Él no tiene la necesidad de tener un antepasado famoso: le basta con que los demás crean que lo tiene.

Así, tuvieron unos años de prosperidad. Aprendieron las mejores formas de atraer, acorralar y asaltar a los viajeros, y aprovechaban las innumerables madrigueras de trasgos en su propio beneficio. Pasaron tanto tiempo allí que pronto empezaron a tener mujeres y niños con ellos, y llegó un punto en el que casi dejaron de lado la delincuencia, pues la tierra era generosa y no necesitaban luchar para sobrevivir.

Y entonces, llegó la peor época que habían vivido. Los orcos volvían a multiplicarse, y no les gustaba que ellos estuvieran allí. Al principio se escondieron, pero aquellas criaturas seguían conociendo los parajes mejor que ellos, y dieron muerte a todos, salvo a los más fuertes. Los supervivientes aprendieron de los orcos la crueldad y el engaño, y aunque quedaban muy pocos bandidos humanos, comenzaron a ser más fuertes y a emboscar a los propios orcos. Habían olvidado la piedad, aquellos bandidos de la montaña ya no volverían a inclinarse hacia el bien.

La Tercera Edad acabó, y con ello los orcos volvieron a disminuir y dispersarse. Los bandidos seguían allí, y los tiempos volvieron a ser amables con ellos. Los viajeros confiados y fáciles de atacar volvían a los caminos, los botines de guerra de los orcos eran suculentos y estaban abandonados. Su vida volvía a ser fácil. Demasiado fácil.

El líder de los bandidos estaba preocupado. Ya había vivido una era así, y creía que esta vez la paz tampoco duraría para siempre. Si se quedaban en las Montañas Grises, algún día los orcos regresarían, y ellos habrían vuelto a debilitarse. Tampoco podían marcharse de las montañas, pues los reinos del sur estaban recuperando su antigua fuerza, y no les costaría acabar con un puñado de bandidos. Sin embargo, algunos de sus exploradores del norte de las Ered Mithrin comenzaron a llegar con rumores muy interesantes, historias concernientes a las Gemas de Hielo. Pensó en Elessar, y en cómo se había coronado rey de Gondor y Arnor, pese a que había sido un simple montaraz, un habitante de la intemperie como ellos.

"Si yo fuese descendiente de Gundsalf", pensó, "podría reclamar estas joyas y reuniría un montón de seguidores; la gente del norte nos aclamaría y nos haría ricos. Todos conocerían mi nombre, y podría vivir lejos de las montañas sin ser perseguido, porque yo mismo sería como un rey. Aunque pensándolo bien, él no tenía ningún descendiente, que se sepa… ¿No podría yo fingir que lo soy?".

Enseguida se puso manos a la obra. En Esgaroth vivía un hombre capaz de falsificar documentos, así que viajó hasta allí y se reunió con él a solas. Le explicó lo que quería, y pronto obtuvo una genealogía que le convertía en descendiente directo de Gundsalf. Según ésta, Gundsalf había tenido una mujer y un hijo a los que envió al sur antes de luchar con el dragón. Además, explicó en las posadas de Esgaroth en qué consistía su empresa y se llevó a los mejores guerreros dispuestos a seguirle que pudo encontrar. Más tarde les contaría toda la verdad.

Sólo le quedaba reunir a sus bandidos de las montañas, a sus guerreros recién contratados, y explicar a todos su plan. Mataron a todos los que no estaban de acuerdo con la idea, y con los cabos bien atados, se dirigieron a Helkanor. A partir de entonces actuarían como una familia real en el exilio, y matarían a cualquiera que pusiera en duda su legitimidad.

Motivo por el cual llegais a Helkanor en busca del tesoro: El líder de los bandidos tiene la creencia de que las Gemas de Hielo son un símbolo capaz de unir a toda Helkanor alrededor de un hombre. Cree que, si las alza en sus manos como si le pertenecieran legítimamente, todos le aceptarán a él y a su gente. Se compara a sí mismo con el Rey Elessar, de quien ha oído algunas historias: que fue un montaraz y que apareció de la nada con unas cuantas reliquias de sus antepasados encima. Él no tiene la necesidad de tener un antepasado famoso: le basta con que los demás crean que lo tiene.

Aunque cada Casa fue, en origen, independiente y sólo debía lealtad a su propio Señor, con el paso de los años y ante la necesidad de mutua defensa y apoyo así como de pacificar sus propias disputas empezaron a colaborar. Los inmejorables resultados de las distintas colaboraciones acabaron llevando a una organización mayor en la que decidieron organizarse en torno a un líder electo.

Motivo por el cual llegais a Helkanor en busca del tesoro : Una figura sombría colocó un arcón repleto de piezas de oro ante el líder de las huestes mercenarias, encargándole la tarea de la búsqueda de ciertos artefactos, bajo la promesa de numerosos arcones más como aquél al concluir la misión.

Motivo de la llegada a Helkanor: Durante la Tercera Edad del Sol y sobre todo durante la denominada “Guerra del Anillo” la hermandad pasó de ser una congregación pequeña que deambulaba por la Tierra Media predicando su mensaje a convertirse poco a poco en una gran orden religiosa que asentó sus primeros templos en la bahía de Belfalas. Este crecimiento vino a raíz de un aumento del fervor religioso proveniente de las tierras de Gondor con la vuelta de Sauron a la Tierra Media y el temor de una nueva época de tinieblas. Uno de los objetivos de la hermandad era buscar hallazgos y reliquias antiguas, su primer gran tesoro fue el primer manuscrito del poema del Akallabêth así como fragmentos de la espada del rey Elros. Pero con la llegada de la Cuarta Edad, una comisión decidió viajar al norte en busca del paso de Helcaraxe, el lugar que cruzó Melkor y Ungoliant con los Silmarilis tras destruir los árboles de Arda y ver si podían encontrar restos de aquella travesía. Sin embargo los aventureros que viajaron regresaron con noticias sombrías, anunciaban un fervor que nacía en las tierras de Helkanor por hacerse con unas reliquias de un malvado maiar llamado Helkë. La hermandad no podía consentir que la gente venerase los restos de un siervo del señor oscuro, ya que podía suponer un rearme de sus huestes, por ello el Maestre Supremo ordenó trasladar a la hermandad hacia aquellas tierras del norte con la misión de encontrar aquellas joyas llamadas Gemas de Hielo Â… y destruirlas.

Pues sí, tienes razón, haría falta un clan con buenas intenciones. La verdad es que cualquiera de las tres opciones estarían muy bien. Así que venga que alguien se anime!!

Elfo te animas tu?