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    Matrimonios mixtos ¿Porqué es siempre ella la de raza elfa?

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    • This topic has 27 replies, 25 voices, and was last updated 18 years, 7 months ago by Haryos.
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    • 19/12/2005 at 2:53 #299537

      jarvis
      Participant

      Respecto al caso de Aegnor y Andreth… pues es muy interesante el motivo por el cual Aegnor no sucumbe a la tentación y no se ata a Andreth en juramento eterno y creo merece algún comentario por mi parte y aprovechando que es domingo ;-) voy a poner la parte del texto que trata sobre ello.

      Recordar que, como bien dijo Aiwendur posts atrás, la Athrabeth Finrod ah Andreth aparece en el "Anillo de Morgoth" de Cristopher Tolkien.

      Este capí­tulo consiste en el diálogo (cosa poco habitual en los escritos de Tolkien) entre el rey noldo Finrod y la sabia edain Andreth acerca del pasado y, ante todo, el desconocido destino de los hombres.

      Destaca la importancia que otrorga Tolkien a Andreth, corrigiendo a Finrod en no pocas ocasiones y la dimensión que coge Melkor como posible culpable de la mortalidad de los hombres.

      Volviendo a lo que nos interesa, en las últimas páginas del diálogo, Finrod trata de consolar a una melancólica Andreth, enamorada de un Aegnor que la ha rechazado, doliéndole en la profundidad de su ser su naturaleza mortal que lo aparta de su amado, explicando en sus propias carnes el desazón de los hombres por la muerte.

      El texto, del que aviso que es muy largo, dice así­:

      Cita:

      -¡No he pedido consuelo! -dijo Andreth. -¿Para qué lo necesito?

      -Por el destino de los Hombres, que os ha tocado como mujer -dijo Finrod.

      -¿Creéis acaso que no lo sé? ¿No es él mi querido hermano, al que amo? Aegnor: Aikanár, Llama Afilada, rápido y dispuesto. No están lejos los años en los que os encontrasteis por primer vez, y vuestras manos se tocaron en esta oscuridad. Entonces vos erais una doncella, valiente y decidida, en la mañana sobre las altas colinas de Dorthonion.

      -¡Decidlo! -dijo Andreth. -Decid: qué sois ahora sino una sabia solitaria, y la edad que a él no lo tocará ha pintado ya el gris del invierno en vuestros cabellos. ¡Pero esto no me lo digáis vos, porque ya lo hizo él una vez!

      -¡Ay! -dijo Finrod. -Esa es la amargura, amada Adaneth, mujer de los Hombres, ¿no?, presente en todas vuestras palabras. Si pudiera daros algún consuelo, lo verí­ais como un gesto condescendiente desde mi lado del destino que nos separa. Pero ¿qué puedo decir, excepto recordaros la Esperanza que vos misma habéis revelado?

      -No dije que fuera jamás mi esperanza -respondió Andreth. -Y aunque lo fuera, aun así­ gritarí­a: ¿por qué este dolor, aquí­ y ahora? ¿Por qué hemos de amaros y por qué habéis de amarnos (si lo hacéis) y aun así­ mantener el abismo entre nosotros?

      – Porque así­ se nos hizo, parientes cercanos -dijo Finrod. -Pero no nos hicimos a nosotros mismos y por lo tanto, nosotros, los Eldar, no pusimos ahí­ el abismo. No, Adaneth, no somos señoriales en esto, sino dignos de lástima. Esa palabra os disgustará. Pero la lástima es de dos tipos: una es de similitud reconocida, y está cercana al amor. La otra es la percepción de una fortuna distinta, y está cercana al orgullo. Yo hablo de la primera.

      – ¡No me habléis de ninguna! -dijo Andreth. -Ninguna deseo. Era joven y miré en su llama, y ahora soy vieja y estoy perdida. Él era joven y su llama se extendí­a hacia mí­, pero se dio la vuelta y se alejó, y es joven todaví­a. ¿Tienen piedad las velas de los topos?

      -O los topos de las velas, cuando sopla el viento y las apaga -dijo Finrod. -Adaneth, yo os digo que Aikanár la Llama Afilada os amaba. Por amor a vos nunca tomará la mano de ninguna novia de su propia raza, sino que vivirá solo hasta el final, recordando la mañana en las colinas de Dorthonion. ¡Pero demasiado pronto su llama se irá en el viento del Norte! Visión se ha dado a los Eldar sobre muchas cosas que no están lejos, aunque pocas felices, y os digo que vos viviréis largo tiempo de acuerdo a vuestra raza, y él se irá antes que vos y no deseará volver.

      Entonces Andreth se levantó y estiró sus manos hacia el fuego.

      -¿Entonces por qué se fue? ¿Por qué me abandonó, cuando aún me quedaban unos pocos años buenos?

      -Ay -dijo Finrod. -Temo que la verdad no os satisfará. Los Eldar tienen una estirpe y vosotros otra y cada uno juzga a los demás según él mismo… hasta que aprenden, como hacen unos pocos. Éste es tiempo de guerra, Andreth, y en estos dí­as los Eldar no se casan ni engendran niños, sino que se preparan para la muerte… o la huida. Aegnor no confí­a (ni yo tampoco) en que este asedio a Angband dure mucho. Y entonces, ¿qué será de esta tierra? Si su corazón mandara, habrí­a deseado tomaros y huir lejos, al este o al sur, abandonando a su gente y a la vuestra. El amor y la lealtad le contuvieron. ¿Qué decí­s de las vuestras? Vos misma habéis dicho que no se puede escapar huyendo dentro de los lí­mites del mundo.

      -Por un año, un dí­a de la llama, lo habrí­a dado todo: pueblo, juventud y la esperanza misma: adaneth soy -dijo Andreth.

      -Él lo sabí­a-dijo Finrod. -Y se retiró y no aferró lo que estaba a su alcance: elda es. Pues tales tratos se pagan con una angustia que no se puede adivinar, y de ignorancia, más que de coraje, juzgan los Eldar que están hechos. No, adaneth, si algún matrimonio ha de haber entre nuestra estirpe y la vuestra, entonces ha de ser por algún alto propósito del Destino. Breve será y duro al final. Sí­, el hado menos cruel que le podrí­a acontecer es que la muerte pronto lo finalizara.

      -Pero el final siempre es cruel… para los Hombres -dijo Andreth. -Yo no le habrí­a molestado, cuando acabara mi corta juventud. No habrí­a cojeado como una bruja tras sus pies brillantes, cuando ya no fuera capaz de correr junto a él.

      -Quizá no -dijo Finrod. -Así­ lo crees ahora. ¿Pero has pensado en él? Él no habrí­a corrido delante de vos. Habrí­a permanecido a vuestro lado para sosteneros. Entonces, cada hora, habrí­ais experimentado pena, una pena sin escapatoria. Él no soportarí­a veros tan dolida.

      Andreth adaneth, la vida y el amor de los Eldar reside en gran medida en la memoria, y nosotros, si no vosotros, preferimos tener recuerdos hermosos aunque incompletos que recuerdos con un final desgraciado.

      Ahora él siempre os recordará bajo el sol de la mañana, y aquel último crepúsculo, junto a las aguas de Aeluin en las que vio vuestro rostro reflejado con una estrella atrapada en vuestro cabello… siempre, hasta que el viento del Norte traiga la noche a su llama. Sí­, y después, lo recordará sentado en la Casa de Mandos en los Salones de Espera hasta el final de Arda.

      – ¿Y yo qué recordaré? -dijo ella. -¿Y cuando me vaya a qué salas llegaré? ¿A una oscuridad en las que incluso la memoria de la llama aguda se apagará? Incluso el recuerdo del rechazo. Eso al menos.

      Finrod suspiró y se levantó.

      -Los Eldar no tienen palabras para curar esos pensamientos, adaneth -dijo. -¿Pero desearí­as que Hombres y Elfos nunca se hubieran conocido? ¿Es que la luz de la llama, que de otra forma no habrí­ais conocido, no tiene valor, incluso ahora? ¿Crees haber sido ofendida? Desecha al menos ese pensamiento, que proviene de la Oscuridad, y así­ nuestra conversación no habrá sido totalmente en vano. ¡Adiós!

      La oscuridad caí­a en la habitación. Él tomo su mano a la luz del fuego.

      – ¿Dónde vas? -dijo ella.

      – Lejos al Norte -dijo él. -A las espadas y al asedio y a los muros de defensa; que al menos por un tiempo en Beleriand los rí­os fluyan claros, broten las hojas y los pájaros construyan sus nidos, antes de que llegue la Noche.

      – ¿Estará él allí­, alto y resplandeciente, y el viento en su cabello? Háblale. Dile que no sea imprudente. ¡Que no busque el peligro sin necesidad!

      – Se lo diré -dijo Finrod. -Pero lo mismo podrí­a deciros a vos que no sollocéis. Es un guerrero, Andreth, y un espí­ritu de ira. En cada golpe que asesta ve al Enemigo que hace mucho os hizo este daño. Pero no estáis hechos para Arda. Donde vayas, puedes encontrar luz. Espéranos allí­: a mi hermano y a mí­.

      saludetes

      jarvis

      19/12/2005 at 11:49 #299538

      Crackb
      Participant

      También hay que tener en cuenta el tiempo en el que vive Tolkien y la mujer de su tiempo que tení­a mucha precariedad. Tolkien lo sabí­a y en su obra quizá quiso darle a la mujer esa jerarquí­a que no poseí­a en la realidad.

      Saludos

      19/12/2005 at 18:49 #299539

      Lord_Denethor
      Participant

      Bueno, ya lo han dicho.

      La mujer es la bella y la joven (Osea la raza elfa, en este caso la mayoria), perfecta en belleza y clase, el hombre el mas normal, puede ser viejo y feo, o puede ser bestia.

      En la realidad asi es, aun hoy en dia.

      Y esto no es exclusivo de Tolkien, es esta en todos los esterotipos de los medios, siempre es La Bella y la Bestia, y nunca el Bello y la Bestia XDDDD

      en todo. Deberia alguien ser algo mas original y romper el esterotipo entonces.

      20/12/2005 at 12:35 #299540

      Fingon_el_valiente
      Participant

      Me ha perecido muy sugerente el comentario de Hombre cetrino. Evidentemente este hecho no puede ser debido a una mera casualidad. De algún modo tuvo que influir la mentalidad de Tolkien y la época en la que viví­a. Podrí­a decirse que Tolkien identifica más a la mujer con los elfos, muchos más hermosos y delicados, y al varón con los mortales, más rudos y, si se me permite la expresión, más "viriles". No es más que una suposición, pero creo que se aproxima mucho a la visión que tení­a Tolkien de las relaciones de pareja. Serí­a comparable a cómo los trovadores y caballeros medievales concebí­an al sexo opuesto, situándolo muy por encima de ellos, aun cuando en la mayorí­a de los casos fuera sólo un trofeo que satisfaciera su deseo. La mujer, por el contrario, debí­a conformarse con algo "peor" y estar subyugada a su esposo. No es que Tolkien pensara de ese modo, pero al fin y al cabo era un hombre "chapado a la antigua" y su forma de entender las relaciones de pareja era muy conservadora y tradicionalista, muy arraigada en el catolicismo.

      20/12/2005 at 16:34 #299541

      arantxa
      Participant

      ¡Ay por favor, sus comentarios son ciertos, pero me van a acabar desilusionando! xDD

      El tema de que los hombres por regla se fijan más en lo que le muestran sus ojos…ok…es cierto, pero prefiero pensar que Tolkien no era tan superficial.

      Para mi el asunto, va por otro lado, si bien, igualmente ligado al machismo en que pudo haberse criado nuestro autor.

      Beren pudo haber escogido a alguna Edain si es que solo le interesaba que su prometida fuese bella. Seguro habí­a otra del calibre de Morwen o similar…a lo que apunto es a un rasgo de la personalidad que se estampa en nuestras heroí­nas. Creo que la cosa no va tanto por la raza, como por el sexo.

      Tanto Arwen, como Lúthien o bien Andreth, están dispuestas a todo por estar con sus enamorados. Pero ¿evidenciarí­amos la misma actitud en Aragorn?, Si hubiese tenido que elegir entre Arwen y su pueblo…no me caben muchas dudas que hubiese sacrificado su amor, por la buenaventura del reino…cosa a mi juicio lógica…

      En el texto antes citado, dice que "Si su corazón mandara, habrí­a deseado tomaros y huir lejos, al este o al sur, abandonando a su gente y a la vuestra. El amor y la lealtad le contuvieron" con respecto a la actitud de Aegnor. Totalmente aplicable a Aragorn, ¿no creen? Solo que este último tuvo más suerte, y además, no tení­a nada que perder (me refiero a un inmortalidad, como en el caso del elfo citado)

      Es evidente que a los hombres los pintan más racionales, y eso me disgusta un tanto, pues desde una perspectiva más moderna la apreciación de estas actitudes se torna machista. Yo tampoco estarí­a dispuesta a renunciar a algo significativo, como mis estudios, trabajo o lo que sea, por alguien , y no por eso dejo de ser mujer.

      Y la contraparte femenina se ve plasmada de forma mucho más, no se si decir…acaso inconciente?…o bien ciega en el afán de conseguir al enamorado.

      De todas formas, tanto del contexto medieval como el de principios del s.XX, ¿tení­an mucho más en que pensar? :-?

      He ahí­ mi parecer.

      Besos!

      20/12/2005 at 19:47 #299542

      valaraukar85
      Participant

      Difiero con algunos de ustedes, pienso que más bien era para que tomaran las historias un poco de amor imposible, dandole un claro climax a las relaciones entre mujeres elfas y hombres. Creo que en vez de machismo representa más bien el no racismo entre razas… :-]

      11/01/2006 at 9:31 #299543

      Fingon_el_valiente
      Participant

      Se ha sugerido que los matrimonios entre elfos y mortales tiene que ver con la unión de la divinidad con el ser humano. Esto tiene mucho que ver con la religión cristiana, según la cual Dios se hizo hombre y vino al mundo como Jesús de Nazaret. Al fin y al cabo de esos matrimonios nació la esperanza y la salvación de los pueblos libres: Eárendil (algunos han identificado el nombre Earendel que aparece en el poema "Christ" de Cynewulf y que inspiró a Tolkien con el mismí­simo cristo)

      Por otro lado no hay que olvidar que la historia de Beren y Lúthien y en menor medida las de Tuor e Idril y Aragorn y Arwen están basadas en su relación personal con su esposa Edith y las muchas dificultades que tuvieron que afrontar para poder casarse y mantener a su familia. Tolkien tení­a a su esposa en un pedestal, por lo que no es de extrañar que en este tipo de matrimonios ella fuera elfa y él mortal. Prueba de ello son las inscripciones de los nombres Beren y Lúthien sobre las lápidas de Tolkien y Edith respectivamente.

      15/02/2006 at 3:57 #299544

      Shaolinista
      Participant

      Coincido totalmente con el ultimo comentario de Arantxa…

      diciendolo rapido, Aegnor renuncia a Andreth para estar con su pueblo en un momento muy dificil. Mientras que en el caso de las elfas ellas renuncian a todo con tal de estar con sus muchachos…

      Creo que es un pensamiento un tanto anticuado, pero la historia es anticuada…

      No creo que sea por nada superficial, lo superficial le interesa tanto a hombres como mujeres, eso es solo la primera impresion, lo que a la larga cuenta es la persona… por ejemplo, si Luthien fuera insoportable, por mas elfa hermosa que sea, si yo fuera Beren me voy corriendo de Doriath…

      en resumen, no creo que fuera aproposito, creo que las historias se fueron dando asi

      salutes

      15/02/2006 at 23:08 #299545

      Ancalime
      Participant

      Bueno, las razones que se han dado son claras, buenas y válidas (aunque habrí­a que hablar largo y tendido sobre lo que se entiende por amor cortés en la Edad Media, creo que ya se hizo alguna vez), pero como soy un poco tocanarices, pues esta defensora de los Edain le va a dar un poco la vuelta.

      La pregunta serí­a: ¿y por qué todas estas elfas decidieron casarse con hombres? Porque Lúthien podrí­a haberse casado con quien quisiera. Y Arwen. Una bonita vida élfica sin complicaciones, con vacaciones finales en Valinor… Hemos hablado de que las mujeres son menos materialistas, pero elfos que sean buenas personas hay muchos (el caso de Idril es distinto, porque el otro pretendiente era Maeglin, que no era precisamente un cielo de chaval; pero dejémoslo aparte).

      Algo tendrí­an que ver en esos Edain que los de su raza no tení­an en mucha estima, sobre todo en el caso de Lúthien. Y algo tendrí­an que tener para que sus historias de amor sean las que más nos gusten (no deberí­a hablar por todos, pero por lo que he leí­do supongo que acierto). Yo pienso: ¿hay algún elfo (varón) que haya hecho la mitad por la mujer que amaba que lo que hizo Beren por Lúthien? Y la verdad, creo que no. Fueran elfos o mortales, muchos hombres se enamorarí­an de la belleza de estas elfas, pero siempre me ha parecido que los elfos son mucho más… digamos… racionales.

      El ejemplo de Andreth y Aegnor no hace más que confirmármelo. Y se retiró y no aferró lo que estaba a su alcance: elda es. Pues tales tratos se pagan con una angustia que no se puede adivinar, y de ignorancia, más que de coraje, juzgan los Eldar que están hechos. Los Eldar aman, pero el hecho de que para ellos el tiempo es casi ilimitado templa mucho ese amor. Mientras, los edain, por la propia inseguridad de su vida, se aferran mucho más a lo que aman, porque saben que es el ahora o nunca. Andreth es una mujer edain, y está claro que Aegnor se enamoró de ella aunque no tuviera belleza élfica. En ese caso, por ejemplo, es Andreth la que usa términos de atractivo fí­sico al hablar de su amado. Quizá extrapole demasiado, pero los riesgos que corre Beren para un elfo quizá fueran imprudentes más que valientes: ellos actuarí­an de otra manera.

      Sin embargo, para un humano, la vida es corta, y cuando se desea algo, se desea ardientemente porque sabemos que si lo llegamos a disfrutar será efí­mero. Cuando un hombre se da cuenta de eso, puede hacer cualquier cosa para conseguir lo que quiere. Y, ¿quién no desearí­a que alguien le amara tanto para correr cualquier riesgo, incluso arrancar un silmaril de la corona de Morgoth? Lúthien conoce alguien que la ama así­, y probablemente después de eso cualquier otra forma de amor serí­a bastante frí­a: así­ que ella también arriesga lo suyo. Andreth es mujer, y si por ella fuera probablemente arriesgarí­a, como humana es pasional; como ella dice, "adaneth soy": no comprende la actitud de Aegnor, pero no por hombre, sino por miembro de los Eldar.

      No sé si me he explicado bien, es todo muy confuso, y a la vez muy… pasional: adaneth soy.

      11/03/2006 at 22:04 #299546

      IndisElbereth
      Participant

      Al fin de cuentas todos tienen una parte destacable en este debate. Definitivamente la influencia de la situación amorosa de Tolkien está clara, de eso no queda duda ni entra a discusión. Pero también es muy viable que haya tintes de la forma de pensamiento de su época, ojo!! no hablo de machismo y mucho menos de superficialidad, pues bien se ha comentado, todos podemos llegar a ser superficiales según la circunstancia, no importan épocas, razas o sexo, y miente quien lo niega. Tolkien como buen escritor debió captar escencias de las personas de su entorno para poder crear un mundo tan complejo y fascinante, y siguiendo con lo dicho de que por tendencia las mujeres somos más sensibles y nos entregamos con el corazón (eso se puede ver en la mayorí­a de los casos, la mujer termina siendo muchas veces sólo la "mujer" de fulanito, y eso no significa que no tenga cerebro y que no lo use) pero ha sido la decisión de cada una de ellas nos guste o no, por lo tanto en la mitologí­a de Tolkien, él pudo percibir esto y retratarlo en su obra y no por ello estar de acuerdo, de ahí­ que haya un caso contrario. Con éste se resalta otra cuestión importante que ya mencionaron, la escencia de los Elfos es "más frí­a" si así­ quieren llamarlo, mientras que los hombres podrán ser señalados como salvajes y viriles, pero apasionados y entregados (con tendencia como decí­an a aferrarse a lo que aman). Ambas razas son racionales, habrá que saber diferenciar de lo que es ser "frí­o" -que para mi es cierta independencia- a ser inteligentes. Pues en el caso de Aragorn, no es que tenga más conciencia que Arwen, y ella podrá dejar todo por seguirlo pero no pondrí­a en riesgo a ninguno de su raza por él, ni a ninguna otra persona por él, es decir sólo entrega lo que está en ella, lo que puede dar, así­ que tampoco la coloquen como una incosciente caprichosa; con esto sólo quiero dejar en claro que para ambos su amor es importante y harí­an a un lado cualquier cosa de la que ellos puedan prescindir, mas como Aragorn tiene una gran responsabilidad con su pueblo, sabe que si los abandona estarán perdidos, y no por ego sino porque es el único que puede unirlos, y si lo perciben bien, al fin de cuentas está decidiendo también por el corazón: hacia la fidelidad y amor a su pueblo, incluso a la misma Arwen al renunciar a ella para que no sufra los estragos de su muerte. El sacrificio es a veces una prueba más grande de amor que aferrarte.

      IndisElebereth

      11/03/2006 at 22:49 #299547

      Daedel
      Participant

      me quedo con la argumentación de Ancalime, don dos razas distintas con destinos distintos y concepciones del mundo distintas, el hombre es consciente de la temporalidad extrema de todo, un elfo puede sentarse a esperar, un hombre o una mujer no, los unos no pueden entender a los otros ni los otros a los unos. Acaso vosotros podeis decir con certeza q es la inmortalidad? la eternidad? podemos definir a base de antonimos, poco mas, lo mismo les pasa a los elfos a la inversa. Las mujeres tienden a ser mas sensibles y si ven a alguien dispuesto a dar lo poco q tiene, incluida la vida q ya de por si es corta… una seguridad tiene, mientras el hombre vida, su amor no disminuira sino q se acrecentará a una velocidad (para la concepción elfica) inimaginable. Se dice q los hombres -en este caso los elficos, xq los mortales dan muestras de apasionamiento extremo- son mas frios, distantes, quiza incluso mas pragmatico, xo no mas materialistas (como un elfo q ha vivido milenios va a apegarse a algo material q sabe perecedero solo por su aspecto juvenil?) Aegnor tiene q escoger, vivir unos años feliz con su amada o dedicarse a un pueblo q le necesita xa sobrevivir, que hariais vosotros en su caso?. Recordemos q serian sociedades patriarcales (no machistas) los hombres deben dirigir, es su obligación ancestral y mas marcada aun para los hijos de personajes ilustres. Asi pues, en su mentalidad seria mas facil para una mujer dejarlo todo por el hombre que un hombre para una mujer.

      13/03/2006 at 16:15 #299548

      aratir
      Moderator

      Yo creo q es casualidad

      15/10/2006 at 3:09 #299549

      Haryos
      Participant

      yo creo que es porque son la pareja perfecta: un guerrero noble y valiente y una doncella bella y delicada… pero este es solo mi modo de pensar…

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