
- Categoría: Mundo Tolkien
- Etiquetas: El Señor de los Anillos, Hoy en la Tierra Media, JRR Tolkien, La Búsqueda del Anillo, libros
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¿Queréis saber qué sucedió el 28 de septiembre en el universo fantástico creado por J.R.R. Tolkien? ¡Lo podéis leer aquí!
Continuamos con nuestra sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que cuatro hobbits reanudaron su viaje y llegaron a un lugar remoto rodeado de misterio donde fueron atacados por unos espíritus malignos y ancestrales. Para evitar confusiones y malentendidos recordamos que todas estas fechas se corresponden con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices) y los ‘Cuentos inconclusos‘ de J.R.R. Tolkien, y de otros libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos: Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.
Unos acontecimientos que nos gusta acompañar con pasajes de la obra de Tolkien y con distintos dibujos e ilustraciones, pero no siempre encontramos imágenes que representen los momentos de los que hablamos o con reflejen fielmente las descripciones del Profesor.
Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 28 de septiembre, o el 28 de Halimath según el Calendario de la Comarca.
Año 3018 de la Tercera Edad del Sol:
* Los hobbits dejan la casa de Tom Bombadil.
* Llegan a las Quebradas de los Túmulos, donde son atrapados por los Tumularios.
* Gandalf llega al Vado de Sarn.
(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)
(Baya de Oro, según la artista australiana Belinda Morris)
“Baya de Oro les habló, atrayendo de nuevo las miradas y pensamientos de los hobbits.
—¡Apresuraos ahora, mis buenos huéspedes! —les dijo—. ¡Y manteneos firmes y decididos! ¡Siempre hacia el norte con el viento en el ojo izquierdo y benditos sean vuestros pasos! ¡De prisa, mientras brilla el sol! —Y a Frodo le dijo:— ¡Adiós, amigo de los Elfos, fue un encuentro feliz!
Pero Frodo no supo qué responder. Hizo una profunda reverencia, montó en el poney, y seguido por sus amigos partió trotando a lo largo de la suave pendiente que bajaba detrás de la loma. La casa de Tom Bombadil y el valle y el bosque desaparecieron de la vista de los hobbits. El aire se hizo más cálido entre los muros verdes de las lomas, y el aroma del pasto era fuerte y dulce. Cuando llegaron al fondo de la hondonada verde se volvieron y miraron a Baya de Oro, ahora pequeña y delgada como una flor iluminada por el sol sobre un fondo de cielo; estaba de pie, todavía mirándolos, con las manos tendidas hacia ellos. Mientras la miraban, ella llamó con voz clara, y levantando la mano se volvió y desapareció detrás de la colina.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 8: Niebla en las Quebradas de los Túmulos).
(Quebradas de los Túmulos, según la artista italiana Francesca Rita)
“—Eso es una línea de árboles —dijo Merry—, y seguramente señala el camino. Los árboles crecen todo a lo largo, durante muchas leguas al este del Puente. Algunos dicen que los plantaron en los viejos días.
—Espléndido —dijo Frodo—. Si seguimos marchando como hasta ahora, habremos dejado las Quebradas antes que se ponga el sol y buscaremos un buen sitio para acampar.
Pero aún mientras hablaba se volvió para mirar hacia el este y vio que de aquel lado las lomas eran más altas y se alzaban por encima de ellos; y todas esas lomas estaban coronadas de montículos verdes, y en algunas había piedras afiladas que apuntaban arriba, como dientes mellados que asomaban en encías verdes.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 8: Niebla en las Quebradas de los Túmulos).
(Niebla en la Quebrada de los Túmulos, según el artista alemán Simon Schmidt)
“En el centro se erguía una única piedra, alta bajo el sol, y a esa hora no echaba ninguna sombra. Era una piedra informe y sin embargo significativa: como un mojón, o un dedo guardián, o más aún una advertencia. Pero ellos tenían hambre, y el sol estaba aún en el mediodía, donde no había nada que temer, de modo que se sentaron recostando las espaldas en el lado este de la piedra. Estaba fresca, como si el sol no hubiera sido capaz de calentarla, pero a esa hora les pareció agradable. Allí comieron y bebieron, y fue aquél un almuerzo al aire libre que hubiese contentado a cualquiera, pues el alimento venía de «bajo la Colina». Tom los había aprovisionado como para toda la jornada. Los poneys desensillados retozaban en el pasto.
La cabalgata por las lomas, la comida abundante, el sol tibio y el aroma de la hierba, un descanso algo prolongado con las piernas estiradas, de cara al cielo: estas cosas quizá bastan para explicar lo que ocurrió. De cualquier manera los hobbits despertaron de pronto, incómodos, de un sueño que no había sido voluntario. La piedra elevada estaba fría, y arrojaba una larga sombra pálida que se extendía sobre ellos hacia el este.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 8: Niebla en las Quebradas de los Túmulos).
(Niebla en la Quebrada de los Túmulos, según el artista inglés Paul Raymond Gregory)
“La marcha era muy lenta. Para evitar separarse y extraviarse en direcciones diferentes iban todos en fila, con Frodo adelante. Sam marchaba detrás, y luego Pippin, y luego Merry. El valle parecía interminable. De pronto Frodo vio una señal de esperanza. A un lado y a otro una sombra comenzó a asomar en la niebla; y se le ocurrió que estaban acercándose al fin a la abertura entre las colinas, la puerta norte de las Quebradas de los Túmulos. Una vez del otro lado estarían libres.
—¡Adelante! ¡Seguidme! —llamó por encima del hombro, y corrió hacia adelante.
Pero la esperanza se convirtió pronto en alarma y confusión. Las manchas oscuras se oscurecieron todavía más, pero encogiéndose; y de pronto, alzándose ominosas ante él y algo inclinadas la una hacia la otra como pilares de una puerta descabezada, Frodo vio dos piedras enormes clavadas en tierra. No recordaba haber visto ningún signo parecido en el valle, cuando había mirado a la mañana desde lo alto de la loma. Ya había pasado casi entre ellas cuando se dio cuenta, y en ese mismo momento la oscuridad pareció caer alrededor. El poney se encabritó relinchando, y Frodo rodó por el suelo. Cuando miró atrás descubrió que estaba solo; los otros no lo habían seguido.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 8: Niebla en las Quebradas de los Túmulos).
(Tumulario, según el artista galés Stephen Graham Walsh)
“—¿Qué es esto, por todos los misterios? —comenzó Merry sintiendo la diadema dorada que le había caído sobre un ojo. En seguida se detuvo, y una sombra le cruzó la cara, y cerró los ojos—. ¡Claro, ya recuerdo! —dijo—. Los hombres de Carn Dûm cayeron sobre nosotros de noche, y nos derrotaron. ¡Ah, esa espada en el corazón! —Se llevó las manos al pecho—. ¡No! ¡No! —dijo, abriendo los ojos—. ¿Qué digo? He estado soñando.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 8: Niebla en las Quebradas de los Túmulos).
(Frodo y el Tumulario, según el artista canadiense John Howe)
“Creyó oír entonces un grito ahogado, y fue hacia él, y mientras avanzaba la niebla se replegó apartándose y descubrió un cielo estrellado. Una mirada le mostró que estaba ahora cara al sur y sobre una colina redonda a la que había subido desde el norte. El viento penetrante soplaba del este. La sombra negra de un túmulo se destacaba a la derecha sobre el fondo de las estrellas orientales.
—¿Dónde estáis? —gritó de nuevo a la vez irritado y temeroso.
—¡Aquí! —dijo una voz, profunda y fría, que parecía salir del suelo—. ¡Estoy esperándote!
—¡No! —dijo Frodo, pero no echó a correr. Se le doblaron las rodillas y cayó por tierra. Nada ocurrió y no hubo ningún sonido. Alzó los ojos, temblando, a tiempo para ver una figura alta y oscura como una sombra que se recortaba contra las estrellas. La sombra se inclinó. Frodo creyó ver dos ojos fríos, aunque iluminados por una luz débil que parecía venir de muy lejos. En seguida sintió el apretón de una garra más fuerte y fría que el acero. El contacto glacial le heló los huesos, y ya no supo más.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 8: Niebla en las Quebradas de los Túmulos).
(Gandalf cruza el Vado de Sarn, según el artista alemán Simon Schmidt)
“Pero el miedo crecía en mí mientras cabalgaba. A medida que iba hacia el norte me llegaban noticias de los Jinetes, y aunque les ganaba terreno día a día, siempre estaban delante de mí. Habían dividido las fuerzas, supe; algunas quedaron en las fronteras del este, no lejos del Camino Verde, y otras invadieron la Comarca desde el sur.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).