
- Categoría: Mundo Tolkien
- Etiquetas: Año 2941 de la Tercera Edad, El Hobbit, Hoy en la Tierra Media, JRR Tolkien, La Búsqueda de Erebor, libros
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¿Qué sucedió el 21 de octubre en la Tierra Media de J.R.R. Tolkien? Podéis descubrirlo a continuación.
Seguimos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que un dragón desató su furia sobre una ciudad, en la que un zorzal transmitió una información vital a un arquero, y en la que un hobbit escogió su parte del botín recientemente ganado antes de recibir un regalo de reyes. Para evitar malentendidos y confusimos nos gustaría recordar que todas estas fechas se corresponden con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey o el Cómputo de los Senescales) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ o los Manuscritos Marquette de J.R.R. Tolkien, y de otros libros de estudiosos de la obra del Profesor como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos. Guía de Lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.
Acontecimientos que acompañamos con citas de los libros de Tolkien y con ilustraciones y dibujos de distintos artistas, aunque no siempre encontramos imágenes de los momentos precisos que mencionamos o que representen fielmente lo escrito por el Profesor.
Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 21 de octubre, o el 21 de Crudo invierno según el Calendario de la Comarca.
Año 2941 de la Tercera Edad del Sol:
* De madrugada Bilbo convence a los enanos para que dejen la nave y se refugien en el interior del túnel (ver nota 2).
* Smaug arrasa la ladera de la montaña y la nave secreta.
* Smaug se dirige a Esgaroth y ataca la Ciudad del Lago.
* El zorzal le habla a Bardo del punto vulnerable de Smaug, y Bardo mata al dragón con la flecha negra. El cuerpo de Smaug cae sobre Esgaroth, destruyendo la ciudad.
* Tras dormir intranquilos en el túnel, Bilbo y los enanos se atreven a bajar por el túnel y explorar los Salones de Erebor.
* Bilbo encuentra la Piedra del Arca y Thorin le entrega la cota de malla de mithril.
(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)
(Bilbo y los enanos en el umbral, por el artista estadounidense Michael Hague)
“—Sé que aquí no estamos seguros —dijo—. Y no veo razón para quedarnos. El dragón ha marchitado todo lo que era verde y agradable, y además ha llegado la noche y hace frío. Pero siento en los huesos que este sitio será atacado otra vez. Smaug sabe cómo bajé hasta el salón, y descubrirá dónde termina el túnel. Destruirá toda esta ladera si es necesario, para impedir que entremos, y si las piedras nos aplastan, más le gustará.
—¡Estás muy siniestro, señor Bolsón! —dijo Thorin—. ¿Por qué Smaug no ha bloqueado entonces el extremo de abajo, si tanto quiere tenernos fuera? No lo ha hecho, o lo habríamos oído.
—No sé, no sé… porque al principio quiso probar de atraerme de nuevo, supongo, y ahora quizá espera porque antes quiere concluir la cacería de la noche, o porque no quiere estropear el dormitorio, si puede evitarlo… pero preferiría que no discutiéramos. Smaug puede aparecer ahora en cualquier momento, y nuestra única esperanza es meternos en el túnel y luego cerrar bien la puerta.
Parecía tan serio que los enanos hicieron al fin lo que decía, aunque se demoraron en cerrar la puerta.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 12: Información secreta).
(La Piedra del Arca, por el artista italiano Andrea Piparo)
“—¡La Piedra del Arca! ¡La Piedra del Arca! —susurró Thorin en la oscuridad, medio soñando con el mentón sobre las rodillas—. ¡Era como un globo de mil facetas; brillaba como la plata al resplandor del fuego, como el agua al sol, como la nieve bajo las estrellas, como la lluvia sobre la Luna!
Pero el deseo encantado del tesoro ya no animaba a Bilbo. A lo largo de la charla, apenas había prestado atención. Era el que estaba más cerca de la puerta, con un oído vuelto a cualquier comienzo de sonido fuera, y el otro atento a los ecos que pudieran resonar por encima del murmullo de los enanos, a cualquier rumor de un movimiento en los abismos.
La oscuridad se hizo más profunda y Bilbo se sentía cada vez más intranquilo.
—¡Cerrad la puerta! —les rogó—. El miedo al dragón me estremece hasta los tuétanos. Me gusta mucho menos este silencio que el tumulto de la noche pasada. ¡Cerrad la puerta antes que sea demasiado tarde!”
(‘El Hobbit‘, capítulo 12: Información secreta).
(Smaug arrasa la nave oculta, por el artista sudafricano Lynton Levengood)
“Apenas habían marchado un trecho túnel abajo, cuando un impacto sacudió la ladera de la Montaña con un estruendo de arietes de roble enarbolados por gigantes. La roca retumbó, las paredes se rajaron, y unas piedras cayeron sobre ellos desde el techo. Lo que habría ocurrido si la puerta hubiese estado todavía abierta, no quiero ni pensarlo. Huyeron más allá, túnel abajo, contentos de estar todavía con vida, mientras detrás y fuera oían los rugidos y truenos de la furia de Smaug. Estaba quebrando rocas, aplastando paredes y precipicios con los azotes de la cola enorme, hasta que el terreno encumbrado del campamento, la hierba quemada, la piedra del zorzal, las paredes cubiertas de caracoles, la repisa estrecha, desaparecieron con todo lo demás en un revoltijo de pedazos rotos, y una avalancha de piedras astilladas cayó del acantilado al valle.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 12: Información secreta).
(Smaug se aproxima a Esgaroth, por el artista británico Matthew Burton)
“Después de haberse desahogado, se sintió mejor y pensó convencido que no sería molestado de nuevo desde ese lugar. Mientras tanto tenía que tomarse otra venganza. —¡Jinete del Barril! —bufó—. Tus pies vinieron de la orilla del agua, y sin ninguna duda viajaste río arriba. No conozco tu olor, mas si no eres uno de esos Hombres del Lago, ellos te ayudaron al menos. ¡Me verán y recordarán entonces quién es el verdadero Rey bajo la Montaña!
Se elevó en llamas y partió lejos al sur, hacia el Río Rápido.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 12: Información secreta).
(Smaug ataca la Ciudad del Lago, por el artista canadiense John Howe)
“Muy pronto, tan rápido venía, pudieron verlo como una chispa de fuego que volaba hacia ellos, cada vez más grande y brillante, y hasta el más tonto supo entonces que las profecías no habían sido muy certeras. Sin embargo, aún disponían de un poco de tiempo. Llenaron con agua todas las vasijas de la ciudad, todos los guerreros se armaron, prepararon los venablos y flechas, y el puente fue derribado y destruido antes de que se oyera el rugido de la terrible llegada de Smaug, y el lago se rizara rojo como el fuego bajo el tremendo batido de las alas.
Entre los chillidos, lamentos y gritos de los hombres, Smaug llegó sobre ellos, y se precipitó hacia los puentes. ¡Lo habían engañado! El puente había desaparecido, y sus enemigos estaban en una isla en medio de un agua profunda, demasiado profunda, oscura y fría. Si se echaba ahora al agua, los vahos y vapores entenebrecerían la tierra durante mucho tiempo; pero el lago era más poderoso, y acabaría con él antes de que consiguiese atravesarlo.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 14: Fuego y agua).
(Esgaroth en llamas, por el artista francés David Demaret)
“Las fauces del dragón despedían fuego. Por un momento voló en círculos sobre ellos, alto en el aire, alumbrando todo el lago; los árboles de las orillas brillaban como sangre y cobre, con sombras muy negras que subían por los troncos. Luego descendió de pronto atravesando la tormenta de flechas, temerario de furia, sin tratar de esconder los flancos escamosos, buscando sólo incendiar la ciudad.
El fuego se elevaba de los tejados de paja y los extremos de las vigas, mientras Smaug bajaba y pasaba y daba la vuelta, aunque todo había sido empapado en agua antes de que él llegase. Siempre había cien manos que arrojaban agua dondequiera que apareciese una chispa. Smaug giró en el aire. La cola barrió el tejado de la Casa Grande, que se desmoronó y cayó. Unas llamas inextinguibles subían altas en la noche. La cola volvió a barrer, y otra casa y otra cayeron envueltas en llamas; y aún ninguna flecha estorbaba a Smaug, ni le hacia más daño que una mosca de los pantanos.“
(‘El Hobbit‘, capítulo 14: Fuego y agua).
(Bardo el Arquero, por el artista estadounidense Matthew Stewart)
“De repente, de la oscuridad, algo revoloteó hasta su hombro. Bardo se sobresaltó, pero era sólo un viejo zorzal. Se le posó impertérrito junto a la oreja y le comunicó las nuevas. Maravillado, Bardo se dio cuenta de que entendía la lengua del zorzal, pues era de la raza de Valle.
—¡Espera! ¡Espera! —le dijo el pájaro—. La luna está asomando. ¡Busca el hueco del pecho izquierdo cuando vuele, y si vuela por encima de ti! —Y mientras Bardo se detenía asombrado, le habló de lo que ocurría en la Montaña y de lo que había oído.
Entonces Bardo llevó la cuerda del arco hasta la oreja. El dragón regresaba volando en círculos bajos, y mientras iba acercándose, la luna se elevó sobre la orilla este y le plateó las grandes alas.
—¡Flecha! —dijo el arquero—. ¡Flecha negra! Te he reservado hasta el final. Nunca me fallaste y siempre te he recobrado. Te recibí de mi padre y él de otros hace mucho tiempo. Si alguna vez saliste de la fragua del verdadero Rey bajo la Montaña, ¡ve y vuela bien ahora!”
(‘El Hobbit‘, capítulo 14: Fuego y agua).
(El cuerpo de Smaug cae sobre Esgaroth, por el artista inglés Alan Lee)
“Con un chillido que ensordeció a hombres, derribó árboles y desmenuzó piedras, Smaug saltó disparado en el aire, y se precipitó a tierra desde las alturas.
Cayó estrellándose en medio de la ciudad. Los últimos movimientos de agonía lo redujeron a chispas y resplandores. El lago rugió. Un vapor inmenso se elevó, blanco en la repentina oscuridad bajo la luna. Hubo un siseo y un borboteante remolino, y luego silencio. Y ése fue el fin de Smaug y de Esgaroth, pero no de Bardo.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 14: Fuego y agua).
(El tesoro de Smaug, por el artista español Emilio Rodríguez)
“Pero de algún modo, justo cuando los enanos estaban más desesperados, Bilbo sintió un raro alivio en el corazón, como si le hubieran quitado una pesada carga que llevaba bajo el chaleco.
—¡Venid, venid! —dijo—. ¡«Mientras hay vida hay esperanza», como decía mi padre, y «A la tercera va la vencida»! Bajaré por el túnel una vez más. Recorrí este camino dos veces cuando sabía que había un dragón al otro lado, así que arriesgaré una tercera visita ahora que no estoy seguro. De cualquier modo, la única salida es hacia abajo y creo que esta vez convendrá que vengáis todos conmigo.
Desesperados, los enanos asintieron, y Thorin fue el primero en avanzar junto a Bilbo.
—¡Ahora tened cuidado! —susurró el hobbit—, ¡y no hagáis ruido si es posible! Quizá no haya ningún Smaug en el fondo, pero también puede que lo haya. ¡No corramos riesgos innecesarios!”
(‘El Hobbit‘, capítulo 13: Nadie en casa).
(El Gobernador de Esgaroth, por el artista neerlandés Henning Janssen)
“—¡Bardo no se ha perdido! —gritó—. Saltó al agua desde Esgaroth cuando el enemigo fue derribado. ¡Soy Bardo de la línea de Girion; soy el matador del dragón!
—¡Rey Bardo! ¡Rey Bardo! —gritaban todos, mientras el gobernador apretaba los dientes castañeantes.
—Girion fue el Señor de Valle, pero no rey de Esgaroth —dijo—. En la Ciudad del Lago hemos elegido siempre los gobernadores entre los ancianos y los sabios, y no hemos soportado nunca el gobierno de los meros hombres de armas. Que el «Rey Bardo» vuelva a su propio reinado. Valle ha sido liberada por el valor de este hombre, y nada impide que regrese. Y aquel que lo desee puede ir con él, si prefiere las piedras frías bajo la sombra de la Montaña a las orillas verdes del lago. Los sabios se quedarán aquí con la esperanza de reconstruir Esgaroth y un día disfrutar otra vez de paz y riquezas.
—¡Tendremos un Rey Bardo! —replicó la gente cercana—. ¡Ya hemos tenido bastantes hombres viejos y contadores de dinero! —Y la gente que estaba lejos se puso a gritar—: ¡Viva el Arquero y mueran los Monederos! —Hasta el clamor levantó ecos en la orilla.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 14: Fuego y agua).
(La Piedra del Arca, por el artista canadiense Ted Nasmith)
“Era la Piedra del Arca, el Corazón de la Montaña. Así lo supuso Bilbo por la descripción de Thorin; no podía haber otra joya semejante, ni en ese maravilloso botín, ni en el mundo entero. Aun mientras subía, ese mismo resplandor blanco había brillado atrayéndolo. Luego creció poco a poco hasta convertirse en un globo de luz pálida. Cuando Bilbo se acercó, vio que la superficie titilaba con un centelleo de muchos colores, reflejos y destellos de la ondulante luz de la antorcha. Al fin pudo contemplarla a sus pies, y se quedó sin aliento. La gran joya brillaba con luz propia, y aun así, cortada y tallada por los enanos, que la habían extraído del corazón de la montaña hacía ya bastante tiempo, recogía toda la luz que caía sobre ella y la transformaba en diez mil chispas de radiante blancura irisada.
De repente el brazo de Bilbo se adelantó, atraído por el hechizo de la joya. No podía sostenerla, era tan grande y pesada…; pero la levantó, cerró los ojos y se la metió en el bolsillo más profundo.
«¡Ahora soy realmente un saqueador!», pensó.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 13: Nadie en casa).
(Thorin con la cota de malla de mithril, por el artista italiano Tiziano Baracchi)
“En ese momento los enanos descolgaron de las paredes unas armas y unas cotas de malla, y se armaron ellos mismos. Un rey en verdad parecía Thorin, vestido con un abrigo de anillas doradas, y en el cinturón tachonado con piedras rojas un hacha con empuñadura de plata.
—¡Señor Bolsón! —dijo—. ¡Aquí tienes el primer pago de tu recompensa! ¡Tira tu viejo abrigo y toma éste!
En seguida le puso a Bilbo una pequeña cota de malla, forjada para algún joven príncipe elfo mucho tiempo atrás. Era de esa plata que los elfos llamaban mithril, y con ella iba un cinturón de perlas y cristales Un casco liviano que por fuera parecía de cuero, reforzado debajo por unas argollas de acero y con gemas blancas en el borde, fue colocado sobre la cabeza del hobbit.
«Me siento magnífico», pensó, «pero supongo que he de parecer bastante ridículo. ¡Cómo se reirían allá en casa, en la Colina! ¡Con todo, me gustaría tener un espejo a mano!»”
(‘El Hobbit‘, capítulo 13: Nadie en casa).
(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).
(*) Nota 2: A diferencia de lo que ocurre con ‘El Señor de los Anillos‘, no hay una cronología completa de los acontecimientos de ‘El Hobbit‘. En los libros de Tolkien apenas se dan unas pocas fechas (que Gandalf visitó a Bilbo el 25 de abril, que Gandalf, Bilbo y los enanos partieron de Rivendel el Día de Año Medio, que Bilbo y los enanos llegaron a Esgaroth el 22 de septiembre y que Bilbo volvió a Bolsón Cerrado el 22 de junio). La cronología que seguimos es una aproximación que se basa principalmente en esas fechas, en las fechas del intento de Tolkien de crear una cronología en su revisión de ‘El Hobbit‘ y aportadas por John D. Rateliff en su libro ‘The History of The Hobbit‘, en la propia narración del libro y en la cronología realizada por Karen Wynn Fonstad (una cronología basada únicamente en una estimación del tiempo que le llevó a la compañía recorrer las distancias entre unos puntos y otros).