¿Queréis saber qué pasó el 30 de septiembre en la Tierra Media creada por J.R.R. Tolkien? Podéis descubrirlo a continuación.

Seguimos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que unos siervos del Enemigo atacaron de forma coordinada y simultánea dos lugares distintos de la Tierra Media, en la que unos hobbits reanudaron su travesía bajo la guía de un avezado viajero y en la que un mago pasó de la desesperanza a la esperanza en cuestión de horas. Para evitar posibles confusiones y malentendidos nos gustaría recordar que todas estas fechas se corresponden con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey o el Cómputo de los Senescales) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de libros y textos de J.R.R. Tolkien como ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (especialmente de los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ y los Manuscritos Marquette, y de libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos: Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.

Como es habitual acompañamos estos sucesos con pasajes de los libros de Tolkien y con ilustraciones y dibujos de distintos artistas, aunque no siempre encontramos imágenes que reflejen fielmente las descripciones de Tolkien.

Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 30 de septiembre, o el 30 de Halimath según el Calendario de la Comarca.

 

Año 3018 de la Tercera Edad:

* Los Nazgûl atacan Cricava y El Poney Pisador a primera hora de la mañana.

* Al descubrir que los ponis de los hobbits habían desaparecido, Cebadilla Mantecona compra a Bill y compensa a los hobbits por su pérdida.

* Gandalf se dirige a Cricava y encuentra Los Gamos alborotado por los Nazgûl.

* Guiados por Aragorn, los hobbits dejan Bree. Tras continuar un par de millas por el Camino, continúan su viaje a través del Bosque Chet.

* Siguiendo las huellas de los Nazgûl, Gandalf llega a Bree. Cebadilla le cuenta a Gandalf todo lo ocurrido y que los hobbits se han ido con Trancos. Gandalf pasa la noche en la posada.

 

(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)

(Nazgûl, por el artista polaco Lukasz Jaskolski)

«—¡Abre, en nombre de Mordor! —dijo una voz atiplada y amenazadora.

Otro golpe, y las maderas estallaron y la cerradura saltó en pedazos, y la puerta cedió y cayó hacia atrás. Las formas negras entraron precipitadamente.

En ese momento, entre los árboles cercanos, sonó un cuerno. Desgarró la noche como un fuego en lo alto de una loma.

¡DESPERTAD! ¡FUEGO! ¡PELIGRO! ¡ENEMIGOS! ¡DESPERTAD!

Gordo Bolger no había estado inactivo. Tan pronto como vio que las formas oscuras venían arrastrándose por el jardín, supo que tenía que correr, o morir. Y corrió, saliendo por la puerta de atrás, a través del jardín y por los campos. Cuando llegó a la casa más cercana, a más de una milla, se derrumbó en el umbral, gritando: —¡No, no, no! ¡No, no yo! ¡No lo tengo! —Pasó un tiempo antes que alguien pudiera entender los balbuceos de Bolger. Al fin llegaron a la conclusión de que había enemigos en Los Gamos, una extraña invasión que venía del Bosque Viejo. Y no perdieron más tiempo.»

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

(Los Nazgûl huyen de Cricava, por la artista británica Toni-Marie Hudson)

«Los Brandigamo estaban tocando el cuerno de llamada de Los Gamos, que no había sonado desde hacía un siglo, desde el Invierno Cruel cuando habían aparecido los lobos blancos, y las aguas del Brandivino estaban heladas.

¡DESPERTAD! ¡DESPERTAD!

Otros cuernos respondieron a lo lejos. La alarma cundía rápidamente.

Las figuras negras escaparon de la casa. Una de ellas, mientras corría, dejó caer en el umbral un manto de hobbit. Afuera en el sendero se oyó un ruido de cascos, y en seguida un galope que se alejó martillando las tinieblas. Todo alrededor de Cricava resonaba la llamada de los cuernos, voces que gritaban y pies que corrían. Pero los Jinetes Negros galopaban como un viento hacia la Puerta del Norte. ¡Dejad que la Gente Pequeña toque los cuernos! Sauron se encargaría de ellos más tarde. Mientras tanto tenían otra misión que cumplir: ahora sabían que la casa estaba vacía y que el Anillo había desaparecido. Cargaron sobre los guardias de la puerta y desaparecieron de la Comarca.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

Los Nazgûl en Bree, según los hermanos Greg y Tim Hildebrandt

(Los Nazgûl en Bree, por los hermanos Greg y Tim Hildebrandt)

“Frodo no tardó en dormirse de nuevo, y esta vez creyó oír un ruido de viento y de cascos que galopaban en la noche. El viento parecía rodear la casa y sacudirla, y a lo lejos sonó un cuerno, que tocaba furiosamente. Abrió los ojos, y oyó el canto vigoroso de un gallo en el corral. Trancos había descorrido las cortinas, y ahora empujaba ruidosamente los postigos. Las primeras luces grises del alba iluminaban el cuarto, y un viento frío entraba por la ventana abierta.

Luego de haberlos despertado a todos, Trancos los llevó a la alcoba. Cuando la vieron, se alegraron de haberle hecho caso; habían forzado los postigos, que batían al viento; las cortinas ondeaban; las camas estaban todas revueltas, las almohadas abiertas de arriba abajo y tiradas en el suelo, y habían hecho pedazos el felpudo.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

Cebadilla Mantecona, según Monia Arrada

(Cebadilla Mantecona, por la artista francesa Monia Arrada)

«El señor Mantecona corrió a ordenar que tuvieran listos los poneys y a prepararles un «bocadillo». Pero volvió muy pronto aterrorizado. ¡Los poneys no estaban! Habían abierto las puertas de los establos durante la noche y los animales habían desaparecido: no sólo los poneys de Merry sino también todas las otras bestias que se encontraban allí.

Frodo se sintió aplastado por la noticia. ¿Cómo podrían llegar a Rivendel a pie, perseguidos por enemigos montados? Tanto valía que trataran de alcanzar la luna. Trancos los miró en silencio un rato, como sopesando la fuerza y el coraje de los hobbits.

—Los poneys no nos ayudarán a escapar de hombres a caballo —dijo al fin con aire pensativo, como si adivinara lo que Frodo tenía en la cabeza—. No iremos más despacio a pie, no por los caminos que yo quisiera tomar. Yo iré caminando de todos modos. Lo que me preocupa son las provisiones y el equipo. No encontraremos nada que comer de aquí a Rivendel, fuera de lo que llevemos con nosotros, y sería necesario contar con bastantes reservas, pues podríamos retrasarnos, obligados a hacer algún rodeo, apartándonos del camino principal.»

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

Bill el poni, según John Howe

(Bill el poni, por el artista canadiense John Howe)

“—Quizá —dijo Trancos—. Pero me cuesta imaginar que un animal vuelva a él, una vez que se ha ido. Pienso que es sólo una ocurrencia de último momento del amable señor Helechal, un modo de sacar más beneficio de este asunto. El peligro principal es que la pobre bestia esté a las puertas de la muerte. Pero no parece haber alternativa. ¿Qué nos pide?

El precio de Bill Helechal era de doce centavos de plata, y esto representaba en verdad tres veces el valor de un poney en aquella región. El poney de Helechal resultó ser una bestia huesuda, mal alimentada y floja; pero no parecía que fuera a morirse en seguida. El señor Mantecona lo pagó de su propio bolsillo y ofreció a Merry otras dieciocho monedas como compensación por los animales perdidos. Era un hombre honesto, y de buena posición según se decía en Bree, pero treinta centavos de plata fueron para él un golpe duro, y haber sido víctima de Bill Helechal aumentaba todavía más el dolor.

En verdad no salió tan mal parado al fin de cuentas. Como descubrió más tarde, sólo tendría que lamentar el robo de un caballo. Los otros habían sido ahuyentados, o habían huido, dominados por el miedo, y los encontraron vagando en diferentes lugares de las Tierras de Bree. Los poneys de Merry habían escapado juntos, y en definitiva (pues eran animales sensatos) tomaron el camino de las Quebradas en busca de Gordo Terronillo. De modo que pasaron un tiempo al cuidado de Tom Bombadil, y estuvieron bien.”

(El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

Gandalf llega a Bree, según Harri Honkala

(Gandalf llega a Bree, por el artista finés Harri Honkala)

“Llegué a Los Gamos y lo encontré alborotado, activo como un hormiguero que ha sido removido con una vara. Fui a Cricava, y la casa estaba abierta y vacía, pero en el umbral encontré una capa que había sido de Frodo. Entonces y por un tiempo perdí toda esperanza; no me quedé a recoger noticias, que me hubiesen aliviado, y corrí tras las huellas de los Jinetes. Eran difíciles de seguir, pues se separaban en muchas direcciones, y al fin me desorienté. Me pareció que uno o dos habían ido hacia Bree, y allá fui yo también, pues se me habían ocurrido unas palabras que quería decirle al posadero.

«Mantecona lo llaman —pensé—. Si es culpable de esta demora, le derretiré toda la manteca, asándolo a fuego lento a ese viejo tonto.»”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).

 

Bree por la mañana, según Darek Zabrocki

(Bree por la mañana, por el artista polaco Darek Zabrocki)

“Trancos había cambiado de idea, y decidió dejar Bree por el camino principal. Todo intento de salir directamente al campo sólo empeoraría las cosas: la mitad de los habitantes los seguiría para saber a dónde iban e impedir que cruzaran por terrenos privados.

Los hobbits se despidieron de Bob y Nob, y agradecieron cordialmente al señor Mantecona.

—Espero que nos encontremos de nuevo un día, cuando haya otra vez felicidad —dijo Frodo—. Nada me gustaría más que pasar un tiempo en paz en la casa de usted.

Partieron a pie, inquietos y deprimidos, bajo las miradas de la multitud. No todas las caras eran amistosas, ni todas las palabras que les gritaban. Pero la mayoría de los habitantes de Bree parecían temer a Trancos, y aquellos a quienes él miraba a los ojos cerraban la boca y se alejaban. Trancos marchaba a la cabeza con Frodo; luego venían Merry y Pippin, y al fin Sam, que llevaba el poney, cargado con todo el equipaje que se había animado a ponerle encima; pero el animal parecía ya menos abatido, como si aprobara este cambio de suerte.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

(Aragorn y los hobbits en el Bosque de Chet, por el artista estadounidense Jef Murray)

“En verdad, si no hubiese sido por los acontecimientos perturbadores de la noche anterior, habrían disfrutado de esta parte del viaje más que de ninguna otra hasta entonces. El sol brillaba en un cielo despejado, pero no hacía demasiado calor. Los árboles del valle estaban todavía cubiertos de hojas de colores vivos, y parecían pacíficos y saludables. Trancos guiaba sin titubear entre los muchos senderos entrecruzados; era evidente que abandonados a ellos mismos los hobbits se hubieran extraviado en seguida. El complicado itinerario tenía muchas vueltas y revueltas, para evitar cualquier persecución.

—Bill Helechal estaba espiándonos sin duda alguna cuando dejamos la calzada —dijo Trancos—, pero no creo que nos haya seguido. Conoce bastante bien la región, pero sabe que no podría rivalizar conmigo en un bosque. Me importa más lo que Helechal podría decir a otros. Se me ocurre que no están muy lejos de aquí. Tanto mejor si piensan que nos encaminamos a Archet.

Ya fuese por la habilidad de Trancos o por alguna otra razón, ese día no vieron señales ni oyeron sonidos de cualquier otra criatura viviente; ni bípedos, excepto pájaros; ni cuadrúpedos, excepto un zorro y unas pocas ardillas.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 11: Un cuchillo en la oscuridad).

 

(Trancos, por Ken McCuen)

“«¡Trancos!», dije con un grito de alegría.

«Sí, señor, temo que sí, señor —dijo Mantecona malentendiéndome—. No pude impedir que se acercara a ellos, y ellos se fueron con él. Actuaron de un modo muy raro todo el tiempo que estuvieron aquí; tercos, diría yo.»

«¡Asno! ¡Tonto! ¡Tres veces digno y querido Cebadilla! —dije—. Son las mejores noticias que he tenido desde el solsticio de verano; valen por lo menos una pieza de oro. ¡Que tu cerveza se beneficie con un encantamiento de excelencia insuperable durante siete años! —dije—. Ahora puedo tomarme una noche de descanso, la primera desde no sé cuánto tiempo.”

De modo que pasé allí la noche, preguntándome qué habría sido de los Jinetes; en Bree no se habían visto sino dos o tres, parecía. Aunque esa noche oímos más.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).

 

(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).

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