Varda acudió en ayuda de Manwë porque conocía las intenciones malignas de Melkor antes de que se hiciera la Música, por lo que este Vala la odiaba y la temía más que a ningún otro espíritu.

Varda conoce Eä mejor que los demás Valar. Sus estancias se encuentran en Oiolossë, donde su palacio se eleva sobre las nieves eternas. Se cuenta que cuando Manwë estaba junto a ella en las altas cimas de Taniquetil, esta Valië era capaz de escuchar todas las voces que se alzaban de este a oeste.
Es la más amada de entre los Valar por los Elfos, quienes la llaman Elbereth. Tiene numerosos espíritus a su servicio, como la Maia Ilmarë, la Doncella de Varda.

Cuando en el año 1900 de la Edad de las Lámparas Aulë construyó Illuin y Ormal para iluminar el Mundo, fue Varda la que llenó estas Lámparas y Manwë las consagró, y durante mucho tiempo su luz inalterable cubrió toda la Tierra. Pero las Dos Lámparas fueron destruidas en el año 3450 por Melkor y los Valar se trasladaron a Aman, donde crecieron los Dos Árboles, con cuya luz dio comienzo la Edad de los Árboles.

En el año 1000 de la Edad de los Árboles, Yavanna predijo la llegada de los hijos de Ilúvatar. Y fue entonces cuando Varda, desde las alturas de Taniquetil, comenzó la más grande de las obras que los Valar hicieran desde su entrada en Arda. Con el rocío de Telperion hizo nuevas estrellas de mayor brillo, preparando la llegada de los Primeros Nacidos, gracias a lo cual fue también conocida como Tintallë y Elentári. En estos trabajos Varda se demoró 50 Años Valianos y creó muchas estrellas: Carnil, Luinil, Nenar, Lumbar, Alcarinquë y Elemmírë. Y reunió antiguas estrellas y las puso como signos en el cielo: Wilwarin, Telumendil, Soronúmë y Anarríma. Entre estas estrellas alcanzaron gran renombre Menelmacar, con su cinturón de estrellas que presagia la Ultima Batalla, y Valacirca, también conocida como la Hoz de los Valar y formada por siete grandes estrellas que giraban en el norte, creadas como advertencia a Melkor. En el año 1050 de la Edad de los Arboles, cuando Menelmacar hizo su entrada por primera vez mientras que Helluin emitía su luz azul, los Primeros Nacidos despertaron en Cuiviénen, cumpliéndose la predicción según la cual lo primero que verían los Elfos serían las nuevas estrellas de Tintallë.

En el año 1450 de la Edad de los Árboles Fëanor creó los Silmarils y Varda los consagró y desde ese momento ningún ser mortal o maligno podía tocarlas sin quemarse y marchitarse. Después de que Melkor, con la ayuda de Ungoliant, matara los dos Árboles, Aulë creó dos grandes naves para transportar la última flor de Telperion y la última fruta de Laurelin, que tras ser consagrados se convirtieron en la Luna y el Sol, dando así comienzo a la Primera Edad del Sol. Fue Varda la que ordenó los cursos de los dos nuevos astros, de modo que se trasladaran siempre del oeste hacia el este, y tras pasar por Ilmen comenzaran un nuevo ciclo. Pero los primeros días se midieron de igual manera que en la Edad de los Árboles y ambos astros compartían el cielo, por lo que no existía alternancia en las luces. Entonces Varda modificó los cursos del Sol y la Luna para que hubiera un tiempo en el que la luz del Sol iluminara el mundo y otro tiempo en el que fuera la Luna y las estrellas las que reinaran en los cielos.