Bueno, a raíz de las últimas noticias, abro este tema. Algunos tendréis la sensación de que estamos en el día de la marmota, porque ya hablamos de esto el año pasado, pero creo que es un buen momento para retomarlo…

A mi siempre me pareció una mala idea, lo dije muchísimas veces, pero reconozco que después de ver Un Viaje Inesperado pensé que al final Peter Jackson podía tener razón, porque salvo algunos momentos a mi la primera película no se me hizo pesada. Aunque lo precipitado de la decisión y cambios de última hora perjudicaran claramente a la película, en su desarrollo narrativo y en su montaje.

Pero a medida que iban saliendo noticias sobre La Desolación de Smaug, sobre todos los cambios y añadidos que ha hecho Jackson, volvieron mis temores, y acabé pensando que quizás la película en la que se note más el relleno sea en esta segunda entrega. Porque sabiendo lo que todos sabemos ya, La Desolación de Smaug puede ser perfectamente 50% del libro y Apçéndices (cambiado por Jackson y compañía) y 50% totalmente inventado. Y no solo hablo de Tauriel. Que aunque parece personificarlos, el personaje no representa todos los posibles males de la película.

Ojalá que en un mes tenga que admitir de nuevo que estaba equivocado, pero ahora mismo lo que pienso es. ¿Realmente era necesario convertir El Hobbit en trilogía? ¿No podría haber cortado algunas escenas de Un Viaje Inesperado (algunas eliminarlas y otras dejarlas para la Versión Extendida)m haber alargado la duración y equipararla a la de La Comunidad del Anillo y que la película hubiera terminado con Gandalf dejando a Bilbo y a los Enanos en la entrada del Bosque Negro? ¿Y ya, en la segunda película, haber reducido los añadidos (relaciones entre Elfos, acortar la mega escena de acción que nos espera con los barriles, limitar el papel de los personajes de Esgaroth, que los Enanos no se dividieran, que Legolas y Tauriel no fueran a Esgaroth…) y contar el resto de la historia en la segunda película?

Un saludo!