Carta abierta de Juan M. Villa a la editorial Minotauro, porque pese a lo que había trascendido, en la edición especial 60 aniversario de ‘El Señor de los Anillos‘ no se han corregido las erratas ni los errores de traducción.

Muchas eran las expectativas que se tenían puestas en la edición especial 60 aniversario de ‘El Señor de los Anillos‘, en buena medida por ser la primera y única edición en español que incluía las numerosas correcciones del texto original (muchas de las cuales, aunque no todas, aparecieron ya en la edición del 50 aniversario publicada en inglés en 2004 e inédita en español). Esto, además de emplear las sobrecubiertas originales diseñadas por J.R.R. Tolkien, convertía a la edición del 60 aniversario en la más fiel y cercana a lo que concibió nuestro querido Profesor. Sin olvidar la inclusión de la ‘Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, obra que también había permanecido inédita hasta ahora en español.

Y es que la historia de la publicación de las primeras ediciones y reimpresiones de ‘El Señor de los Anillos’ es algo rocambolesca: impresores que cambiaban la composición tipográfica sin avisar al autor ni al editor, errores de imprenta, equivocaciones varias e incluso una edición pirata en Estados Unidos que hubo de ser rápidamente ‘neutralizada’.

(Pinchad en la imagen para verla a mayor resolución)

Unas expectativas que se vieron muy acrecentadas cuando os contamos que Minotauro había dicho que iban a corregir erratas y errores de traducción de la obra magna de Tolkien, algo que todos los aficionados de habla hispana llevábamos reclamando desde hacía mucho tiempo. Y para decepción de todos los Tolkiendili de habla hispana, de la edición 60 aniversario solo se podría decir que ‘no es oro todo lo que reluce’.

Sin más, a continuación podéis leer la carta abierta de nuestro amigo Juan M. Villa, al que una vez más queremos agradecerle su amabilidad y paciencia para con nosotros.

 

¿En qué momento vendió el minotauro su alma a Sauron?

Carta abierta a la Editorial Minotauro con motivo de la publicación de la edición conmemorativa del 60º Aniversario de ‘El Señor de los Anillos’.

Descubrí ‘El Señor de los Anillos’ hace treinta y siete años. Es decir, más de dos terceras partes de mi vida están ligadas al que se ha convertido en mi libro de cabecera, de referencia. Más que eso: ‘El Señor de los Anillos’ es, para mí, EL LIBRO. Desde aquella primera edición, la más querida y la que más veces he leído, he comprado no menos de seis ediciones en castellano (la ilustrada en un único volumen, alguna de bolsillo, en estuche junto a ‘El hobbit’ y ‘El Silmarillion’, etc.), y también algunas en inglés (la de papel biblia de Harper Collins, la del 50º Aniversario y recientemente también la del 60º Aniversario).

¿Cómo expresar mi expectación (y excitación) cuando este pasado verano me llegó la noticia de que Minotauro iba a publicar la edición del 60º Aniversario en castellano, con las portadas originales de Tolkien y la ‘Guía’ de Hammond y Scull? Pero sin embargo, en estos meses de espera, una sombra cada vez más oscura ha ido ocultando la ilusión inicial.

Va a hacer trece años tuve la oportunidad y el honor (al menos desde mi punto de vista) de tener una reunión en la sede de Planeta para tratar sobre la publicación de un libro sobre la obra de Tolkien. Entre lo que allí se habló surgió el tema de los errores de traducción que durante años han venido arrastrando las ediciones españolas (errores, por otro lado, perfectamente documentados). Se nos aseguró entonces que el trabajo de corrección se remontaba a veinte años atrás… cosa que personalmente me extrañó, porque los errores de traducción se mostraban resistentes a la desaparición edición tras edición.

El tiempo pasó. La fiebre surgida a raíz del estreno de las películas de Peter Jackson remitió. Mi interés por ‘El Señor de los Anillos’, casi diría que académico, no hizo más que aumentar. Trece años después, mi desconfianza ante el hecho de que en algún momento Minotauro publicase una edición corregida, aumentó incluso más.

Desde hace muchos años he tenido la sospecha (nada más que una apreciación personal, un pálpito) de que mientras viviese Francisco Porrúa (q.e.p.d.) no se iba a tocar la traducción de ‘El Señor de los Anillos’: una especie de merecidísimo homenaje por su trabajo, por haber tenido en un momento dado el valor de arriesgarse y habernos “regalado” semejante libro. Que el anuncio de la nueva edición se hiciese medio año después de su fallecimiento era un leve atisbo de esperanza. Pero el día 14 de diciembre, Minotauro me ha desilusionado como nunca lo había hecho antes; aunque también he sentido una increíble sensación de alivio. El porqué de esta extraña sensación lo dejo para el final; primero quiero centrarme en lo que, sinceramente, considero un engaño, una burla, una falta de respeto e incluso un insulto a la gente a la que gusta y sabe apreciar lo que supone la obra de Tolkien en general y ‘El Señor de los Anillos’ en particular.

• Lo primero que hice según tuve los libros fue “pasar la prueba del algodón”, buscar el que quizá sea el error de traducción más famoso de todos. Si ese error estaba corregido, habría lugar para la esperanza. La Comunidad del Anillo, capítulo “Trancos”, página 205, ¿qué me encuentro?…

 No es oro todo lo que reluce…

 ¿Hay que decir algo más? ¿Hay que recordar que Tolkien alteró intencionadamente la expresión inglesa ‘All that glitters is not gold’ [No es oro todo lo que reluce] por ‘All that is gold does not glitter’ [No todo lo que es oro reluce], y que esa frase en la traducción tiene el sentido radicalmente opuesto al que quiso darle Tolkien? Pero la cosa no termina ahí. Por suerte tengo ‘The Lord of the Rings: A Reader’s Companion’ en inglés, y recordaba perfectamente que contiene un comentario al respecto: en la página 160 Hammond y Scull escriben:

 All that is gold does not glitter – Compare the traditional saying all that glitters is not gold (in Shakespeare’s Merchant of Venice, ‘All that glisters is not gold’)…

 Sin embargo, en la página 277 de la ‘Guía de lectura’, en el lugar que debería ocupar, ese comentario ha desaparecido. Es decir, que se ha manipulado la traducción de ‘The Lord of the Rings: A Reader’s Companion’ para no hacer más patente de lo que ya es un error de traducción conocido y que parece causar cierta vergüenza. ¿Saben Wayne G. Hammond y Christina Scull cómo, y por qué, se ha alterado su trabajo?

• Hay también algún caso que roza el ridículo, como en ‘El retorno del rey’, página 292:

 -Hasta la vista ahora, Meriadoc de la Comarca, y Escanciador de la Marca…

 Lo de “Escanciador” en lugar de amigo “Amigo Leal [o Fiel]” puede resultar un error chocante; pero cuando en la ‘Guía’, página 842, se mantiene lo de escanciador para decir que proviene del inglés antiguo hold, “fiel, leal”, y wine, “amigo”, la cosa empeora, y mucho. A no ser, claro, que se considere que el amigo más fiel es aquel que no permite que falte vino en nuestra copa.

• Y así un error, y otro, y otro… Tantos que, tras una comprobación al azar de los errores documentados, parece que no hay ni uno solo corregido. ¿Y cómo van a estar corregidos si está edición es EXACTAMENTE LA MISMA que la publicada en un estuche y con sobrecubiertas blancas en 2002, junto con ‘El hobbit’ y ‘El Silmarillion’? Ni siquiera se han molestado en maquetarlo de nuevo. Las páginas son idénticas, empiezan y acaban en el mismo sitio, con el mismo número de líneas, de palabras por línea… todo. Solamente donde se han introducido las correcciones traídas de las ediciones en inglés (que en muchas ocasiones afectan a una única palabra) hay ligerísimos cambios. Nos han vendido el mismo oso con otra piel y hemos tragado que nos cobren por la ‘Guía de lectura’ casi 80 € (teniendo en cuenta que los volúmenes independientes de ‘El Señor de los Anillos’ encuadernados en pasta dura cuestan entre 20 y 22 € cada uno).

Llegados a este punto la única pregunta que se me ocurre es: ¿POR QUÉ? Sí los errores (al menos la mayoría y desde luego los más importantes) están localizados y documentados desde hace años, gracias entre otros a páginas web como la Universidad Autónoma de Númenor (los mismos que tradujeron de forma tan brillante ‘Las aventuras de Tom Bombadil’ que Minotauro publicó en 2005; no son por tanto unos desconocidos), ¿por qué se ha despreciado ese trabajo?, ¿por qué en Minotauro existe tal rechazo, se diría que visceral, a corregir los errores de traducción? Porque aquí no se discute la calidad de la traducción en sí misma, que personalmente me parece un trabajo realmente notable, si no esas manchas que tanto cuesta lavar.

La que podía haber sido la versión definitiva en castellano de ‘El Señor de los Anillos’ ha resultado una edición bastarda, muy bonita por fuera pero que aporta poco o nada, un buen cebo para la campaña navideña, disfrazándola además de “edición limitada y numerada”. Es un trabajo hecho sin amor y, lo que es peor, sin respeto a Tolkien y a los que amamos su obra. Minotauro ha tocado fondo con esta edición, algo muy triste para una editorial que tanto ha hecho por dar a conocer a Tolkien, pero que también tanto debe al viejo profesor.

Pero dicho todo lo anterior, me remonto a unos párrafos más arriba, allí donde dije que había sentido una increíble sensación de alivio.

Me encantan los libros. No solamente leerlos, sino físicamente: su peso, el tacto de sus hojas, su olor, el regalo para la vista que representa una buena tipografía y una acertada maquetación. Un libro bien editado es uno de los objetos más hermosos que hay. Por eso, porque amo los libros, siempre he sentido una (¿sana?) envidia al ver las ediciones que puntualmente se hacen de otras obras: ilustradas, anotadas, en gran formato y en múltiples variantes, y no obligatoriamente de lujo: ‘El hobbit’ anotado de Douglas A. Anderson; las diferentes ediciones, anotadas unas e ilustradas otras de ‘Alicia’, ‘El mago de Oz’ o ‘Drácula’; la maravillosa Divina Comedia, ilustrada por Barceló… ¿por qué no podía tener una edición así de ‘El Señor de los Anillos’?

Catorce años atrás hice un primer intento, una copia en gran formato, corregida, ilustrada y encuadernada en cuero rojo, y de la que posiblemente quede alguien en Minotauro que recuerde haberla visto. Incluso Paco García Lorenzana, Director Editorial de Minotauro por aquel entonces, planteó la posibilidad de publicar una edición similar en Editorial Planeta Grandes Publicaciones… un sueño que apenas duró meses, pero que fue muy bonito durante el tiempo que llegué a creer que podría llegar a ser posible.

Pero como no me conformo, como siento por este libro una increíble pasión (“enfermiza”, dirían algunos. Se lo perdono), hace poco más de nueve años, a punto de nacer mi hijo, empecé lo que quería que fuese un regalo para él, para cuando fuese mayor y tuviese edad de leerlo; y para su madre, otra absoluta enamorada del libro, hasta tal punto que en ocasiones incluso a mí me asombra, la que es mi primera y principal inspiración, mi Lúthien: para ellos quería la mejor edición de ‘El Señor de los Anillos’ que pudiese ofrecerle, convencido de que ni Minotauro, ni ninguna otra editorial en el futuro, iban a poner el cariño, la pasión, la meticulosidad y el respeto por la obra original que yo estaba dispuesto a volcar en ese proyecto. Y se me fue de las manos. Las exigencias familiares y laborales han extendido el plazo, nunca realmente definido, pero nunca imaginado tan largo cuando empecé. Tan largo que incluso me da miedo acabarlo.

Por eso he sentido alivio. Desde que me enteré de la publicación de la edición del 60º Aniversario en español he sentido un temor creciente: que Minotauro hiciese lo que parecía prometer, que con el poder que le da ser la editorial de referencia de Tolkien en español me adelantase como un rayo por la derecha y sintiese como mi trabajo de estos últimos nueve años quedaba reducido a una mera curiosidad, la afición sin mucho sentido de un friki.

Si no ha sido así, señores de Minotauro, es porque para ustedes la obra de Tolkien, y más concretamente a ‘El Señor de los Anillos’, hoy en día ya no es más que una pobre vaca escuálida a la que intentan ordeñar hasta la última gota de leche.

Yo estoy haciendo lo que deberían de haber hecho ustedes, un trabajo por el que habría pagado gustoso casi lo que pidieran: una revisión total del texto, corrigiendo errores, adaptándolo incluso a la última Ortografía, una revisión profunda del uso de las mayúsculas (mucho más restrictivo en español que en inglés), añadiendo notas y comentarios, redibujando árboles genealógicos y mapas (mapas, desde luego, más grandes), con una puerta de Moria negra, como Tolkien deseaba, con poemas que en lo posible respeten la métrica y la rima, y un muy largo etc. Y no, no se me ocurre apropiarme injustamente del mérito de este trabajo, porque aunque es básicamente una tarea solitaria, la estoy haciendo subido a hombros de gigantes. Como los miembros de la Universidad Autónoma de Númenor, que cuentan con todo mi respeto por su desinteresado trabajo y agradecimiento por la ayuda que me prestaron en las primeras fases del proyecto; y todos los grandes estudiosos de la obra de Tolkien (algunos de los cuales llevan años publicando sus investigaciones de forma altruista en Internet), como Carl F. Hostetter, Helge Kåre Fauskanger, Wayne G. Hammond y Christina Scull, Tom Shippey, Douglas A. Anderson, y otros muchos, la mayoría de ellos simples aficionados anónimos. Y también con el ánimo que da saber que ha habido otros “locos” que han logrado sus sueños, como los compositores Caspar Reiff y Peter Hall, que musicalizaron todos los poemas de ‘El Señor de los Anillos’, o Barbara Strachey, que cartografió todo el viaje de Frodo y compañía en ‘The Journeys of Frodo’.

El resultado será mi (nuestro) ‘Señor de los Anillos’, una edición tan limitada que únicamente tendrá un ejemplar. Toda gran obra necesita de un gran esfuerzo. La mía puede que quede pequeña, podrá ser porque no sepa hacerlo mejor, pero desde luego no será por falta de tesón. Yo puedo mirar a los ojos de mi esposa, y a los de mi hijo, y sentirme orgulloso de lo que estoy haciendo, y saber que todos esos momentos que les he robado en estos años han merecido la pena… ¿pueden ustedes mirar a los ojos de sus lectores, a los ojos de la gente que les ha llevado a donde están, y estar orgullosos de esta edición que han publicado? ¿No hay nada que les mueva a hacer bien el trabajo que se supone que tendrían que hacer, a poner el alma en cada libro? ¿No podrían al menos simular que les sigue importando un libro que ha sido pilar fundamental de su editorial?

Como escribió el propio Tolkien en ‘Los monstruos y los críticos’:

El esfuerzo de traducir, o de mejorar una traducción, es valioso no tanto por la versión que produce, cuanto por la comprensión del original que despierta.

En eso estoy yo. En eso ha fallado estrepitosamente Minotauro.

Atentamente,

Juan M. Villa

P.D.: Y la edición del 60º Aniversario de las ‘Crónicas marcianas’ de Bradbury tampoco es para tirar cohetes. Parece que andamos desganadillos con las ediciones conmemorativas.

 

Por si queréis comprobar algunos de los errores de traducción de ‘El Señor de los Anillos‘ y de otros libros de Tolkien os animamos a que visitéis el Departamento de Traducción Irreverente de la Universidad Autónoma de Númenor.

Nota: Esta web no se responsabiliza ni comparte necesariamente las ideas o manifestaciones depositadas en las opiniones realizadas por sus colaboradores y sus lectores.

Imágenes relacionadas:

Esta noticia fue publicada en Libros de JRR Tolkien y etiquetada con Christina Scull, El Señor de los Anillos, El Señor de los Anillos. Guía de Lectura, JRR Tolkien, Juan M. Villa, libros, Minotauro, Wayne G. Hammond. Anota el permalink.

Comentarios

13 Responses to ¿En qué momento vendió el minotauro su alma a Sauron?