
- Categoría: Mundo Tolkien
- Etiquetas: Año 2941 de la Tercera Edad, El Hobbit, El Señor de los Anillos, Hoy en la Tierra Media, JRR Tolkien, La Búsqueda de Erebor, La Búsqueda del Anillo, libros
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A continuación podéis descubrir lo que sucedió el 25 de octubre en la Tierra Media, el universo fantástico creado por J.R.R. Tolkien.
Seguimos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con un día en el que un rey acudió en auxilio de aquellos que lo habían perdido todo, en el que un señor enano recibió un importante mensaje, y en el que se celebró una reunión que cambiaría el destino de la Tierra Media y en la que se revelaron muchos secretos. Para evitar malentendidos y confusiones queremos recordar que todas estas fechas se corresponden con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey o el Cómputo de los Senescales) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ o los Manuscritos Marquette de J.R.R. Tolkien, y de otros libros de estudiosos de la obra del Profesor como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos. Guía de Lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.
Eventos que acompañamos con citas de los libros de Tolkien y con dibujos e ilustraciones de diferentes artistas, aunque no en todos los casos encontramos imágenes de los momentos que mencionamos o que representen fielmente lo descrito por el Profesor.
Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 25 de octubre, o el 25 de Crudo invierno según el Calendario de la Comarca.
Año 2941 de la Tercera Edad del Sol:
* Los Elfos llegan al Lago Largo (ver nota 2).
* Dáin Pie de Hierro recibe la petición de ayuda de Thorin.
(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)
(Thranduil, por la artista española Lourdes Vélez)
“Los elfos todavía mantenían los pies ligeros, y a pesar de que no estaban acostumbrados a los pantanos y las tierras traidoras entre el Lago y el Bosque, avanzaron de prisa. Sólo cinco días después de la muerte del dragón, llegaron a orillas del lago y contemplaron las ruinas de la ciudad. Grande fue la bienvenida, como podía esperarse, y los hombres y el gobernador estaban dispuestos a convenir cualquier clase de pacto, como respuesta a la ayuda del Rey Elfo.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 14: Fuego y agua).
(Dáin Pie de Hierro, por el artista polaco Grzegorz Wlazło)
“Esta canción pareció apaciguar a Thorin, que sonrió de nuevo y se mostró más alegre; y se puso a estimar la distancia que los separaba de las Colinas de Hierro y cuánto tiempo pasaría antes de que Dáin pudiese llegar a la Montaña Solitaria, si se había puesto en camino tan pronto como recibiera el mensaje.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 15: El encuentro de las nubes).
Año 3018 de la Tercera Edad del Sol:
* Boromir llega por la mañana a Rivendel.
* Se celebra en Rivendel el Concilio de Elrond.
* Glóin habla de la expedición de Balin a Moria y narra la llegada a Erebor de un mensajero de Sauron pidiendo noticias de Bilbo.
* Elrond cuenta la historia del Anillo.
* Boromir relata el sueño profético sobre el Daño de Isildur.
* Bilbo cuenta cómo descubrió el Anillo y Frodo relata su viaje desde que dejó Hobbiton.
* Gandalf cuenta el descubrimiento del pergamino de Isildur.
* Aragorn narra cómo capturó a Gollum.
* Legolas revela que Gollum ha escapado.
* Gandalf desvela la traición de Saruman.
* Erestor propone enviarle el Anillo a Tom Bombadil.
* Boromir propone utilizar el Anillo contra Sauron.
* Glóin propone unir fuerzas contra Sauron y utilizar los Tres Anillos de los Elfos como armas.
* El Concilio decide destruir el Anillo y Bilbo se ofrece como Portador, aunque es descartado por Gandalf.
* Frodo acepta la responsabilidad de ser el Portador del Anillo, y Sam se ofrece a acompañarlo.
* Aragorn y los hijos de Elrond parten para hacer una batida alrededor de Rivendel.
(Boromir llega a Rivendel, por el artista español Joshua Cairós)
“—He aquí —dijo Elrond de pronto, volviéndose hacia Gandalf— a Boromir, un hombre del Sur. Llegó en la mañana gris, y busca consejo. Le pedí que estuviera presente, pues las preguntas que trae tendrán aquí respuesta.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(El Concilio de Elrond, por el artista inglés Alan Lee)
“Elrond estaba allí, y muchos otros que esperaban sentados en silencio, alrededor. Frodo vio a Glorfindel y Glóin; y en un rincón estaba sentado Trancos, envuelto otra vez en aquellas gastadas ropas de viaje. Elrond le indicó a Frodo que se sentara junto a él, y lo presentó a la compañía, diciendo:
—He aquí, amigos míos, al hobbit, Frodo, hijo de Drogo. Pocos han llegado atravesando peligros más grandes o en una misión más urgente.
Luego señaló y nombró a todos aquellos que Frodo no conocía aún. Había un enano joven junto a Glóin: su hijo Gimli. Al lado de Glorfindel se alineaban otros consejeros de la casa de Elrond, de quienes Erestor era el jefe; y junto a él se encontraba Galdor, un Elfo de los Puertos Grises a quien Círdan, el carpintero de barcos, le había encomendado una misión. Estaba allí también un Elfo extraño, vestido de castaño y verde, Legolas, que traía un mensaje de su padre, Thranduil, el Rey de los Elfos del Bosque Negro del Norte. Y sentado un poco aparte había un hombre alto de cara hermosa y noble, cabello oscuro y ojos grises, de mirada orgullosa y seria.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Balin decide partir hacia Moria, por el artista finés Joona Kujanen)
“—Hace ya muchos años —dijo Glóin— una sombra de inquietud cayó sobre nuestro pueblo. Al principio no supimos decir de dónde venía. Hubo ante todo murmullos secretos: se decía que vivíamos encerrados en un sitio estrecho, y que en un mundo más ancho encontraríamos mayores riquezas y esplendores. Algunos hablaron de Moria: las poderosas obras de nuestros padres que en la lengua de los enanos llamamos Khazad-dûm, y decían que al fin teníamos el poder y el número suficiente para emprender la vuelta.
Glóin suspiró. —¡Moria! ¡Moria! ¡Maravilla del mundo septentrional! Allí cavamos demasiado hondo, y despertamos el miedo sin nombre. Mucho tiempo han estado vacías esas grandes mansiones, desde la huida de los hijos de Durin. Pero ahora hablamos de ella otra vez con nostalgia, y sin embargo con temor, pues ningún enano se ha atrevido a cruzar las puertas de Khazad-dûm durante muchas generaciones de reyes, excepto Thrór, que pereció. No obstante, Balin prestó atención al fin a los rumores, y resolvió partir, y aunque Dáin no le dio permiso de buena gana, llevó consigo a Ori y Óin y muchas de nuestras gentes, y fueron hacia el sur.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Un mensajero de Sauron llega a Erebor, por el artista canadiense John Howe)
“’Desde aquella noche un peso ha agobiado los corazones de nuestros jefes. No hubiésemos necesitado oír la voz lóbrega del mensajero para saber que palabras semejantes encerraban a la vez una amenaza y un engaño, pues el poder que se había aposentado de nuevo en Mordor era el mismo de siempre, y ya nos había traicionado antes. Dos veces regresó el mensajero, y las dos veces se fue sin respuesta. La tercera y última vez, así nos dijo, llegará pronto, antes que el año acabe.
‘Al fin Dáin me encomendó advertirle a Bilbo que el Enemigo lo busca, y averiguar, si esto era posible, por qué deseaba ese anillo, el más insignificante de los anillos. Deseábamos oír además el consejo de Elrond. Pues la Sombra crece y se acerca. Hemos sabido que otros mensajeros han llegado hasta el Rey Brand en Valle, y que está asustado. Tememos que ceda. La guerra ya está a punto de estallar en las fronteras occidentales de Valle. Si no respondemos, el Enemigo puede atraerse a algunos Hombres y atacar al Rey Brand y también a Dáin.
—Has hecho bien en venir —dijo Elrond—. Oirás hoy todo lo que necesitas saber para entender los propósitos del Enemigo. No hay nada que podáis hacer, aparte de resistimos, con esperanza o sin ella. Pero no estáis solos.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(El Anillo Único, por el artista canadiense John Howe)
“¡El Anillo! ¿Qué haremos con el Anillo, el más insignificante de los Anillos, la fruslería que es un capricho de Sauron? Ése es el destino que hemos de considerar.
‘Para este propósito habéis sido llamados. Llamados, digo, pero yo no os he llamado, no os he dicho que vengáis a mí, extranjeros de tierras distantes. Habéis venido en un determinado momento y aquí estáis todos juntos, parecería que por casualidad, pero no es así. Creed en cambio que ha sido ordenado de esta manera: que nosotros, que estamos sentados aquí, y no otras gentes, encontremos cómo responder a los peligros que amenazan al mundo.
‘Hoy, por lo tanto, se hablará claramente de cosas que hasta este momento habían estado ocultas a casi todos. Y como principio, y para que todos entiendan de qué peligro se trata, se contará la historia del Anillo, desde el comienzo hasta el presente. Y yo comenzaré esa historia, aunque otros la terminen.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Elrond rememora la Última Alianza durante el Concilio, por el artista estadounidense Michael Kaluta)
“—¿Recuerda usted? —dijo Frodo asombrado, pensando en voz alta—. Pero yo creía —balbució cuando Elrond se volvió a mirarlo—, yo creía que la caída de Gil-galad ocurrió hace muchísimo tiempo.
—Así es —respondió Elrond gravemente—. Pero mi memoria llega aún a los Días Antiguos. Eärendil era mi padre, que nació en Gondolin antes de la caída; y mi madre era Elwing, hija de Dior, hijo de Lúthien de Doriath. He asistido a tres épocas en el mundo del Oeste, y a muchas derrotas, y a muchas estériles victorias.
‘Fui heraldo de Gil-galad y marché con su ejército. Estuve en la Batalla de Dagorlad frente a la Puerta Negra de Mordor, donde llevábamos ventaja, pues nada podía resistirse a la lanza de Gil-galad y a la espada de Elendil: Aeglos y Narsil. Fui testigo del último combate en las laderas del Orodruin donde murió Gil-galad, y cayó Elendil, y Narsil se le quebró bajo el cuerpo, pero Sauron fue derrotado, e Isildur le sacó el Anillo cortándole la mano con la hoja rota de la espada de su padre, y se lo guardó.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Aragorn en el Concilio de Elrond, por el artista finés Antti Autio)
“—Y aquí en casa de Elrond se te aclararán muchas cosas —dijo Aragorn, poniéndose de pie. Arrojó la espada sobre la mesa, frente a Elrond, y la hoja estaba quebrada en dos—. Aquí está la Espada Rota.
—¿Y quién eres tú y qué relación tienes con Minas Tirith? —preguntó Boromir, que miraba con asombro las enjutas facciones del Montaraz y el manto estropeado por la vida a la intemperie.
—Es Aragorn hijo de Arathorn —dijo Elrond—, y a través de muchas generaciones desciende de Isildur, el hijo de Elendil de Minas Ithil. Es el Jefe de los Dúnedain del Norte, de quienes ya quedan pocos.
—¡Entonces te pertenece a ti y no a mí! —exclamó Frodo azorado, incorporándose, como si esperara que le pidieran el Anillo.
—No pertenece a ninguno de nosotros —dijo Aragorn—, pero ha sido ordenado que tú lo guardes un tiempo.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Boromir y Aragorn en el Concilio de Elrond, por la artista polaca Katarzyna Chmiel-Gugulska)
“’Pero ahora el mundo está cambiando otra vez. Llega una nueva hora. El Daño de Isildur ha sido encontrado. La batalla es inminente. La Espada será forjada de nuevo. Iré a Minas Tirith.
—El Daño de Isildur ha sido encontrado, dices —replicó Boromir—. He visto un anillo brillante en la mano del Mediano, pero Isildur pereció antes que comenzara esta edad del mundo, dicen. ¿Cómo saben los Sabios que este anillo es el mismo? ¿Y cómo ha sido transmitido a lo largo de los años, hasta el momento en que es traído aquí por tan extraño mensajero?
—Eso se explicará —dijo Elrond.
—Pero todavía no, ¡te lo suplico, Señor! —dijo Bilbo—. El sol ya sube al mediodía y necesito algo que me fortalezca.
—No te había nombrado —le dijo Elrond sonriendo—. Pero lo hago ahora. ¡Acércate! Cuéntanos tu historia. Y si todavía no la has puesto en verso, puedes contarla en palabras sencillas. Cuanto más breve seas, más pronto tendrás tu refrigerio.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Acertijos en la oscuridad, por el artista italiano Franco Rivolli)
“Para algunos de los que estaban allí la historia de Bilbo era completamente nueva, y escucharon asombrados, mientras el viejo hobbit, no de mala gana, volvía a relatar su aventura con Gollum, de cabo a rabo. No omitió ninguno de los enigmas. Hubiera hablado también de la fiesta y de cómo había dejado la Comarca, si se lo hubieran permitido; pero Elrond alzó la mano.
—Bien dicho, amigo mío —dijo—, pero ya es suficiente. Por el momento basta saber que el Anillo ha pasado a Frodo tu heredero. ¡Que él nos hable ahora!
Menos complacido que Bilbo, Frodo contó todo lo que concernía al Anillo desde el día en que había pasado a él. Hubo muchas preguntas y discusiones acerca de cada uno de los pasos del viaje, desde Hobbiton hasta el Vado del Bruinen, y todo lo que él podía recordar de los Jinetes Negros fue examinado con atención. Al fin Frodo se sentó de nuevo.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Gandalf lee el pergamino de Isildur, por el artista estadounidense Donato Giancola)
“—Pero en ese tiempo escribió también este pergamino —dijo Gandalf—, y eso no se recuerda en Gondor, parece. Pues el pergamino se refiere al Anillo, y ahí ha escrito Isildur:
El Gran Anillo pasará a ser ahora una adherencia del Reino del Norte; pero los documentos sobre él serán dejados en Gondor, donde también viven los herederos de Elendil, para el tiempo en que el recuerdo de estos importantes asuntos pudiera debilitarse.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Aragorn busca a Gollum, por el artista galés Stephen Graham Walsh)
“’Me despedí en seguida de Denethor, pero iba aún hacia el norte cuando me llegaron mensajes de Lórien: que Aragorn había estado allí, y que había encontrado a la criatura llamada Gollum. Lo primero que hice fue ir a buscarlo y escuchar su historia. No me atrevía a imaginar los peligros mortales a que habría estado expuesto.
—No hay por qué recordarlos —dijo Aragorn—. Si un hombre tiene que pasar delante de la Puerta Negra, o pisar las flores mortales del Valle de Morgul, conocerá el peligro. Yo también desesperé al fin y emprendí el camino de vuelta. Y he ahí que la fortuna me ayudó entonces y tropecé con lo que buscaba: las huellas de unos pies blandos a orillas de un estanque cenagoso. Las huellas eran frescas, de pasos rápidos, y no iban hacia Mordor: se alejaban. Las seguí por las orillas de las Ciénagas de los Muertos, y al fin lo alcancé. En acecho junto a una laguna, mirando las aguas estancadas mientras caía la noche, así atrapé a Gollum.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Gollum escapa del Bosque Negro, por el artista canadiense John Howe)
“—¡Ay! ¡Ay! —gritó Legolas, y el hermoso rostro élfico mostraba una gran inquietud—. Las noticias que me ordenaron traer tienen que ser dichas ahora. No son buenas, pero sólo aquí he llegado a entender qué malas pueden ser para vosotros. Sméagol, ahora llamado Gollum, ha escapado.
—¿Escapado? —gritó Aragorn—. Malas noticias en verdad. Todos lo lamentaremos amargamente, me temo. ¿Cómo es posible que la gente de Thranduil haya fracasado de este modo?
—No por falta de vigilancia —dijo Legolas—, pero quizá por exceso de bondad. Y tememos que el prisionero haya recibido ayuda de otros, y que estén enterados de nuestros movimientos más de lo que desearíamos. Vigilamos a esta criatura día y noche, como pidió Gandalf, aunque la tarea era de veras fatigosa. Pero según Gandalf había alguna posibilidad de que Gollum llegara a curarse, y no nos pareció bien tenerlo encerrado todo el tiempo en un calabozo subterráneo, donde recaería en los pensamientos negros de siempre.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(La decisión de Saruman, por el artista estadounidense Donato Giancola)
“Hubo un silencio. Luego Elrond habló otra vez.
—Las noticias que conciernen a Saruman son graves —dijo—, pues confiamos en él, y está muy enterado de lo que pasa en los concilios. Es peligroso estudiar demasiado a fondo las artes del Enemigo, para bien o para mal. Mas tales caídas y traiciones, ay, han ocurrido antes.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Tom Bombadil con el Anillo, por la artista británica Sue Wookey)
“—Sin embargo dentro de esos límites nada parece amedrentarlo —dijo Erestor—. ¿No tomaría él el Anillo guardándolo allí, inofensivo para siempre?
—No —dijo Gandalf—, no voluntariamente. Lo haría si la gente libre del mundo llegara a pedírselo, pero no entendería nuestras razones. Y si le diésemos el Anillo, lo olvidaría pronto, o más probablemente lo tiraría. No le interesan estas cosas. Sería el más inseguro de los guardianes, y esto solo es respuesta suficiente.
—De cualquier modo —dijo Glorfindel— enviarle el Anillo sería sólo posponer el día de la sentencia. Vive muy lejos. No podríamos llevárselo sin que nadie sospechara, sin que nos viera algún espía. Y aunque fuese posible, tarde o temprano el Señor de los Anillos descubriría el escondite, y volcaría allí todo su poder. ¿Bombadil solo podría desafiar todo ese poder? Creo que no. Creo que al fin, si todo lo demás es conquistado, Bombadil caerá también, el Ultimo, así como fue el Primero, y luego vendrá la noche.
—Poco sé de Iarwain excepto el nombre —dijo Galdor—, pero Glorfindel, pienso, tiene razón. El poder de desafiar al Enemigo no está en él, a no ser que esté en la tierra misma.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Glorfindel, por el artista polaco Aleksander Karcz)
“—Entonces si la fuerza no basta para mantener el Anillo fuera del alcance del Enemigo —dijo Glorfindel— sólo nos queda intentar dos cosas: llevarlo al otro lado del Mar, o destruirlo.
—Pero Gandalf nos ha revelado que los medios de que nosotros disponemos no podrían destruirlo —dijo Elrond—. Y aquellos que habitan más allá del mar no lo recibirán: para mal o para bien pertenece a la Tierra Media. El problema tenemos que resolverlo nosotros, los que aún vivimos aquí.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Erestor, por la artista francesa Magali Villeneuve)
“—Entonces —dijo Erestor— hay sólo dos rumbos, como Glorfindel ya ha dicho: esconder el Anillo para siempre, o destruirlo. Pero los dos están más allá de nuestro alcance. ¿Quién nos resolverá este enigma?
—Nadie aquí puede hacerlo —dijo Elrond gravemente—. Al menos nadie puede decir qué pasará si tomamos este camino o el otro. Pero ahora creo saber ya qué camino tendríamos que tomar. El occidental parece el más fácil. Por lo tanto hay que evitarlo. Lo vigilarán. Los Elfos han huido a menudo por ese camino. Ahora, en circunstancias extremas, hemos de elegir un camino difícil, un camino imprevisto. Ésa es nuestra esperanza, si hay esperanza: ir hacia el peligro, ir a Mordor. Tenemos que echar el Anillo al Fuego.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(El Anillo Único, por el artista británico Mike Nash)
“—No entiendo todo esto —dijo—. Saruman es un traidor, pero ¿no tuvo ni una chispa de sabiduría? ¿Por qué habláis siempre de ocultar y destruir? ¿Por qué no pensar que el Gran Anillo ha llegado a nuestras manos para servirnos en esta hora de necesidad? Llevando el Anillo, los Señores de los Libres podrían derrotar al Enemigo. Y esto es lo que él teme, a mi entender.
‘Los Hombres de Gondor son valientes, y nunca se someterán; pero pueden ser derrotados. El valor necesita fuerza ante todo, y luego un arma. Que el Anillo sea vuestra arma, si tiene tanto poder como pensáis. ¡Tomadlo, y marchad a la victoria!
—Ay, no —dijo Elrond—. No podemos utilizar el Anillo Soberano. Esto lo sabemos ahora demasiado bien. Le pertenece a Sauron, pues él lo hizo solo, y es completamente maléfico. La fuerza del Anillo, Boromir, es demasiado grande para que alguien lo maneje a voluntad, salvo aquellos que ya tienen un gran poder propio. Pero para ellos encierra un peligro todavía más mortal. Basta desear el Anillo para que el corazón se corrompa.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Los Tres Anillos de los Elfos, por un artista alemán conocido como ominously)
“—Aun así podría convenir a todos —dijo Glóin el Enano— que todas estas fuerzas se unieran, y que los poderes de cada uno se utilizaran de común acuerdo. Puede haber otros anillos, menos traicioneros, a los que podríamos recurrir. Los Siete están perdidos para nosotros, si Balin no ha encontrado el anillo de Thrór, que era el último. Nada se ha sabido de él desde que Thrór pereció en Moria. En verdad, puedo revelar ahora que uno de los motivos del viaje de Balin era la esperanza de encontrar ese anillo.
—Balin no encontrará ningún anillo en Moria —dijo Gandalf—. Thrór se lo dio a su hijo Thráin, pero Thráin no se lo dio a Thorin. Se lo quitaron a Thráin torturándolo en los calabozos de Dol Guldur. Llegué demasiado tarde.
—¡Ah, ay! —gritó Glóin—. ¿Cuándo será el día de nuestra venganza? Pero todavía quedan los Tres. ¿Qué hay de los Tres Anillos de los Elfos? Anillos muy poderosos, dicen. ¿No los guardan consigo los Señores de los Elfos? Sin embargo ellos también fueron hechos por el Señor Oscuro tiempo atrás. ¿Están ociosos? Veo Señores de los Elfos aquí. ¿No dirán nada?
Los Elfos no respondieron.
—¿No me has oído, Glóin? —dijo Elrond—. Los Tres no fueron hechos por Sauron, ni siquiera llegó a tocarlos alguna vez. Pero de ellos no es permitido hablar. Aunque algo diré, en esta hora de dudas. No están ociosos. Pero no fueron hechos como armas de guerra o conquista; no es ése el poder que tienen. Quienes los hicieron no deseaban ni fuerza ni dominio ni riquezas, sino el poder de comprender, crear, y curar, para preservar todas las cosas sin mancha.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Bilbo y Gandalf, por el artista australiano Andy Smith)
“—¡Muy bien, muy bien, Señor Elrond! —dijo Bilbo de pronto—. ¡No digas más! El propósito de tu discurso es bastante claro. Bilbo el hobbit tonto comenzó este asunto y será mejor que Bilbo lo termine, o que termine él mismo. Yo estaba muy cómodo aquí, ocupado en mi obra. Si quieres saberlo, en estos días estoy escribiendo una conclusión. Había pensado poner: y ‘desde entonces vivió feliz hasta el fin de sus días’. Era un buen final; poco importa que se hubiera usado antes. Ahora tendré que alterarlo: no parece que vaya a ser verdad, y de todos modos es evidente que habrá que añadir otros varios capítulos, si vivo para escribirlos. Es muy fastidioso. ¿Cuándo he de ponerme en camino?
Boromir miró sorprendido a Bilbo, pero la risa se le apagó en los labios cuando vio que todos miraban con grave respeto al viejo hobbit. Sólo Glóin sonreía, pero la sonrisa le venía de viejos recuerdos.
—Por supuesto, mi querido Bilbo —dijo Gandalf—. Si tú iniciaste realmente este asunto, tendrás que terminarlo. Pero sabes muy bien que decir ‘he iniciado’ es de una pretensión excesiva para cualquiera, y que los héroes desempeñan siempre un pequeño papel en las grandes hazañas. No tienes por qué inclinarte. Sabemos que tus palabras fueron sinceras, y que bajo esa apariencia de broma nos hacías un ofrecimiento valeroso. Pero que supera tus fuerzas, Bilbo. No puedes empezar otra vez, el problema ha pasado a otras manos. Si aún tienes necesidad de mi consejo, te diría que tu parte ha concluido, excepto como cronista. ¡Termina el libro, y no cambies el final! Todavía hay esperanzas de que sea posible. Pero prepárate a escribir una continuación, cuando ellos vuelvan.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(El Concilio de Elrond, por un artista ruso conocido como Mysilvergreen)
“—A los mensajeros que llevarán el Anillo.
—¡Exactamente! ¿Y quiénes serán? Eso es lo que el Concilio tiene que decidir, me parece, y ninguna otra cosa. Los Elfos se alimentan de palabras, y los Enanos están muy fatigados; yo soy sólo un viejo hobbit y extraño la comida del mediodía. ¿Se nos ocurren algunos nombres? ¿O lo dejamos para después de comer.
Nadie respondió. Sonó la campana del mediodía. Nadie habló tampoco ahora. Frodo echó una ojeada a todas las caras, pero no lo miraban a él; todo el Concilio bajaba los ojos, como sumido en profundos pensamientos. Sintió que un gran temor lo invadía, como si estuviese esperando una sentencia que ya había previsto hacía tiempo, pero que no deseaba oír. Un irresistible deseo de descansar y quedarse a vivir en Rivendel junto a Bilbo le colmó el corazón. Al fin habló haciendo un esfuerzo, y oyó sorprendido sus propias palabras, como si algún otro estuviera sirviéndose de su vocecita.
—Yo llevaré el Anillo —dijo—, aunque no sé cómo.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Samsagaz Gamyi, por la artista alemana Jenny Dolfen)
“—Pero ¿usted lo enviará solo, Señor? —gritó Sam, que ya no pudo seguir conteniéndose y saltó desde el rincón donde había estado sentado en el suelo.
—¡No por cierto! —dijo Elrond volviéndose hacia él con una sonrisa—. Tú lo acompañarás al menos. No parece fácil separarte de Frodo, aunque él haya sido convocado a un concilio secreto y tú no.
Sam se sentó, enrojeciendo y murmurando.
—¡En un bonito enredo nos hemos metido, señor Frodo! —dijo meneando la cabeza.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).
(Aragorn, por el artista rumano Cristi Balanescu)
“—Bueno, de todos modos —dijo Bilbo—, nada se decidió aparte de la elección del pobre Frodo y Sam. Este final me lo temí siempre, si yo quedaba descartado. Pero pienso que Elrond enviará una partida numerosa, cuando tenga los primeros informes. ¿Han partido ya, Gandalf?
—Sí —dijo el mago—. Ya han salido algunos exploradores, y mañana irán más. Elrond está enviando Elfos, y se pondrán en contacto con los Montaraces, y quizá con la gente de Thranduil en el Bosque Negro. Y Aragorn ha partido con los hijos de Elrond. Se hará una batida en varias leguas a la redonda antes de decidir el primer movimiento. ¡De modo que anímate, Frodo! Quizá te quedes aquí un tiempo largo.
—Ah —dijo Sam con aire sombrío—. Bastante largo como para que llegue el invierno.
—Eso es inevitable —dijo Bilbo—, y en parte tu culpa, querido Frodo; insististe en esperar mi cumpleaños. Curiosa celebración diría yo. No es en verdad el día que yo hubiese elegido para que los S-B entraran en Bolsón Cerrado. Y ésta es la situación ahora: no puedes esperar hasta la primavera, y no puedes salir antes que lleguen los informes.”
(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 3: El Anillo va hacia el sur).
(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).
(*) Nota 2: A diferencia de lo que ocurre con ‘El Señor de los Anillos‘, no hay una cronología completa de los acontecimientos de ‘El Hobbit‘. En los libros de Tolkien apenas se dan unas pocas fechas (que Gandalf visitó a Bilbo el 25 de abril, que Gandalf, Bilbo y los enanos partieron de Rivendel el Día de Año Medio, que Bilbo y los enanos llegaron a Esgaroth el 22 de septiembre y que Bilbo volvió a Bolsón Cerrado el 22 de junio). La cronología que seguimos es una aproximación que se basa principalmente en esas fechas, en las fechas del intento de Tolkien de crear una cronología en su revisión de ‘El Hobbit‘ y aportadas por John D. Rateliff en su libro ‘The History of The Hobbit‘, en la narración del libro y en la cronología realizada por Karen Wynn Fonstad (una cronología basada únicamente en una estimación del tiempo que le llevó a la compañía recorrer las distancias entre unos puntos y otros).