
- Categoría: Mundo Tolkien
- Etiquetas: Año 2941 de la Tercera Edad, Cuentos Inconclusos, El Hobbit, Hoy en la Tierra Media, JRR Tolkien, La Búsqueda de Erebor, libros
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A continuación podéis descubrir qué sucedió el 25 de abril en la Tierra Media, el universo fantástico creado por J.R.R. Tolkien.
Seguimos con nuestra sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que un mago realizó una visita inesperada que dio comienzo a una gran aventura. Para evitar malentendidos y confusiones nos gustaría recordar que todas estas fechas se corresponden únicamente con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de libros como ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ o textos como los Manuscritos Marquette de J.R.R. Tolkien, y de otros libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos. Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.
Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 25 de abril, o el 25 de Astron según el Calendario de la Comarca.
Año 2941 de la Tercera Edad del Sol:
* Gandalf visita a Bilbo y le propone una aventura. El hobbit se libra del mago pero le invita a tomar el té.
(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)
(Bilbo Bolsón, por la artista francesa Magali Villeneuve)
—¿Cómo seleccionaría a un Hobbit para un fin semejante? —respondió Gandalf—. No tenía tiempo de examinarlos a todos; pero conocía la Comarca bastante bien por entonces, aunque cuando encontré a Thorin había estado ausente de ella más de veinte años, dedicado a menos placenteros asuntos. De modo que, naturalmente, al pensar en los Hobbits que conocía, me dije: «Quiero una pizca de los Tuk (sólo una pizca, Señor Peregrin) y quiero un buen cimiento de una especie más sólida, un Bolsón, quizá». Eso señalaba sin vacilaciones a Bilbo. Lo había conocido antes muy bien, cuando había llegado casi a la mayoría de edad, mejor que lo que él me conocía a mí. Me gustaba entonces. Y comprobaba ahora que «carecía de compromisos» que le impidieran emprender nuevas acciones; esto, por supuesto, no lo supe hasta llegar a la Comarca. Me enteré de que no se había casado. Me pareció extraño, aunque adiviné el motivo; y el motivo que adiviné no era el que la mayor parte de los Hobbits me dieron: que había quedado a edad temprana en buena situación y enteramente dueño de sí. No, adiviné que quería permanecer «libre de compromisos» por alguna razón profunda que él mismo no comprendía, o que no reconocía porque lo alarmaba. No obstante, quería estar libre para partir cuando la oportunidad le llegara o hubiera acumulado el coraje suficiente. Recordaba cómo me importunaba con preguntas, cuando era un jovenzuelo, acerca de los Hobbits que ocasionalmente «se habían disparado», como se decía en la Comarca. Por lo menos, dos de sus tíos de la rama Tuk lo habían hecho.”
(‘Cuentos inconclusos‘. Tercera parte: La Tercera Edad — III. La Búsqueda de Erebor. Apéndice).
(Gandalf llega a Bolsón Cerrado buscando a Bilbo, por Dale Comte)
“Todo lo que el confiado Bilbo vio aquella mañana fue un anciano con un bastón. Tenía un sombrero azul, alto y puntiagudo, una larga capa gris, una bufanda de plata sobre la que colgaba una barba larga y blanca hasta más abajo de la cintura, y botas negras.
—¡Buenos días! —dijo Bilbo, y esto era exactamente lo que quería decir. El sol brillaba y la hierba estaba muy verde. Pero Gandalf lo miró desde debajo de las cejas largas y espesas, más sobresalientes que el ala del sombrero, que le ensombrecía la cara.
—¿Qué quieres decir? —preguntó—. ¿Me deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno?”
(‘El Hobbit‘, capítulo 1: Una tertulia inesperada).
(Gandalf visita a Bilbo en Bolsón Cerrado, por los hermanos Greg y Tim Hildebrandt)
“Entonces Bilbo se sentó en una silla junto a la puerta, cruzó las piernas y lanzó un hermoso anillo de humo gris que navegó en el aire sin romperse, y se alejó flotando sobre La Colina.
—¡Muy bonito! —dijo Gandalf—. Pero esta mañana no tengo tiempo para anillos de humo. Busco a alguien con quien compartir una aventura que estoy planeando, y es difícil dar con él.
—Pienso lo mismo… En estos lugares somos gente sencilla y tranquila y no estamos acostumbrados a las aventuras. ¡Cosas desagradables, molestas e incómodas que retrasan la cena! No me explico por qué atraen a la gente —dijo nuestro señor Bolsón, y metiendo un pulgar detrás del tirante, lanzó otro anillo de humo más grande aún. Luego sacó el correo matutino v se puso a leer, fingiendo ignorar al viejo. Pero el viejo no se movió. Permaneció apoyado en el bastón observando al hobbit sin decir nada, hasta que Bilbo se sintió bastante incómodo y aun un poco enfadado. —¡Buenos días! —dijo al fin—. ¡No queremos aventuras aquí, gracias! ¿Por qué no probáis más allá de La Colina o al otro lado de El Agua? —Con esto daba a entender que la conversación había terminado.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 1: Una tertulia inesperada).
(Gandalf visita a Bilbo, por el artista brasileño Daniel Pilla)
“—¿Dónde si no iba a estar? —dijo el mago—. De cualquier modo, me complace descubrir que aún recuerdas algo de mí. Al menos, parece que recuerdas con cariño mis fuegos artificiales, y eso es reconfortante. Y en verdad, por la memoria de tu viejo abuelo Tuk y por la memoria de la pobre Belladonna, te concederé lo que has pedido.
—Perdón, ¡yo no he pedido nada!
—¡Sí, sí, lo has hecho! Dos veces ya. Mi perdón. Te lo doy. De hecho iré tan lejos como para embarcarte en esa aventura. Muy divertida para mi, muy buena para ti… y quizá también muy provechosa, si sales de ella sano y salvo.
—¡Disculpad! No quiero ninguna aventura, gracias. Hoy no. ¡Buenos días! Pero venid a tomar el té… ¡cuando gustéis! ¿Por qué no mañana? ¡Sí, venid mañana! ¡Adiós! —Con esto el hobbit retrocedió escabulléndose por la redonda puerta verde, y la cerró lo más rápido que pudo sin llegar a parecer grosero. Al fin y al cabo, un mago es un mago.
«¡Para qué diablos lo habré invitado al té!», se dijo Bilbo cuando iba hacia la despensa. Acababa de desayunar hacía muy poco, pero pensó que un pastelillo o dos y un trago de algo le sentarían bien después del sobresalto.”
(‘El Hobbit‘, capítulo 1: Una tertulia inesperada).
(Gandalf y Bilbo, por el artista estadounidense Maurice Sendak)
“Porque Bilbo había cambiado, por supuesto. Cuando menos, se había vuelto bastante codicioso, y gordo, y sus viejos deseos habían disminuido hasta convertirse en una especie de sueño privado. ¡Nada podría haber sido más desalentador que ver convertirse este sueño en realidad! Bilbo estaba completamente consternado y actuó como un tonto.”
(‘Cuentos inconclusos‘. Tercera parte: La Tercera Edad — III. La Búsqueda de Erebor).
(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).