De ojos grises y penetrantes. De facciones pequeñas y muy finas. Los cabellos largos y finos caían por sus hombros, formando en sus puntas rizos abundantes. Un color castaño claro y muy brilloso se apoderaba de sus cabellos. Su piel era blanca, pero un leve rosado sumergían de sus mejillas. Pasaba las noches contemplando el oscuro cielo, miraba las estrellas y admiraba su beatitud. Era la doncella de las estrellas…