¿Qué ocurrió el 26 de septiembre en la Tierra Media creada por J.R.R. Tolkien? Os lo contamos aquí.

Continuamos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que que cuatro viajeros se internaron en un bosque antiguo y peligroso, en el que conocieron a uno de los seres más enigmáticos de la Tierra Media, y en el que dos sirvientes del Enemigo llegaron a una aldea buscando a su presa. Para evitar malentendidos y confusiones recordamos que todas las fechas de esta sección se corresponden únicamente con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey o el Cómputo de los Senescales) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de distintos libros y textos de J.R.R. Tolkien como ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ y los Manuscritos Marquette, y de libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos: Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.

Acontecimientos que nos gusta acompañar con pasajes y citas de la obra del Profesor y con ilustraciones y dibujos de distintos artistas, aunque no siempre encontramos imágenes que representen con total fidelidad lo descrito por Tolkien.

Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 26 de septiembre, o el 26 de Halimath según el Calendario de la Comarca.

 

Año 3018 de la Tercera Edad del Sol:

* Frodo, Sam, Merry y Pippin se despiden de Fredegar Bolger, dejan Cricava y se adentran en el Bosque Viejo.

* Tras horas de travesía se ven obligados a descender al Valle del Tornasauce.

* Al hacer un alto para descansar, Frodo, Merry y Pippin son víctimas de un encantamiento del Hombre-Sauce.

* Frodo y Sam intentan liberar a Merry y Pippin, sin éxito.

* Desesperado, Frodo grita pidiendo ayuda y le responde Tom Bombadil, quien rescata a Merry y Pippin.

* Los hobbits pasan la noche en casa de Tom Bombadil y Baya de Oro.

* Dos de los Nazgûl llegan a Bree.

 

(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)

(Los hobbits dejan Cricava, por el artista canadiense Ted Nasmith)

“A cierta distancia de la Cerca habían hecho una excavación en pendiente; las paredes de ladrillo se arqueaban hasta formar un túnel que pasaba por debajo de la Cerca y desembocaba en la depresión del otro lado.

Aquí Gordo Bolger se detuvo.

—¡Adiós, Frodo! —dijo—. Desearía de veras que no te internaras en el Bosque. Espero sólo que no necesites auxilio antes de terminar el día. ¡Buena suerte, hoy y todos los días!

—¡Tendré suerte, si no nos aguarda nada peor que el Bosque Viejo! —dijo Frodo—. Dile a Gandalf que se apresure por el Camino del Este. Lo retomaremos pronto, e iremos de prisa.

—¡Adiós! —gritaron, y corrieron cuesta abajo entrando en el túnel y desapareciendo de la vista de Fredegar.

El túnel era oscuro y húmedo; una puerta con barrotes de hierro cerraba el otro extremo. Merry desmontó y la abrió, y cuando todos pasaron la empujó hacia atrás. La puerta se cerró con un golpe metálico y el cerrojo cayó otra vez. El sonido fue siniestro.

—¡Ya está! —exclamó Merry—. Hemos dejado la Comarca, y ahora estamos fuera, en los linderos del Bosque Viejo.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

Los hobbits en el Bosque Viejo, según Joel Hustak

(Los hobbits en el Bosque Viejo, por el artista canadiense Joel Hustak)

“Por el momento no había ni un murmullo ni un movimiento entre las ramas; pero todos tenían la incómoda impresión de que estaban observándolos con una creciente desaprobación, que llegaba a ser disgusto y aun hostilidad. Esta impresión fue creciendo hasta que al fin se encontraron echando rápidas miradas hacia arriba o hacia atrás, o por encima del hombro, como si esperasen un golpe repentino.

No había aún ningún indicio de que por allí corriera un sendero, y parecía que los árboles les cerraban continuamente el paso. Pippin sintió que no podía soportarlo más y gritó de pronto: —¡Eh! ¡Eh! No haré nada, déjenme pasar, ¿quieren?

Los otros se detuvieron sobrecogidos; pero el grito se interrumpió, como apagado por una cortina espesa; no hubo ecos ni respuesta, aunque el bosque parecía ahora más poblado y atento que antes.

—Si yo fuese tú, no hubiera gritado —dijo Merry—. Nos hace más mal que bien.

Frodo comenzaba a preguntarse si sería posible encontrar un camino de salida, y si había hecho bien en arrastrar a los otros a este bosque abominable. Merry miraba a ambos lados y parecía indeciso acerca de la dirección que convenía tomar. Pippin se dio cuenta de lo que sucedía.

—No has tardado mucho en extraviarnos —dijo.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Los hobbits en el Bosque Viejo, por la artista inglesa Soni Alcorn-Hender)

“El sendero que los había llevado a la colina reapareció en el lado norte; pero no lo habían seguido mucho tiempo cuando advirtieron que se desviaba a la derecha. Pronto empezó a descender abruptamente, y sospecharon que llevaba al Valle del Tornasauce, que no era de ningún modo la dirección que pensaban tomar. Lo discutieron un rato, y al fin resolvieron dejar el sendero y torcer al norte, pues aunque no habían podido verla desde la cima de la loma, la ruta tenía que estar en esa dirección y no muy lejos. También hacia el norte, a la izquierda del sendero, la tierra parecía más seca y abierta, alzándose en pendientes donde los árboles eran más delgados; pinos y abetos reemplazaban a los robles, los fresnos y los extraños árboles desconocidos del bosque más espeso.

Al comienzo la elección pareció buena; marchaban a paso vivo, aunque cada vez que divisaban el sol en un claro creían haber virado hacia el este, no sabían cómo. Luego los árboles comenzaron a cerrarse (a la distancia les habían parecido más delgados y menos enmarañados), y de pronto descubrieron unas fallas profundas e inesperadas en el terreno, como surcos de ruedas gigantescas o anchos fosos, y caminos borrosos y en desuso, obstruidos por las zarzas. La mayoría de estos repliegues cruzaban perpendicularmente la dirección que seguían los hobbits, y sólo podían franquearlos ayudándose con pies y manos, lo que era incómodo y difícil a causa de los poneys.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Pippin, dormido por el Hombre-Sauce, por la artista croata Romana Kendelic)

“Frodo alzó pesadamente los ojos y vio un sauce enorme, viejo y blanquecino, que se inclinaba sobre él. El árbol parecía inmenso; las largas ramas apuntaban como brazos tendidos, con muchas manos de dedos largos, y el tronco nudoso y retorcido se abría en anchas hendiduras que crujían débilmente con el movimiento de las ramas. Las hojas que se estremecían bajo el cielo brillante deslumbraron a Frodo; se tambaleó y cayó allí sobre las hierbas.

Merry y Pippin se arrastraron hacia adelante y se tendieron apoyándose de espaldas contra el tronco del sauce. Detrás de ellos las grandes hendiduras se abrieron para recibirlos, y el árbol se balanceó y crujió. Miraron hacia arriba y vieron las hojas grises y amarillas que se movían apenas contra la luz, y cantaban. Cerraron los ojos y les pareció que casi oían palabras, palabras frescas que hablaban del agua y del sueño. Se abandonaron a aquel sortilegio y cayeron en un sueño profundo al pie del enorme sauce gris.

Frodo luchó un rato contra el sueño que lo aplastaba; al fin se incorporó de nuevo trabajosamente. Tenía unas ganas irresistibles de agua fresca.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Sam rescata a Frodo del Hombre Sauce, por el artista estadounidense Raoul Vitale)

—¿Sabes tú, Sam —dijo al fin—, que ese árbol maldito me arrojó al agua? Lo sentí. ¡La raíz me envolvió el cuerpo y me hizo perder el equilibrio!

—Estaba usted soñando sin duda, señor —dijo Sam—. No debiera haberse sentado en un lugar semejante, si tenía ganas de dormir.

—¿Y los demás? —inquirió Frodo—. Me pregunto qué clase de sueños tendrán…

Fueron al otro lado del árbol, y Sam entendió entonces por qué había creído oír el sonido de una cerradura. Pippin había desaparecido. La abertura junto a la cual se había acostado se había cerrado del todo y no se veía ni siquiera una grieta. Merry estaba atrapado; otra de las hendiduras del árbol se le había cerrado alrededor del cuerpo; tenía las piernas fuera, pero el resto estaba dentro de la abertura negra y los bordes lo apretaban como tenazas.

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

El Hombre-Sauce, según Andrea Piparo

(El Hombre-Sauce, por el artista italiano Andrea Piparo)

“—¡Un momento! —gritó Sam, pues la mención de la leña le había dado una idea—. ¡Podríamos recurrir al fuego!

—Podríamos —dijo Frodo, titubeando—. Podríamos asar vivo a Pippin dentro del tronco.

—Podríamos también, para empezar, hacer daño al árbol o asustarlo —dijo Sam fieramente—. Si no los suelta lo echaré abajo, aunque sea a mordiscos.

Corrió hacia los poneys y pronto volvió con dos yesqueros y un hacha.

Juntaron rápidamente hierbas y hojas secas, y trozos de corteza; luego apilaron ramas rotas y astillas. Amontonaron todo contra el tronco en el lado opuesto al de los prisioneros. Tan pronto como Sam consiguió encender la yesca, las hierbas secas comenzaron a arder y una columna de fuego y humo se alzó en el aire. Las ramitas crujieron. Unas lengüitas de fuego lamieron la corteza seca y estriada del árbol, chamuscándola. Un estremecimiento recorrió todo el sauce. Las hojas parecían sisear allá arriba con un sonido de dolor y rabia. Merry gritó, y desde dentro del árbol llegó un aullido apagado de Pippin.

—¡Apáguenlo! ¡Apáguenlo! —gritó Merry—. ¡Me partirá en dos, si así no lo hacen! ¡Él lo dice!”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Tom Bombadil, por los hermanos Greg y Tim Hildebrandt)

“Pero Frodo, sin tener una idea clara de por qué lo hacía, o qué esperaba, corrió a lo largo del sendero gritando: ‘¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro!’ Tenía la impresión de que apenas alcanzaba a oír el sonido agudo de su propia voz, como si el viento del sauce se la llevara en seguida ahogándola en un clamor de hojas. Se sintió desesperado, perdido, y al borde mismo de la locura.

De pronto se detuvo. Había una respuesta, o al menos así lo creyó, pero parecía venir de detrás de él, del sendero que atravesaba el bosque. Se volvió y escuchó, y pronto no tuvo ninguna duda; alguien entonaba una canción; una voz profunda y alegre cantaba descuidada y feliz, pero las palabras no tenían ningún sentido.

¡Hola, dol! ¡Feliz dol! ¡Toca un don diló!

¡Toca un don! ¡Salta! ¡Sauce del fal lo!

¡Tom Bom, alegre Tom, Tom Bombadilló!”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Frodo y Sam conocen a Tom Bombadil, por el artista británico Roger Garland)

“Depositando con cuidado los lirios de agua en el suelo, Tom Bombadil corrió hacia el árbol. Allí vio los pies de Merry que aún sobresalían. El resto ya había sido arrastrado al interior. Tom acercó la boca a la hendidura y se puso a cantar en voz baja. Los dos hobbits no alcanzaban a oír las palabras, pero la reanimación de Merry fue evidente. Las piernas patearon el aire. Tom se apartó de un salto, y arrancando una rama que colgaba a un costado, azotó el flanco del sauce.

—¡Déjalo salir, viejo Hombre-Sauce! ¿Qué pretendes? No tendrías que estar despierto. ¡Come tierra! ¡Cava hondo! ¡Bebe agua! ¡Duerme! ¡Bombadil habla!

Tomó entonces los pies de Merry y lo sacó de la hendidura que se había ensanchado de pronto.

Se oyó el sonido de algo que se desgarra, y la otra grieta se abrió también, y Pippin saltó afuera, como si lo hubiesen pateado. En seguida, con un sonoro chasquido, las dos fisuras volvieron a cerrarse. Un estremecimiento recorrió el árbol de las raíces a la copa, y siguió un completo silencio.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Los hobbits llegan a casa de Tom Bombadil, por la artista sueca Isabelle Scharin)

“Salieron del bosque y se encontraron en una amplia extensión de hierbas. El río, estrecho y rápido, saltaba hacia ellos alegremente, reflejando aquí y allá la luz de las estrellas que ya brillaba en el cielo.

La hierba era allí corta y suave, como si la hubiesen segado. Detrás, los bordes del bosque parecían recortados como un cerco. El sendero era llano, estaba bien cuidado y bordeado de piedras, y subía serpenteando a la cima de una loma herbosa, grisácea bajo el pálido cielo estrellado. Allí arriba en otra ladera parpadeaban las luces de una casa. El sendero bajó y subió de nuevo por una larga pendiente de césped hacia la luz. De pronto un rayo amarillo salió brillantemente de una puerta que acababa de abrirse. Era la casa de Tom Bombadil, sobre y bajo la colina. Detrás el terreno se elevaba gris y desnudo, y más allá las sombras oscuras de las Quebradas de los Túmulos se perdían en la noche del este.

Hobbits y poneys se precipitaron hacia adelante. Ya se habían quitado de encima la mitad de la fatiga, y todo temor. ‘¡Hola, venid, alegre dol!’, llegó a ellos la canción, como una bienvenida.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 6: El Bosque Viejo).

 

(Baya de Oro por los hermanos Greg y Tim Hildebrandt)

“—¡Venid, queridos amigos! —dijo ella tomando a Frodo por la mano—. ¡Reíd y alegraos! Soy Baya de Oro, Hija del Río. —En seguida pasó rápidamente ante ellos, y habiendo cerrado la puerta se volvió otra vez, extendiendo los brazos blancos.— ¡Cerremos las puertas a la noche! —dijo—. Quizá todavía tenéis miedo, de la niebla, la sombra de los árboles, el agua profunda, las criaturas del bosque. ¡No temáis nada! Pues esta noche estáis bajo techo en casa de Tom Bombadil.

Los hobbits la miraron asombrados, y ella los observó a su vez, uno a uno, sonriendo.

—¡Hermosa dama Baya de Oro! —dijo Frodo al fin, sintiendo en el corazón una alegría que no alcanzaba a entender. Estaba allí, inmóvil, como había estado otras veces escuchando las hermosas voces de los Elfos, pero ahora el encantamiento era diferente, menos punzante y menos sublime, pero más profundo y más próximo al corazón humano; maravilloso, pero no ajeno—. ¡Hermosa dama Baya de Oro! —repitió—. Ahora me explico la alegría de esas canciones que oímos.”

(El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 7: En casa de Tom Bombadil).

 

(Los hobbits en casa de Tom Bombadil, por el artista ruso Denis Gordeev)

“Los hobbits se sentaron complacidos en unas sillas bajas de mimbre, mientras Baya de Oro se ocupaba alrededor de la mesa; y los ojos de ellos seguían con deleite la fina gracia de los movimientos de la joven. De algún sitio detrás de la casa llegó el sonido de un canto. De cuando en cuando alcanzaban a oír, entre muchos ‘derry dol’, ‘alegre dol’, y ‘toca un don dilló’, unas palabras que se repetían:

El viejo Tom Bombadil es un sujeto sencillo,

de chaqueta azul brillante y zapatos amarillos.

—¡Hermosa dama! —dijo Frodo al cabo de un rato—. Decidme, si mi pregunta no os parece tonta, ¿quién es Tom Bombadil?

—Es él —dijo Baya de Oro, dejando de moverse y sonriendo.

Frodo la miró inquisitivamente.

—Es como lo has visto —dijo ella respondiendo a la mirada de Frodo—. Es el Señor de la madera, el agua y las colinas.”

(El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 7: En casa de Tom Bombadil).

 

Nazgûl, según Mariusz Gandzel

(Nazgûl, por el artista polaco Mariusz Gandzel)

“¡Vigilen todas las sombras! —dijo en voz baja—. Unos Jinetes Negros han pasado por Bree. Dicen que el lunes llegó uno por el Camino Verde, y otro apareció más tarde, subiendo por el Camino Verde desde el sur.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 10: Trancos).


(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).

Imágenes relacionadas:

Esta noticia fue publicada en Mundo Tolkien y etiquetada con , , , , . Anota el permalink.

Deja una respuesta