrededores del cerro para buscar algo de leña. Se dio cuenta de que el viento que había disipado la niebla se notaba ahora mucho más cuando salía de la protección natural que ofrecían las elevaciones bajo las que habían acampado. Como la existencia de árboles, y por tanto de leña, era escasa en la Tundra de Helkanor se tuvo que apañar con recoger hierbajos secos. Fue y volvió al campamento varias veces con todos los hierbajos que podía abarcar con los brazos, y le pidió ayuda a su primo que estaba fumando vagamente sobre una piedra. Al final entre los dos pudieron reunir un buen montón para quemar durante la noche.

    -¿Alguien tiene pedernal?, el mío lo perdí hace tiempo en Framburgo. Si nadie tiene deberíamos ir a buscar antes de que nos quedemos sin luz.

    #359867

    Turinhor
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    Muy buena la historia de Dulvak!

    #359826

    Turinhor
    Participant

    Entonces Baelim no tiene por qué despedirse de Berrilack

    #359794

    Turinhor
    Participant

    -si estamos todos listos y preparados… ya podemos partir-

    *Narración*

    El variopinto grupo salió de Candur dirección suroeste, hacia el paso de las Ered Mithrim. No era el único camino que cruzaba las montañas pero sí el menos escarpado, aunque tendrían que pasar peligrosamente cerca del monte Gungabad.

    La niebla matutina se cernía sobre los campos escarchados que rodeaban Candur. Recorrieron las primeras leguas, y conforme avanzaban la niebla se volvió más densa. Los escasos ánimos con los que habían comenzado el viaje se enfriaron todavía más, y durante un buen rato solo se escucharon las pisadas de los viajeros y sus monturas sobre las piedras del camino.

    Cuando empezó a disiparse la niebla ya llevaban muchas horas caminando y solo se habían parado para que los animales abrevaran en un riachuelo que cruzaba el sendero. En ese momento pudieron ver que se encontraban en medio de la fría tundra de Helkanor. El paisaje que los rodeaba era desolador y bello por igual. La tierra helada se alternaba con trazos de hierba oscura, resistente al frío y dura al contacto con el pie. Un alce que pastaba tranquilamente observó al grupo con curiosidad cuando pasaron por delante de él.

    Empezó a anochecer. Allí en el norte la puesta y salida del sol son lentas, y en otoño parece que está anocheciendo la mayor parte del día, pero debían buscar un sitio para pasar la noche. Unas elevaciones rocosas del terreno fue lo mejor que encontraron. No eran muy altas pero lo suficiente para que pudieran cobijarse del frío viento.

    #359793

    Turinhor
    Participant

    ¿Entonces la lista definitiva de viajeros cual es?

    #359660

    Turinhor
    Participant

    Puedo narrar yo si queréis. Aún no habremos salido de los páramos de Helkanor no?

    #359162

    Turinhor
    Participant

    Dain I participará en el viaje al final?
    Lo tendriamos que volver a invocar antes de que partamos jeje

    #359093

    Turinhor
    Participant

    Cierto! Perdona Neume, ahora lo cambiaré

    #359086

    Turinhor
    Participant

    El viento debió de llevarse sus gritos porque los demás no se percataron de su llegada excepto Yaiwen que lo saludó

    Pero qué ven mis ojos élficos! Os hacía muy lejos de esta región. Desde Framburgo os perdimos el rastro y con todo lo del Coliseo y el altercado algunos temimos lo peor. ¿Acabáis de llegar? –

    -¡Saludos Yaiwen! Llegué esta misma noche y me fui un rato al bosque para deleitarme y se me pasó un poco la hora. Es verdad, desde lo de Framburgo y los sardaukar no nos hemos vuelto a ver. Habéis vivido más aventuras durante este tiempo según me ha dicho mi primo ¿no?. Ahora el destino me ha traído de nuevo aquí. Me alegro de veros bien.-

    También reconoció a Kira, a la que no había visto aún. Pero había dos extraños nuevos para él. Dos humanos. Uno moreno y alto, que se notaba a la legua que era forastero en aquellas frías tierras. El otro era más bajo pero aun así le sacaba una cabeza a Baelim. Este último poseía un talante misterioso que Baelim notó enseguida. También estaban su amigo Nír y la elfa Yaiwen. No vio rastro de Berilack, cosa que le preocupó durante un segundo, pero recordó la cantidad ingente de alcohol que su primo había bebido y lo entendió.
    El hombre misterioso habló.

    -A mí siempre me ha gustado el Bosque Verde, los olvar siempre me han caído bien, y el rey que gobierna esa tierra es sabio y hermoso, o así solía ser, porque si he de ser sincero, hace mucho tiempo que no viajo por esas tierras- -quizá alguno de nuestros amigos sureños podría aconsejarnos-

    Cuando escuchó que ir por el bosque negro era una buena opción le entró miedo y desapareció su entusiasmo de emprender aquel largo viaje. Cierto que se había enfrentado a sus temores pasados recientemente con la inestimable ayuda del mago Aïwe, pero volver a recorrer el lugar donde había ocurrido el peor episodio de su vida no le agradaba en lo más mínimo.

    Se quedó taciturno mirando al hombre misterioso mientras le volvían las imágenes horribles a la mente.

    “Tranquilízate, eso ya no debe de atemorizarme” se dijo “Ya lo he superado, no tengo por qué vivir con esa carga para siempre”

    …En esos tiempos era una ruta segura, pero de esto ya hace unos años… antes de la gran batalla de Erebor, no sé cómo estará ahora.-

    Oyó decir a Kira

    – ¿Una ruta segura? Ja, ja y ja.- dijo con sarcasmo.- Así no es como yo definiría entrar en el Bosque Verde, perdonad, el Bosque Negro. Porque lo que yo vi en ese bosque fue mucho más negro que verde. Además los elfos que allí habitan, por lo que siempre escuché en los pueblos de la ribera del Anduin y luego comprobé yo mismo, son ariscos y muy poco hospitalarios. Creo que sería más inteligente no adentrarse en él y viajar por la orilla occidental o incluso cruzar las Montañas Nubladas.-

    #358744

    Turinhor
    Participant

    El amanecer lo sorprendió en el claro del bosque. Tenía los dedos y los labios un poco entumecidos por el prolongado ejercicio de la flauta. Se levantó al tiempo que se ceñía la flauta al cinto, justo en el lado en el que la capa la podía ocultar.

    Mientras respondía a la llamada de la naturaleza algo le rondaba la cabeza. Al principio no conseguía averiguar qué era, pero al poco rato recordó lo que le habían contado en la Posada aquella misma noche. Le habían hablado de un gran viaje y su primo se había apuntado, ¡Y además iban a partir esa misma mañana! Acabó y se dirigió a Candur lo más rápido posible esquivando todas las raíces del suelo. No recordaba haberse alejado tanto de la ciudad, y pronto le faltó el aliento. Una vez divisado el cementerio y el camino que entraba en Candur aceleró, deseando que aún no se hubieran marchado.

    Desde lejos vio unas figuras frente a los establos, y comenzó a gritar

    -¡¡Eeeh vosotros!! ¡No os olvidéis de mí, que yo también voy!-

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