Esta mañana he asistido al pase de prensa de El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos celebrado por Warner Bros España en los cines Kinépolis de Pozuelo de Alarcón y aquí está mi crítica.

En primer lugar quiero dejar claro que esta es únicamente mi opinión personal y que no representa la opinión de El Anillo Único. También comentar que la película la he visto en 3D y doblada, lo que es una pena, ya que no me ha permitido disfrutar de las interpretaciones tanto como me hubiera gustado. Por último quiero dejar claro que esta es una crítica libre de spoilers.

La Batalla de los Cinco Ejércitos es la despedida de la saga de la Tierra Media de Peter Jackson, pero es más que eso. También es una gran oportunidad para el cineasta neozelandés para redimirse, para alzarse de la desilusión y las cenizas que dejó a su paso el pasado año La Desolación de Smaug entre una buena parte de los aficionados. Y no me refiero a los puristas más acérrimos, sino a muchos aficionados que disfrutaron enormemente con El Señor de los Anillos a pesar de sus cambios, que atesoran, que atesoramos, esas películas en el fondo de nuestros corazones a pesar de las desviaciones con respecto a la obra del Profesor Tolkien.

(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)

El año pasado ya hablé mucho sobre las diferencias entre lo que eran la adaptación y la película en sí, y no me extenderé mucho en esta ocasión. Simplemente repetiré algo que ya dije, y es que una buena adaptación no siempre es garantía de una buena película, y una mala adaptación (o libre, según se quiera mirar) no tiene por qué ser una mala película. Y con La Batalla de los Cinco Ejércitos pasa lo mismo que con La Desolación de Smaug, es mejor ir a verla sin tener presente en todo momento la Obra de JRR Tolkien.

Desgraciadamente la película es lo suficientemente decepcionante por sí misma como para encima martirizarse pensando en los cambios realizados en las historias de nuestro querido Profesor.

No sé si por voluntad propia o por presiones del estudio debido a razones comerciales Jackson ha acortado de forma incomprensible esta película, acortando, reduciendo o incluso eliminando escenas vitales y dejando muchas preguntas en el aire sin respuesta. Que no aparezcan ciertas cosas en la película es algo que a los que conocemos la historia nos puede molestar, pero que para aquellos que no conocen la obra de Tolkien es como si les arrebataran una parte fundamental de la trama. Una trilogía enfocada en recuperar el Reino de Erebor que acaba sin contar precisamente lo que pasa con dicho Reino, ni siquiera con una leve insinuación de quién será el nuevo Rey Bajo la Montaña.

Es un buen momento para recordar lo que escribió Peter Jackson en su página de Facebook en Julio de 2012 cuando se anunció que El Hobbit se convertiría en trilogía: “Sabíamos que la mayor parte de la historia de Bilbo Bolsón, del mago Gandalf, los Enanos de Erebor, el resurgir del Nigromante y la Batalla de Dol Guldur se quedaría sin contar si no aprovechábamos esta oportunidad”. Palabras de Jackson, no mías, que podéis comprobar en su página de Facebook (alguien podría pensar que viendo lo que ha hecho habría tenido la prudencia de eliminar las pruebas de su osadía, pero no). Estas fueron las razones que dio para justificar la decisión de convertir El Hobbit en trilogía.

Quizás esas fueran originalmente las intenciones de Jackson, Walsh y Boyens, y tras el estreno de Un Viaje Inesperado fueran presionados por el estudio para introducir y expandir otras historias. Pero lo cierto es que ya en La Desolación de Smaug la historia de Dol Guldur quedó muy mutilada (es imperdonable que relegaran las escenas de Thráin a la Versión Extendida), y en esta película también. La gran secuencia del Concilio Blanco atacando la fortaleza de la Colina de la Hechicería sabe a poco después de tanta espera. Como se incidía en varias de las críticas que han salido en estas semanas, esta escena y la del ataque de Smaug a Esgaroth están tratadas como si fueran los remanentes no deseados, tragos amargos que hay que pasar rápido antes de llegar a donde realmente se quiere llegar. Sobre los Enanos, hay que decir que en esta película se ven reducidos a la mínima expresión a excepción de Thorin, al igual que Bilbo, secundario en la que debía ser su gran epopeya.

Y todo ello mientras la película se ve lastrada por los desatinos cometidos en la segunda parte: una historia de amor concebida de forma improvisada, mal gestionada y peor ejecutada (y ojo, no me refiero a Aidan Turner y a Evangeline Lilly, que los pobres se defienden como pueden con unas frases y unas escenas que rozan la vergüenza ajena). Si podía resultar empalagosa y ñoña en La Desolación de Smaug, en esta tercera película va más allá y no solo es supérflua y cursi, sino que indigesta hasta al estómago más curtido. Sin duda, el romance entre Kili y Tauriel se ha ganado a pulso un lugar destacado en el olimpo de los amoríos más tontos de Hollywood. Una historia de amor que puede resumirse como se resume la tragedia de los amantes de Teruel. Y es que hasta rima, parece que lo hubiera predestinado Ilúvatar. “Esta es la historia de amor entre Kili y Tauriel: tonta ella y tonto él”.

Y se llega al meollo del asunto: la batalla. Una batalla que no emociona, que no enardece tus ánimos ni inflama tu corazón, como sí lo hacen las arengas de Théoden y Aragorn, las cargas de los Rohirrim y la siempre esperanzadora presencia de Gandalf. La Batalla de los Cinco Ejércitos es un espectáculo de CGI sin sentimiento en el que los Orcos bajo el mando de Azog y Bolgo vuelven a demostrar ser uno de los peores ejércitos de la historia del cine. Y todo sea dicho de paso, la batalla acaba tan súbitamente como empezó.

Una batalla que no tarda en dar paso al clímax emocional de la trilogía: el duelo en la Colina del Cuervo. Esta era la última oportunidad de Jackson para retomar el pulso a la historia, remontar el vuelo y ofrecer un desenlace a la altura de lo que ya nos demostró en la trilogía de El Señor de los Anillos y en lo escrito por el Profesor Tolkien. Pero falla estrepitosamente al ceder el protagonismo a dos invitados inesperados que acaban por acaparar la pantalla y restar emoción a lo que debía ser uno de los momentos más emotivos e intensos de la saga. Solo con el breve viaje de vuelta Jackson consigue elevar la historia a lo que se podía esperar de ella.

En cuanto a las interpretaciones es difícil juzgarlas apropiadamente habiendo visto la película doblada, pero sin duda esta es la película de Richard Armitage, en la que se reivindica como uno de los grandes. Martin Freeman brilla en las pocas ocasiones que la película se lo permite, al igual que McKellen. El resto de los actores están a buen nivel, cumplen de forma eficaz, pero sin destacar.

Lo mismo le sucede a la magnífica música de Howard Shore, acallada en muchas ocasiones por los efectos de sonido, y al extraordinario trabajo del equipo de producción y dirección artística, que se ve desaprovechado en la película y que solo luce realmente en los extras de las películas y en los libros de Crónicas de Arte y Diseño.

A diferencia de lo que sienten muchas personas esta no es una despedida triste, ni siquiera agridulce. Y es que la auténtica despedida de la Tierra Media se produjo hace 11 años. La trilogía de El Hobbit es algo distinto, con la salvedad de algunos espejismos vistos en Un Viaje Inesperado. Pero esta trilogía ha pagado los errores cometidos, la improvisación en su producción y los excesos de su director.

ACTUALIZADO (16:20)- Se me ha olvidado comentaro algo que sé que a muchos os interesa, que es quién dobla al anciano Bilbo. Pero la respuesta es en sí un spoiler, asi que quien le dobla es… Joaquín Díaz. El epílogo es la escena en la que Gandalf llama a la puerta de Bolsón Cerrado en La Comunidad del Anillo, el diálogo es el mismo, pero visto desde la perspectiva de Bilbo. Asi que supongo que WB España habrá negociado con eOne Films Spain (la antigua Aurum) para que les cedieran ese trozo de audio de La Comunidad del Anillo.

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