Perfil Básico

Nombre

Nurbil

Fecha de nacimiento:

1900-08-22

Ficha de Personaje

Nombre del Personaje

Dorwen

Raza

Elfa

Lugar de la Tierra Media

Tamehog

Descripción del Personaje

Estatura: 1,76
Color de cabello: Rojizo, pero no muy oscuro ni tp muy claro. Rizado y largo (hasta la cintura)
Color de ojos: verdes como si de dos esmeraldas se tratasen
Color de piel: blanca rosácea.

Estilo de magia: control sobre la tierra: abrir abismos, grutas, crear muros de roca o arena, hacer q la tierra sea fértil o no, crear arenas movedizas y q el enemigo se hunda en ellas, hacer q caigan meteoritos,…y muchas más cosas. No suele hacer uso de ella, pues prefiere las peleas más físicas.

Armas: Dos espadas: Shinta y Cibendar. Shinta es la espada que usa a la hora de luchar. Mientras que Cibendar sólo la usa en casos extremos pues esconde grandes poderes. Por ahora sólo ha descubierto dos: Tiene la capacidad de recordar sus batallas anteriores con lo que hace aumentar la destreza de quien la posee. Lo segundo es que cuando la nombras aparece en sus manos, pero sólo tiene efecto en ciertas personas y no en todas. Por ahora, las únicas personas para las que ha funcionado han sido familiares suyos (como su padre elfo). Es de origen desconocido pero tiene grabado su nombre con signos élficos. Aunque de lo que más hace uso es de su arco, forjado a mano por su padre humano, Rundan, y con el que ha conseguido una gran destreza y puntería.

Historia del Personaje

Dorwen nació en un pequeñito pueblo élfico, pero cuando tan sólo contaba con la temprana edad de 2 años, su pueblo fue arrasado por unos guerreros del mal. Fue la única superviviente y hubiera muerto de sed si no llega a ser porque un viejo hombre se acercó hasta la aldea al ver el creciente humo. Iba con la intención de hacerse con objetos y dinero, pero cual fue su sorpresa al encontrar al pequeño bebe élfico.

Tan sonriente y ajena a la desgracia, jugaba con un colgante que parecía tener poco valor. Dudó entre recogerla o que el destino cumpliera su suerte, pero para cuando se quiso dar cuenta ya estaba en el bosque con el bebe en brazos y envuelto en una manta.

La llevo hasta su cabaña, que no era más que una cueva semioculta en la ladera de una montaña. Y así pasaron los años. Dorwen creció sin conocer la historia de su pasado. Recorría feliz el extenso bosque cazando, demostrando gran destreza con el arco, animalillos para cenar con su, o el que ella consideraba, padre.

No fue hasta que cumplió los 22 años cuando decidió aventurarse a la zona prohibida. Lugar al que su padre, Rundan, nunca la dejaba ir. Descubrió los restos quemados de una aldea. Un letrero caído y roído revelaba su nombre: Tamehog. No le dio mucha importancia, pero extrañamente el lugar le resultaba conocido…

Se acercó hasta lo poco que quedaba en pie de una de las casas. Encontró un armario que parecía tener un cerrojo, pero que el paso del tiempo había destruido. Con mano temblorosa abrió sus puertas lentamente. En su interior encontró una espada. Tenía unos insólitos signos grabados, pero lo más insólito aún es que los entendía! Cibendar, la “Recuerda Batallas” rezaba.

Sin embargo, en cuanto la cogió entre sus manos, una visión se le mostró. Miles de años de historia se cruzaron en su mente. Demasiada información. Demasiada intensidad. Su cuerpo no pudo resistirlo y se desmayó.

Cuando despertó, volvía a estar en la cueva con su padre. Rundar la miraba enfadado por haberle desobedecido, pero ante todo, la miraba preocupado, pero no pudo resistirse a los ojos de Dorwen, ávidos de conocer el porqué de lo sucedido. No tuvo más remedio que narrarla su verdadero pasado. Sus ascendencias élficas. Todo.

La reacción de ella pasó por diferentes etapas: Negación, miedo, enfado y posterior aceptación. Pero quería conocer más. Encontrar respuesta a preguntas que Rundan no podía satisfacer. Así pues, marchó lejos de aquel bosque, no sin antes dar gracias a su padre por cuidarla durante los últimos 20 años. Prometió que volvería, pero no hasta que no conociera a los culpables que masacraron a su familia.

A medida que los años pasaban descubría su nuevo poder. Si la espada de su padre elfo le daba fuerza y valor, el colgante de su madre la aportaba el control sobre la Tierra… Desconocido el pasado de ambos objetos, únicamente cabía vivir su futuro…