Durante el estreno de la segunda temporada de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, pudimos presenciar en el último episodio a una joven Ella-Laraña y el nacimiento de sus hijas. Las grandes arañas son una de las criaturas malignas más peligrosas del legendarium de Tolkien, y en este artículo contaremos todo sobre ellas.

Las grandes arañas son morfológicamente parecidas a las arañas comunes (con las cuales conviven), con ciertas salvedades, como que podían ser del tamaño de un hombre adulto o incluso de un troll de las montañas, y que algunas, como Ella-Laraña, poseían cuernos en la cabeza. Tenían un veneno mucho más potente, y las redes que tejían poseían una gran resistencia.

El origen de todas ellas es el mismo: una espantosa criatura con aspecto arácnido llamada Ungoliant. Se desconoce si era un maia corrompido por Morgoth que abandonó a su maestro o si llegó de la larga oscuridad que hay más allá de Arda durante su creación. Sin embargo, se sabe que, aproximadamente desde el año 3400 de la Edad de las Lámparas, habitaba en una oscura región al sur de Valinor, donde no llegaba la luz de los Dos Árboles, llamada Avathar. Esta región se encontraba entre las Montañas Pelóri y el Mar de las Sombras, teniendo Ungoliant su guarida en una hondonada al pie del monte Hyarmentir.

Ungoliant y Melkor, según un artista filipino conocido como Rubendevela

Allí, Ungoliant permaneció alimentándose de la escasa luz que llegaba, una luz que odiaba al mismo tiempo que ansiaba para calmar su hambre. Vomitaba y tejía redes de oscuridad absoluta, que ni los ojos de Manwë podían atravesar. Una no-luz impenetrable y asfixiante que absorbía y destruía toda luz. Solo abandonaría su guarida alrededor del año 1492 de la Edad de los Árboles, tras aliarse con Morgoth para destruir los árboles Telperion y Laurelin.

Tres años después de su partida, llegaron ocultos en la oscuridad a Ezellohar, donde se encontraban ambos árboles. Tras herirlos Morgoth con su lanza, Ungoliant clavó sus colmillos en ambos y absorbió toda su savia y su luz hasta dejarlos muertos y marchitos, sumiendo el mundo en la oscuridad. También bebió hasta secarlas las Fuentes de Varda, y estos actos le hicieron alcanzar un tamaño y poder descomunales que hicieron temblar a Morgoth. Ambos huyeron hacia el norte de Valinor (donde Morgoth asesinaría al rey Finwë en Formenos) y se encaminaron a Beleriand, cruzando el Helcaraxë.

Una vez en la Tierra Media, Ungoliant sospechó que Morgoth pretendía huir a Angband con todos los tesoros robados de Formenos, incluidos los Silmarils (única fuente de luz existente), incumpliendo la promesa que le hizo: darle lo que ella quisiera para saciar su hambre. La araña exigió las joyas y las devoró una a una, sin saciar su incesante vacío y creciendo aún más. Sin embargo, Morgoth no entregó los silmarils, y la monstruosa araña decidió asesinarlo, envolviendo al vala caído en sus redes de oscuridad. Morgoth solo salvaría su vida porque, tras dar un grito de terror que se sintió en toda Arda, los balrogs despertarían de su letargo en los sótanos de Angband y acudirían al rescate de su señor.

Los látigos de llamas destruyeron sus negras telas y espantaron a Ungoliant, que huyó hacia las Ered Gorgoroth, asentándose en el valle de Nan Dungortheb. Allí se apareó con otras criaturas arácnidas asentadas en ese lugar desde los días de la excavación de Angband, dando pie a una monstruosa y poderosa prole que volvió ese lugar oscuro y letal, con aguas envenenadas que hacían perder la razón, provocando terror y locura. Ungoliant devoró a todos los arácnidos con los que se reprodujo y siguió su camino hacia el sur, desesperada y eternamente hambrienta, dejando allí a su descendencia.

El destino de la araña madre es desconocido. El Silmarillion cuenta que, al no conseguir alimento, encontraría la muerte tratando de devorarse a sí misma. No obstante, también se dice en otros textos que fue Eärendil el Marinero quien le dio muerte en sus viajes tratando de alcanzar Valinor.

Hijas de Ella-Laraña – El Hobbit. La Desolación de Smaug (2013)

Tras la Guerra de la Cólera y el Hundimiento de Beleriand, la prole de Ungoliant aparentemente encontraría la muerte en su totalidad salvo por la más grande de sus descendientes: Ella-Laraña. Ella conseguiría sobrevivir y se asentó durante la Segunda Edad del Sol en Mordor, concretamente en las Ephel Dúath, estableciendo su guarida (Torech Ungol) en el Paso de Cirith Ungol.

De alguna forma desconocida, se reprodujo (no sabemos si con otro arácnido o si ya estaba fecundada y puso su nidada de huevos), y su descendencia infestó el Bosque Negro alrededor del 1050 de la Tercera Edad del Sol. En El Hobbit vemos cómo la compañía de Thorin Escudo de Roble es víctima de estas arañas y cómo Bilbo Bolsón se encargó de derrotarlas con ayuda del Anillo Único y de su espada Dardo (a la cual nombró durante este enfrentamiento). Esta progenie no desaparecería pese a los intentos de los elfos hasta el saneamiento del Bosque Negro durante la Cuarta Edad del Sol.

Sauron conocía la existencia de Ella-Laraña en las fronteras de Mordor, lo cual le complacía, ya que un guardián de elevada categoría custodiaba el acceso a sus fronteras. La llamaba “mi gata”, pese a que ella nunca lo reconoció como amo. Durante siglos, se alimentó de hombres, elfos y orcos lo suficientemente incautos como para entrar en sus dominios. En ese periodo de tiempo, Gollum la conoció durante su viaje a Mordor y la veneró.

Ella-Laraña – El Señor de los Anillos. El Retorno del Rey (2003)

Esto llevó a que en los acontecimientos narrados en El Señor de los Anillos, en el año 3019 de la Tercera Edad del Sol, Gollum guiara a Frodo y Sam a su guarida para que la araña los matara y él recuperara el Anillo Único de sus cadáveres. Mientras que Frodo caería víctima de su aguijón, quedando paralizado y aparentemente muerto, Samsagaz Gamyi conseguiría enfrentarse al monstruo usando a Dardo. Ella-Laraña se hirió de gravedad en el abdomen con la espada al intentar aplastar con su peso al hobbit. Se desconoce el destino de Ella-Laraña, que huyó a su guarida malherida. Quizás sobrevivió o quizás murió de sus heridas.

Se especula que la presencia de arañas en la obra de Tolkien fue motivada por un incidente que el autor sufrió en su infancia en Bloemfontein (Sudáfrica). Mientras aprendía a andar, fue picado por una tarántula en el jardín de su casa. Sin embargo, el profesor jamás admitió recordar este suceso y negaba tener ningún recelo especial hacia las arañas.

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