Nacio en un pueblo escondido en un bosque, no sabria decir como se llamaba ya que nunca nadie le dijo su nombre aunque a su pueblo lo llamaban Anguer, el mismo nombre que el primer elfo que puso un pie alli dentro. Ningun elfo, hombre o enano se habian adentrado en su frondosa vegetacion nunca, ya que estaba infestado de repugnantes criaturas y los orcos acechaban mucho en los dias de oscuridad, en los que no habia luna.

Su infancia fue muy corta, apenas cogio un arco y una flecha cuando le hicieorn guardian del poblado por sus grandes dotes como arquero. Se comentaba entre los habitantes del pueblo que la primera vez de disparo una flecha, sin controlarla bien, disparo al cielo y tardo en caer una tarde entera. Nadie sabia de donde habia aprendido aquel don, ya que sus padres eran simplemente los estudiosos del poblado, los mas sabios.

Toda su vida crecio con un amigo, Efrohan se llamaba. Efrohan no tenia familia, ni siquiera era de ese pueblo, era el unica aventurero que se atrevio a entrar en el y aun mas, esta mal visto dentro de el. El porque de ese recelo nadie sabria decirlo, aunque un poco de culpa tenia el que el, Efrohan, era un elfo oscuro. Llego una noche de invierno perseguido por orcos, esa noche Êledhel estaba de guardia por lo que con tres certeros disparos mato a los perseguidores orcos, y a partir de esa noche, Efrohan juro que protegeria con su vida a su nuevo y unico amigo.

Por esa razon, los dos amigos decidieron, decision de Êledhel, el vestir igual, misma ropa oscura y con una capucha casi hasta la misma boca para que no puedieran distinguie quien era cada uno, y desde entonces odia a todos aquellos seres que descriminan solo por ser diferente. Aunque en realidad si se les podia distinguir, por un amuleto que llevaba uno de ellos.

Un buen dia, y estando todo el pueblo en el festejo de un nuevo nacimiento, se oyeron gritos procedentes del bosque pidiendo auxilio. Todo el pueblo se asusto, ya que el unico que sobrevivio a ese bosque fue Efrohan. Los dos amigos, cogiendo sus arcos y espadas se aventuraron en el, ya que las palabras pronunciadas las conocian, por lo que no podian ser orcos. Estubieron corriendo durante horas buscando y siguiendo la voz, hasta que esta, de repente callo. Pasado algo de tiempo, se encontraron en una situacion muy peliaguda, siete orcos estaban acuchillando algo, que tenia forma de ser humano. Con algunos certeros disparos y la gran habilidad de Efrohan en el uso de sus dos espadas, consiguieron derrotar a aquellos orcos, y cuando fueron hacia el humano se encontraron que aun vivia, pero estaba herido de muerte. Por sus ropajes y los utensilios que llevaba creyeron ver a un mercader, que este, dando las gracias y en su ultima vocanada de aire, les regalo una piedre muy estraña negra a Êledhel y una pequeña daga a Efrohan. Como a todos los habitantes de Anguer, le dieron una sepultura digna de cualquier rey.

Asi, con esa piedra y una cadena de mithril que habia heredado de su abuelo, Êledhel fabrico un amuleto que tenia forma de siete picos. No era muy normal una estrella de siete picos, pero era un regalo para su fiel amigo. Cuando se la dio, le explico que esos siete picos en la estrella significaban la diferencia de Efrohan hacia los demas elfos, pero aun asi, al igual que el amuleto, unos de los mejores.

Durante mucho tiempo de paz, los dos amigos estudiaron muchisimo, conocian muchas de las razas de seres vivos de la Tierra Media, viajaron en busca de libros y pociones para poder hacer sus encantamientos, hasta que cansados de viajar decidieron volver a su pueblo natal para disfrutar de su relajado entorno y asi cojer fuerza de nuevo para seguir con sus aventuras.

Una buena noche, estando los dos amigos paseando haciendo su nocturna guardia, se alejaron un poco mas sin saber bien el porque. Oyeron unos gritos que venian del pueblo, Anguer, y corrieron apresurademente pensando en lo peor.

Cuando llegaron solo encontraron devastacion y claros signos de un ataque de aquellos miserables seres, los orcos. Todos en Anguer murieron. Y entre sollozos no se dieron cuenta de que trece enormes orcos, incluidos el jefe de la manada le estaban acercando por la espalda. Efrohan se dio cuenta justo cuando una lanza iba a atravesar la espalda de Êledhel y puso su cuerpo, frenando el arma que solo dejo una citraciz en el hombro izquierdo a su amigo que se lamentara de ella toda su vida, y antes de morir le pidio que usara su conocimiento para vengarse, y le regalo su pequeña curva y su amado amuleto.

Y asi comenzo su peregrinaje hacia tierras mas prosteras, despues de haber visto y dado supultura a todo un pueblo entero, entre ellos sus padres y su gran amigo, y claro esta, despues de matar a aquellos miserables orcos.

Pero de eso hace ya mucho tiempo, pero en el no se ha ahogado ni la citraciz de su hombro y el misterioso colgante, todo negro que cogio de su amigo.