











Fecha de la Première: 28/11/2012
Año de Producción: 2012
Productora: Warner Bros, New Line Cinema & Metro Goldwyn Mayer
Distribuidoras: Warner Bros.
La aventura sigue el viaje del protagonista Bilbo Bolsón, que se embarca en la recuperación del tesoro y del reino enano de Erebor arrebatados por el terrible dragón Smaug. Alcanzado de repente por el mago Gandalf el Gris, Bilbo se encuentra acompañado de trece enanos dirigidos por el legendario guerrero Thorin Escudo de roble. Su viaje les hace adentrarse en el bosque cruzando tierras peligrosas, donde se encontrarán con trasgos, orcos, wargos salvajes y hechiceros.
Bilbo Bolsón es un pacífico Hobbit que disfruta de su cómoda existencia en Bolsón Cerrado hasta que una mañana aparece un extraño Mago llamado Gandalf que busca a alguien para compartir una aventura. Así, sin saberlo siquiera, Bilbo es elegido para convertirse en el saqueador de la Compañía de Thorin Escudo de Roble, y esa misma noche Bilbo ve perturbada la paz de su vida cuando una multitud de Enanos aparecen en su agujero-Hobbit y comienzan a trazar sus planes para recuperar el perdido Reino de Erebor, que el dragón Smaug le arrebató a los Enanos años atrás. Thorin, nieto del último Rey Bajo la Montaña, decide emprender esta Misión junto a doce compañeros, un Mago y un saqueador.A pesar de sus reticencias iniciales, su instinto de aventuras, que se supone le viene por el lado Tuk de la familia de Bilbo acaba ganando, y el Hobbit se une a la Compañía de Thorin. Allí muy pronto descubrirá que como se temía, las aventuras son algo incómodo que retrasan la cena, y no tardará en verse en peligro al encontrar a tres Trolls en el bosque. Pero muchos más peligros aguardan a Bilbo, Gandalf y los Enanos. Azog, un Orco pálido al que Thorin derrotó en la Batalla de Azanulbizar, está determinado a exterminar el linaje de Durin a cualquier precio, y envía a sus exploradores Wargos a dar caza a los Enanos. Sin embargo, gracias a la ayuda de Gandalf, consiguen encontrar refugio en el Valle Oculto de Imladris, en Rivendel, la Última Morada al Este del Mar. Al mismo tiempo, otro Mago, el excéntrico Radagast el Pardo, descubre que un poder oscuro ha resurgido en Dol Guldur, y decide avisar de ello a Gandalf, quien a su vez le comunica sus descubrimientos al Concilio Blanco, formado por Saruman, Galadriel, Elrond y el propio Gandalf.
Tras conseguir la ayuda de Elrond para descubrir las runas lunares en el mapa de Erebor, Bilbo, Thorin y los Enanos abandonan Rivendel. Tras escapar milagrosamente de una batalla entre tres Gigantes de Piedra de las Montañas Nubladas, los Enanos son capturados por los Trasgos, mientras que Bilbo, gracias a su sigilo, consigue escabullirse. Mientras los Enanos son llevados ante el Gran Trasgo, Bilbo acaba cayendo a una cueva donde encuentra un extraño anillo dorado, y donde más tarde se encuentra con Gollum, con quien deberá jugar a los acertijos para poder escapar. Gracias a la oportuna intervención de Gandalf, los Enanos consiguen liberarse y escapar de la Ciudad de los Trasgos. Por accidente, Bilbo descubre que el anillo que encontró es mágico y le vuelve invisible, hecho que aprovecha para eludir a Gollum y seguir a los Enanos.
A pesar de las dudas de Thorin, Bilbo se presenta ante ellos con un espíritu renovado: ya no es el mismo Hobbit que abandonara Bolsón Cerrado, ahora desea continuar la Misión y ayudar a Thorin a recuperar el hogar de sus antepasados. Pero la alegría del reencuentro no dura mucho, ya que Azog y sus Wargos no tardan en aparecer y rodear a Gandalf, Bilbo y los Enanos, que se ven obligados a trepar a los árboles para poder salvar sus vidas. Cuando la situación parece totalmente desesperada, aparecen las Águilas para rescatar a Bilbo, Gandalf y los Enanos y dejarlos en la Carroca, una gran roca junto al Anduin. Desde allí, se divisa en el horizonte la Montaña Solitaria, Erebor, el destino final de la Misión de Thorin.
Por Aragorn_II, publicada el 10/12/2012.
Han pasado cinco años desde que se anunciara oficialmente la producción de las películas de El Hobbit. Y al igual que Bilbo, todos los aficionados emprendimos entonces un viaje, un viaje muy esperado pero que no iba a estar exento de incertidumbre, contratiempos y peligros. Como nuestro querido Bilbo, la producción fue sorteando todos los inconvenientes que surgían a su paso, sobreponiéndose a todas las dificultades inimaginables: retrasos en el rodaje, problemas de financiación, abandono de su director, protestas sindicales, incidentes en el rodaje… Pero el viaje ha concluido, y por fin, tras cinco años de espera, aquí tenemos el resultado. Aunque quizás sería más apropiado decir que el viaje solo acaba de comenzar.La primera etapa de nuestro viaje ha quedado atrás y el resultado es muy satisfactorio. No hay que temer a las comparaciones entre El Hobbit: Un Viaje Inesperado y La Comunidad del Anillo, o cualquiera de las películas de la trilogía de El Señor de los Anillos. Pero tampoco hay que buscarlas, porque sencillamente no son posibles. Son historias diferentes, con un tono y una vocación distintas en su misma concepción. Pero todos aquellos que disfrutaron hace once años en el cine volverán a hacerlo con El Hobbit: Un Viaje Inesperado. A nivel cinematográfico, todo lo que funcionaba bien en la trilogía anterior mantiene el mismo nivel de excelencia: la fotografía de Andrew Lesnie, la música de Howard Shore, los decorados y caracterización de los personajes. Todo ello supera el examen con nota. Y los que teníais dudas con la música de Shore al escucharla por primera vez, cuando veáis la película, veréis que todo encaja, que la música acompaña a la perfección a la historia en cada momento porque es una parte más integrada de la narración. Pero lo más importante es que Peter Jackson consigue mantener el espíritu de la Tierra Media, el espíritu de la obra de Tolkien, vivo en la pantalla.
Y si las principales virtudes de El Señor de los Anillos se han mantenido, también hay que admitir que se ha ganado en mucho aspectos. Uno de los más evidentes es el aspecto técnico y visual, los magos de Weta Digital se han vuelto a superar. Es una mejora obvia, pero al fin y al cabo los efectos visuales solo son un medio para conseguir un fin, un recurso al servicio de la historia. El aspecto más importante en el que El Hobbit ha ganado con respecto a El Señor de los Anillos es en la interpretación. El nivel de los actores ha subido muchos enteros. Martin Freeman simplemente borda a Bilbo, cómo va evolucionando de ser un Hobbit que vive cómodo y sin preocupaciones hasta ser el personaje al que todos buscan, hasta descubrir esa faceta suya que desconocía y que nadie, excepto Gandalf, era capaz de ver. La mayoría esperábamos una gran interpretación de Freeman, y no nos ha defraudado. Y quien sorprende, porque quizás casi nadie le conocíamos, es Richard Armitage, que hace suyo el papel de Thorin. Noble y orgulloso, su presencia impone desde el primer momento que aparece en pantalla, y no creo que nadie discuta que es la auténtica revelación de la película (a Freeman ya le conocíamos). A muchos también les sorprenderá Ken Stott como Balin, aunque a mi no porque ya había visto a este actor, este secundario de oro del cine británico, en películas como The Boxer. Del resto de los Enanos, destaca James Nesbitt, y aunque el resto cumple perfectamente, la mayoría quedan difuminados en la historia. Obviamente, no vamos a descubrir a los actores que repiten de El Señor de los Anillos. Ver a Ian McKellen siempre es un auténtico gustazo, y disfrutar de las pequeñas apariciones de Cate Blanchett o Christopher Lee es un lujo. Os recomiendo encarecidamente ver la película en versión original, porque el doblaje, por bueno que sea, jamás hará justicia a actores como McKellen (y eso que Pepe Mediavilla es un excelente doblador), Freeman, Armitage o Lee.
Pero El Hobbit: Un Viaje Inesperado no es perfecta, y hay cosas que no terminan de encajar. El humor no es una de ellas. Para los que temíais que la película fuese una sucesión de payasadas hay que decir que la mayoría de los momentos cómicos de la película se han visto en los trailers y spots de televisión. Quizás el que peor sale parado en este aspecto es Radagast el Pardo, un personaje que no termina de encajar en la película. También hay algún añadido de Jackson que parece metido con calzador y que habrá que ver cómo se desarrolla en La Desolación de Smaug y en Partida y Regreso. En cambio por ejemplo la escena del Concilio Blanco es magistral, en la que se refleja las reticencias y dudas de algunos de sus miembros, especialmente Saruman, ante las advertencias de Gandalf.
Y si a estas alturas os estabais maravillando por leer una crítica de El Hobbit: Un Viaje Inesperado en la que no se hiciera una sola mención del 3D HFR, siento deciros que os voy a decepcionar. Aunque solo haré eso, mencionarlo, porque Warner Bros España ha proyectado la película en 3D, y no en 3D HFR, con lo cual no he podido ver el nuevo y revolucionario formato.
Peter Jackson se siente como en casa en la Tierra Media o, al menos, en la parte de ella que ha creado en los estudios de producción Stone Street, situados en la Península de Miramar, en uno de los extremos de la bahía de Wellington (Nueva Zelanda). El director de la trilogía de El Señor de los Anillos, que despertó el interés de los fans de todo el mundo y que granjeó 17 Oscars a Jackson y a sus colaboradores, ha “conseguido volver a reunir al grupo” para otra incursión en la Tierra Media.Éste es el escenario de El Hobbit: Un Viaje Inesperado, la primera película de una trilogía que se rodará simultáneamente en los estudios Stone Street y en varios lugares de Nueva Zelanda. Al igual que El Señor de los Snillos, la trilogía de El Hobbit se basa en la atemporal obra maestra de J.R.R. Tolkien, que ha apasionado a tantas generaciones de lectores del mundo entero, incluidos los cineastas que trabajaron en esta adaptación.
En el momento actual, Jackson está sumergido en uno de los extensos estudios de Stone Street consultando al director de fotografía Andrew Lesnie que, al igual que la mayor parte del equipo de rodaje, es todo un experto en las películas de El Señor de los Anillos. Ambos se encuentran en un pequeño claro en medio de unos enormes árboles de ramas retorcidas hechos con poliestireno y yeso en lugar de con madera, cercado por unas pantallas de croma y un equipo entero de cámaras, vías y aparejos. Es como vivir un déjà vu, exactamente lo que el director pretendía.
Jackson se encuentra muy cómodo sumergido en un espacio del estudio que han separado con cortinas para ver lo que se graba diariamente en 3D. “Queremos que las películas se vean como una historia lineal y sentir que son el principio de las otras tres películas”, aclaró durante un breve descanso mientras el equipo de rodaje realizaba los últimos ajustes. “Quiero que sintamos que hemos vuelto a la Tierra Media para contar otra historia, una parte diferente de esta épica mitología”.
La historia transcurre 60 años antes de la trilogía de El Señor de los Anillos, cuando al hobbit Bilbo Bolsón le reclutan el mago Gandalf y trece enanos, guiados por el legendario guerrero enano Thorin Escudo de Roble. Con poco más que un mapa que no son capaces de leer y el incansable empeño de Thorin por recuperar su tierra y legado, Bilbo se embarca en un viaje épico en un mundo traicionero y asombroso para reclamar la ciudad perdida de Erebor que tiempo atrás invadió y conquistó el dragón Smaug.
Desde que se embarcó en la odisea de las películas de El Señor de los Anillos, El Hobbit nunca ha dejado de estar presente en la mente de Jackson. Cuando él y sus colaboradores tuvieron la oportunidad de comenzar el proceso de adaptación, al principio decidieron dividir la historia en dos. Fue en plena fase de producción, habiendo ya montado una pequeña parte de la primera película, cuando descubrieron la estructura que finalmente tendría el proyecto y “las dos películas pasaron a ser tres”.
Jackson afirma que se basó en la compleja novela de Tolkien de 1937 y un asombroso hallazgo en la obra del aclamado escritor inglés, profesor de universidad y filólogo que escribió en las décadas siguientes a la primera publicación de El Hobbit. “Al final de El Señor de los Anillos, Tolkien incluyó 125 páginas como anexo en las que contextualiza aún más la historia de la Tierra Media describiendo, entre otras cosas, algunas de las políticas y sucesos que ocurrieron durante los años en los que transcurre El Hobbit”, explica. “Este nuevo material estaba dotado de un tono más oscuro, grave y más en línea con El Señor de los Anillos”.
Así que Jackson y el resto de guionistas (Guillermo del Toro, así como Fran Walsh y Philippa Boyens, ganadores de un Óscar por su trabajo como co-guionistas en las películas de El Señor de los Anillos) se pusieron a organizar el material. “Con estas películas, queríamos coger el encanto y el humor de El Hobbit y mezclarlo con parte de la historia y del tono de los anexos”, apunta Jackson. “No quería que pareciesen películas más infantiles que El Señor de los Anillos, sino que queríamos que fueran las mejores películas que pudiéramos hacer y que estuviéramos deseando ver”.
Acompañando a Jackson en la producción estuvieron Boyens y Walsh, quien añade que en El Hobbit encontraron una base en la que anclar las posteriores creaciones de Tolkien. “El Hobbit es mucho más ligero que El Señor de los Anillos”, indica Walsh. “Siempre nos pareció que era más bien un cuento de hadas, ya que es así como está escrita, pero, conforme nos acercamos al final, creo que Tolkien se va trasladando al inicio del viaje épico de El Señor de los Anillos. El honor, el liderazgo y el poder (grandes temas que se repiten en El Señor de los Anillos) permanecen aletargados y surgen hacia el final de El Hobbit”.
Y después, comenzó el largo y evolutivo proceso de adaptar la obra. “Adentrarse en este mundo resultó bastante fácil, de hecho sorprendentemente fácil”, comenta Philippa Boyens, a la que Jackson describe como “la mayor friki de Tolkien”. “Fue fácil porque nos encantan los personajes. Creo que fue cosa del destino que hiciéramos primero El Señor de los Anillos. En mi opinión, ha beneficiado a las películas de El Hobbit, ya que habría sido otro tipo de película si no hubiéramos compartido la experiencia de rodar con el increíble reparto de El Señor de los Anillos. En este sentido, puede que el destino estuviera aguardando a que Martin interpretara a Bilbo en el momento y edad adecuados”.
Martin Freeman, según pensaban los cineastas, había nacido para interpretar a Bilbo Bolsón, pero el actor iba a rodar la segunda temporada de la aclamada serie Sherlock (de la BBC) en pleno rodaje de las películas de El Hobbit. “Teníamos una imagen en mente de cómo iba a ser Bilbo y de cómo queríamos que se presentase al público, y, a decir verdad, no había nadie más que pudiera hacerlo mejor que Martin”, dice Jackson, “así que intentamos pensar en un plan B, pero no lo conseguimos”.
Una mañana, se le ocurrió una idea al director mientras veía Sherlock en su iPad: “Fui a trabajar esa mañana y llamé al representante de Martin, que estaba en Inglaterra, y le dije: “¿hay algún modo de que Martin considerara el trabajo si dejamos de rodar durante tres meses para que pueda grabar la segunda temporada de Sherlock?’ Me alegro muchísimo de haber hecho esa llamada. Es de lo mejor que he hecho en la vida”.
“Cuando pienso en dicho proceso, no llego a entender muy bien cómo ocurrió, pero me alegro muchísimo de que así fuera”, dice Freeman, de vuelta ahora en Nueva Zelanda para terminar el trabajo de la trilogía tras unas breves vacaciones. “Es bastante halagador y muy sorprendente, ya que lo más probable es que no hubiera sido posible, al menos desde mi punto de vista. Poco sabía de lo que estaba ocurriendo entre bambalinas”.
La pelota estaba ahora sobre el tejado de los estudios de Stone Street en el que Freeman estaba tomándose una taza de té antes de que le vistieran de Bilbo y le pusieran unos pies de hobbit.
El actor describe a Bilbo como “un profesor de universidad que llevaba toda su vida encerrado, sin haber tenido que afrontar demasiados riesgos. Apenas había viajado y nunca había tenido que luchar con nadie, pero este viaje le saca de su escondrijo y le aparta de la comodidad de Bolsón Cerrado para adentrarle en un mundo más real, supongo. Aprende mucho de sí mismo a lo largo de su viaje y otras personas acaban conociéndole también; creo que durante un tercio de la historia, aprenden que guarda mucho más que lo que se aprecia a simple vista. Me gusta interpretar a un personaje que emprende un viaje tanto literal como metafóricamente hablando”.
En un mundo repleto de tanto misterio y magia, Freeman considera que Bilbo sirve de “ojos y oídos al público porque es el personaje más cercano a uno de ellos. Todos tenemos miedo, cautela y lugares, internos o bien externos, a los que ir nos causa pavor. Es algo con lo que nos identificamos”.
Teniendo en cuenta el aspecto, carácter humilde e ingenio de Freeman, queda claro por qué Jackson pensaba tan firmemente que era la persona adecuada para el personaje de Bilbo. “Evidentemente, hay muchas ocasiones en las que vivir situaciones cómicas, y Martin es muy bueno en ellas”, comenta Jackson. “Pero quieres sentir la autenticidad de dichos momentos y no que sean situaciones absurdas. Así que cuando está literalmente sosteniendo una espada delante de un trol, quieres sentir que está en peligro y que está en desventaja. ¿Cómo me sentiría si me enfrentara a un trol? Martin es sencillamente brillante a la hora de equilibrar y jugar con el tono de la película, lo que debe de ser una de las cosas más difíciles para un actor. Por eso encaja en este papel al 100%, gracias a que puede tener un pie en el drama y otro en la comedia, a través de Bilbo”.
En esta producción, Freeman es el “nuevo fichaje” que se incorpora a un reparto en el que aparecen muchos de los actores que trabajaron anteriormente en la trilogía de El Señor de los Anillos, tales como Sir Ian McKellen (Gandalf), Cate Blanchett (la reina elfa Galadriel), Christopher Lee (Saruman) y Andy Serkis (Gollum) . “Tenía que empezar con fuerza”, bromea.
Las primeras escenas de Freeman, de hecho, las tenía que rodar con Serkis cuando Bilbo tiene que utilizar su astucia y su habilidad con los acertijos para escapar de la cueva de Gollum. “Fue un comienzo estelar para nosotros”, indica Freeman. “Es una parte de gran importancia en la historia. Además, tanto Andy como el personaje de Gollum son muy queridos en esta serie de películas. Tenía que dar lo mejor de mi, sin duda, porque no estaba haciendo el tonto”.
“Fue genial poder reaparecer y trabajar con Martin, porque le aprecio muchísimo”, nos comenta Andy Serkis más adelante. “La escena se parece mucho a una obra de teatro y la rodamos como si así fuera. Lo hicimos desde el principio hasta el final y desde distintos ángulos, lo que nos daba muchas posibilidades para encontrar la esencia de la escena y explorar lo que significaba dramáticamente. Fue una experiencia maravillosa”.
Serkis encarnaba a Gollum, pero se quedó en Stone Street con el cargo de director de la segunda unidad, lo que para él fue “una gran oportunidad”. Por aquel entonces estaba rodando en el estudio K, justo a la vuelta de la esquina de donde estaba la unidad principal.
Tras haber encarnado a Gollum, Kong y César de El Origen del Planeta de los Simios mediante captura de movimiento, volver a meterse en la piel de Gollum fue algo natural a ojos de Serkis. “Constantemente te recuerdan a diario que estos personajes están ya integrados en la mente del público, así que Gollum nunca se ha ido muy lejos”, afirma el actor, “aunque fue raro al principio volver a interpretar al personaje y ponerse en su piel. Durante el primer día más o menos, no me creía que estuviera haciendo esta increíble imitación”.
Sir Ian McKellen, llevando otra vez el sombrero, vestuario y barba de Gandalf, ha tenido una experiencia similar a la que vivió con El Señor de los Anillos. “A lo largo de 13 años, he conocido a mucha gente que parece conocer a Gandalf al menos tan bien como yo”, afirma McKellen. “Parte de mí no quería volver a encarnar al personaje. Me siento como si fuera un actor al que pertenece este trabajo, un personaje que he descubierto, pero estoy extremadamente contento de haber vuelto”.
Según Ann Maskrey (que, junto a Richard Taylor y Bob Buck, diseñó el vestuario de la historia épica), el aspecto de Gandalf iba a ser, sin duda, algo que identificarían sus admiradores. “Peter quería que le mantuviéramos con el mismo diseño memorable”, afirma enseñándonos las ilustraciones hermosamente detalladas del personaje en su libro de diseños. “Ahora cuenta con una bufanda mágica, una bolsa y unas botas diferentes, pero en cuanto a lo demás, es idéntico”.
Cuando no lleva el disfraz, se ve a un McKellen delgado y elegante con un jersey rosa y luciendo un buen afeitado y una sonrisa afable. En esta película, vuelve a interpretar a Gandalf el Gris, personaje que aparece en las dos primeras películas de El Señor de los Anillos, antes de transformarse en Gandalf el Blanco. “Gandalf el Gris parece un personaje más rico y accesible, al igual que en El Hobbit: Un Viaje Inesperado”, afirma McKellen, pero “la gente no ha de esperarse que Gandalf esté muy cambiado, ya que aunque es 60 años más joven, cuando tienes 7.000 años, 60 no te suponen mucha diferencia”, añade rápidamente.
El aclamado actor indica que una de las cosas que más le han alegrado al volver es trabajar con Jackson, que tenía muchas ganas de poder llevar a la pantalla una obra tan cercana a su corazón. “Estas películas están rodadas por el mayor admirador de Tolkien y del cine”, indica, “y ningún jefe de departamento ha cambiado desde El Señor de los Anillos. Volvemos a ver a viejos amigos y de hecho, lo nuevo eran los actores, como los enanos y Bilbo, pero todos encajamos muy bien”.
También entre el reparto se encuentra Richard Armitage, que ahora aparece con el ropaje de un guerrero enano, Thorin Escudo de Roble, junto a los doce enanos restantes, que varían en tamaño, forma, edad, longitud de barba, estilo de lucha y arma.
Con 1,88 metros de altura, la presencia de Armitage impone y, aunque los enanos sean más pequeños de tamaño con respecto a los magos y elfos de las películas, en el escenario parece una torre. En diversos sentidos, la misión central de las películas recae sobre sus hombros, ya que Thorin presencia el exterminio de su pueblo y la destrucción de su familia cuando Smaug conquista su tierra natal, el Reino Enano de Erebor.
“Thorin es un personaje extremadamente noble, pero posee puntos débiles”, afirma Walsh, “no es alguien a quien puedas juzgar por las decisiones que toma, cuando para él lo más importante es por lo que ha luchado (devolver su tierra natal y el reino a su pueblo, que lleva muchos años deambulando sin estatus ni hogar). Así que la historia trata de Erebor y de su sueño por recuperarlo, pero es trágica y muy conmovedora”.
“Es interesante ver que el personaje es como si viviera en el pasado y en el futuro”, comenta Armitage mientras el equipo se prepara para rodar su escena. “Acaba de pasar la madurez, así que intento interpretar a alguien que todavía posee algo de juventud y vigor, pero al mismo tiempo hay una especie de llamada fatalista hacia su propio destino. Es casi como si supiera que puede que no sobreviva a su misión, pero que tiene el deber de llevarla a cabo”.
Durante el proceso de preparar sus papeles tanto artística como físicamente (lo que ellos llaman “Campamento militar de enanos”), los actores que interpretan a la compañía de los enanos se han unido como grupo, con Armitage a la cabeza. “Me siento exactamente igual que el personaje: paranoico por que piensen que soy incompetente”, comenta el actor entre risas. “Desde el mismo momento en que me eligieron para el reparto no he parado de preguntar: ‘¿Por qué crees que puedo hacerlo?’. No llegué a creérmelo del todo hasta pasadas unas tres semanas de rodaje. De hecho aún sigo teniendo ramalazos del tipo: ‘¿Qué narices hago aquí?’. Es entonces cuando te das cuenta de lo buenos que son Pete, Fran y Philippa al elegir el reparto, porque poco a poco todo el mundo empieza a encajar y todo tiene sentido.”
“La primera vez que vimos a Richard levantarse como Thorin y empezar a hablar, todos pensamos: ‘Ah, sí, es genial estar de vuelta’”, recuerda Boyens. “Fran siempre ha dicho que el que más se preocupa por un personaje es el propio actor que lo encarna, y siempre ocurre lo mismo independientemente de que se trate de un rey enano, un mago o un hobbit. Ha sido un honor ver a todo este reparto junto porque, a nosotros como cineastas, nos han ayudado a crear el corazón de la historia.”
La compañía de los enanos está formada por cinco grupos de guerreros emparentados: Balin (Ken Stott) y Dwalin (Graham McTavish); Fili (Dean O’Gorman) y Kili (Aidan Turner); Bofur (James Nesbitt), Bifur (William Kircher) y Bombur (Stephen Hunter); Óin (John Callen) y Glóin (Peter Hambleton), y Dori (Mark Hadlow), Nori (Jed Brophy) y Ori (Adam Brown).
El director comenta que estos enanos son individuos independientes y no simplemente trece versiones diferentes del enano Gimli de El Señor de los Anillos. “Obviamente, esta era una de mis preocupaciones al principio”, asegura Jackson, “pero, en realidad, acabó resultando divertido porque los enanos tienen unas personalidades muy distintas y, obviamente, los interpretan actores muy diferentes que también han aportado su propio estilo y sensibilidad. Lo que es encantador es que los propios enanos le dan a la película un toque de comedia, enanos interpretando a enanos. Su energía y su completo desdén por todo lo políticamente correcto le aporta un espíritu completamente nuevo.
Al elaborar el guión, los cineastas reunieron toda la información sobre los enanos que pudieron extraer del libro y a partir de ahí construyeron sus personalidades y relaciones, que evolucionaron aún más cuando se reunieron todos los actores. “Previamente habíamos hablado mucho sobre las relaciones interpersonales y el dinamismo general del grupo una vez que empiezan el viaje, así como de sus relaciones con Gandalf y Bilbo”, comenta Graham McTavish, que interpreta al veterano guerrero Dwalin. “Toda esa discusión nos ayudó a crear nuestros personajes. En mi caso, creo que desconfío tanto de Bilbo como de Gandalf, mientras que hay otros personajes, como Bofur, Fili y Kili, que sí le tienen en alta estima. Sin embargo, muchos de nosotros no confiamos en Gandalf, no tenemos muy claro de qué va. Nunca confíes en un mago”, añade con una sonrisa irónica.
“Si van a confiar sus vidas a alguien, parece que Bilbo sería el último en el que pensarían”, añade Ken Stott, que interpreta a Balin. “Es decir, basta con mirarlo y pensar: ‘No me apostaría nada a que nos saca de esta’. Este es básicamente el concepto que los enanos tienen de él pero, poco a poco y de forma segura, consigue ganarse su respeto.”
Al ver a los enanos interactuar en el rodaje, las diferencias físicas entre todos ellos se vuelven inmediatamente aparentes. “Todos nuestros diseñadores de maquillaje y vestuario se concentraron mucho en crear diferentes perfiles representativos para cada enano”, explica Jackson. “Nuestra intención era crear trece perfiles diferentes, con distintos peinados y tipos de barba: algunos llevan sombrero, otros no; Dwalin siempre lleva unas hachas cruzadas en la espalda, Fili y Kili son enanos jóvenes que llevan muy poco maquillaje de prótesis, etc., y creo que está funcionando bastante bien.”
Aunque la trilogía de El Hobbit es una historia completamente nueva, con muchos miembros nuevos en el reparto, una de las cosas que se ha mantenido de El Señor de los Anillos es la imagen de una extensa Tierra Media ideada por el departamento artístico. En lo que el diseñador de producción Dan Hennah llama “sala de conceptos” encontramos modelos, bocetos y dibujos que revelan el tremendo alcance del mundo al que se le está dando vida tanto físicamente como en versión digital. En una oficina apartada del espacio principal podemos ver a los artistas conceptuales, Alan Lee y John Howe, haciendo bocetos a toda velocidad.
“Aquí es donde traemos a Peter cada vez que intentamos venderle algo”, bromea Hennah. “En general, esto representa las miles de horas de trabajo que se han dedicado durante los dos últimos años a intentar crear las diferentes razas, personas y lugares de la Tierra Media. Además, a diferencia de lo que ocurría en El Señor de los Anillos, donde el viaje iba de norte a sur, ahora vamos hacia el este.”
Hennah nos muestra sus modelos del bucólico hogar de Bilbo y Frodo, Hobbiton, y de la majestuosa ciudad élfica de Rivendell, construida en la hendidura de un río, y nos da unas pinceladas de las Montañas Nubladas y de las cuevas de los trasgos que Bilbo, Gandalf y la compañía de los enanos tendrán que atravesar en su viaje hacia la Montaña Solitaria, donde los espera Smaug.
Después de haber trabajado con Jackson durante más de 15 años (llegando a obtener cuatro nominaciones a los Oscar por su trabajo con él, de los que ganó uno por El Señor de los Anillos: el Retorno del Rey), el diseñador de producción comenta que han desarrollado una clave para comunicarse las ideas. “Nos conocemos bien, así que puedo prever lo que quiere”, reflexiona Hennah. “Me gustaría pensar que sé de dónde vienen sus ideas, pero, por supuesto, no lo sé. Es el maestro de lo inesperado. Sin embargo, tengo que decir que, en términos de imaginación, no es diferente. Tenía una idea de El Señor de los Anillos muy adelantada a su tiempo y estaba muy centrado en hacerla realidad, y eso no ha cambiado en absoluto. Tiene una enorme cantidad de energía, resolución y claridad de visión… y un buen sentido del humor, que es lo más importante.”
Entrar en el departamento de maquillaje y peluquería es como entrar en otro mundo. Una colección de maniquíes de enanos a tamaño real cubre el suelo como si estuvieran echándose una siestecita a media tarde. En la sala de peluquería, docenas de pelucas (principalmente elaboradas a partir de pelo humano, salvo algunas de las pelucas de los enanos, que se han hecho a partir de pelo de yak) cuelgan de las paredes y sobre las cabezas de maniquíes dispuestos sobre toda una larga mesa de trabajo. En una esquina hay una colección de prótesis de pies de hobbit que parecen unos calcetines largos de color carne que acaban en un pie peludo sorprendentemente real. Con el equipo moviéndose constantemente de un lado para otro, esta es una de las operaciones de producción más ajetreadas.
Peter King, que también ganó un Oscar por su trabajo en El Señor de los Anillos, ha contribuido a innovar el proceso de reconvertir a los actores en hobbits, enanos y elfos y señala que ha avanzado mucho desde entonces. “En lo que respecta a nuestro departamento, esta ha resultado ser una película mucho más larga que El Señor de los Anillos porque se presta mucha más atención al detalle”, comenta King. “Las prótesis son mejores y de más calidad, por lo que se pueden usar más. La técnica ha mejorado tanto en los últimos doce años que realmente ahora podemos hacer que parezca mucho más realista. Es mucho más fácil poner una nariz y la aplicación es más rápida que antes.”
Al igual que King, la supervisora de prótesis Tami Lane también trabajó en la anterior producción y nos comenta que ahora los pies de hobbit también son más fáciles de poner. “En El Señor de los Anillos teníamos que pegar los pies de hobbit con pegamento para que se sujetasen y esto nos llevaba una hora más o menos”, comenta a la vez que nos muestra un par de pies de Bilbo. “Ahora, poner unos pies solo nos lleva cinco minutos. Bilbo lleva una suela interior con extensiones para que los dedos de los pies no se bamboleen y, de hecho, puede manipularlas para que los dedos se muevan un poco. Simplemente se pone esto, con un poco de polvos de talco, y allá va.”
El proceso actual de poner pelucas, barbas y maquillaje de prótesis es el resultado de un largo proceso de colaboración que empieza con Jackson, Walsh y Boyens, después pasa por los diseñadores conceptuales y el departamento artístico, después va al Weta Workshop de Richard Taylor y finalmente vuelve a King y Lane. “Para cada personaje, habremos pasado por unas tres o cuatro pruebas antes de que llegasen a ponerse delante de las cámaras”, comenta King. “Las cosas pueden cambiar radicalmente. Peter, Fran y Philippa insisten mucho en que esto quede perfecto para que cada personaje sea perfectamente reconocible al final y lo recordemos una vez que veamos las películas.”
A la vuelta de la esquina se encuentra Weta Workshop, un país de las maravillas lleno de artefactos fruto del trabajo de Richard Taylor tanto con Jackson como con otros cineastas, en el que el arte conceptual y las estatuillas cubren cualquier superficie posible. Taylor comenta que el trabajo con prótesis que se ha hecho en la trilogía de El Hobbit eclipsa al que se hizo en las películas de El Señor de los Anillos. “En El Señor de los Anillos, siete de los nueve personajes principales llevaban algún tipo de prótesis; esta vez, los quince protagonistas llevan todos prótesis, trece de ellos prótesis significativas, como brazos postizos y, por supuesto, los pies de Bilbo”, comenta Taylor. “Fabricamos entre 36 y 48 prótesis acrílicas de silicona encapsulada al día solo para los personajes principales, dependiendo del tamaño, fotografía, dobles especialistas y de ellos mismos.”
Además de su trabajo con las prótesis y su colaboración en vestuario con Ann Maskrey y Bob Buck, Taylor también está supervisando el diseño y fabricación de armamento y armaduras. “Nosotros lo llamamos ‘diseño de cultura’, de verdad”, comenta. “Es difícil diseñar una armadura hasta que determinas la identidad cultural de los personajes y, obviamente, parte de esa identidad procede de Alan Lee y John Howe y del departamento artístico. Una parte sale de aquí, de desarrollo, y otra parte viene de Tolkien.”
Cada elemento de la película (desde los escenarios hasta el vestuario, pasando por las criaturas) tiene que diseñarse utilizando una paleta “sobresaturada” porque Jackson está rodando la trilogía de El Hobbit utilizando las vanguardistas cámaras Red Epic para 3D que graban la escena a 48 fotogramas por segundo, el doble que la tasa estándar de 24 fps. El largometraje se emitirá en todos los formatos, incluido el nuevo HFR (High Frame Rate/Alta Velocidad de Fotogramas) para 3D. Otras novedades tecnológicas abren nuevas posibilidades para afrontar el diferencial de escala entre las distintas personas de la Tierra Media. Por ejemplo, mientras que Ian McKellen y Martin Freeman no son tan diferentes en estatura en la realidad, en la pantalla, Gandalf debe parecer mucho más alto que un hobbit.
Los cineastas están creando esta sensación de escala utilizando la tecnología “slave motion control”, cámaras programadas para reflejar los movimientos exactos del otro de manera que los conjuntos con diferente escala pueden rodarse por separado y después unirse digitalmente.
“La tecnología de hoy día facilita mucho las cosas y también libera tu imaginación ante cualquier cosa que quieras hacer”, comenta Jackson. “Mi trabajo consiste básicamente en contar una historia y capturar la emoción y la esencia de cada escena. Ya no tengo que preocuparme por cómo voy a rodar la película como había que hacer antiguamente.”
De vuelta al plató, Jackson se encuentra en pleno rodaje de una escena en la que los enanos atraviesan esos bosques “tecnicolor”, limitados por paisajes de pantalla verde que posteriormente rellenarán Joe Letteri y Weta Digital. El hecho de ver a todos rodar en directo no aporta ningún indicio sobre los fascinantes efectos visuales que Jackson y su equipo añadirán al producto final cuando esté listo para mostrárselo al público.
Para los cineastas, el proceso de soñar y realizar esos sueños nunca termina. Una vez que él y su equipo hayan concluido este largometraje, empezarán con el filme central de la trilogía: El Hobbit: La Desolación de Smaug, y después con el final: El Hobbit: Partida y Regreso. Sin embargo, el director comenta que, incluso entonces, el proceso no acaba “porque el día en que terminamos la película, normalmente un día o dos tras el estreno, de repente la película pasa a existir de una forma completamente diferente. La gente que ha visto El Señor de los Anillos sigue escribiéndonos, o niños que acaban de verla por primera vez. Esta es una de las cosas buenas de hacer cine: te das cuenta de que has creado algo que está entreteniendo a la gente y que, con suerte, los entretendrá durante muchos años una vez que ya no estemos aquí para verlo. Todo esto no acaba al terminar la película, en absoluto. La verdadera satisfacción viene cuando la película empieza a presentarse en los cines: sale de tus manos y pasa a las de aquellos para los que se ha hecho: el público.”
SOBRE LA PRODUCCIÓN
UNA HISTORIA QUE CRECE AL SER NARRADA:
ADAPTACIÓN DE EL HOBBIT
“En un agujero en el suelo vivía un hobbit.
No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.”
— El Hobbit, de J.R.R. Tolkien
El 21 de septiembre de 1937, J.R.R. Tolkien publica un libro infantil titulado El Hobbit o Historia de una ida y una vuelta. Desde su primera publicación, se han vendido más de 100 millones de copias del libro y se ha traducido a unos 50 idiomas diferentes. En 75 años, nunca ha dejado de estar en circulación.
El Hobbit, tal y como se conoce popularmente el libro, surge de la imaginación de un venerado autor, poeta, profesor de universidad y filósofo que concibió la historia como un cuento para contar a los niños antes de que éstos se fueran a dormir; sin embargo, el texto está iluminado por el amor que siente el autor hacia la naturaleza y los cuentos de hadas, sus experiencias en la guerra y el afecto que siente por aquellas almas humildes que prevalecen a pesar de obstáculos insuperables.
La historia de Bilbo Bolsón, un hobbit al que se saca de su acomodado agujero-hobbit y al que se empuja a una maravillosa aventura llena de peligros en compañía del mago Gandalf el Gris y 13 enanos, la han devorado generaciones de lectores como si de un rito literario se tratase. Es una obra que define al mismo tiempo la llamada a la aventura, la naturaleza del honor y la lealtad, el anhelo del hogar y el silencioso coraje del que dispone el más inesperado de los héroes. Además, introduce al mundo la complejidad de las civilizaciones y el mágico paisaje de la Tierra Media, un universo profundo y rico que Tolkien exploró en sus escritos a lo largo de su vida y que dejaría una huella cultural profunda en todo el mundo.
A pesar de que el libro ha servido de inspiración para muchas adaptaciones en diversos medios (desde escenarios o tebeos hasta videojuegos), la historia completa de El Hobbit no se había llevado nunca a la gran pantalla…hasta ahora. En el mundo del cine contemporáneo solo existe un director que ha demostrado su pasión y dedicación por dar vida a las grandes obras maestras, alguien que ya antes se había aventurado en la Tierra Media.
Hace aproximadamente una década, el director Peter Jackson se embarcó por su cuenta y riesgo en la adaptación del último trabajo de Tolkien, la revolucionaria trilogía de “El Señor de los Anillos”, tres películas que han forjado su propia huella imborrable en el léxico cultural. Cada una de ellas fue un éxito en taquilla que obtuvo elogios y premios por parte de la crítica; un trabajo que culminó con la película final “El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey”, galardonada con 11 Oscars®, incluyendo entre ellos los de Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado.
Tolkien escribió en un primer momento El Hobbit para luego continuar con El Señor de los Anillos, su ópera prima de tres volúmenes; sin embargo, Jackson hizo el viaje en la dirección opuesta. Continuando con la experiencia que vivió al hacer las películas de “El Señor de los Anillos” ha decidido volver atrás en el tiempo, 60 años atrás, para contar en una nueva trilogía lo que, de hecho, es la primera parte de la historia, comenzando para ello con “El Hobbit: un viaje inesperado”.
“Cuando hicimos ‘El Señor de los Anillos’ estaba completamente seguro de que iba a ser una experiencia única en la vida”, comenta Jackson. “Fue algo tan increíble que cuando acabamos el trabajo ninguno de nosotros podía creer que no volveríamos a aventurarnos en la Tierra Media; sin embargo, la experiencia de hacer la trilogía de ‘El Hobbit’ fue igual de especial para todos. Así que lo que tengo ahora es el haber vivido una experiencia única en la vida dos veces.”
Jackson ha estado implicado en el desarrollo del proyecto desde el principio, sin embargo, hasta que no se hubo sumergido en el trabajo de elaboración del guión junto a sus viejos colaboradores Fran Walsh y Philippa Boyens, y en esta ocasión también con Guillermo del Toro, no decidió dirigir él mismo las películas. Atraído por los hilos temáticos y las luchas emocionales que se incorporan a lo largo de la narración, imaginó que las películas serían un reflejo de la escala, la amplitud y la gran apuesta que ya fueron las películas de “El Señor de los Anillos”.
“En El Hobbit se respira paz porque cuando Tolkien lo escribió lo hizo pensando en que era un cuento para sus hijos y para todos los niños del mundo,” apunta Jackson. “Es una historia estupenda que avanza pasito a pasito y que nunca para. Es cierto que hay un poco más de humor que en El Señor de los Anillos y que los personajes son más pintorescos, pero no obstante aparecen elementos como la codicia y la locura, la vida de un inocente que cambió para siempre y fuerzas crecientes que conducen directamente a los sucesos de El Señor de los Anillos. Es donde empieza todo.”
Lo que los directores de “El Hobbit: un viaje inesperado” esperaban al realizar la película era que la historia pareciese real, que reflejara la magia, la majestuosidad, el humor y la oscuridad, así como la intimidad de la emoción humana que el propio autor dejó recogidas en la obra. El guionista y productor Fran Walsh dijo: “Siempre hemos visto El Hobbit como un novela de fantasía un poquito más positiva; sin embargo, según vas llegando al final de la novela te das cuenta el modo en que Tolkien va allanándose el camino para situarse donde comienza el épico viaje de El Señor de los Anillos, lo que para nosotros es la transición natural hacia un tiempo más oscuro. El honor, el liderazgo y el poder, los grandes temas que prevalecen en El Señor de los Anillos, despiertan en El Hobbit.”
Para dar forma a esa transición en la elaboración del guión, Jackson, Walsh y Bovensdid han adaptado El Hobbit de tal manera que quede lo más cercano posible a la publicación original. Lo que mucha gente no sabe es que el propio autor continuó desarrollando la historia, de hecho, en última instancia publicó unas exhaustivas notas en las que desplegaba El Hobbit a lo largo de 125 páginas de apéndices que quedaron incluidas al final de El Señor de los Anillos. “Con El Hobbit Tolkien abandonó por primera vez el resto del mundo para sumergirse en la mitología y el universo de la Tierra Media,” comenta Philippa Boyens, la amante declarada de la obra de Tolkien dentro del equipo de guionistas. “Existen conflictos, relaciones y hechos a los que se hace alusión indirectamente pero que no están explícitamente descritos en el libro, así que cuando Tolkien se sentó a escribir su continuación y terminó escribiendo El Señor de los Anillos, se tomó un tiempo para releer los hechos que rodeaban a El Hobbit porque tenía la sensación de que dentro de ese pequeño libro infantil se encontraba la semilla de un leyenda más grande.”
Este increíble recurso dio alas a los directores para ampliar ese mundo y contar más sobre la historia en sus películas, pero, al mismo tiempo, se vieron esclavos de una obra que a todos nos encantó, por lo que al tocar ciertos puntos más oscuros lo que intentaron fue no comprometer el tono del libro. Jackson da fe de que “El Hobbit fue el trabajo de casi toda una vida para Tolkien”, y que “muchas de las ideas que tenía para dar cuerpo a la historia, como la naturaleza y la política de la época, quedan recogidas en los apéndices del volumen final de El Señor de los Anillos. Esto nos ayuda a entender que la historia tiene la habilidad de expandir aún más El Hobbit que todo el mundo conoce y adora. Y eso es lo que nosotros hicimos, utilizar mucho sus notas para nuestro anteproyecto. Encontré fascinante que algo que relativamente empieza como una cosa inocente, acabe siendo épico dentro de sí mismo.”
También quisieron sumergir por completo a la audiencia en la Tierra Media, así que, por primera vez, Jackson hizo uso de cámaras digitales de última generación para grabar, en lo que es un hecho sin precedentes, la acción en 3D en 48 fotogramas por segundo (fps) para que pudiese verse en HFR 3D, además de en los formatos estándar. “Queremos que la experiencia que se sienta al ver las películas de ‘El Hobbit’ vaya mucho más allá de lo que se sintió con ‘El Señor de los Anillos’,” comenta Jackson. “El 3D que se podía ver en las principales salas de cine no es el que se puede ver a día de hoy, y encima nosotros hemos grabado la película en 48 fps, lo que la convierte en la primera película que se rueda utilizando la tecnología HFR actual.”
Jackson ha reunido una vez más a los miembros del reparto de “El Señor de los Anillos”, incluyendo a Ian McKellen como el mago Gandalf el Gris, Cate Blanchett como la reina elfa Galadriel, Hugo Weaving como el Señor de los Elfos Elrond y a Andy Serkis realizando, una vez más, el papel de Gollum. Cerrando el elenco están Elijah Word, que retoma el papel de Frodo Bolsón, e Ian Holm como el anciano Bilbo Bolsón, que recuerda su gran aventura antes de abandonar Bolsón Cerrado. Para completar el reparto internacional están Martin Freeman como Bilbo Bolsón, el hobbit entorno al cual gira la historia, y Richard Armitage como el guerrero enano Thorin Escudo de Roble.
Juntos, el equipo de directores y actores, se embarcan en una nueva aventura que, una vez más, supone la grabación de tres películas que se suceden en el tiempo para crear así una nueva trilogía cinematográfica que empieza con un hobbit viviendo en un agujero en el suelo y que, sin embargo, está a punto de realizar el viaje más inesperado e increíble de su vida.
UNA TERTULIA INESPERADA:
LA HISTORIA Y LOS PERSONAJES
“Mi querido Frodo, una vez me preguntaste
si te había contado todo sobre mis
aventuras. Si bien puedo decirte de corazón
que te conté la verdad, tal vez no te
la contara toda.”
— Bilbo Bolsón, “El Hobbit: un viaje inesperado”
UN MAGO, UN HOBBIT Y UN REY ENANO
Sesenta años antes de que su sobrino Frodo realizara su terrible viaje, Bilbo Bolsón llevaba una existencia de lo más tranquila en su acogedora casa de Bolsón Cerrado que se encuentra situada en la ciudad comercial de Hobbiton. Como a todos los de su especie, le encanta su casa y, salvo aquello que pueda haber aprendido de sus preciosos libros y mapas, sabe poco del mundo que hay más allá de la Comarca.
Para realizar el papel del hobbit protagonista los directores solo tenían a un actor en mente: Martin Freeman, porque ha sido reconocido por la humanidad y el humor sin esfuerzo de los que dota a sus personajes, ya sea en papeles dramáticos o cómicos. “Martin tiene el asombroso don de ser vulnerable y fuerte al mismo tiempo,” dice de él Boyens. “Es capaz de ser divertido al mismo tiempo que patético. Todas esas cualidades son las que nos hicieron ver que él era Bilbo Bolsón. Sabíamos que Martin podía llevaros de la mano en este extraordinario viaje.”
Dejando a un lado el pintoresco grupo de enanos y magos, elfos y trols que aparecen en la película, posiblemente Bilbo sea el personaje con el que más pueda identificarse la audiencia. Jackson confirma que “Bilbo es como una persona normal y reacciona como todos lo haríamos si nos encontrásemos en su situación. Cuando Bilbo se encuentra de cara con un trol, no saca su espada y se pone a luchar con él, se aterroriza; y eso es lo increíble de Martin, que no finge, siempre es real y auténtico. Yo siempre he pensado en los hobbits como seres muy ingleses, con sus tacitas de té y calentándose los pies al fuego. Creo que Martin es una de las personas más parecidas a un hobbit que haya conocido jamás,” añade el director con una sonrisa en la cara.
Una vez acordado que Freeman sería Bilbo, Jackson reorganizó el plan de rodaje para hacer un receso y que así el actor pudiese salir de Nueva Zelanda y viajar a Reino Unido, donde estaba realizando su papel de Watson en la serie de televisión “Sherlock”. Freeman asegura que “estaba realmente emocionado y agradecido porque de verdad que tenía ganas de hacer el papel de Bilbo y ésta no es del tipo de ofertas que hay que dejar escapar.” “Noté que habían puesto mucha fe en mí como Bilbo, que debían haber visto algo en mí que transmitía preocupación, pero con humor.”
Freeman describe a Bilbo como “bastante autosuficiente y también es algo autocomplaciente, creo, un hombre ilustrado que lo es sin haber viajado por el mundo. Las cosas que me llamaron la atención de él fueron esa timidez que le aparece en ciertas situaciones y la vacilación que presenta ante la vida; para él su mundo es su casa y Hobbiton, y todo lo que haya más allá le causa un poco de miedo.”
Sin embargo, la apacible vida de Bilbo se verá alterada con la llegada del mago Gandalf el Gris, que tiene ambiciosos planes para el confiado hobbit. Una vez más, es Ian McKellen quien interpreta el papel del inteligente, intuitivo y, en algunas ocasiones, travieso mago. Es posible que de entre sus muchos papeles aclamados el más emblemático que ha realizado la estrella de cine haya sido la encarnación que hace de Gandalf a lo largo de la trilogía de “El Señor de los Anillos”.
“Ver a Ian McKellen en el rodaje vestido con la barba y el gorro… eso es ver a Gandalf,” reconoce Jackson. “Es una mezcla rara entre el personaje de la película y el icono cultural.”
Aunque el reconocido actor tenía un poco de miedo a volver a meterse en la piel del personaje, al final no pudo resistirse a la perspectiva de volver a ponerse las ropas, la barba y el gorro de Gandalf. “Volver a este personaje quizás no sea tan tentador como asumir un papel nuevo, supuso un gran compromiso, pero es que al final no podía soportar la idea de que alguien más interpretase a Gandalf,” reconoce McKellen. “Además, que a lo largo de los años he oído que muchos de los seguidores se iban a enfadar si no era yo quien lo interpretaba. Así que estoy emocionado de volver y haber pasado tiempo una vez más con esta maravillosa familia.”
Gandalf es el elegido para avisar y acompañar al señor de los enanos Thorin Escudo de Roble en la misión que los llevará a las tierras yermas de la Montaña Solitaria para recuperar Erebor, el reino perdido y hogar de su pueblo que largo tiempo atrás atacó y conquistó el dragón Smaug. “Parece que a Gandalf le gustan los enanos, o que los admira”, explica McKellen, “y dado que él es anciano, tiene 6.000 años o más, está capacitado para poner la situación actual en el contexto de la historia pasada y presente y juzgar correctamente que ha llegado el momento de ayudarlos.”
Gandalf ve a Bilbo como una pieza imprescindible del rompecabezas, el arma secreta que utilizará de ser necesario al alcanzar Erebor. “Gandalf es quien aconseja tácticamente y en lo que ha estrategia se refiere a los enanos, cree que lo que necesitan es un ladrón,” explica Jackson. “Alguien que pueda colarse en Erebor bajo las mismísimas narices del dragón y a Gandalf le gusta la idea de que sea un hobbit porque los dragones no captan su olor. Él quiere que Bilbo sea ese ladrón.”
Esto es nuevo para Bilbo, ya que nunca ha robado nada en su vida; sin embargo, como Gandalf lo conoce desde niño, cree que es el hobbit indicado para el trabajo. “Creo que Gandalf piensa en él porque lo recuerda como un muchacho luchador que estaba dispuesto a todo,” dice McKellen. “Para su sorpresa, descubre que ese chico brillante se ha estancado en una vida de complacencia. No obstante, Gandalf confía en que en algún lugar del interior de Bilbo aún existe ese espíritu aventurero.”
Antes de que Bilbo sepa lo que está pasando exactamente, se encuentra su acogedor agujero-hobbit lleno de enanos que hacen mucho ruido, hasta que, al final, aparece en la puerta su líder, el legendario guerrero enano Thorin Escudo de Roble, interpretado por Richard Armitage. Thorin es descendiente directo del linaje de Durin, reyes de los enanos de la Tierra Media.; además, es el heredero al trono de Erebor y fue testigo de la destrucción del reino bajo el terrible ataque de Smaug, que provocó que perdiese a su padre Thráin y a su abuelo Thrór en la posguerra.
“Thorin hereda la sed de venganza de su padre por recuperar lo que es suyo y devolver a su pueblo Erebor,” dice Armitage. “Y ése es un peso con el que carga él solo. Thráin murió intentando lo mismo cientos de años antes, así que Thorin siente que el momento es ahora o nunca. Creo que es como una llama que se extingue. Tiene el potencial necesario para avivarla y convertirla en una llama enorme, pero si no lo hace ahora, la llama morirá.”
“Es interesante,” añade Armitage, “porque la traducción de Thráin es ‘el que anhela’ y Thorin ‘el que reta’. Thráin es el que lo anhela, pero no lo consigue y Thorin el que se propone el reto para hacerlo posible.”
“Thorin es un personaje extremadamente noble e imperfecto,” comenta Fran Walsh. “La suya es una historia trágica y llena de idas y venidas. Él lucha por su pueblo, que se ha quedado sin hogar y lleva deambulando mucho años sin el status que poseían. Su historia habla de Erebor y su sueño de alcanzar el hogar.”
Más apuesto, majestuoso y alto de lo que es normal en un enano, Thorin es un líder valiente digno de respeto. Podría ir rodeado de un ejército, sin embargo, prefiere llevar consigo a un selecto grupo de 12 enanos. “En su interior siempre existe la duda de si es líder lo suficientemente bueno o no, y eso es algo que lo ahoga,” comenta Jackson. “Yo he experimentado el mismo sentimiento como actor mientras lo interpretaba, había ocasiones en las que sentía que el suelo temblaba bajo mis pies; pero lo fantástico de trabajar con Peter es que tiene toda la película metida dentro de su cabeza, así que sabes que estás en buenas manos. Conoce mi personaje mejor que yo, así que las sutiles pautas que me proporciona me llenan de confianza.”
La seriedad que conlleva el viaje hizo que los directores dieran gran importancia al casting de Thorin. “Thorin es el líder del grupo de enanos, así que necesitábamos a alguien que de forma natural transmitiese su fuerza y autoridad”, explica Jackson. “Todas estas cualidades se reflejan muy bien en el modo en que Richard hace suyo el personaje de Thorin. En la vida real es la persona más tranquila del mundo e incluso cuando se calza las botas de Thorin Escudo de Roble es completamente capaz de tener el control del grupo.”
¡Y qué grupo!
LA COMPAÑÍA DE LOS ENANOS
Quince son los principales personajes que realizan la aventura de “El Hobbit: un viaje inesperado”: Bilbo, Gandalf y la Compañía de los Enanos, lo que supuso un reto para los directores a la hora de contar la historia. Jackson apunta que “los enanos juegan un gran papel en la historia, así que para nosotros era importante crear personajes que fuesen diferentes entre ellos, cada uno con un estilo personal, de ahí que quisiésemos asignarles actores fuertes. Lo que conseguimos fue formar un grupo de personalidades increíblemente excepcionales para encarnar a la Compañía de los Enanos.”
Los más cercanos a Thorin son los hermanos Balin y Dwalin, dos enanos que están directamente emparentados con Thorin por el linaje Durin. Balin, interpretado por Ken Scott, es un enano inteligente, diplomático y gentil por naturaleza, además de uno de los consejeros de mayor confianza de Thorin. Aunque es leal, Scott dice que “Balin siente cierta reticencia a la idea de verse envuelto en la situación, en el sentido de que no sabe si es una buena idea intentar recuperar Erebor. Lo que piensa es que tendrían que dejarlo estar y que si van a confiar sus vidas a alguien, Bilbo debería ser su última opción. Solo hace falta mirarlo para saber que no hay modo alguno de vayan a conseguirlo con su ayuda; sin embargo, poco a poco y a paso seguro se irá ganado el respeto de todos.”
Ambos hermanos tienen experiencia en el arte de la guerra, pero mientras Balin mantiene una postura reacia, su hermano Dwalin, interpretado por Graham McTavish, está ansioso con la idea. Un guerrero poderoso como es Dwalin (alto, musculoso, tatuado y sin miedo alguno), tiene una fe inquebrantable en el liderazgo de Thorin y lo defenderá hasta la muerte. “Dwalin es un guerrero cojonudo,” dice McTavish. “No se hace ilusiones pensando cómo será la búsqueda, porque ya sabe que es casi una misión suicida y tampoco cree que ninguno del grupo se haya parado a pensarlo. Dwalin no tiene tiempo para bromas ni para estar contando historias en torno a la hoguera. No, no. ¡Saca sus hachas y afila sus preciosas hojas!”
La otra cara de la moneda son los sobrinos de Thorin, Fili y Kili, interpretados por Dean O’Gorman y Aidan Turner respectivamente. Son demasiado jóvenes como para haber vivido en el tiempo de las grandes batallas de los enanos, así que no saben muy bien donde se meten. “Son los que más entusiasmados están,” exclama O’Gorman. “Fili ve la búsqueda como un derecho que tiene de nacimiento, la ve como una parte importante del curso de su vida, es como el sueño de su infancia. Empieza el viaje con un entusiasmo juvenil que, según avanza la historia, se va transformando en responsabilidad.”
Fili y Kili no reaccionan muy bien cuando llegan a Bolsón Cerrado y ven la compañía con la que van a realizar el viaje. Turner comenta entre risas que “ellos pensaban que les esperaba un equipo de ensueño, y de repente se encuentran mirando al otro lado de una mesa en la que solo ven un hatajo de granujas. Hay un hombre con un hacha clavada en la cabeza, unos cuantos borrachos, algunos jubilados, un ladrón que robaría hasta a su propia madre y un hobbit.” “Pero Fili y Kili lo encuentran gracioso y ven muy fácil el burlarse de Bilbo, ¡incluso en esa habitación llena de completos inadaptados!”
A diferencia del linaje real de Durin del que provienen Fili y Kili, Bofur y Bombur, así como el primo de éstos, Bifur, interpretados respectivamente por James Nesbitt, Stephen Hunter y William Kircher, son descendientes de un largo linaje de mineros y herreros.
Bofur no comparte la inquietud de Balin, el ojo de tigre de Dwalin o el entusiasmo de Fili y Kili. “El motivo de Bofur es mucho más simple que el del resto de los enanos,” dice Nesbitt. “No creo que esté necesariamente interesado en la noble búsqueda que les empuja a reclamar la tierra que perdieron, creo que tanto a él y como a los suyos lo único que les apetece es pasarlo bien, armar un poco de jaleo. Boruf es un enano bastante optimista, tiene una opinión muy buena de la vida; creo que es un personaje bruto y honesto pero también bondadoso.”
Bifur resalta en la Compañía porque tiene los restos oxidados del hacha de un orco incrustados en la frente. Con un pelo despeinado y unos ojos salvajes, Bifur es un impredecible y feroz luchador que se comunica con gestos, gruñidos y, muy de vez en cuando, con expresiones en Khuzdul, una lengua antigua y secreta conocida solo por los enanos. Kircher dice de él que “tiene una lesión en la cabeza que solo le permite hablar en la antigua lengua de los enanos. Desafortunadamente nadie le entiende, ni siquiera sus semejantes. El único que le comprende es Gandalf porque conoce el antiguo idioma de los enanos.”
Lo que sí entiende muy bien Bombur es la comida, así que no es de extrañar que su pasión y principal preocupación en la vida sean cocinar y comer. “Bombur es el enano más grande, aunque no por su altura, como les pasa a Thorin o Dwalin,” cuenta Hunter. “No voy a irme por las ramas, es el enano gordo. Tanto él como Bofur y Bifur son personajes bastante brutos; son los más peleones, pueden incluso ponerse a luchar entre ellos.”
Los hermanos Oin y Gloin, interpretados por John Callen y Peter Hambleton respectivamente, son los miembros de mayor edad del grupo. Valientes Enanos del Norte y primos lejanos de Thorin Escudo de Roble, poseen un profundo sentimiento de lealtad hacia sus parientes. Oin, el mayor de los dos hermanos, es curandero y una especie de vidente; de hecho, sus percepciones son las que pusieron el viaje en marcha. “Oin comprendió que el hecho de que las aves volasen y los cuervos volviesen a Erebor, quizá podría significar que el reinado de terror de Smaug se había terminado,” explica Callen.
Gloin es el “contable” de la empresa y se encarga de mantener a raya los gastos; además, es un adorable hombre de familia. Su mujer es una aclamada belleza con una fina barba y su hijo, que todavía es un niño, es Gimli, el mismo que, 60 años más tarde, se unirá a ‘La Compañía del Anillo’. “Los seguidores verán el parecido,” dice Hambleton. “El hacha de Gloin está directamente conectada con la historia de Gimli, ya que pasa de padre a hijo y, como le pasará a su hijo en el futuro, a Gloin también le gusta mucho enseñarla.”
Los tres hermanos Dori, Nori y Ori, interpretados respectivamente por Mark Hadlow, Jed Brophy y Adam Brown, son parientes lejanos por parte de madre de Thorin Escudo de Roble, sin embargo, cada uno de ellos tiene un padre diferente, así como temperamentos muy distintos.
Dori es el mayor de los tres. Hace un poco las funciones de madre, en concreto con todo lo que concierne a proteger a Ori, el más pequeño de los hermanos, de la influencia de su hermano Nori; es decir, que, en cierto modo, le toca desempeñar el papel de jefe. Hadlow dice que “Dori siempre intenta tener a sus hermanos bajo control, siente que tiene que mantener la unidad familiar. Estos enanos son de clanes diferentes, así que, en un principio, todos sienten cierto escepticismo respecto al resto, pero un vínculo muy fuerte se irá creando entre ellos a lo largo de la película.”
La verdad es que Nori no es como el resto de sus hermanos. Se fue de casa siendo muy joven y vivió de su agudo ingenuo durante años antes de volver al redil. Cualquier cosa que sea atractiva o útil y que no se encuentre clavada tiene grandes posibilidades de caer presa de sus ligeros dedos. Brophy dice de su personaje que “es bastante astuto, un poco traidor, un poco ladrón. A ver, es un tío encantador, pero no es chico con el que querrías que se casase tu hija enana.”
Ori es todo lo contrario a su hermano: de naturaleza dulce e inocente de una manera encantadora, se dedica a escribir y dibujar para dejar constancia de la búsqueda. “Creo que Ori es un enano bastante insólito,” dice Brown, que debuta con este personaje en la gran pantalla. “Es el más joven del grupo, el inocentón, pero quiere demostrar su valía, no solo ante sus hermanos que no paran de protegerle, como si de su madre se tratase, sino también a Thorin. Quiere formar parte de la leyenda.”
En este largo viaje en compañía de los enanos, Bilbo comienza a sentirse identificado con la profunda necesidad de sus compañeros de volver a su hogar: Erebor. “A lo largo de su aventura, Bilbo mantiene consigo sus recuerdos de Bolsón Cerrado, el lugar al que pertenece,” explica Boyens. “Anhela volver allí y los pensamientos de su hogar son una gran fuente de fuerza para él y es a través de esa conexión con su propia casa lo que le hace comenzar a entender lo que le ha sido arrebatado a los enanos: el sentimiento de pertenencia a algún sitio. Por encima de otras cosas, eso es lo que le ayuda a entender a los enanos con los que viaja.”
Aunque entre ellos los acentos y la personalidad son diferentes, los enanos son toda una experiencia. “Podrías comparar a los enanos con un grupo de trabajadores siderúrgicos y mineros que trabajan muy duro y poseen nobleza y una gran ética de trabajo, pero también les gusta más como a nadie sentarse en un pub y tomar unas cuantas pintas de cerveza,” dice Jackson. “Además tienen sentido del humor y son grandes luchadores. Hay una cualidad que llama mucho la atención de ellos: son tan buenos dando rienda suelta a su indignación como lo son luchando contra los orcos en batalla.”
Una vez los enanos han invadido la casa de Bilbo, han vaciado su despensa para hacer un festín y han terminado la cena con una batalla campal de lanzamiento de comida, el hobbit comienza a comprender lo que Gandalf y Thorin quieren de él: que se una a ellos para realizar un largo y peligroso viaje en cuyo final les espera un mortífero dragón. “Bilbo no es un guerrero,” dice Freeman. “No es hábil con la espada y nunca ha montado a caballo, cosa que podéis deducir del modo en que coge las riendas. Además, Gandalf quiere que deje Hobbiton con una panda de granujas, una idea que es un poco una locura. Bilbo tiene una rutina y le gusta, y lo que le están pidiendo es que se ponga en peligro a sabiendas, con la amenaza de sufrir daño físico y sin la certeza de poder volver. Así que la pregunta es ¿por qué debería ir? Va porque sabe que nunca volverá a tener una oportunidad como esa.”
Gandalf aporta una llave y un antiguo mapa que les revelarán una entrada secreta a la Montaña Solitaria, donde el reino subterráneo de Erebor les espera. Sin embargo, la Compañía de los Enanos necesita un especialista más para poder completar su tarea ya que el mapa está encriptado, y Gandalf conoce al único ser vivo con la habilidad de descifrarlo.
EL CONCILIO BLANCO Y LA OSCURIDAD DEL BOSQUE VERDE
Dejando atrás la Comarca montados ya sobre los lomos de los ponis, la compañía se detiene para descansar en el Bosque de los Trols, pero pronto tres corpulentos y hambrientos trols (William, Bert y Tom) les tienden una emboscada y cerca están de asarlos vivos. La última vez que se vio a estos tres trols fue en el “Señor de los Anillos” y eran estatuas. “Ésta es la primera vez en el viaje que Bilbo experimenta el peligro en estado puro, la primera vez que se le pone a prueba,” cuenta Jackson. “Es un punto determinante en lo que a la relación de Bilbo con los enanos se refiere.”
No mucho más tarde coinciden con un viejo conocido de Gandalf, el mago Radagast el Pardo, interpretado por el actor de teatro y durante un tiempo Doctor Who, Sylvester McCoy.
Excéntrico, un poco olvidadizo y con facilidad para la distracción, Radagast es uno de los Istari o magos de la Tierra Media, un grupo de cinco magos al que pertenecen Gandalf el Gris y Saruman el Blanco. Sin embargo, a diferencia del resto, Radagast se retiró tiempo atrás para vivir tranquilamente en la frontera suroeste del Bosque Verde donde tiene su ruinoso hogar, Rhosgobel. Los amigos de Radagast son los animales salvajes y las aves del bosque y su medio de transporte un trineo tirado por conejos gigantes. McCoy ve el personaje como un ser emblemático, dado el conocido afán que sentía Tolkien por la preservación de la Tierra. “Creo que en muchos sentidos Radagast es parecido a San Francisco de Asís,” reflexiona McCoy.
Boyens piensa que “Radagast no está interesado en los líos de los seres de la Tierra Media, ya sean elfos, enanos o hobbits, le importa más el bienestar de los animales, los árboles y del mundo natural y es, como consecuencia de esta conexión, por lo que él es el primero en descubrir que está creciendo un demonio en el Bosque Verde, más adelante conocido por el nombre de Bosque Negro. Es entonces cuando empieza a comprender que tras años de paz y prosperidad a lo largo y ancho de la Tierra Media, un antiguo monstruo podría haber vuelto al mundo.”
“La Tierra Media está empezando a temblar,” dice McKellen. “Las cosas parecen estar cambiando y no para bien. Existen fuerzas que están despertando y Gandalf intenta descubrir cuáles son esas fueras, lo que le lleva hasta Radagast, porque él es el primero en ver las señales; pero se necesitan la inteligencia y la percepción en conjunto de las imágenes de Gandalf para realizar las conexiones.”
La confianza que tiene en Radagast es un punto clave para Gandalf, que mientras comienza a descubrir un misterio en el que está implicada la antigua fortaleza de Dol Guldur. “Ésta es una parte de la historia a la que Tolkien hace referencia pero sobre la que no escribe,” apunta Walsh. “Siempre hemos intentado vincular la historia de Gandalf a Dol Guldur y sé que muchos de los seguidores están entusiasmados con la idea de ver esta parte de la historia.”
La posible presencia del Nigromante, un oscuro hechicero, en Dol Guldur, hace que sea aún más importante la presencia de Gandalf en la búsqueda. Otro acontecimiento inesperado es la aparición de un enjambre de monstruosos y peligrosos orcos que persiguen a la Compañía montados sobre los mortíferos wargos. Tras salir ilesos de una emboscada que les tienden estas poderosas y fieras criaturas, la Compañía continúa su camino hacia el puesto fronterizo que los elfos tienen en Rivendell, un majestuoso oasis escondido en el profundo valle de un río donde no son exactamente bienvenidos.
El sentimiento es mutuo. “Se remonta a Erebor,” explica Armitage. “Los elfos codiciaban aquello que pertenecía a los enanos así que cuando el dragón atacó, no hicieron nada. Dejaron que los enanos ardiesen, y eso es algo que Thorin nunca olvidará.”
Al final, Elrond, interpretado una vez más por Hugo Weaving que ya lo encarnó como el Señor de los Elfos en la trilogía de “El Señor de los Anillos”, da la bienvenida a los enanos; sin embargo, el elfo se mantiene escéptico en lo que a la sensatez de la búsqueda de Thorin respecta y del papel de Gandalf en ella. “Creo que existe un gran respeto entre Elrond y Gandalf,” explica Weaving. “Pero Gandalf está haciendo algo que Elrond no aprueba: proteger a Thorin y los enanos. Él considera que si van a la Montaña Solitaria y despiertan a Smaug, lo único que harán será remover las cosas. Además, que Gandalf también tiene otras intenciones ocultas, y ese es otro gran problema con el que habrán de enfrentarse.”
Gandalf tiene un motivo oculto para esta visita a Rivendell: quiere llevar sus sospechas sobre Dol Guldur al Concilio Blanco, compuesto por el mismo Gandalf, Saruman y los Altos Elfos Elrond y Galadriel, interpretada una vez más por Cate Blanchett. “Las referencias que tenemos del Concilio Blanco aparecen en las notas que Tolkien creó como parte del universo de la Tierra Media,” cuenta Jackson. “Ellos son los verdaderos guardianes de la Tierra Media; se creó para mantenerla vigilada de cualquier peligro. Si hablamos de material, para nosotros es una mina de oro porque nos permite introducir en las películas personajes que ya habíamos introducido y contar la fascinante historia de su presencia en Dol Guldur.”
De acuerdo con Weaving, la función del Concilio Blanco “es esencialmente trabajar por la paz en el mundo y es consciente del hecho de que existen fuerzas en torno a ellos que pueden reavivarse en cualquier momento y amenazar su modo de vida.”
Volver a realizar el papel significó para Weaving tener la oportunidad de trabajar con viejos amigos. “Ha sido bastante emotivo volver y ver a gente tanto del elenco como del equipo a quienes no había visto durante tantos años.”
“Muchas de las personas que formaron parte del primer viaje, forman parte de este,” añade Blanchett, que ya encarnó a la hermosa e inteligente Dama Blanca de Lothlorien. “No esperaba que fuese a haber nada después de la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’, donde además mi aparición era muy breve; así que cuando oí que Peter, Fran y Philippa se iban a embarcar en las películas de ‘El Hobbit’, no paré de acosarlos. No sabía si Galadriel iba a aparecer en ellas, pero lo esperaba con todas mis fuerzas; así que cuando me dijeron que de hecho sí que aparecía creí estar en la luna.”
Galadriel es un miembro poderoso dentro del Concilio Blanco y una aliada vital para Gandalf. Blanchett dice de ella que es “solo una parte diminuta del rompecabezas. Me atrevería a decir que nuestro cometido en la historia, el hecho de que Gandalf y Galadriel sientan que algo va mal, tendrá una particular repercusión y presencia en lo que está por venir, solo que el Concilio Blanco no es capaz de verlo. La parte noble y heroica que comparten Gandalf y Galadriel es que, juntos, tienen la capacidad de ver el futuro. Eso es lo que hace de Gandalf el más maravilloso de los héroes, el coraje de adentrarse en una oscuridad en la que ninguno está preparado adentrarse, sin importarle lo que opine el resto.”
Tanto a Blanchett como a McKellen les entusiasma la idea de volver a trabajar juntos y de dar vida al extraordinario vínculo que existe entre sus personajes. “Existe un lazo emocional entre ellos que creo reflejan tanto actores como guión,” dice sonriendo McKellen. “Está basado en la admiración y la confianza mutua que sienten el uno por el otro. De hecho, no creería que la palabra “amor” sea demasiado fuerte, la verdad. Existe una intimidad sublime entre ellos. ”
“No es muy difícil querer a Ian, así que, como les ocurre a los personajes, quizá en otra vida…” comenta entre risas Blanchett.
El último de los miembros del Concilio Blanco es Saruman el Blanco, su líder y el más poderoso y venerado de los Istari, interpretado por el legendario actor Christopher Lee, un actor que también recupera el papel que ya realizó en la trilogía de “El Señor de los Anillos”. “Esta historia se desarrolla 60 años antes de ‘El Señor de los Anillos’, así que interpreto a Saruman el Blanco original, el noble, el decente, el señor de los magos, el que aún no se ha convertido en el peligroso personaje que llegará a ser”, explica Lee.
A Lee, seguidor de toda la vida de Tolkien y con el que se llevó divinamente una vez que se encontraron en un pub de Oxford, se le puso la piel de gallina cuando Peter Jackson le pidió que volviese a encarnar al personaje de la Tierra Media. Dice que fue “como viajar en una máquina del tiempo: extraordinario. Además que en vez de avanzar en el tiempo, lo que hemos hecho es retroceder.”
Como Elrond, Saruman ve la búsqueda de los enanos como una amenaza para la paz que se ha conseguido durante todos estos años, y no es capaz de escuchar las advertencias de Gandalf sobre las señales que avisan de una creciente oscuridad. “Saruman piensa que Gandalf debería ser más sensato”, exclama Lee. “No aprueba para nada la búsqueda, eso es cosa de los enanos. Si hubiesen acudido a Saruman, les habría ahorrado la desilusión.”
Sin embargo, la elección de Gandalf de ayudar a los enanos contra las difíciles y, casi seguro, catastróficas posibilidades que éstos tienen es uno de los principales temas que hilan la historia. Boyens apunta que “Galadriel hace una pregunta a Gandalf y su respuesta habla de algo que nosotros consideramos que era importante para Tolkien y que sentimos que tenía que ser el eje central de nuestra película, que es la bondad de la gente de a pie, y cómo la simplicidad de las buenas obras, un sencillo acto de generosidad es tan potente y poderoso como lo puede ser el mayor acto de heroísmo.”
TRASGOS, GOLLUM Y UN SENCILLO ANILLO DE ORO
Dejando atrás a Gandalf, Thorin se escabulle de Rivendell con Bilbo y sus compañeros enanos. Su destino queda al Este, pero primero deberán cruzar las traicioneras Montañas Nubladas, una situación delicada en la que tendrán que hacer frente a una fuerte tormenta o a los muros de la montaña que, literalmente, cobran vida para dar paso a un enfrentamiento de un gran número de Gigantes de Piedra. Los mismos peligros les esperaban bajo la montaña, cuando cayeron en la trampa que una horda de trasgos tenía preparada para ellos.
En las profundidades de los túneles de los trasgos, Thorin y sus hombres deberán enfrentarse a esa raza cruel y deforme de carroñeros y asesinos que está liderada por el descomunal rey de los trasgos, interpretado por Barry Humphries, más conocido por su cómico alter ego Dame Edna. “Interpreto al rey de los trasgos, que es uno de los personajes más desagradables que he encarnado en mi vida,” dice Humphries. “Es un ser mentiroso, cruel, totalmente carente de empatía y, sobre todo, es espantoso. Tiene bajo su mando a un grupo de trasgos que le obedecen ciegamente porque le temen demasiado como consecuencia de su crueldad; pero, los enanos son sus enemigos y le encanta hacer experimentos culinarios con ellos.”
Mientras tanto, Bilbo ha de hacer frente a una criatura muy distinta. Cuando los enanos y el hobbit se separan, éste cae muy por debajo de los túneles, a la orilla de un lago subterráneo, el dominio de una extraña y demacrada criatura que parece sobrevivir a base de pescado y trasgos: Gollum, que posee y codicia un anillo con sorprendentes poderes mágicos.
“Fue divertido para todos nosotros poder volver a escribir para Gollum, porque es uno de nuestros personajes preferidos,” dice Boyens. “No es el mismo Gollum que conocemos de las películas de ‘El Señor de los Anillos’, es más joven, tiene unos cuantos dientes más y en esta película es un poquito más valiente, porque al llevar tanto tiempo, unos 540 años, allí abajo, en la oscuridad, alimentándose de desafortunados trasgos, ha olvidado que en realidad es un ser débil. Su error es creer que el anillo, su “tesoro”, le hace fuerte. No se da cuenta de lo que pasará si lo pierde.”
Mientras registra la caverna, el hobbit encuentra el anillo y se guarda la baratija en el bolsillo sin saber lo importante que es para Gollum y para el futuro de la Tierra Media.
Dando vida una vez más a Gollum tenemos a Andy Serkis que, con su original encarnación en “El Señor de los Anillos” y en King Kong, así como al hacer de César en “El origen del planeta de los simios”, ha ayudado a definir el arte de interpretación a través de la captura de movimiento. La caracterización del ser con doble personalidad y obsesivo de Serkis se ha hecho su propio hueco dentro de la cultura cinematográfica.
Habiendo pasado tanto tiempo entre el antes y el ahora, redescubrir a Gollum ha supuesto un esfuerzo para el actor. “Cuando lo interpreté hace una década o más me metí mucho en la piel del personaje” comenta Serkis. “Así que no tuve duda alguna de que sería capaz de llegar a esa profundidad una vez más; sin embargo, hubo un par de momentos al principio en los que sentí que estaba haciendo una imitación mediocre. De hecho, cuando estábamos rodando la irónica escena entre Bilbo y Gollum fue cuando sentí que por fin había vuelto a meterme por completo en su piel. Pude sentir toda la realidad de la situación que Gollum estaba viviendo, la tragedia y la gran pérdida de verse privado de su objeto más preciado.”
Gollum quiere que Bilbo sea su comida, pero el hobbit, en un momento de desesperación, trata de salvar su vida y asegurar su libertad a través de un juego de acertijos. “Gollum confraterniza con ese ser del que recela pero al que cree que puede dominar”, explica Serkis. “Una parte de él disfruta con el juego, hasta que llega un punto en el que empieza a fallar acertijos. Este encuentro es trascendental porque será el que haga que Gollum pase el resto de su vida persiguiendo la única cosa que ama.”
Esta secuencia crítica tiene lugar bien entrada la película y sin embargo fue la primera en rodarse cuando comenzó la producción, lo que fue una grata sorpresa para Freeman. “Está muy bien escrita y fue muy divertido rodarla, y más obviamente teniendo enfrente a Andy,” cuenta el protagonista. “Él es tan bueno y Gollum tan querido… El simple hecho de oírle hacer la voz ya fue algo increíble porque se hizo realidad algo con lo que ya estaba familiarizado; está ahí, justo delante de ti. Peter grabó la escena sin ningún corte, así que de alguna manera es como si estuviéramos haciendo una obra de nueve minutos. La semana que pasamos rodando esta pequeña secuencia me sirvió mucho para saber cómo era Bilbo.”
El encuentro con Gollum tiene un profundo efecto sobre el hobbit. Aunque sabe que nunca concordará con la idea que nadie tiene de un gran héroe, “a lo largo del viaje encuentra el coraje que nadie veía en él, que ni siquiera él veía en sí mismo”, reflexiona Freeman. “No siempre sabemos cómo vamos a reaccionar bajo presión, pero él encuentra en su interior la lealtad, la compasión y el ingenio que nunca había pensado que tenía. Además, ahora tiene de su lado un poco de magia y el anillo, que posee su propia magia.”
VUELTA A LA TIERRA MEDIA:
DISEÑO, FOTOGRAFÍA Y EL MUNDO FÍSICO DE LA PELÍCULA
Stone Street Studios, la central de producción de Peter Jackson en Miramar, Nueva Zelanda, casi ha triplicado su tamaño y su potencial desde los días en que él y su equipo trabajaron en la trilogía de “El Señor de los Anillos” en lo que previamente fuera una fábrica de pintura. Construir el mundo de “El Hobbit: Un viaje inesperado” ocupó ocho acres y abarca seis escenarios, entre ellos dos de última generación construidos específicamente para la nueva trilogía.
Volver a hacer tres películas consecutivas requería el despliegue de una operación logística verdaderamente épica que aprovecharía el talento de cientos de personas, supondría la construcción de casi 100 decorados, la fabricación de miles de prendas, prótesis, pelucas, accesorios y armas, y trasladar a la compañía desde los estudios de rodaje de Miramar a espectaculares entornos distribuidos por diferentes puntos de las islas de Nueva Zelanda.
Dar vida a la Tierra Media para “El Hobbit: Un viaje inesperado” ha sido tarea de los viejos colaboradores de Jackson, equipo encabezado por el director de fotografía Andrew Lesnie, el diseñador de producción Dan Hennah, el compositor Howard Shore, el diseñador de maquillaje y vestuario Peter Swords King, Richard Taylor de Weta Workshop y Joe Letteri de Weta Digital, todos ellos ganadores de un Oscar® por su trabajo en la trilogía de “El Señor de los Anillos”, así como los diseñadores de vestuario Ann Maskrey y Bob Buck. “Diez años después de la producción de ‘El Señor de los Anillos’, volvimos a coincidir en el rodaje con muchos de los artistas creativos y miembros del equipo de entonces”, comenta Jackson. “Había un ambiente muy familiar ya desde el primer día”.
Además, un viejo amigo de Jackson se ha incorporado como nuevo miembro del equipo: Andy Serkis, que, además de interpretar a Gollum, ha dirigido la segunda unidad durante todo el rodaje. “Peter sabía que yo quería dirigir desde que trabajamos juntos en ‘El Señor de los Anillos’”, comenta Serkis. “Me dijo: ‘Mira, esta es una oportunidad para que amplíes tu experiencia en el cine a gran escala’. Y ha resultado ser la experiencia más extraordinaria, desafiante y trascendental de mi vida”.
Jackson y su equipo querían transmitir una sensación de armonía visual con la anterior trilogía, con una importante diferencia: “Una década después, gran parte de la imaginería de la Tierra Media se ha vuelto muy representativa”, comenta, “pero para ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’ era importante crear la sensación de que se trata de una época más idílica. La oscuridad que descenderá sobre este mundo se está gestando pero todavía no se ha expandido, y queríamos reflejar esa idea visualmente con un tono más ligero y que recordase más a un cuento en cuanto a diseño y fotografía.”
Los cimientos de este mundo surgieron del departamento artístico de la producción. Trabajando con un equipo de unas 350 personas, Dan Hennah era el encargado de diseñar una Tierra Media estratificada, polifacética y palpablemente real en los escenarios físicos, que fueran de la mano con los personajes y los ambientes que crearía posteriormente Weta Digital.
Este proceso en constante evolución empezó con miles de bocetos meticulosa y perfectamente elaborados por los célebres ilustradores de Tolkien John Howe y Alan Lee, que también crearon las influyentes imágenes de la trilogía de “El Señor de los Anillos”. Su imaginería fue surgiendo a partir de las conversaciones que mantuvieron con Jackson y Hennah, del guion y de su propio amor por el libro.
“Trabajar en una película requiere muchísimo más detalle de lo que te puedes imaginar al leer el guión o incluso el libro”, explica Lee. “Tolkien utilizaba el lenguaje para crear la historia y la profundidad de las culturas de la Tierra Media. Evoca un sentimiento, una sensación de dónde estas, y una atmósfera sin indicar realmente dónde estará el sol o por dónde saldrá la luna.”
A veces, su arte conceptual también expresaba el contenido emocional del material. “Principalmente, lo que quiere Peter es que el espectador obtenga de la película las mismas imágenes que crearía su imaginación al leer el texto. Por eso describe los lugares sin dar prácticamente detalles, pero sí nos da la impresión que tienen los personajes. No tienes por qué saber cómo es físicamente el lugar, pero sí notas la sensación que debe crearte.”
Con el arte conceptual como guía, Hennah diseñaba escenarios que cumplirían el mandato de Jackson respecto a realismo y exquisitez de detalles. “Para construir el escenario, me fijaba en la parte con la que interactuarían los personajes para calcular cuánto íbamos a necesitar construir”, comenta Hennah.
Los maquetistas crearon modelos a escala de cada escenario, lo que permitía a Jackson definir la acción y resolver cualquier problema que pudiera surgir. Después, Hennah y el director artístico Simon Bright supervisaban la construcción, una tarea que ocupó veinticuatro horas al día durante toda la producción, con el personal trabajando por turnos alternos para construir escenarios detallados y con todos los complementos en poco tiempo.
“Hemos desarrollado unas cuantas técnicas que no teníamos hace diez años”, apunta Hennah. “Por ejemplo, para todos los elementos naturales, los moldes se hacían a partir de objetos vivos o reales. Íbamos a la montaña y poníamos una gran muestra de silicona sobre una roca para obtener su molde. Teníamos cinco o seis moldes de roca, de unos cinco o seis metros de alto cada uno, que encajaban unos con otros en cualquier combinación posible, y también teníamos árboles con ruedas. Era muy parecido a trabajar con un escenario de teatro.”
Esta forma de crear escenarios funcionó especialmente bien para escenarios como el Bosque de los Trols, la Ciudad de los Trasgos y la caverna de Gollum. El departamento artístico podía cambiar o ampliar un escenario a lo largo de la noche de manera que Jackson tenía completa libertad y flexibilidad para rodar como quisiera.
Elfos, hobbits, enanos, magos y trasgos, cada reino era diferente y requería que los diseñadores establecieran identidades, no solo a través de los actores y el vestuario, sino también a través del attrezzo y los ambientes. “Teníamos muchas historias que representar, especialmente en cuanto al uso que hacían de los materiales, así que investigamos mucho y establecimos ciertas reglas basándonos en ello”, explica Hennah.
Algunos escenarios resultarán familiares a los fans de la trilogía de “El Señor de los anillos”. El escenario a pequeña escala del hogar de Bilbo, Bolsón Cerrado, lo sacamos del almacén, lo restauramos y lo mejoramos considerablemente para “El Hobbit: Un viaje inesperado”. Jackson quería crear la sensación de que se trataba del mismo lugar que ocuparon el viejo Bilbo y Frodo en las anteriores películas, lugar que el director de fotografía Andrew Lesnie describe como “El sitio más ideal del mundo para vivir: acogedor, atractivo, sencillo pero asombroso”.
Lesnie disfrutó la oportunidad de volver a la Tierra Media con Jackson, esta vez rodando en 3D con cámaras digitales de última generación Red Epic. Compactas y móviles, estas cámaras se adaptaban a la plataforma rodante, a la grúa y al rodaje con cámara en mano mientras registraban muchísima más información que las cámaras tradicionales, a una velocidad sin precedentes de 48 fotogramas por segundo (fps). “Es una experiencia técnica completamente diferente que refleja los impresionantes adelantos que se han producido en el terreno digital en los últimos diez años.”
Una de las primeras escenas en las que se probaron las técnicas que Jackson tenía pensado aprovechar en “El Hobbit: Un viaje inesperado” fue la de la cena en Bolsón Cerrado, cuando a Bilbo se le unen trece escandalosos enanos y Gandalf, que sobresale por encima del grupo.
Mientras que la anterior visita de Jackson a la Tierra Media, en 2D, les permitió utilizar la “perspectiva forzada” para engañar a la vista y hacernos creer que Gandalf es mucho más alto que sus amigos hobbits y enanos, rodar en 3D ha dejado prácticamente obsoletas las antiguas técnicas. Al igual que en las producciones anteriores, en “El Hobbit: Un viaje inesperado” se hace un gran uso de dobles a escala de cada personaje, que van desde una altura de menos de cuatro pies a más de siete pies. Sin embargo, en la fiesta de Bolsón Cerrado, y otras muchas escenas que incluían interacción cara a cara, Jackson aprovechó la oportunidad para probar una innovadora tecnología de cámara llamada Slave Motion Control o Slave MoCon.
Esta técnica exigía que el departamento artístico construyera dos escenarios para instalar la acción: uno a tamaño de los principales actores de la escena y otro creado sobre pantalla verde para los personajes más altos o más bajos que apareciesen en esa misma escena. Los actores interpretaban la escena simultáneamente en los dos escenarios, con indicadores visuales para los ejes de mirada y auriculares para el diálogo, mientras que las cámaras que rodaban en cada escenario estaban se movían perfectamente sincronizadas. Este proceso permitía a Peter Jackson dirigir simultáneamente los dos escenarios, que posteriormente se fundirían digitalmente en una sola escena.
“El equipo central del escenario principal funcionaba sobre una grúa de rodaje normal”, explica el supervisor de Slave MoCon Alex Funke. “Sin embargo, codificaba todos y cada uno de los movimientos: pluma, pista, enfoque, inclinación y demás, de manera que todo lo que hacía se convertía en datos numéricos, se cambiaba la escala al porcentaje correcto y se enviaba por un cable hasta la grúa de rodaje con movimiento controlado, o equipo esclavo, que estaba rodando a escala en el escenario de pantalla verde. Entonces, este otro equipo reproducía los movimientos del equipo central a una distancia a escala y velocidad específicas.”
Las tomas resultantes muestran a los enanos corriendo en todas direcciones llevando comida de la despensa al comedor, con un Gandalf muy alto, a la escala correcta, en medio de todos.
Jackson también quería la libertad de poder seguir a los personajes de una habitación a otra, así que amplió el escenario de Bolsón Cerrado añadiendo un comedor, una habitación y una gran despensa, todo ello meticulosamente detallado tanto en la escala grande como en la reducida. “A Peter le gusta mover la cámara de manera que realmente no hay un fondo, especialmente teniendo en cuenta que estamos rodando en alta definición”, comenta el decorador de escenarios Ra Vincent. “Así que todo en Bolsón Cerrado tiene que dar la sensación de pertenecer a ese lugar, incluidas algunas réplicas de accesorios que la gente recordará de las películas de “El Señor de los Anillos”.
La Tierra Media es una sociedad preindustrial, así que todo tenía que parecer hecho a mano y único, lo que fue posible gracias al ejército de artesanos de la empresa, entre ellos un alfarero, un herrero, un soplador de vidrio, carpinteros, un estilista de alimentos, un talabartero, un taller de complementos textiles para el hogar, un constructor de barcos, cesteros y todo el personal de una fundición para el moldeado de aluminio y bronce.
Para los bucólicos exteriores de Hobbiton, Jackson y los demás volvieron a la granja Alexander, en la región de Matamata de la isla norte de Nueva Zelanda. Hace una década, una parte de esta granja de ovejas y vacas en funcionamiento se transformó en un Hobbiton de verdad para “El Señor de los Anillos” y, hasta hoy, todavía ofrecen tours guiados del escenario. El departamento de vegetación se traslado allí antes para preparar una zona de cultivo de plantas y árboles para reponer los jardines de Hobbiton y se restauraron los agujeros hobbit ya existentes.
Un escenario que se ha creado nuevo para “El Hobbit: Un viaje inesperado” es el bosque Rhosgobel, morada del mago Radagast. Entre sus muchas excentricidades, un árbol atraviesa por completo su casa, que se inclina precipitadamente sobre suelos y paredes torcidos, planteando numerosos desafíos prácticos para los constructores.
Otro escenario nuevo es la caverna de Gollum, un lugar que recordarán bien los lectores del libro, que Lesnie iluminó con tonos taciturnos y oscuros. “Es la calma en medio de una tormenta”, describe. “Su quietud solo aumenta la sensación extraña y espeluznante que reina en esta caverna. Apesta a soledad y a desesperación de almas perdidas.”
En una caverna de roca situada muy por debajo de los túneles de los trasgos, la criatura cruza un lago de aguas turbias en un pequeño bote, o barquilla, hecho de huesos y piel de trasgos y orcos. “Hay muchísimas grietas y Gollum ha estado viviendo a base del pescado que ha podido coger y, bueno, principalmente de los trasgos que se caen por esas grietas… es bastante espeluznante”, comenta Hennah.
Los trasgos viven bajo tierra rodeados de restos de basura y descomposición. “En nuestra paleta de colores, vamos desde colores graníticos a tonos mostaza”, describe Hennah. “La podredumbre rezuma de esos pequeños agujeros en la roca. Cuanto más penetras, más obvio es que la roca se ha descompuesto por los ácidos que vierten los trasgos y, en la superficie, estos han construido plataformas altas y pasarelas estrechas.”
Para el departamento artístico, decorar la Ciudad de los Trasgos fue una labor bastante imaginativa. “Los trasgos son un poco de hacer las cosas de cualquier manera y después ir arreglándolas”, explica el experto en attrezzo Nick Weir. “Juntan las cosas para conseguir sus propios enrevesados, y probablemente desagradables, fines. Fue muy divertido.”
El opuesto estético de la Ciudad de los Trasgos, el refugio élfico de Rivendell, es etéreo, misterioso y está íntimamente conectado con el bosque y el río que lo rodean. Para volver a Rivendell, Hennah restituyó y amplió el escenario físico original de la producción de “El Señor de los Anillos”, que se mejoró todavía más mediante efectos especiales.
En cuanto a las estancias de Lord Elrond, Alan Lee conceptualizó y reveló una parte más de Rivendell añadiendo el observatorio en el que Elrond examina el mapa de Thorin, así como un exquisito patio y la sala del Concilio Blanco. “La sala del Concilio Blanco es un lugar mágico, que se posa sobre una roca completamente rodeada de unas vistas asombrosas, cortesía de Weta Digital”, comenta Lee.
Hennah intentó mantener la consistencia con la paleta de colores plateados y azules que ya se había establecido para Rivendell pero con una diferencia esencial. “En las últimas películas, los elfos eran una cultura en vías de extinción y esto se reflejaba en su entorno”, explica, “pero en esta película estamos viendo a una encarnación anterior de la cultura élfica, así que intensificamos los azules e impregnamos el entorno con mucha más vida”.
Tanto para Rivendell como para el resto de escenarios de la película, los innovadores sistemas de cámara que estaban utilizando Jackson y Lesnie exigían una capa extra de diseño. Estas cámaras capturan una cantidad de información exponencialmente mayor en cada toma pero “se comen el color”, explica Hennah. “Así que tuvimos que tenerlo en cuenta en nuestras paletas de colores, especialmente considerando que estábamos creando una versión más brillante y, en definitiva, más feliz de la Tierra Media. Al nivelar, podíamos quitar color, pero es más difícil añadirlo, así que se tenía que aplicar el mismo pensamiento para todos los escenarios, y también para el vestuario y el maquillaje”.
Pese a haber transcurrido una década entre las dos películas y a todos los avances tecnológicos que han tenido lugar en ese tiempo, Lesnei quería mantener la apariencia de las películas de “El Señor de los Anillos” y a la vez aprovechar todas las posibilidades que ofrece esta nueva tecnología. “Como las imágenes a 48 fps son tan claras y tan definidas, utilicé una iluminación más suave para crear una sensación más ‘fílmica’, y en el proceso de nivelado de la postproducción, sudamos tinta para darle a la película un poco de suavidad y cuerpo.”
3Ality proporcionó los equipos de espejo necesarios para el rodaje en 3D, pero tanto estos como las propias cámaras todavía estaban a medio hacer al principio del rodaje. El sistema de cámaras completo tenía que sincronizarse hasta un punto concreto a medida que recogía y procesaba datos para preparar la postproducción. El equipo también diseñó nuevos periféricos para permitir la comunicación inalámbrica entre el sistema central y los múltiples aparatos.
Tal y como explica Lesnie, “Queríamos rodar en 3D siguiendo un programa para 2D, y el trabajo diario te acostumbra a hacer las cosas de cierta forma, pero creo que vivimos en el mundo de las mejoras continuas. Nuestro jefe de tecnología, Dion Hartley, y el supervisor de cámara, Gareth Daley, crearon un hardware e infraestructura adicionales para responder a cualquier nuevo desafío.”
Se desarrollaron sistemas de iluminación para permitir a Jackson completa flexibilidad a la hora de unir y remplazar la luz natural entre los escenarios y las localizaciones prácticas. Mientras que las luces Kino no se pueden atenuar, el equipo de Lesnie inventó un programa que permitía apagar los tubos individuales siguiendo un patrón aleatorio que creaba un efecto atenuante o permitía cambios en la temperatura del color durante una toma. Esta técnica era especialmente útil para secuencias que empezaban al atardecer y se alargaban hasta la puesta de sol, especialmente en Rivendell.
“Este reino místico casi trasciende la realidad”, reflexiona Lesnie. “Mantengo la magia representando siempre este mundo con luz del amanecer o del atardecer. Por la noche, Rivendell sigue teniendo un resplandor mágico.”
PRENDAS, PELO Y PRÓTESIS:
CREANDO CULTURAS Y PERSONAJES
Un colaborador esencial en la creación del mundo físico de “El Hobbit: Un viaje inesperado” es Weta Workshop, la principal empresa de efectos visuales de Nueva Zelanda, dirigida por su director creativo y cofundador Richard Taylor.
En “El Hobbit: Un viaje inesperado”, este trabajo empezó con la creación de diferentes cualidades físicas y accesorios para los enanos. “Aparte del hecho obvio de que a cada enano lo interpreta un actor diferente que aporta su propia personalidad”, comenta Jackson, “Weta Workshop y todos nuestros diseñadores de vestuario y maquillaje se centraron en crear trece siluetas distintivas y memorables para los enanos de modo que el público pudiera diferenciarlos incluso a distancia.”
Para Weta Workshop, cada nuevo día de rodaje suponía la creación de una prótesis completamente nueva para los enanos, aunque, afortunadamente, las piezas de las manos y los brazos duraban más. “A excepción de Bombur, que llevaba una prótesis que le cubría toda la cara, los demás llevaban una pieza con forma de T, que solo cubría la frente y la nariz y que se unificaba con la piel de alrededor”, explica Taylor.
Los actores llevaban unos birretes de espuma que aumentaban el tamaño de la parte trasera de sus cabezas, y las orejas echadas hacia adelante para hacer las caras más anchas. Todo esto estaba oculto debajo de unas pelucas hechas a mano, que también añadían volumen. “Hicimos siete pelucas para cada enano: dos para el protagonista, dos para los dobles a escala, una para el doble de montura, una para el doble especialista y una para las máscaras del especialista. Esto hace un total de 91 pelucas para los enanos”, indica el diseñador de peluquería y maquillaje Peter Swords King. “La mayoría de ellas se hicieron a partir de pelo de yak, pero la peluca de Thorin era de pelo humano, para sugerir su regio estatus, y las de Fili y Kili eran de una combinación de pelo.”
Gracias a las innovaciones en los efectos de maquillaje y a la posibilidad de pintar previamente las prótesis, el proceso de aplicación se redujo a una hora y media. “Puesto que las prótesis en forma de T cubrían las cejas de los actores, añadimos a mano unas cejas en cada una”, explica Tami Lane, la supervisora de prótesis. “Igualmente, pusimos pelo a mano en las grandes manos y brazos de los enanos, porque todo tiene que parecer completamente real delante de las cámaras.”
Cada pieza tenía fibras de plástico entremezcladas, lo que crea la ilusión de que hay sangre debajo de la piel, así como pecas, arrugas, manchas, venas y cicatrices para añadir realismo.
La proporción era un factor muy importante. Los actores, que tenían la estatura media de cualquier persona, tenían una proporción cabeza-cuerpo de aproximadamente 8:1, pero la proporción de los enanos es de 5:1. Hacer que los actores pareciesen más bajos y más anchos también requería alguna innovación en lo que respecta al vestuario mediante la utilización abultados trajes de espuma articulados que daban una nueva proporción a los cuerpos de los enanos. Como al llevarlos con otras prendas daban calor y eran muy pesados, llevaban debajo unos chalecos de refrigeración como los que llevan los pilotos de carreras y, cuando era necesario, los actores podían conectarse a un aparato de mano que impulsaba agua fría a través del chaleco para refrescarse.
El equipo de diseño de vestuario, encabezado por Ann Maskrey, utilizó los colores y las texturas para sugerir el estatus de los enanos. “Para los de estatus alto (Thorin, Fili, Kili, Balin y Dwalin), las telas que utilizamos son más ricas, como terciopelo, brocados y cuero acolchado”, describe Maskrey. “Los colores también son más regios: azul marino, granate y verde azulado. Bajamos en la escala para los enanos de clase más trabajadora, donde tenemos marrones y tonos grises y telas menos sofisticadas como la arpillera. Los cineastas querían que Ori fuera menos rudo y más inocente, por eso lleva prendas de punto hechas a mano de color lavanda pálido: un chaleco, una especie de bufanda-capucha y guantes.”
Después están las meticulosamente detalladas y extremadamente grandes botas de piel, todas ellas equipadas con unos botines ligeros en el interior para sujetar los pies del actor. “Algunos miembros del reparto realmente descubrieron lo que era ser un enano en el momento en el que se pusieron esas botas y empezaron a andar con ellas”, comenta Maskrey.
Diseñar el vestuario de Bilbo era un terreno mucho más familiar, siempre alegremente vestido con prendas por las que no pasa el tiempo que sugieren un idilio rural de otro tiempo pasado. “Es más alegre y risueño que la última vez, con más color y más estampados, y quizás un corte ligeramente más sofisticado.”
Tal y como refleja su condición social en la vida, Bilbo es un hobbit bien vestido, con chaquetas de pana, chalecos y pantalones de media pierna. Con un armario inspirado en la paleta de colores y patrones del diseñador del siglo XIX William Morris, el vestuario de Bilbo es principalmente de color oro, marrón arenoso, burdeos y verde, y va muy acorde con la anterior encarnación de Bilbo de Ian Holm.
El toque final de la transformación de Freeman en hobbit era un par de pies de hobbit. Para ello, Weta Workshop creo unos innovadores calcetines de pies de hobbit reutilizables que llegaban por encima de la rodilla, creados a partir de zapatillas deportivas y con dedos individuales. Después se añadían extensiones de uretano para los dedos para que pudiera mover los protésicos dedos de hobbit.
Las figuras eternas de Gandalf, Saruman, Elrond y Galadriel siguen siendo prácticamente igual que como las vimos anteriormente. Al maltrecho sombrero de Gandalf y sus ropas grises se ha añadido una bufanda plateada. Elrond y Galadriel, con sus orejas de gelatina, están resplandecientes en sus elegantemente tejidas prendas.
El departamento de vestuario disfrutó mucho recreando a la Dama Blanca de Lothlorien. “Había una tela tornasolada concreta que le quedaba estupendamente bien a Cate. La utilizamos para hacerle un vestido con una larga cola para la escena del Concilio Blanco. Incluso Peter pidió al departamento artístico que construyeran unos cuantos escalones para que se luciera más. Al principio Cate parece una estatua en la escena y, de repente, cobra vida y se gira. Quedó precioso”, comenta Maskrey.
Radagast el Pardo es la antítesis de la elegancia en el vestir. Es posible que sus ropas fueran bonitas en algún momento, pero ahora, el abrigo de felpilla marrón vivo está raído y hecho girones, su chaleco bordado a mano está hecho una pena y lleva zapatos desparejados y un sombrero maltrecho. “Peter pensaba que Radagast debía ser asimétrico y también quería que su sombrero no se pareciese en absoluto al de Gandalf”, explica Maskrey. “En lugar de eso, debía sugerir unas orejas. Fue el vestuario que más me gustó diseñar y sigue siendo mi favorito.”
Peter Swords King añade, “tiene cagadas de pájaros por toda la cara y nidos en el pelo, de hecho, ¡los pájaros no paran de salir y entrar de debajo de su sombrero! Hace años que no se cepilla el pelo. Lo tiene tan apelmazado que se le ha quedado la forma del sobrero. Tiene una gran nariz protésica y unos dientes descolocados, y simplemente con verlo sabes que debe oler muy mal. Sin embargo tiene esa maravillosa cualidad torpe y entrañable que hará que la gente simplemente se enamore de él.”
MÁS ALLÁ DE LA IMAGINACIÓN: WETA DIGITAL EN MARCHA
La creación de los mundos y las civilizaciones de la Tierra Media no habría sido posible sin la imaginación, la destreza y la innovación de Joe Letteri y su sólido equipo de 850 personas de Weta Digital.
La multitud de criaturas digitales que poblarían la película, desde los trols hasta los gigantes de piedra, pasando por los trasgos y Gollum, fueron obra de Weta Digital. Peter Jackson revisaba las criaturas a medida que se creaban y a veces sugería algunas mejoras una vez que las veía cobrar vida.
“La gente tiene que identificarse con estos personajes y creer en lo que ven, sin importar lo fantástico que sea”, comenta Letteri. “A veces, los pequeños detalles, además de cosas más grandes y obvias, son los que dan juego, así que fuimos muy meticulosos con los detalles.”
Por ejemplo, la piel tenía que parecerse a una piel de verdad y comportarse igual. “Era muy importante conseguir la textura correcta y representar el efecto de la luz cuando se refleja o pasa a través de la piel”, comenta. “Si es demasiado perfecta, no es natural. La apariencia, la textura y el movimiento natural del pelo han sido clave.”
No obstante, el rasgo más importante de todos los personajes, tal y como lo demuestra la presencia sobrenatural de Gollum, son los ojos. “Son estos los que dictarán si el público empatiza o no con la criatura,” afirma Letteri.
Los movimientos también tenían que parecer naturales. “Se trataba de crear una personalidad física”, comenta el responsable de supervisión de efectos visuales. “A menudo se trata de cosas que de las que no te darías cuenta conscientemente, pero cuando no están notas que algo falla.”
Azog, el poderoso y cruel orco pálido interpretado por Manu Bennett, se creó íntegramente de forma digital. Siendo uno de los más aterradores de su especie, Azog cobró vida por primera vez en el plató de captura de movimiento (MoCap, del inglés Motion Capture), al igual que los tres trols, William, Bert y Tom, con los actores Peter Hambleton, Mark Hadlow, y William Kircher, respectivamente, que hacían de dobles en el MoCap, además de su papel de enanos.
El MoCap también se utilizó para crear al grotesco Gran Trasgo, interpretado por Barry Humphries, y para todas las hordas de trasgos. Sin embargo, dos de los orcos, Yazneg (Jeff Rawls) y Fimbul (Stephen Ure), se crearon a partir de silicona pintada y prótesis de látex diseñadas y elaboradas por Weta Workshop y posteriormente mejoradas por Weta Digital.
Los eventos que tienen lugar en la Ciudad de los Trasgos demostraron ser uno de los mayores retos en cuanto a efectos visuales para Letteri y su equipo. “Tienes a todos los trasgos moviéndose de un lado para otro, pero todos son personajes distintos”, aclara Letteri. “Además tienes un escenario con muchos niveles por lo que hay actividad y movimiento por todas partes. Una de las cosas más interesantes es que la perspectiva en las cavernas cambia constantemente porque no hay un ‘suelo’, lo que da lugar a unas tomas muy dinámicas. En escenas como esta, la línea que separa la acción real y los efectos visuales es muy fina.”
Uno de los primeros y más sofisticados personajes digitales jamás creados fue Gollum, el que fuera hobbit previamente y al que vimos cobrar vida en la trilogía de “El Señor de los Anillos” gracias a Andy Serkis. Este personaje fue producto de la colaboración entre Serkis y Weta Digital con la antes tan vanguardista tecnología de captura de movimientos.
Hace diez años, el sistema requería que Serkis hiciese sus escenas en un plató independiente y, después, su interpretación digital se combinaba con la actuación de los actores reales en la fase de postproducción. En “El Hobbit: Un viaje inesperado”, el equipo de captura de movimientos de Weta Digital tuvo el lujo de poder grabar a Serkis en directo en el escenario, actuando junto a Martin Freeman.
Las mejoras que Weta Digital ha introducido en sus proyectos de captura de movimientos hicieron posible que Serkis y Freeman interactuasen en directo y sin interrupciones en la representación de la larga escena “Acertijos en la oscuridad” desde el principio hasta el final. Este proceso permitió a Jackson dirigir y encuadrar la cámara para dos actores reales, incluso aunque posteriormente se fuera a remplazar a uno de ellos por un personaje digital.
Al igual que con el resto de interpretaciones con captura de movimientos, los expertos en animación recogieron todos los datos de la interpretación que grabaron en el escenario y los transfirieron para utilizarlos en el personaje digital, en este caso Gollum. Esto también les permitió añadir los movimientos arácnidos de Gollum y su habilidad para trepar por superficies verticales que los humanos no tienen.
Los artistas digitales también dieron vida a animales de gran tamaño, entre ellos grandes y fieras manadas de lobos wargos y los enormes conejos que tiran del trineo de Radagast, entre otros.
Para facilitar el despliegue de efectos visuales de la película, un equipo dirigido por el supervisor de efectos especiales Eric Saindon estaba en el rodaje en todo momento recogiendo datos para crear extensiones del escenario y las exquisitas vistas de la Tierra Media. Esto implicaba una observación y un seguimiento constantes, especialmente de la información de los marcadores (pequeños puntos naranjas colocados en los escenarios físicos) que permitían la toma de mediciones exactas para posteriores adiciones digitales, entre ellas las grandes extensiones de escenario.
Saindon colaboró estrechamente con el director de fotografía Andrew Lesnie para asegurar una cohesión visual absoluta entre la imagen real y las tomas digitales. Tenía que parecer que todos los elementos pertenecían al mismo mundo que se construyó en el departamento artístico. “Básicamente reunimos la información geométrica para cada escena, todo los detalles, el color y la fotografía, para poder recrear con precisión el escenario y trabajar con él, tanto si estábamos añadiendo un detalle digital, un edificio o un fondo a un determinado entorno”, apunta Saindon.
También utilizaron la fotografía para crear esta visión más amplia de la Tierra Media. En el rodaje de exteriores, a Jackson le encantó el aspecto de los cielos de Hartfield, por lo que se hicieron tomas panorámicas de 360º del cielo para utilizarlas durante el largometraje. Igualmente, se hicieron fotografías de las espectaculares montañas y paisajes para utilizarlas como posibles fondos ampliados para la acción.
Entre la colaboración de Jackson con el equipo de efectos visuales a la hora de recoger datos e imágenes en el rodaje y los artistas utilizando esos datos para llevar las imágenes a la pantalla, todo era posible.
DE LOS MARTILLOS DE GUERRA A DARDOS:
ARMERÍA DE LA TIERRA MEDIA
El objetivo con la creación de cada herramienta y arma en “El Hobbit: Un Viaje Inesperado” era construir piezas que contribuyesen a definir la esencia del personaje que las portaba. Weta Workshop fue la responsable del diseño, desarrollo y producción de un inmenso número y variedad de armas para la película. Se fabricaron aproximadamente 800 armas para los enanos, incluidos los actores y sus numerosos dobles.
Weta Workshop realizó una exhaustiva investigación para que el armamento fuera lo más autentico posible, pero puesto que la película tiene lugar en la alternativa historia de la Tierra Media, podían tener un diseño y estilo únicos. Taylor explica “Si las hachas que hemos forjado para los enanos hubieran sido de hierro o acero, nunca las podría haber empuñado un humano. Sin embargo la fuerza de los enanos hace verosímil que ellos sí puedan empuñar y utilizar este pedazo de armas.
Se invitó a los actores a que hieran su aportación para que sus propias habilidades físicas, así como la naturaleza de sus personajes enanos, pudieran incorporarse al diseño. Cada enano tiene una o dos armas características dentro de su impresionante arsenal personal. “El armamento de los enanos es estoico, con líneas duras y muy arquitectónico, y, obviamente, la funcionalidad juega un papel vital en su diseño”, afirma Taylor. “También creamos versiones más ligeras de aluminio y uretano para simplificar el tema del peso.”
Graham McTavish, que interpreta al musculoso guerrero Dwalin, demostró poseer una agilidad increíble con ambos brazos y manos, lo que permitió la creación de dos hachas enormes, a las que puso el apodo de ‘Mano’ y ‘Puño’, y que llevaba atadas a la espalda para desenfundarlas por encima de los hombros. También llevaba un fantástico martillo de guerra.
Las armas de los dos jóvenes enanos Fili y Kili reflejan sus habilidades especialmente pulidas, con unos cuchillos arrojadizos para Fili y un arco y flechas para Kili. Con Dean O’Gorman, que interpreta a Fili, se experimentó un poco y los cuchillos arrojadizos de Fili evolucionaron hasta que finalmente acabaron atados a sus botas, a la altura del tobillo.
Surgieron algunas dificultades prácticas que hubo que subsanar durante la preparación de la película. Las manos grandes y peludas que daban a los enanos las dimensiones adecuadas delante de las cámaras acabaron siendo un problema a la hora de empuñar un arma. Sin embargo, el equipo de especialistas y el de prótesis dieron con una solución: adaptar las manos protésicas insertándoles unas palmas de tela que permitiesen cierta sensibilidad y agarre.
Otro de los desafíos vino con la posibilidad de utilizar armas en 3D. Como algunos de los típicos trucos utilizados por los especialistas no funcionarían, se fabricaron armas y almohadillas verdes que posteriormente remplazaría Weta Digital.
El arsenal de los enanos también incluye una elaborada maza para Balin, una jabalina para Bifur, el cruce entre hacha y azadón de Bofur, el bastón de lucha de Oin, las boleadoras de Dori, la honda de Ori, los cuchillos de carnicero de Nori y las dos hachas de Gloin, que nos resultarán familiares ya que las heredará su hijo Gimli, tal y como vimos en la trilogía de “El Señor de los Anillos”.
Otras armas que nos sonarán de las anteriores películas son las que Bilbo, Gandalf y la Compañía de los Enanos rescatan de la cueva de los trols. El maestro espadero Peter Lyons recreó las legendarias espadas élficas Glamdrings, también llamada Foehammers, que es la que adquiere Gandalf, y Dardo, la primera espada que Bilbo lleva en su vida. Lyons y el equipo de Weta Workshop se enorgullecen de la creación de Orcrist, o la hendedora de trasgos, una nueva espada que Thorin encuentra en la cueva de los trols. Orcrist es un arma elegante con una empuñadura de diente de dragón que sujeta una magnífica hoja.
Otra de las armas de Thorin Escudo de Roble, tal vez menos llamativa pero no menos legendaria, es el gigantesco escudo de roble del que viene su nombre. Taylor atribuye al modelista sénior Paul Van Ommen las ideas que se fueron desarrollando durante un periodo de siete semanas y que finalmente dieron lugar a la pieza que vemos en la película. “Parece sencillo cuando lo lees en el libro, pero cuando realmente intentas construirlo, ¿cómo es realmente el escudo de roble?”, reflexiona Taylor. “Se trata de un trozo de madera arrancado de un árbol que protegió a Thorin del despiadado golpe de un enemigo. Forma parte de la mitología del personaje. Como le salvó la vida, lo ha estado llevando consigo durante años, adaptándolo y cuidándolo para que la madera no se quiebre, así que tenía que parecer manufacturado pero a la vez seguir siendo un trozo de madera.
Mucho más elegantes son las armas y armaduras de los elfos, como las que portan Elrond y sus hombres. Como todo lo élfico, sus armas también evocan formas art nouveau relacionadas con la naturaleza, que se completan con elegantes curvas e intrincados grabados. En el polo opuesto, los orcos aparecen en la película equipados con armas punzantes y cortantes fabricadas con hueso tallado y afilado, unas armas de fabricación propia, sencillas y mortales.
CAMPAMENTO MILITAR DE ENANOS: LUCHA Y TRUCOS
Meses antes de que las cámaras empezasen a rodar, Martin Freeman, el reparto de enanos y todo el equipo de especialistas y dobles a escala empezaron a entrenarse en el manejo de las armas, en los movimientos y en equitación, en lo que acabaron llamando el “campamento militar de enanos”. En el acondicionamiento físico también se tuvo en cuenta lo que el reparto llevaría puesto, incluidas las pesadas prótesis, los grandes atuendos, las voluminosas prendas y el armamento.
Teniendo en cuenta que todos los participantes tenían una fuerza y una experiencia muy diferentes, el coordinador de dobles Glenn Boswell y su equipo elaboraron unas rutinas generales acompañadas de unas acciones específicas para cada personaje. Además, el maestro de espada Steven McMichael les enseñó a utilizar sus armas individuales para que el equipo de especialistas pudiera coreografiar la acción.
El trabajo del coordinador de movimientos, Terry Notary, también fue vital para que los actores “encontraran” a sus personajes. Las diferentes razas de la Tierra Media tienen formas específicas de moverse y luchar. “Cada una tiene unas peculiaridades y rarezas propias que se tenían que manifestar consistentemente en todo lo que hacían. Para descubrir las ‘huellas’ de los personajes, sus ritmos y personalidades, me basé en el guión y en las ilustraciones, y también hablé sobre el tema con los cineastas”, explica Notary.
Siguiendo el ejemplo de Jackson, Boswell, Notary y el reparto crearon diferentes estilos de lucha para cada personaje. Algunos miembros de la Compañía ya son viejos soldados al comienzo de la aventura, pero ¿qué hay del pacífico Bilbo? “Martin, al igual que Bilbo, no estaba acostumbrado a las armas y a la lucha, así que aprovechamos ese aprendizaje progresivo, especialmente al principio, cuando realmente no hacía falta que supiera empuñar una espada”, recuerda Boswell. “Pero aprendió bastante rápido y a partir de ahí el truco era recordar siempre lo bueno que debía ser en cada momento de acuerdo con el guión.”
Al ser un hobbit, los grandes pies de Bilbo contribuyeron a definir sus andares. “Los hobbits se impulsan con las rodillas, tienen extremidades fuertes, los pies firmes y se mueven con energía”, explica Notary.
Los enanos marchan a cuatro tiempos, tienen agallas y están muy pegados a la tierra. “Son como pequeños tanques que se abren paso a través del terreno blando”, describe Notary. “A pesar de su estatura, ellos no se consideran pequeños en absoluto”.
Los esbeltos y majestuosos elfos se encuentran en el extremo opuesto del espectro. “El pensamiento es acción”, explica Notary. “No hay lentos cambios de marcha. Los elfos se mueven con una elegancia extrema y contienen las emociones. Son profundamente espirituales y siempre están en armonía con la naturaleza, así que, al contrario de lo que ocurre con los enanos, los elfos no dejan rastro tras ellos.”
Los trasgos, añade, “son pequeñas bolas de energía nerviosa. Viven en manada, se impulsan con la cabeza y siempre buscan el peligro. Salen disparados, se mueven bruscamente, se retuercen y viven en un estado constante de miedo, tensión y competición. Por otra parte, sus primos los orcos, un poco más desarrollados, son matones, se impulsan con la parte superior del pecho y son todo ego, orgullo, músculos y competición.”
Durante el entrenamiento en el campamento militar de enanos, el grupo no solo desarrolló las habilidades físicas que necesitaban, sino que también establecieron un vínculo. “Fuimos muy afortunados. Había una relación realmente buena entre los actores, los dobles y los especialistas. Todos se entregaron por completo.”
Durante el desarrollo de la película, se pusieron a prueba sus habilidades cuando sus personajes son perseguidos por orcos y wargos, rodeados por hordas de trasgos, aporreados y lanzados por gigantes de piedra y casi asados por tres trols gigantes, entre otras hazañas.
En todas las escenas de peligro la seguridad era la principal preocupación y había que prepararlas rigurosamente, especialmente en el Bosque de los Trols, donde tres trols no demasiado inteligentes tienden una emboscada a Bilbo y a los enanos. El hecho de tener trols estornudando y enanos volando significaba que el control y la coordinación eran esenciales, aun teniendo en cuenta que los verdaderos trols los añadiría posteriormente a la escena Weta Digital, basándose en la interpretación del control de movimientos. Cuando les daba la “ráfaga del estornudo”, unos cables tiraban de los especialistas hacia atrás a una velocidad de unas 20 mph y estos sobrevolaban una distancia concreta para aterrizar ilesos sobre unas alfombras de seguridad especiales.
Esta compleja secuencia también incluía tener a los actores y a los especialistas atados al espetón de asar de los trols, para lo que hubo que fabricar arneses individuales y placas metálicas que permitían al equipo de especialistas poner y quitar a todo el mundo en solo 5 o 6 minutos. Esta eficacia era crucial teniendo en cuenta lo desconcertante que era para todos los involucrados estar atados bocabajo a un espetón.
En la película, unos enormes conejos digitales tiran del trineo de Radagast por un bosque lleno de baches. Este trineo, una elegante creación del departamento artístico fabricada a partir de ramas de árboles, lo conduce el especialista Tim Wong, en lugar del actor Sylvester McCoy, para secuencia de persecución a todo gas. Bajo la dirección de Serkis, la segunda unidad de rodaje vio que un cable atado a un cabestrante de efectos especiales tiraba del trineo, alcanzando una velocidad de unas 25 mph. Afortunadamente para McCoy, cuando le tocó rodar a él, los especialistas pasaron a ser sus “conejos” y tiraban del trineo a una velocidad un poco más moderada.
HACIA EL ESTE: EXTERIORES
El rodaje en exteriores se llevó a cabo durante ocho semanas y media en numerosos puntos de las islas norte y sur de Nueva Zelanda, la Tierra Media cinematográfica que ya se conoce en todos los rincones del mundo. El director de supervisión de localizaciones Jared Connon y su equipo se estuvieron preparando durante meses para la monumental tarea de rodaje de exteriores. Trabajó codo con codo con el departamento artístico para garantizar la consistencia entre lo que se estaba buscando y lo que se crearía en el plató de rodaje, como ocurrió con el Bosque de los Trols, que acabó siendo una composición de las Mangaotaki Rocks, cerca de Piopio, y un decorado artificial. “Todo se tenía que acordar de antemano para que molestásemos lo mínimo posible y la población local supiera exactamente a qué atenerse”, comenta.
Para el equipo de exteriores, el acceso era crucial. “En alguna ocasión tuvimos que hacer un camino para llevar los camiones y el equipo y poder explorar las localizaciones, pero siempre tenemos mucho cuidado de preservar y proteger el medio ambiente”, comenta Connon.
Gracias a estas precauciones, la producción tuvo el privilegio de rodar en el Parque Nacional Fiordland y en el Monte Owen del Parque Nacional de Kahurangi.
El reciclaje y la eliminación segura fueron actividades de gran importancia, y de hecho, instalaron su propio sistema eléctrico y de fontanería, así como una conexión informática, independientemente de dónde se basara el rodaje, lo que conllevó la instalación de antenas parabólicas cuidadosamente colocadas.
Debido a la complicada ubicación de muchas de las localizaciones y a los requisitos del rodaje, también hicieron falta muchos helicópteros para transportar al reparto y al equipo a la cima de montañas o a terrenos inaccesibles, como ocurrió en el caso de los paisajes de Braemar Station, en la cuenca McKenzie. “El equipo estaba acostumbrado a la logística del rodaje en exteriores, incluido el desplazamiento a sitios únicamente accesibles en helicóptero, pero el caprichoso clima de Nueva Zelanda complicaba la aventura más de lo normal”, comenta Andrew Lesnie. “Se diseñó una estación estereoscópica portátil que nos proporcionaba unidades completas de 3D móviles para lugares a los que había que acceder en helicóptero o para zonas de paso. Coger dos equipos de producción 3D, dos equipos SteadiCam con equipos ligeros de 3D, a veces 3D portátil, el doble de lentes, cámaras, el equipo de procesamiento de estéreo y después trabajar en inalámbrico entre bosques y escalando montañas no era moco de pavo. Añade a eso grúas de rodaje en zonas aisladas cuando también hacían falta.”
Para llegar hasta la localización que se utilizaría para la escena en la que unos wargos persiguen a los enanos, los helicópteros despegaron de una base que estaba a una hora de vuelo de allí, en la estación Klifden, en el valle Ida. Como la mayor parte del rodaje aéreo lo hizo la segunda unidad, el equipo aéreo se apodó a sí mismo “El Serkis volador de Andy”, por el director de la segunda unidad Andy Serkis.
Gran parte de las escenas que se tomaron de la remota naturaleza salvaje y los variados paisajes de Nueva Zelanda se utilizaron para evocar el vertiginoso alcance de la imagen que tiene Jackson de la Tierra Media. Estas localizaciones incluyen lugares como la Kaihoka Station y las Ngarua Caves, en Takaka; el valle Mangaotaki, en King Country; Middlemarch, en Strath Taieri, y el Treble Cone, en Wanaka.
Alojar al numeroso equipo de producción solo fue posible gracias a la gentileza y al apoyo de los habitantes de la zona. “Confiábamos muchísimo en ellos allá donde fuéramos”, indica Connon. “Se marchaban de sus casas para acogernos a nosotros y si necesitábamos cualquier cosa hacían lo que fuera por ayudarnos. Eran maravillosos.”
DEL INGLÉS AL KHUZDUL:
LAS LENGUAS Y DIALECTOS DE LA TIERRA MEDIA
J.R.R. Tolkien, que era un gran amante de las palabras, creó las ricas y variadas lenguas de las diferentes civilizaciones de la Tierra Media. Para “El Hobbit: Un viaje inesperado”, el experto lingüista David Salo desarrolló y amplió las diferentes lenguas que se intercalan en el texto, tal y como hizo para las películas de “El Señor de los Anillos”.
Una de las lenguas más desarrolladas era la de los elfos. “Aunque Tolkien ya esbozó la estructura de esta lengua con bastante detalle, no escribió mucho en élfico”, apunta Salo. “No obstante, trabajar con diálogo en élfico fue una tarea de traducción bastante sencilla, en la que solo había que rellenar algunos huecos.”
Los cineastas pronto decidieron que los enanos hablarían inglés en la conversación, pero utilizarían diferentes acentos del Reino Unido, entre ellos dialectos como el de las Midlands, el del norte, el escocés, el irlandés del norte y el de Londres, para diferenciar a unas familias de otras. Sin embargo, el inglés no es el idioma que hablan los enanos en realidad.
Salo desarrolló la lengua de los enanos utilizando toda la información que pudo encontrar al respecto. “Hay suficientes palabras registradas de la lengua de los enanos como para que conozcamos la mayoría de los sonidos, y Tolkien describe la conexión entre la escritura y la pronunciación en los apéndices de El Señor de los Anillos”¸ nos cuenta. “Seguí cuidadosamente su precedente, pero, aún así, tuve que crear muchas estructuras nuevas.”
Crear una versión hablada de la oscura y secreta lengua de los enanos, el Khuzdul, fue uno de los mayores retos a los que tuvo que enfrentarse Salo. “Todo lo que Tolkien escribió sobre el Khuzdul podría ponerse en una sola página”, nos explica. “Sin embargo, sí dejó claro el tipo de lengua del que se trataba y como debería sonar. El Khuzdul se inspira en las lenguas semíticas, así que recurrí a mi conocimiento de ellas para inspirarme. No hay ni una sola frase completa en esta lengua, así que traducir el diálogo a Khuzdul requería muchísima innovación y crear un amplio vocabulario y una gramática desde cero.”
El vocabulario relacionado con los orcos es prácticamente inexistente. Salo vio que, de nuevo, tenía que confiar en un proceso de invención y descubrimiento, manteniendo a la vez la coherencia con lo que estableció Tolkien, especialmente en lo que respecta al efecto estético de sus sonidos. “No hace falta conocer cada detalle de la lengua, pero sí hay que saber qué sensación provoca, tanto en la mente como en la lengua, y hacer lo que se te ocurra y que concuerde con esa sensación.”
EL SON DE LA TIERRA MEDIA: MÚSICA Y CANCIONES
La música compuesta por Howard Shore para la trilogía de “El Señor de los Anillos” obtuvo numerosos galardones, entre ellos tres premios de la Academia®. Impregnada de los memorables rasgos de ese opus musical, la evocadora banda sonora de “El Hobbit: Un viaje inesperado” se expande en la expresión musical de una gran aventura que se desarrolla en una época más inocente pero también más peligrosa. “Llevaba bastante tiempo deseando volver al imaginativo mundo de la Tierra Media”, comenta Shore. “Leí todos los libros de Tolkien, incluido El Hobbit, cuando tenía unos veinte años y llevo muy dentro su profundo amor por la naturaleza y todo lo relacionado con ella.”
Shore y Peter Jackson hablaron largo y tendido sobre ponerle música a todas las escenas y de lo que esperaban obtener. La música nunca es tan lírica como lo es en la querida Comarca de Bilbo Bolsón, para la que el compositor utilizó instrumentos folclóricos, como la flauta irlandesa y el dulcémele. El tema de su hogar acompaña a Bilbo durante la aventura, pero evoluciona con el personaje a medida que la experiencia lo cambia a él también.
Con Gandalf, la música evoca la llamada a la aventura y los cambios que se producirán en la vida de Bilbo. Shore también creó un tema principal para los enanos, una melodía feroz y melancólica a la vez, con un corno francés como marca musical de Thorin que recuerda a Erebor, su patria perdida.
Al volver a Rivendell y a los elfos, vuelve el tema de Galadriel, iluminado con un coro femenino y una armonía de cuerda. La música evoca los sucesos de mal augurio de Dol Guldur, en la reunión del majestuoso Concilio Blanco. A medida que avanza el viaje, los ritmos de percusión marcan las cuevas de los trasgos y por debajo de ellos resuena mísero tema de Gollum.
“Creo que elegir la paleta musical es muy parecido a elegir al reparto”, comenta Shore. “Es importante encajar el sonido de la música con la esencia de los personajes, así como con la historia.”
La película también da vida a algunas de las canciones de la novela. Tal y como ya sabrán los lectores de El Hobbit, los enanos cantan para expresar su humor y contar su historia. “Hay muchas canciones en el libro”, comenta Fran Walsh. “Nos cuentan mucho sobre la identidad de estos personajes, por eso queríamos incluir algunas, para añadir ese toque de cultura de los enanos.”
“Desafila los cuchillos” es un ejemplo vívido de un coro de enanos, una canción que cantan mientras lanzan los platos de Bilbo en Bolsón Cerrado, dejando al hobbit hecho trizas. La música de esta canción la escribió el compositor de Wellington Stephen Gallagher. Poco después de esa escena, Richard Armitage, en el papel de Thorin, se arranca con la evocadora y encantadora canción “Montañas nubladas”, en la que los enanos cuentan la historia de su glorioso pasado y de cómo se lo arrebataron. Esta vez, la música la compusieron David Donaldson, Steve Roche, Janet Roddick y David Long.
La pista musical de los créditos finales, “Canción de la Montaña Solitaria”, la interpreta Neil Finn, el artista musical neocelandés que está detrás de influyentes bandas como los Crowded House y los Split Enz. También coescribió, junto con Donaldson, Roche, Roddick y Long, la canción “Montañas nubladas”, creada a partir del tema principal de los enanos.
Finalmente, la banda sonora se grabó en los estudios Abbey Road con la Orquesta Filarmónica de Londres, que, según comenta Shore, “tiene un sonido único y hermoso que es muy apropiado para darle vida al mundo de la Tierra Media”.
Los temas de la película siguen a los personajes en una aventura que continuará en las siguientes partes de la trilogía: “El Hobbit: La desolación de Smaug” y “El Hobbit: Partida y regreso”.
Jackson ve un paralelismo en la creación de estas películas. “El Hobbit es la historia de un viaje, una búsqueda en la que los protagonistas tardarán más de un año en ‘partir y regresar’, y, en cierto modo, hacer estas películas ha sido prácticamente andar paso a paso, zancada a zancada con la compañía en su propia búsqueda”, reflexiona. “Como cineasta, me siento muy afortunado de haber podido utilizar tanto técnicas de rodaje tradicionales como nuevas tecnologías que se desarrollan cada día más y más. Siempre quiero que el público se sumerja en las películas que hago. No quiero que la gente simplemente vea la película en la pantalla, quiero que se sientan como si realmente fueran a mi lado en esta aventura por la Tierra Media.”
Y la aventura continua…