Perfil Básico

Nombre

Elfo negro

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Ficha de Personaje

Nombre del Personaje

Aegnor Naira

Raza

elfo

Lugar de la Tierra Media

de aquí y de allá

Descripción del Personaje

Moreno y de ojos azules (el sufrimiento ha convertido su cabellera en plateada). Complexión fuerte. Extremadamente hábil como espadachín. Taciturno. Aun conserva algo de su Alma incendiada. Es orgulloso y altivo.

Historia del Personaje

Nació en el Año Cruel, poco después que muriera su abuelo Fingolfin. Su madre fue Elbereth lumbo súrissë hija de Galathon, hijo de Elmo de los Teleri. Su padre fue el gran Fingon de los Noldor.

Sin embargo, y pese a su alto linaje, jamás ostentó poder.
Su nacimiento fue fruto de una aventura y su padre jamás le reconoció como hijo.

Así pues, junto a su madre habitaron en Doriath, donde pasó los primeros años de la infancia. Le llamaron Aegnor Naira.
Su alma, fogosa hasta el extremo, le conducía a los hechos de armas. Ya a los 12 años era un excelente arquero y un peligroso rival con la espada. Sin embargo, en el magnífico reino de sus parientes, también aprendió los cantos y las danzas, el amor por los árboles y a la paz.

Todo cambió para Aegnor en el Año de la Lamentación. Los noldor vieron la necesidad de hacer la guerra a Morgoth y, siendo sólo un adolescente se ajustó la armadura plateada y empuñó la espada afilada para ir a luchar contra el señor oscuro. Muy pocos salieron de Doriath para engrosar las filas de los Noldor pero, su sangre era caliente y palpitaba bajo su piel, lo llamaba sinuosa y lo conducía a la batalla. Debía demostrar a su padre que sí era su hijo.

… Consiguió escapar del infierno de sangre y fuego después de matar a más de 50 orcos. Todo era muerte y destrucción, luchó hasta la extenuación pero fue inútil, perdieron.

Al llegar junto a su madre, malherido, se enteró de la traición de los hombres y de la muerte de su padre a manos del Señor de los Balrogs.
Aborreció la guerra, a los hombres y a los elfos. Abondonó Doriath. Vagó por toda la Tierra Media odiando a todo y a todos. La ira lo encaminó a Morgoth y, a él sirvió.
Los orcos lo llamaron Ruzzag el sanguinario. Durante más de 100 años fue enemigo de su raza, y de la de los hombres y enanos, su espada se tiñó del rojo de la sangre de sus enemigos y su alma del negro de Angband.
En la Guerra de la ira fue terrible, mató a decenas de los suyos. Se manchó por siempre con la sangre de su pueblo.
Todo acabó para él…, el gran Aegnor murió del todo. Avergonzado, dejó sus armas ensangrentadas y se bañó en las frías aguas del mar. El mundo había muerto, él lo había matado.

A partir de ese día se hizo llamar Elfo Negro. Se convirtió en un elfo errante. Decidió no empuñar más ninguna espada hasta que llegara el momento de vengar la sangre que él mismo había derramado. La hora de expiar sus crímenes.

Los años pasaron, interminables, la soledad fue llenando su ser, fue cubriendo su vida, endureciendo su corazón. Los hombres temían sus ojos fríos y los elfos su corazón incendiado. En ningún sitio se sentía a gusto y, su vida se convirtió en una huida. Únicamente el rumor de los ríos y el ronroneo de las hojas, temblando al viento, lograban darle un atisbo de la paz perdida. Pero no era mas que un espejismo. El bosque era agua y él era fuego.

No participó en la llamada guerra de la última alianza.
Fue en ese momento cuando descubrió la causa de su ira. Los hombres eran indignos. Habían mancillado la Tierra Media. Eran una mancha, una vergüenza. Pero lo que realmente había precipitado su noble carácter al abismo era la posición tomada por los elfos. Se sirvieron, primero, de los hombres y, acabaron, luego, necesitándolos. Habían vendido su primogeniatura. Cayeron en la hez humana.

Acabada la guerra supo que el tiempo de los hombres había llegado, que los elfos decaían. Patético le pareció.

Abandonó el Occidente en la época en que el Nigromante de Dol Gundur se hacía cada vez más peligroso y los orcos infestaban Mordor y las montañas nubladas. Arnor había caido hacía siglos y Gondor se debilitaba lentamente seguido en su debilidad por los reinos élficos.
Vagó durante años, quizá siglos, por las tierras del Este.

Y encontró el amor, y por él lucho… y por él murió, en una terrible batalla a la que no debería haber acudido.