Helkanor – Torneo de Framburgo
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Turinhor.
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03/02/2015 at 16:29 #350526
JRM-008ParticipantRírian asintió.
Por supuesto, Battoin.
Dejó su caballo atado en los establos y se apresuró a seguir al hombre.
– Esa elfa, parece ser que quiere evitar la lucha a toda costa. Honestamente, yo no me considero un inútil con la espada, ya me entiendes. Y como pille a ese oriental le voy a coger la cabeza y se la voy a estampar contra la pared. Me van a oír esos…
Entonces se escuchó un grito y un cuerpo cayó justo delante de ellos. Rírian se dispuso a ayudarle, pero entonces un grupo de hombres se llevó el cuerpo medio muerto y cuando llegaron los guardias ya había desaparecido. Rírian miró a arriba y le pareció ver un asombra recortada en la oscuridad, pero justo cunado enfocada la vista se marchó.– ¿Pero qué demonios? Ese hombre me sonaba, creo haberle visto en Kibil-Dum… ¿Podemos seguirle? Porfaaa
03/02/2015 at 23:39 #350542
BattosayParticipant– Yo no he visto nada – contestó Battoin. – Si es alguno de los orientales sabemos dónde encontrarlos. El Coliseo se ve desde aquí. Ya verás lo bien que lo pasamos.
Battoin siguió caminando hasta llegar al Coliseo. Las puertas principales estaban cerradas con verjas, era imposible entrar. Dio un rodeo y acabó encontrando una puerta lateral. Llamó a la puerta.
– Hola, ¿han pedido unas lembas a domicilio?
– ¡Piérdete, majadero! – dijo un hombre abriendo tras la rejilla de la puerta.
– Oh, por favor, no se enfade – dijo en tono conciliador. – Busco a unos orientales con muy mal pronto que se hospedaban en una posada de Kibil-dûm. Me han dicho que lo podría encontrar aquí, ¿podría avisarles?
– Si tengo que salir a echarte, sabrás lo que es un mal pronto.
– Bueno, parece que ser educado no funciona. Como decía mi abuelo, hay que ser amable.Battoin se acercó a la puerta y atravesó la rejilla de un golpe, cogiendo al hombre por el cuello. Tiró hacia él, destrozando la puerta y sacando al hombre a través de sus trozos.
– Le vuelvo a preguntar, amable caballero, ¿hay aquí unos orientales con afición a las palizas?
– En, en, en… los balcones del Coliseo – balbuceó el hombre.
– Qué razon tenía mi abuelo, qué poco cuesta ser amable y cuantas puertas te abre. Muchas gracias.Lanzó al hombre despreocupadamente y entró en el Coliseo. Una tropa de guardias llegaba en tropel por el pasillo. Todos parecían de Helkanor, ninguno tenía apariencia de oriental.
– ¡Buf! Creo que esto va a ser más complicado de lo que pensaba – suspiró. – ¡A ver, señores! ¡Tranquilidad! ¡Sólo busco a unos orientales! ¡No tengo ningún problema con ninguno de ustedes!
No se detuvieron, corrían apretados por el estrecho pasillo hacia él.
– Bueno, pues nada, habrá que ser amable.
Desenfundó la espada y se lanzó hacia ellos.
04/02/2015 at 14:50 #350548
JRM-008ParticipantRírian se había quedado muy impresionado con la fuerza de Battoin, y sntió como la adrenalina se apoderaba de su cuerpo mientras Battoin se lanzaba a la lucha y él le seguía, acompañado de una repentina música del Coliseo mientras arremetía contra los guardias. Paró el golpe del primero y le atravesó la garganta un segundo después. Se deshizo de otros dos sin mucho esfuerzo y él su compañero se abrieron paso hasta que no quedó ninguno. Rírian limpió su espada contra el cadáver de uno de los soldados.
– Diecisiete ¿y tú cuántos?04/02/2015 at 19:51 #350577
NELLAParticipantAún no había amanecido cuando unas voces y ruidos de pasos apresurados despertaron a Kira, se incorporó en la cama y encendío una vela, había mucho alboroto fuera de la habitación, se levantó y abrió la puerta con cautela, no estaba el hombre que solía hacer guardia en su puerta, entró de nuevo y se guardo la daga que le había quitado al luchador, al fondo del pasillo se veía una luz caminó un poco hacia ella y se frenó cuando escucho unas voces que hablaban en voz baja.
-Parece que alguién le ha dado una buena paliza al jefe… jeje- dijo una de las voces
-Si. ya lo creo, lo trajeron hace rato casi inconsciente- Respondió otra voz -Tiene una herida de puñal en la mano y un brazo roto, ya se lo entablillaron y ahora esta descansando en sus habitaciones
-Está de un humor de perros me han dicho
-Así es, ha ordenado que todo el mundo este listo al amanecer para dar comienzo al torneo, será mejor que nos demos prisa, ya queda poco para que salga el sol, tu ve hacia el coliseo, yo voy a por la muchacha, ha dado ordenes de llevarla al coliseo con las primeras luces.
Kira volvió sobre sus pasos y buscó un lugar donde esconderse pero en ese lugar no había ni un maldito tapiz, vió una puerta frente a ella pero no pudo abrirla estaba cerrada con llave, corrió hacia su habitación a recoger la espada, tendría que verselas con ese hombre…. no estaba dispuesta a luchar otra vez en el coliseo, cuando entró se topó con alguien que salía, era el guardia que la vigilaba que había vuelto.
-¿Con que intentando escapar eh? -le dijo el hombre.
Kira alzó la mano que empuñaba la daga y se la clavo en el hombro, le empujó a un lado y corrió hacia la espada pero no le dió tiempo a cogerla, el hombre que iba a por ella para llevarla al coliseo se adelantó agarrandola del brazo con fuerza y retorciendole la muñeca, Kira sintió un inmenso dolor que le hizo soltar la daga
-¿Donde crees que vas?… jejeje. ¿Tienes ganas de luchar?- le dijo -No te preocupes ya tendrás oportunidad de hacerlo muy pronto…. en el coliseo… jejeje… Vamos ven conmigo.
-Y tu -dijo dirigiendose al guarda herido- ¿Donde estabas? no quisiera estar en tu pellejo cuando Théod se entere de que casi se te escapa.
Cogió la espada y la daga y se las guardó. -Ya te las devolveré cuando las necesites, son las únicas que vas a usar en la arena -dijo mientras arrastraba a Kira hacia el coliseo04/02/2015 at 21:19 #350581
TurinhorParticipantBaelim, si queréis conocer a su jefe, no veo otra manera más que dejando que él nos lleve, ¿no creéis? Es posible que se pueda hacer negocios con ellos.
-cierto- echó una mirada inquisitiva al sardaukar.-Tu puedes llevarnos ¿no?-. Él un poco aturdido aún por el golpe asintió y sin decir palabra los fue guiando por pequeñas y oscuras calles de Framburgo.
Baelim conocía la ciudad, y sabía que los estaba llevando al barrio de los burdeles y las tabernas de juego donde la guardia de la ciudad no solía patrullar mucho. Se pararon frente a un local parecido a todos los que había en esa calle. Sobre la puerta había un busto en madera de una mujer con un collar pintado de oro y los pechos descubiertos. Era un buen anticipo de lo que había dentro. Baelim había tocado música en muchos de esos lugares, pero en el que entraron justamente no. Cruzaron sin detenerse el salón y la pista donde había un gran alboroto de música, carcajadas y peleas y estaba repleto de mujeres de la noche que se apiñaban en torno a los clientes mejor vestidos y que aparentaban más fortuna. Yaiwen parecía violentada ante la escena que ofrecían esas mujeres humanas. El oriental los llevó a la bodega donde se pararon ante una pared de la que extrajo una piedra. El hueco en la pared por el que entraba corriente delataba una estancia al otro lado y una voz ininteligible se escuchó en ese otro lado. El sardaukar respondió en un extraño dialecto. Entonces las paredes se corrieron a los lados y entraron en una sala en penumbra, iluminada tan solo por un candelabro que permitía descubrir una imponente sombra humana sentada en el otro extremo de la sala.04/02/2015 at 22:24 #350582
NeumeModeratorEn el camino, los dos hablaron sobre qué dirían a sus compañeros cuando tuvieran que explicar por qué se había escapado el secuestrado, y no llegaban a encontrar una justificación que les gustara. Ese tema quedaba pendiente.
Yaiwen no había estado en muchas ocasiones en Framburgo. No era una ciudad que le gustara especialmente, había excesivos peligros y quedaba demasiado al Oeste para su gusto. Ella prefería siempre el Este. No era como los elfos de las grandes historias que miraban siempre hacia Aman nostálgicos.
Cuando entraron en la posada la medio-elfa no pudo evitar una sonrisa, “no corrigen ese mal gusto”. Era el típico sitio donde podía esperar que estuvieran. Al cruzar el lugar siguiendo a su antes retenido, un tipo sucio y desaliñado le intentó tocar el trasero, pero la peredhil le agarró la mano y se la retorció lo suficiente para que se le quitaran las ganas de intentarlo nuevamente. No se había quitado la capucha, prefería que no supieran que una elfa estaba ahí o sería muy fácil que se corriera la voz.
Yaiwen había reconocido la voz que había al otro lado. Era Îbal. Esperaba que estuviera de mejor humor que en Kibil-Dûm. Pasara lo que pasase, Baelim no debía sospechar que ellos ya se conocían. Así que en cuanto estuvieron dentro y cerraron de nuevo las paredes correderas la elfa no esperó.
-¿Sois vos el líder de este peculiar grupo? ¿Cuál es vuestro nombre? -Preguntó Yaiwen.
Îbal tenía el gesto contrariado, pero no era por su comentario, de eso estaba segura. Sin embargo, el oriental había entendido perfectamente la situación.
-Muy atrevida sois señorita -dijo incorporándose y acercándose hasta ellos – o debo decir elfita – añadió echando la capucha de Yaiwen atrás. -Aquí las preguntas las hago yo, puesto que sois vosotros los que venís a mí. Soy el líder, con eso os tiene que bastar.
-Bueno, no pretendíamos ofenderos, no hemos venido a molestaros, señor. De hecho, hemos soltado a vuestro hombre, el que nos ha guiado, simplemente fue un pequeño malentendido, y la verdad no queremos problemas. Al contrario, aquí mi amigo y yo -dijo señalando al bardo -teníamos curiosidad por saber si podríamos hacer negocios.
04/02/2015 at 23:37 #350587
BattosayParticipant– Diecisiete ¿y tú cuántos?
– Ni idea, los que están inconscientes y no muertos – respondió Battoin. – Contar cosas me da sueño, ¿sabes?
Se acercó a uno de lo que aún estaba vivo y le dió un par de bofetadas para despertarle.
– Perdone, amable señor, ¿los orientales?
El guardia apenas estaba consciente, levantó un brazo y señaló en una dirección antes de caer desmayado de nuevo.
– Pues no ha sido muy útil, ya verás como nos perdemos.
Tras un rato dando vueltas, la predicción de Battoin se cumplió. Los subterráneos del Coliseo eran una laberinto de pasadizos enmarañados que conducían a ninguna parte.
De repente, al doblar una esquina, Battoin tropezó con alguien. El golpe los desorientó y cayeron al suelo. Apoyó las manos, notando algo blando y suave en la mano derecha. Cuando pudo fijar la vista esta sobre un guardia del Coliseo y también sobre una mujer.
– ¡Vaya, cuánto tiempo, Kira! ¿Qué haces tú por aquí? – le saludó agitando la mano izquierda. – ¿Nos presentas a tus amigos?
04/02/2015 at 23:54 #350588
TurinhorParticipantEsos ojos inexpresivos se clavaron en los suyos. Sus temores resultaban ser ciertos. Supo que estaba cerca cuando descubrieron ese horrible medallón en Candur. Y su propio instinto disfrazado de codicia lo había llevado hasta él, pues de otra forma no habría tenido valor para hacerlo.
Esos ojos inexpresivos que se clavaron en los suyos 15 años atrás en el Bosque Negro, cuando toda su troupe fue masacrada y él mismo se desangraba entre los cadáveres de sus amigos. El símbolo del medallón estaba en su yelmo, y se veía en la flecha que le sobresalía del vientre, justo donde ahora tenía una cicatriz.
…teníamos curiosidad por saber si podríamos hacer negocios.
Las palabras de Yaiwen sonaban muy lejos en su mente mientras él trataba de controlar todas las emociones que sacudían su espíritu. Suerte que era un excelente actor, y consiguió esbozar una sonrisa sincerísima, a la vez que hacía un llamamiento a todo su ser para realizar su mejor actuación.
-Negocios es una palabra muy vulgar. Yo lo llamaría “ofrecer nuestros servicios” a aquél que sabe apreciarlos. No me es desconocido que vos ordenasteis capturar a la mujer que, los chiquillos anuncian, luchará mañana a muerte en el coliseo, y a un poderoso y malvado hechicero, que si no se ha librado ya de vuestras cadenas no tardará en hacerlo.- Hizo una pausa,- Mi nombre es Baelim, y estoy aquí para ofrecer mi ayuda. Y con ayuda me refiero a, por ejemplo, ayudaros a recuperar al mago. Un profundo odio y mi deseo personal de venganza me mueve a ello- lo dijo mostrando la rabia que de verdad sentía en ese momento pero dirigida falsamente hacia Aiwë- Con eso y otros encargos que podáis darme, si son justamente recompensados, consideradme vuestro útil y fiel aliado. Además como prueba de mi buena voluntad os he traído esto.- Sacó la caja con los shuriken que guardaba en la mochila y los extendió delante de sí.- Sé que valen una fortuna y tu gente los necesita, pero si me aceptáis como aliado son vuestros sin deberme nada.-
05/02/2015 at 4:49 #350594
Fenix-OscuroParticipantLas fuerzas le abandonaban poco a poco, trataba de no detenerse y caminar lo que sus pies le permitieran, no sabía si los guardias saldrían a perseguirle, puesto que le parecía extraño que nadie le siguiese, quizás otros contratiempos se interpusieron en el camino de esos infelices, no se dejaría atrapar otra vez, aunque fuera lo ultimo que tuviera que hacer, el que se atreviera a tocarlo o intentar capturarlo, respondería con su vida. Aiwë ya estaba dándose cuenta de que la gente de Helkanor no era tan amable y honorable como las de los otros pueblos que había visitado muchos años antes. Miró al cielo tratando de buscar respuestas, pero había mucha oscuridad, tropezó y cayó al suelo, arrastrándose, llegó por milagro de Eru, hacia unas hojas secas, usando a Colmillo, se hizo un pequeño tajo en su dedo índice y con su sangre escribió en la hoja “Edraith enni”, con su magia, enrollo la hoja como si fuese un pergamino, y escuchó si oía cantar algún ave nocturna, parecía su día de suerte, había un búho muy cerca, le habló en élfico y la criatura en seguida se acercó al mago, éste le acarició la cabeza y susurrándole en quenya, le entregó el mensaje y el ave salió sin más.
A las horas cuando Aiwë había perdido el sentido, llegó su respuesta, una pantera negra que tenía amarrada a su espalda, una bolsa de tela resistente. El animal se acercó al mago y le lamió la cara, con una pata lo zarandeó y este logró despertar, se había desmayado por el hambre, pero le pareció estar dormido una eternidad. En el cuello del animal había un pequeño pergamino, Aiwë se lo quitó y lo leyó. Era un mensaje de Soron, el ave le entregó el mensaje, envió las provisiones lo más rápido que pudo y lamentaba no poder ayudar en persona, estaba por partir al Sur, pues había recibido noticias malas, pero que enviaba un incondicional compañero, “es a tu medida, a ti te encantan los felinos, es fiel y te seguirá al mismísimo Mordor, algún día quizás, te cuente como lo conseguí. Con amor, Soron”
-¡Santa Yavanna! -dijo con tal sinceridad el mago, que luego se arrepintió, no tenia muchas fuerzas, así que le quitó la bolsa al “gato”, en ella encontró unas botellas con agua, avellanas peladas, queso, manzanas y 3 porciones de pan. Comió y bebió como si no lo hubiese hecho en 100 años, miraba al animal que se echó a su lado, al parecer Soron decía la verdad, a la pantera parecía gustarle el mago, le ofreció un trozo de queso y luego pan pero se negó a comer. Aiwë se recostó en un árbol y se quedó dormido. Despertando al otro día, ya reconfortado.
05/02/2015 at 18:20 #350601
NELLAParticipant¡Vaya, cuánto tiempo, Kira! ¿Qué haces tú por aquí? – le saludó agitando la mano izquierda. – ¿Nos presentas a tus amigos?
Kira enfocó la vista para mirar al hombre, que no sabia como demonios, le había caído encima tirándola al suelo
-¿¿Battoin??…. ¡Por todos los valar, Battoin!… ¡¡No son mis amigos!!…¡¡Me tienen prisionera!!
Kira miró hacia arriba y vio la cabeza de Rírian que los miraba divertido
-Esta gente es peligrosa… quieren que luche en el coliseo… ¡¡Tenéis que ayudarme a salir de aquí!!-Dijo Kira- ¡Y quita esa mano! -Añadió mientras lo empujaba a un lado tratando de levantarse
05/02/2015 at 20:10 #350608
NarradorParticipantÎbal miró a Baelim detenidamente, de arriba a abajo un par deveces, sin prisa, analizando qué clase de hombre tenía enfrente.
– Son buenas armas, sin duda nos prestaríais una gran ayuda. Mostradle las armas que tenemos – añadió hacia sus hombres, – ved en qué puede ayudarnos. Dejad las estrellas aquí. Tú, ve a que te miren esas heridas.
Sus hombres acompañaron a Baelim a otra habitación por una pasillo mucho menos transitado. En el momento que cerraban la puerta, Îbal hizo una sutil señal a uno de sus hombres.
– Es aquí, pasa – dijo uno de los Sardaukar.
Baelim entró en la habitación y quedó boquiabierto. Lanzas, espadas, puñales y diferentes tipos de armaduras ligeras adornaban paredes y estanterías. En una estantería observó varias cajas llenas de shurikens. No habría menos de trescientos y de la mejor calidad. Arriba cuchillos, abajo agujas. Un ojo experto podría reconocer varios arcos de Lorien.
– Impresionante, ¿verdad? – le dijo el oriental. – Has tenido suerte, ¿sabes? Has cogido al jefe de buen humor. Otro huieran salido en pedacitos presentandose así. Ahora te acompañaremos a la salida.
– Te vamos a dar un consejo – dijo el otro. – Eres muy ingenuo si piensas que compramos nuestras armas. Los compañeros que has visto no iban a comprar, iban a evaluar si merecía la pena hacerse con la mercancía de ese armero.
– Efectivamente – continuó el primero. – La próxima vez no vengas con cuatro estrellitas o con promsesas vacuas, trea algo que de verdad valga la pena o después de demostrar lo que vales. Las promesas y la vanidad no le gustan al jefe.Llegaron a la sala común del burdel y lo empujaron hacia fuera del pasillo. Sin brusquedad, pero dejando claro que sería mala idea resistirse.
– Y si de verdad quieres un consejo, búscate un trabajo mejor para alguien de tu talla. ¡Jefe! ¡Una copa para el pequeñín! Corre de nuestra cuenta – dijeron mientras cerraban la puerta y daban por concluida la conversación.
Îbal y Yaiwen se habían quedado solos en la habitación. Nada más cerrar la puerta se hizo un silencio absoluto. En el centro de la posada y sin ventanas, Îbal era dónde se sentía más cómodo, sin preocuparse de oídos ajenos. Su expresión pareció relajarse.
– ¿Si soy justamente recompensado? ¿Sin deberme nada?… ¿Pero qué clase de gente me traes? – dijo Îbal – Si no fuera porque ha venido contigo ya estaría suplicando que lo matase.
Se dejó caer en una silla, mostrándose cansado por primera vez.
– ¿En qué clase de lío me has metido, Yaiwen? – suspiró. – Dejando a un lado al imbécil de Théod, que más le vale pagar mañana o me cobraré yo, nada ha salido bien. No hemos encontrado vara alguna y el mago se ha fugado de la celda en la que estaba. No me hace gracia vérmelas con uno de los suyos enfadado. Y ahora tú me llegas con uno de los míos hecho pedazos. No son inútiles, lo sabes, cada uno vale más que un batallón de cincuenta hombres, literalmente. ¿En qué lio me has metido? – y, por pirmera vez, sonrió.
05/02/2015 at 20:45 #350613
NeumeModeratorCuando Baelim hubo salido de la estancia, el gesto de ambos se relajó.
-“¿En qué lio me has metido?”
-Oh, perdona pero en menos de los que me has metido tu a mí –afirmó divertida. Tras unos segundos añadió -¡Qué bien fingimos! ¿No te parece? Además, no estoy acostumbrada a que nos tratemos con tanta cortesía y remilgos. Menos mal que le sacaste, en cualquier momento iba a estallar.
La medio elfa se dirigió a la mesa y se apoyó en el borde, a un lado de Îbal. –Veamos –continuó – Tus hombres no son inútiles, lo reconozco, pero han sido torturados con algo inesperado… y cómo ves, he hecho todo lo posible para seguir a esta panda de locos y tratar de avisarte. Tu hombre estaba a punto de decirles todo, le estaban matando a base de… cosquillas. –Îbal frunció el ceño y se le empezó a hinchar una vena de la frente. –Esa, ahora, es la menor de tus preocupaciones. Entre él –dijo señalando tras la puerta en referencia al bardo – y yo, lo hemos medio desbaratado, pero no sé por cuánto tiempo. Son muy tercos.
-¿Entonces, te fías de ese tal Baelim, por qué le has traído? –le preguntó.
-Bueno, le conozco hace poco. No sabría decirte, me tiene sorprendida. No sé cómo va a reaccionar. Antes por ejemplo, dijo que te ayudaría a recuperar al mago mostrando casi un odio hacia él que no había notado antes, aunque es cierto que en Candur me propuso robarle su bonita vara.
-Así que he hecho bien –dijo él.
-En tu “negocio” no podéis bajar la guardia. Por cierto, has mencionado al mago y su vara. Eso sí que es serio. Me extraña que no haya aparecido aún. Ese maldito debe tenerla bien escondida.
Yaiwen se incorporó y se puso a deambular por la sala jugueteando con un mechón de pelo.
-Si el mago no aparece deberíais marcharos. Y rezaremos a Tulkas para que no encuentre el bastón. Si el mago anda realmente suelto, tenéis que desaparecer todos. Localiza a la chica, véndela y ya buscarás otra oportunidad. Y en cuanto a Théod, no te diré nada que no me hayas escuchado antes.
Îbal tardó unos segundos en contestar. –Ese cretino ha tratado de engañarme, ha creído que podía jugar conmigo.
-Y estoy segura que le has hecho ver el peligro que ello conlleva. De lo contrario pensaría que a mi oriental le han dado una poción mágica y me lo han cambiado. ¿Sigue vivo?
-Sí.
-¿Qué vas a hacer ahora? ¿Hay algo que pueda hacer sin descubrirme? Piensa que soy la primera interesada en que esto salga bien. Si no finaliza, no cobro la segunda parte. Muchas gracias por el brazalete, por cierto. No has perdido el buen gusto –dijo guiñando un ojo.
05/02/2015 at 21:21 #350616
JRM-008Participant-¡Rápido volvamos por donde hemos venido!
Les guió por varios pasillos, pero el montaraz se equivocó y acabaron en la arena del Coliseo.
Rírian se mordió el labio, y cuando creía que nada podría salir peor. Un grupo bastante más numeroso de soldados que el anterior les rodearon. Serían unos cincuenta. El montaraz desenvainó a Roulon y se colocó delante de Kira para protegerla.
– Acercaos y os rajaré el cuello.
Los soldados no se amilanaron y Rírian le tendió a Kira su cuchillo. Se giró hacia Battoin y dijo:
– Esta vez cuéntalos.
Y se lanzó a los guardias gritando el nombre de su hermana con todas sus fuerzas, mientras la arena del Coliseo se teñía de rojo.05/02/2015 at 22:12 #350619
NarradorParticipant– No hay por qué darlas, sabía que te gustaría – dijo Îbal. – Por los viejos tiempos.
Se levantó. Su expresión volvió a endurecerse. Se había acabado el descanso.
– De momento voy a esperar, necesito saber dónde está ese mago antes de hacer nada. Y no estaría de más observar a esa banda de perturbados con la que vas ahora… Cómo has bajado el listón. Quizá les haga una visita personal, a ver qué saben hacer para haber merecido tu compañía – Yaiwen le echó una mirada extraña. – Si te necesito, enviaré a alguien a avisarte. Te invitaría a un trago aquí, tienen un vino excelente, pero dudo que te guste el ambiente.
Se acercó a ella, le tomó la mano y se la besó.
– Como siempre, un placer.
05/02/2015 at 22:45 #350621
NeumeModeratorYaiwen hizo una pequeña reverencia.
-Ya sabes dónde vivo y si no armas jaleo y tomas precauciones, en mi casa eres bienvenido pues mi hermano queda lejos para que pueda venir a patearos el… -dejó la frase sin terminar mientras esbozaba una amplia sonrisa que terminó en carcajada al ver la cara de pocos amigos que estaba poniendo el oriental.
Volvió a cubrirse con la capucha.
-Sabes que no puedo evitar burlarme de todo – aclaró mientras le daba un beso en la frente. -Iré a echar un vistazo a ver qué están haciendo mis compañeros de excursión. Ten cuidado ¿quieres? – Y estas palabras las dijo de corazón.
-Lo tendré. Hasta la próxima, Zâira.
La medio elfa salió y deshizo los pasos que la habían llevado hasta allí. Cuando subió a la planta principal buscó con la mirada a Baelim. Lo encontró con una expresión preocupada.
-Señor bardo. Menos mal que doy con vos. ¡Qué susto! cuando habéis salido no sabía que sería de nosotros. Tenemos que ir al Coliseo, seguro que los otros están allí.
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