Perfil Básico

Nombre

Minei

Ficha de Personaje

Nombre del Personaje

Azkaal

Raza

Dúnadeth

Lugar de la Tierra Media

Arnor/Rivendel

Descripción del Personaje

Una mujer joven, alta, de pelo muy corto y oscuro y grandes ojos color miel. Rostro de expresión seria y madura, aunque la ira o la incertidumbre la hacen parecer más joven de lo que realmente es. Suele vestir ropas oscuras, adaptadas a la sombras de la noche y a los largos viajes, además de portar una daga oculta y su inseparable espada, Gwingraun ("ola errante").

Historia del Personaje

La historia de Minei no podría ser contada sin mencionar a aquellos que fueron sus protectores, sus maestros y, en cierta forma, lo más parecido que tuvo a una familia: Aragorn II, Arwen Undómiel y Elrond Medio-Elfo, de sobra conocidos por la Historia.

Varias décadas antes de los hechos conocidos como La Guerra del Anillo, Aragorn volvía a Rivendel tras vagar sin rumbo por las tierras del Este durante el invierno. Allí Elrond, gran héroe de la Última Alianza y su protector, le llamó en audiencia secreta.

"Hijo mío, debes ir a tu tierra natal en el Norte, pues el corazón me dice que algo va a suceder que requiere de nuestra ayuda."

Aragorn se sobresaltó. "Señor, ¿es que acaso Arnor está en problemas? Los tiempos son duros allá, como en el resto de la Tierra Media, pero en mis viajes no he oído que haya pasado nada grave en el Norte."

"No, no es tu espada lo que tu pueblo necesita ahora" le tranquilizó Elrond, "sino los conocimientos que has ganado durante tu estancia en esta casa."

Elrond calló durante unos momentos mientras recogía algunas hierbas y ungüentos de las estanterías, después prosiguió: "He tenido una visión realmente trágica: una mujer joven, una Dúnadan de tu estirpe, dando a luz sola en medio de las ruinas de Annúminas. La historia de esa mujer la conozco, pero no es necesario que la sepas, puesto que su destino está por cumplirse…" Elrond cerró los ojos con tristeza. Aragorn comprendió. "Es a su hijo a quien debes salvar y traer a esta casa, ya que se me ha revelado que su vida está ligada a la nuestra, y que nos será de gran ayuda ante la lucha que se avecina."

Aragorn recogió las medicinas que el sabio medio-elfo había preparado y las metió en su equipaje. "¿Cuánto tiempo tengo antes de que nazca el niño?", preguntó. "No más de una semana, puede que incluso menos, así que date prisa… o puede que también él se pierda."

Aragorn cabalgó sin descanso, atravesando incluso La Comarca de noche para acortar camino (por suerte, debido al frío, ningún Hobbit estaba fuera del hogar). Al anochecer del sexto día llegó a lo que había sido una de las más grandes ciudades de la antigüedad, fundada por el propio Elendil al borde del lago Nenuial y caída junto con los Reinos del Norte.

De pronto, unos gemidos llegaron hasta él. Los siguió hasta la orilla del lago y allí estaba la mujer… y el bebé en sus brazos. Acababa de dar a luz y su luz se extinguía. Al ver a Aragorn sonrió: la cercanía de la muerte le daba sabiduría, y sabía que ese hombre venía a salvar a su bebé. Aragorn cogió al niño, lo arropó y se lo devolvió a su madre, quien lo sostuvo en brazos silenciosamente hasta que cumplió su destino… Aragorn la enterró donde había muerto y, rápidamente, volvió a Rivendel.

Allí lo esperaba Elrond, quien cogió al pequeño para darle la bienvenida al hogar. Lo entregó a su hija Arwen -esta le acunó cantándole antiguas canciones elfas- y se dirigió a Aragorn: "Bien hecho, hijo. Este pequeño será entrenado de la misma forma que tú, y será un buen compañero y ayudante en la lucha contra la Sombra."

Al oir esto, Arwen se rió: "¡Padre! ¿De verdad entrenaréis a este bebé para ser un Montaraz? ¡Pero si es una niña!" Ni que decir tiene que ambos hombres se quedaron anonadados… "¿Una niña?" dijo Aragorn en un susurro, "Señor, vuestra visión no os avisó de ello?". "No, hijo: ví a un ser vestido de oscuro y de brillantes ojos blandiendo una espada por el Bien… pero nunca pensé que fuera otra cosa que un hombre."

Elrond sonrió. "Esta ha sido una hermosa lección: no des nada por sentado." Cogió a la pequeña en brazos y la miró a los ojos. Esta, a pesar de no tener más de una semana de vida, le aguantó la mirada. "Sí" díjo el Medio-Elfo, "se le entrenará como a un hombre, y será por ello única." Y por esta frase de Elrond a la pequeña se la conoció como Minei, la Única.

Tal como profetizó Elrond, Minei fue entrenada en las mismas artes que Aragorn. Pronto destacó en el arte de la espada entrenada por el mismo Aragorn o por los hijos de Elrond si el Dúnadan no se encontraba en Rivendel. Glorfindel le enseñó a montar a caballo, y casi sin saber aún caminar ya cabalgaba días y días sin descanso. Elrond le enseñaba la Historia de su linaje y de las Edades que la precedían, además de las artes de curación tan ligadas a los elfos. Arwen, la bella hija de Elrond, cuidaba de ella y le seguía cantando hermosas canciones élficas como cuando era pequeña, pero esta vez era Rhîwen -la Doncella del Invierno, como la llamaba con cariño- la que las protagonizaba.

A causa del interés mostrado por Arwen y Aragorn por ella, Minei les llamaba "Ada" y "Nana" (papá y mamá), así como llamaba a Elrond "Herdir" (Señor) y "Muindyr" (hermanos) a Elladan y Elrohir. A pesar de la familiaridad y el cariño que fluía entre ellos, Minei sabía que no eran su verdadera familia, pero nunca se atrevió a preguntar. Para qué, si era feliz en Imladris y con los que la habían criado…

Cuando Elrond creyó que la ya más que adolescente estaba preparada para su misión, le entregó un caballo -"Dínen", el Silencioso- y una extraña espada que Aragorn había traído del Este más lejano en uno de sus viajes: era plana y curva, sin punta y con un sólo lado afilado, pero era tan rápida, ligera y letal que con un rápido movimiento de la muñeca podía cortar un Orco por la mitad. Perfecta para ser usada por una persona no fuerte pero sí ágil y rápida. "Gwingraun" la llamó, la Ola Errante, pues la forma de usarla le recordaba las olas del mar cuando golpeaban contra los acantilados.

Con "Dínen" y "Gwingraun", Minei se dirigió a su destino, dispuesta a servir al Bien desde las sombras…