Helkanor – Torneo de Framburgo
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Turinhor.
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06/01/2015 at 13:45 #349428
NarradorParticipantLos Sardaukar de Îbal llegaron a Framburgo sin mayores problemas. Atravesaron como una exhalación la ciudad hasta llegar a la villa de Théod. Como viejos conocidos que eran, fueron recibidos rápidamente y sin hacer preguntas.
Théod llegó poco después, cuando los prisioneros ya estaban en una celda.
– ¿Qué me traéis aquí? – preguntó Théod.
– Pensamos que quizás te pudieran interesar. Una chica joven y bella siempre es un buen negocio. Y un mago, no un prestidigitador engañabobos. Uno de verdad, del oeste. Seguro que sabréis encontrar un comprador adecuado.
– ¿E Îbal se atreve a enviarme a ti para un negocio así?
– Está en Kibil-dûm atando los cabos sueltos. Pronto estará aquí.La respuesta pareció convencer a Théod, que se dirigió a la celda.
– Bien, pues vamos a verlos.
El mago continuaba inconsciente y, atado, no ofrecía la majestuosidad que se les supone a un Istar. La chica estaba despierta, magullada y extenuada del viaje, pero se podía ver que era bella. Pagarían un buen precio por ella.
– Bueno, chica, ¿cuál es tu nombre?
06/01/2015 at 16:59 #349436
Fenix-OscuroParticipantA los ojos humanos cualquiera diría que estaba durmiendo. Pero escuchaba bien todo mientras estaba en una “animación suspendida”. De vez en cuando se perdía en pensamientos y volvía a verse en Valinor y en su forma espiritual, la escena cambiaba por un Aiwë más humanizado en un laberinto oscuro y con un nombre en la cabeza “Dalation”. Contastemente le golpeaba y sus ultimas memorias volvian a él de nuevo. Habian sido transportados a otro lugar pero aún seguía atado. Escuchó la voz de alguien pero prefirió seguir fingiendo dormir. Ese hombre no vería ninguna muestra de poder. Esperó hasta que se fueran para poder hablar con Kira.
06/01/2015 at 19:17 #349446
NELLAParticipantKira se encontraba en una celda donde la habían tirado sin ningún miramiento después de un largo viaje de horas a caballo atada y amordazada, estaba extenuada, aturdida, dolorida y sobre todo indignada… ya no tenía miedo de que fueran a matarla.. aunque sabia que estaba ahí por error puesto que era Aiwë quien los interesaba…. pero si la querían muerta ya la habrian matado en lugar de haberse molestado en cargarla hasta ahí… El hombre que le había llevado la comida y que parecía ser el jefe le había dicho que en cuanto solucionaran el asunto del mago podría irse… pero como iba a confiar en eso, además no había vuelto a verle y ahora tampoco sabia donde estaba, todo esto estaba pensando cuando se abrió la puerta de la celda y entró un hombre
Bueno, chica, ¿Cuál es tu nombre?
Kira miró al hombre que se había dirigido a ella en la lengua común después de echar una rápida ojeada a Aiwë, no era del grupo de los orientales que la habían secuestrado, mas bien parecía por su aspecto uno de los hombres del norte… de los valles entre las Montañas Nubladas y las Ered Mithrin, le contestó también en la lengua común:
-Os diré mi nombre, señor, cuando me digáis el vuestro… además de decirme donde estoy y porque estoy aquí y sobre todo cuando se me permitirá partir.
12/01/2015 at 21:19 #349708
NarradorParticipantThéod estalló en una carcajada.
– Vaya, vaya. La princesita tiene agallas. Bien probémosla, traedla conmigo.
Dos guardias de Théod al cogieron de los brazos llevándola tras Théod. Los Sardaukar los siguieron sin decir palabra. Por túneles desconocidos llegaron al Coliseo de Framburgo dónde varios gladiadores se entrenaban a espada.
– Demostradme vuestro valor, bella dama – dijo. – ¡Arrojadla al foso! Ah, tomad esta espada – dijo lanzándole una espada – no queremos ser descorteses.
Uno de los Sardaukar se adelantó, tomando a Théod del brazo.
– No podéis hacer eso. No nos habéis pagado, son propiedad de Îbal todavía. A él no le gustaría ver lo que estáis haciendo.
– Tranquilos, si no sale de ahí pagaré por ella. Si sale, bueno, seguro que valdrá el doble.13/01/2015 at 20:06 #349747
NELLAParticipantKira cogió la espada que le arrrojó el hombre, era mas pesada que Angeril y tuvo que sujetarla con las dos manos, miró a su alrededor y ya no tuvo dudas de donde se encontraba… era el coliseo de Framburgo… la ciudad de Hombres al sur de las Ered Mithrin, habia pasado por allí en su viaje a Helkanor y ahora estaba de nuevo ahí.
Un luchador se acercó a ella con una mueca en el rostro que podría ser una sonrisa.. todos se estaban divirtiendo.. podía oir las carcajadas de los que estaban alrededor-¿Que es esto Théod?- dijo el luchador dirigiendose al hombre… -¿Pretendes que luche con ella?-… no me durará ni un minuto… jajajaja
-Entonces… ése era el famoso Théod-… Kira lo miró con los ojos llenos de furia pero enseguida se concentró en el luchador que tenía delante. Era grande y pesado, se le vino a la imaginación la escena que contó Battoin en Candur de como logró la bolsa llena de oro y hubiera estallado en carcajadas si la situación no fuera tan dramatica.
Se puso en guardia y empezó a estudiar a su contrincante, pudo comprobar que se movía despacio pero era muy fuerte si conseguia alcanzarla estaba perdida. Al cabo de unos segundos Kira vio como la lanzaba un mandoble al hombro pero lo esquivó a tiempo agachandose hasta casi rozar el suelo, en un movimiento rapido consiguió ponerse detras de él y le lanzó una estocada a la corva detrás de la rodilla, el hombre se tambaleó y Kira no dudó.. aprovechó ese momento para quitarle el cuchillo que llevaba colgado al cinto y se lo clavo en el costado derecho, enseguida se separó de él y se puso en guardia ya había conseguido herirle dos veces y ella estaba intacta, ya no se oian risas.. el hombre se abalanzó hacia Kira lleno de rabia pero ella paró su estocada sujetando la espada con las dos manos flexiono las piernas y le asestó un mandoble en la rodilla izquierda, estaba herido en los dos lados y perdió el equilibrio cayendo de espaldas, Kira se abalanzó hacia él y le puso la punta de la espada en la garganta, el hombre la miró aterrado y estuvo a punto de acabar con él, pero Kira solo mataba orcos, levanto un poco la espada y se la hundió en la clavicula dejandole clavado en la arena, se guardó el cuchillo que le había clavado en el costado y una daga que llevaba en la pierna.
-¿Puedo irme ahora?- dijo mirando a Théod.. éste ya no se reía…14/01/2015 at 22:37 #349798
NarradorParticipantEl semblante de Théod ya no lucía sonrisa alguna. La pérdida de un gladiador en vísperas de un combate no era una buena noticia. Sin embargo, se recuperó rápidamente.
– Por supuesto, podeís iros. Sin embargo – en ese momento una sonrisa malévola volvió a su rostro, – después de tanto esfuerzo debéis estar cansada. Un caballero debe ofrecer una cama y descanso a una dama. Esta noche os quedaréis aquí, con esos amables caballeros. Y no solo eso, para mañana tengo reservado para la mejor vista de los combates en la arena.
Se volvió y dejó a sus hombres los preparativos para el día siguiente. En ese momento dos Sardaukar se cruzaron en su camino.
– Aún no habéis pagado y ya habéis arriesgado el dinero de nuestro jefe. Eso sube el precio al doble. Mañana vendrá Îbal, no creo que queráis decepcionarle, ¿verdad?
Los Sardaukar se fueron dejándolo a solas. El negocio se había complicado. Se había dejado llevar por el momento y había conseguido enfadar a los secuaces de Îbal. Hacer negocios con ese hombre era muy lucrativo, pero más peligroso era enfadarlo. No lo mataría, se aseguraría de cobrar primero y después le quitaría las ganas de vover a decepcionarlo. Un escalofrío recorrió su espalda.
Salió por un pasadizo secreto hacia la ciudad. Necesitaba encontrar a alguien que le comprase al mago por un buen precio.
15/01/2015 at 17:23 #349828
NELLAParticipantPor supuesto, podeís iros. Sin embargo – en ese momento una sonrisa malévola volvió a su rostro, – después de tanto esfuerzo debéis estar cansada. Un caballero debe ofrecer una cama y descanso a una dama. Esta noche os quedaréis aquí, con esos amables caballeros. Y no solo eso, para mañana tengo reservado para la mejor vista de los combates en la arena.
-¡No necesito ningún descanso!-Gritó Kira a Théod-¡Y tampoco quiero vuestra hospitalidad!… lo que quiero es un caballo que me lleve de vuelta a Candur… ¡No tenéis ningún derecho a retenerme aquí!
Kira se desesperó al ver que el hombre le daba la espalda y salía del coliseo pero no soltó la espada, tendrían que matarla para quitársela. Cuando los orientales se acercaron a ella para llevársela Kira les detuvo amenazándoles con la espada -Ya le habéis oído- dijo -dadme una cama y algo para comer, estoy hambrienta- al fin y al cabo no podía hacer otra cosa
15/01/2015 at 17:55 #349833
Fenix-OscuroParticipantUno de los guardias que quedó vigilando miraba morbosamente al mago inconsciente, se le acercó poco a poco. Escuchó, y esperó. Respiraba pero parecía estar profundamente dormido, nadie se daría cuenta. Se acercó más y observó un rato, el mago no se inmutaba, así que el hombre actuó.
Puso al mago con cuidado contra la pared e intentó arrancarle parte de su ropa mientras intentaba besarle, pero fue bruscamente interrumpido cuando el mago habló
-¿Qué crees que haces pedazo de infeliz? -El oriental rasgó las ropas del mago y lo arrinconó, forcejeando y tratando de hacerle perder la conciencia de nuevo. Tenía las manos peligrosamente entre sus piernas y su pecho al descubierto.
-Tienes 3 segundos para dejarme en paz y largarte… 1… 2…
-Estoy de guardia y nos dejaron solos por buen rato, nadie tiene que enterarse, de hecho nadie va a saberlo ¿que dices, lindo?
-Digo ¡Que te PUDRAS!Sin saber como, el que estaba contra la pared ahora era el oriental, Aiwë se había liberado de sus ataduras y había electrocutado al hombre con su puño. Sin mucho esfuerzo ni problemas, estaba dispuesto a largarse de esa prisión en la cual lo tenían. Había escuchado que se llevaban a Kira ¿Pero donde estaría la joven ahora?
-¿Y mi bastón? -pensó.Le quitó las llaves al hombre que había matado hace instantes y salio fuera. Empezó a explorar la zona, con mucha cautela, entre sus sentidos y reflejos sobrehumanos, sería difícil atraparle sin sorprenderle. Llegó hasta un largo corredor que se dividía en 3 caminos. Se apuró y eligió el de la izquierda ya que había escuchado voces. Siguió avanzando y sin querer dio con unas extrañas habitaciones, miró en todas direcciones y se escabulló por la derecha, llegando a la habitación más rara. En ella encontró documentos de un tal “Théod” y un tal “Îbal”. Luego de revisar por todos lados en busca de su vara, se largó y siguió explorando, vio dos guardias que estaban molestos o asustados, sería difícil decirlo, quizás ya habían notado su ausencia. Necesitaba hacerse amigo de unos de los guardias, o tendría que volverse una máquina de matar hasta encontrar su vara, al tal Îbal y ajustar un par de cuentas con esa escoria mercenaria.
18/01/2015 at 11:58 #349913
BattosayParticipantLa cabeza le daba vueltas, el estómago le daba vueltas, él, en general, daba vueltas. Después de caerse por tercera vez del caballo había optado por atarse él mismo. Llevaba la cabeza de medio lado para no manchar al caballo. Era increíble lo que podía llegar a vomitar uno aún con el estómago vacío.
A pesar de todo conseguía no perder del todo el rastro de su objetivo. Parecía claro que iba hacia Framburgo. Battoin se alegró, si era así no quedaba mucho para llegar. Vomitó de nuevo.
A una distancia prudencial optó por bajarse del caballo, no quería encontrarse con ese hombre en los establos. Ordenó al caballo que se detuviese, se desesató y amarró al animal a un árbol. Se preguntó si dejar una nota de que volvería a por él para evitar que alguien lo cogiese, pero se dió cuenta de que no tenía con qué escribir. Confiando en que no apareciese un ladrón de abandonados caballos, se encaminó a Framburgo.
Entró discretamente en los establos. No vió al hombre que seguía, pero sí a su caballo. Se acercó por si llevaba algo que pudiese identificar a su dueño, pero no había nada. Justo en ese momento oyó entrar a alguien en el establo. Sin darle tiempo a girar la cabeza, el desconocido gritó.
– ¿Qué haces ahí? ¿No te han enseñado a no curiosear en propiedades ajenas?
Al instante reconoció las ropas. Vestía igual que los hombres de la posada de Kibil-dûm. No era el hombre que estaba buscando, pero serviría de momento.
– Justamente estaba buscando a su dueño, ¿lo conocéis?
– Una escoria cómo tú no podría jamás acercarse al jefe. Lárgate de aquí si no quieres que dé una lección.
– ¡Qué casualidad! Lo mismo que iba a hacer yo con vosotros.Se abalanzó sobre el hombre al tiempo que desenfundaba la espada. Pero no contaba con lo estrecho del lugar, que hizo que acabase clavando la espada en la pared.
– ¡Oh, mierda!
El Sardaukar no perdió el tiempo, desenfundó dos dagas cortas y se lanzó contra Battoin. En el último momento recordó la daga que había robado en Kibil-dûm, la sacó del costado y consiguió bloquear el ataque del otro justo antes de alcanzar su cuello.
Ambos cayeron al suelo, Battoin de espaldas y el oriental sobre él. Aprovechó el impulso de la caído y apoyando la rodilla sobre el pecho de su rival lo lanzó sobre él. Se puso en pie rápidamente y recogió su espada. Pero su rival recuperó el equilibrio rápidamente con una pirueta en el aire.
Battoin comenzaba a pensar en si no habría sido mala idea enfrentarse a esa gente. En ese momento le vinieron a la mente las palabras de su padre:
– Nunca empieces una pelea que no puedas ganar.
– ¿Y si lo hago?
– ¿Qué parte de “no empieces” no has entendido? ¡Es que vas enveneao, vas envenenao y así no se puede! ¡¿Quieres prestar atención?!El oriental se lanzó de nuevo a por él. Era un buen consejo, pero no servía de mucho en aquel momento. O sí.
Arrojó el cuchillo tan desviado que su rival ni tuvo que moverse. Se burló de él, pero apenas tuvo tiempo para nada más. La coz de un caballo le golpeó directamente, dejándolo semi-inconsciente contra la pared.
– Lección 1: Prestar atención, ¿acaso no has visto a los caballos?
Cogió al hombre, se lo echó a la espalda y salió de allí rápidamente. El jaleo que estaban montando los caballos atraería a la gente y de momento necesitaba algo de intimidad con el oriental. Antes de salir se llevó una cuerda, quizás la necesitara para que su nuevo amigo cooperase.
20/01/2015 at 19:55 #350029
TurinhorParticipant“De camino a Framburgo”
Viajaba tranquilo recostado en la carreta de Nír, envuelto en su capa y fumando hierba en su pipa. A su lado cabalgaban Rírian y Yaiwën al ritmo del gran cerdo que tiraba de la carreta. No era muy veloz pero sí constante en su andar. Y eso se notaba en los pasos de montaña que cruzaban para ir a Framburgo. Los espesos bosques de hoja perenne dejaban paso a los puertos nevados, donde soplaba el viento con fuerza.
Acababan de dejar atrás el lugar donde los lobos wargo lo atacaron de camino a Candur, y le pareció ver los huesos del caballo asesinado al borde del camino. Al parecer esas bestias ya se habían marchado de esos parajes. Era todo un alivio.
20/01/2015 at 22:37 #350038
BattosayParticipantNo conocía la ciudad lo suficiente para encontrar un lugar discreto donde obtener respuestas de su nuevo amigo, así que opto por salir de ella y volver al lugar en el que había dejado el caballo.
Pudo llegar sin que nadie le viese. Allí descargó al oriental y le registró de arriba a abajo. Encontró un par de puñales más, algunos cuchillos de lanzador y un par de cuchillas para el puño. Se las guardó todas y unas monedas que llevaba encima. Aún así dudaba de haber encontrado todo lo que podía llevar escondido. Lo desnudó y acto seguido lo ató un árbol cercano.
Una vez asegurardos los nudos, se dedicó a tirarle bolas de nieve a la cara hasta que se despertó.
– Regla número uno: si gritas, te arranco la lengua – le dijo metiéndole uno de los cuchillos en la boca. – Asiente si has entendido.
El hombre asintió.
– Bien, vale, a ver, ¿por dónde empiezo? – dudó, nunca se le había dado bien amenazar a la gente. – Sí, ya, ¿sabes quién soy?
– No te había visto en mi vida, imbécil – escupió.
– Vaya, hombre, a ver si me voy a haber equivocado. ¿Eres de la misma banda que estaba alojada en El Alacudón en Kibil-dûm?
– ¿Y qué si lo soy? En tal caso, yo aprovecharía para salir huyendo hasta el otro lado del mar.
– Tomaré eso como un sí. Resulta que esta mañana tus amigos me han dado una paliza sin venir a cuento. Y aunque suelo aceptar deportivamente las derrotas, no me gusta que me peguen sin una razón. Por lo cual tomaré justa venganza y todas esas cosas. ¿Dónde está el hombre que llegó hace un momento a Framburgo? Sé que es de los vuestros y casi con seguridad que es vuestro jefe.
– Poco nos conoces si crees que te diré nada.
– ¿No me digas? – respondió haciéndose el sorprendido. – ¿Un miembro de una banda de criminales haciéndose el duro? ¿Así que tenéis un código tan estricto que no delatáis nunca a vuestros compañeros? ¿O es que sois todos muy machotes? Pues vamos a verlo.
– ¿Vas a torturarme? ¡Ja! Te sorprendería lo que aguantamos para convertirnos en Sardaukar.
– Bueno, pues lo pondremos a prueba ahora mismo.Battoin se levantó y miró a su alrededor buscando algo. Al cabo de un momento encontró lo que buscaba. Se levantó y fue a por él. Cuando el Sardaukar vio con lo que se acercaba sintió un escalofrio recorriendo su espalda.
– No, ¿qué vas a hacer? ¡Detente!
– ¿Hablarás?
– ¡Nunca!
– Tú mismo…Acercó la pluma que había recogido y comenzó a pasarla por el pie del oriental.
– ¡JAJAJAJAJAJA! ¡Para, tengo muchas cosquillas! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Maldito cabrón! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Sádico! ¡No tienes honor! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!
No era de risa discreta. Por suerte estaban lo suficientemente lejos de la ciudad para que nadie les oyese. Aún así Battoin estaba preocupado por si alguien venía por el camino. Decidió arriesgarse, no tenía otra opción. Además, estaba seguro de que su rehén no tardaría en confesar.
21/01/2015 at 12:03 #350044
NeumeModerator**De camino a Framburgo**
– “¿Crees que habrán más orcos por aquí?” – le estaba preguntando Rírian.
La medio-elfa se tomó un momento antes de responder. -No creo, al menos no lo suficientemente cerca, sin embargo, no descarto que tengan una guarida en las montañas – dijo señalando con la cabeza al Oeste. – Más allá de Framburgo no voy, no me gustan esos parajes.
Habían cruzado ya las Ered Mithrin y estaban cerca del río Grislin.
El bardo no parecía muy preocupado por los orcos. A Yaiwen le gustaría saber que había en ese cofre tan misterioso. Esperaba tener oportunidad de averiguarlo.
23/01/2015 at 21:35 #350184
JRM-008ParticipantRírian miró pensativo a las montañas.
– Me encantaría ir algún día de estos a visitarles. Puede que si les cazamos en el nido no vuelvan a acercarse por aquí…
Continuaron cabalgando en silencio hasta que Rírian empezó a oír un grito a lo lejos. Frunció el ceño y espoleó a su montura para que fuese al galope hacia el lugar donde provenía el grito. Al llegar se encontró con la escena más inesperada: Battoin haciéndole cosquillas con una pluma a un oriental, del cual provenían aquellos gritos mezclados con risas. Rírian bajó del caballo.
24/01/2015 at 12:36 #350197
TurinhorParticipantBaelim se quedó con la boca abierta, pues la escena era de lo más extraña. ¿Battoin le estaba haciendo cosquillas a ese oriental?, pero aquél estaba amordazado y atado a un árbol aunque no paraba de reír.
-Hola Battoin, ¿¿Qué se supone que estás haciendo??, espero que no te hayas metido en un problema-
Baelim miró al sardaukar y reconoció en él a uno de los dos hombres que le compraron los shuriken. “Cachis en la mar, tengo que actuar con diplomacia para que no la fastidien más”
25/01/2015 at 16:32 #350253
BattosayParticipant– ¡JAJAJAJA! ¡Vale! ¡Hablaré! ¡JAJAJAJAJA! ¡Pero para por favor! ¡JAJAJAJAJA! – suplicó el Sardaukar.
– ¿Véis como nos entendemos? Si todo es hablarlo – dijo Battoin separando la pluma. – A ver, ¿dónde están tu jefe y tus compañeros?
– Nos alojamos en una posada llamada Salusa, el dueño es uno de los nuestros y se encarga de los cuando estamos fuera.
– Bonito nombre, ¿cuántos sois?
– Somos cincuenta.
– Y yo soy el rey Fingolfin reencarnado – se burló al momento que acercaba la pluma de nuevo al oriental.
– ¡Vale, vale! Somos quince nada más, contando conmigo y con el jefe.
– Mucho mejor, ¿estarán todos allí ahora?
– No, no habrá más de tres o cuatro, el resto estarán por todo la ciudad.
– ¿Y tu jefe? ¿Dónde está? ¿A dónde iba? – dijo acercando la pluma al pie del hombre.
– Tenía un negocio pendiente con Théod, ibamos a venderle a un hombre y una mujer que secuestramos en una aldea de por aquí, pero el negocio se complicó y va a ponerle remedio. Es muy convincente, ¿sabéis?En ese momento ambos oyeron un ruido y se giraron para ver. Battoin vió como Baelim, Rírian y Yaiwen se acercaban por el camino y le miraban extrañados.
– Vaya, ¿habéis venido preocupados por mí? Os presento a mi nuevo amigo, ¿como os llamábais? – se giró hacia el hombre, que no dejaba de mirar a la elfa de una forma muy extraña.
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