¿Queréis descubrir qué pasó el 24 de septiembre en la Tierra Media creada por J.R.R. Tolkien? Os lo contamos aquí.

Continuamos con nuestra sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que un mago continuó su viaje contrarreloj y en la que tres viajeros se encontraron con unas compañías inesperadas. Para evitar posibles confusiones y malentendidos queremos aclarar que todas las fechas de esta sección se corresponden únicamente con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey o el Cómputo de los Senescales) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de libros y textos de J.R.R. Tolkien como ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ y los Manuscritos Marquette, y de libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos: Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.

Acontecimientos que acompañamos con citas de las obras del Profesor y con ilustraciones y dibujos de distintos artistas, aunque no todas representen con total fidelidad lo descrito por Tolkien.

Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 24 de septiembre, o el 24 de Halimath según el Calendario de la Comarca.

 

Año 3018 de la Tercera Edad del Sol:

* Gandalf cruza el Isen.

* De camino a Cricava por el País de las Colinas Verdes, Frodo, Sam y Pippin se encuentran con uno de los Jinetes Negros en el Camino de Cepeda.

* Ya por la noche los hobbits se encuentran con otro Jinete Negro cerca del Bosque Cerrado, pero se aleja al oír los cantos de los Elfos.

* Los hobbits conocen a Gildor y a los Elfos y pasan la noche con ellos.

* Gildor aconseja a Frodo que parta cuanto antes sin esperar a Gandalf.

 

(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)

(Frodo, Pippin y Sam en el País de las Colinas Verdes, por el artista canadiense Ted Nasmith)

“Cuando terminaron de desayunar y rehicieron los fardos, eran más de las diez de la mañana; el día estaba volviéndose hermoso y cálido. Bajaron la cuesta, cruzaron el arroyo, subieron la cuesta siguiente, y subiendo y bajando franquearon otra cresta de las colinas. Entonces las capas, las mantas, el agua, los alimentos y todo el equipo empezaron a parecerles una carga pesada.

La marcha de ese día prometía ser agobiante y la carga agotadora. Pocas millas después no hubo más subidas y bajadas. El camino ascendía hasta la cima de una empinada colina por una senda zigzagueante y luego descendía una última vez. Vieron frente a ellos las tierras bajas, salpicadas con pequeños grupos de árboles que a la distancia se confundían en una parda bruma boscosa. Estaban mirando por encima de Bosque Cerrado hacia el río Brandivino. El camino se alargaba como una cinta.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

(Frodo, Pippin y Sam en el camino en el País de las Colinas Verdes, por el artista estadounidense Jef Murray)

“Estaban ahora en una planicie, y el camino, después de mucho serpentear, se extendía en línea recta y cruzaba praderas verdes, salpicadas de árboles altos, como centinelas de los próximos bosques.

—Oigo un poney o un caballo que viene por el camino detrás de nosotros —dijo Sam.

Miraron hacia atrás, pero había una curva en el camino y no podían ver muy lejos.

—Me pregunto si no será Gandalf que viene a reunirse con nosotros —dijo Frodo. Al mismo tiempo sintió que no era así, y de pronto tuvo el deseo de esconderse, para que el jinete no lo viera—. No es que me importe mucho —dijo disculpándose—, pero preferiría que nadie me viese en el camino; estoy harto de que mis cosas se sepan y discutan. Y si es Gandalf —añadió, como si acabara de ocurrírsele—, le daremos una pequeña sorpresa como pago por su demora. ¡Escondámonos!”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

(Frodo se esconde del Nazgûl, por el artista chileno Ilich Henriquez)

“En el codo del camino apareció un caballo negro, no un poney hobbit sino un caballo de gran tamaño, y sobre él un hombre corpulento, que parecía echado sobre la montura, envuelto en un gran manto negro y tocado con un capuchón, por lo que sólo se le veían las botas en los altos estribos. La cara era invisible en la sombra.

Cuando llegó al árbol, frente a Frodo, el caballo se detuvo. El jinete permaneció sentado, inmóvil, con la cabeza inclinada, como escuchando. Del interior del capuchón vino un sonido, como si alguien olfateara para atrapar un olor fugaz; la cabeza se volvió hacia uno y otro lado del camino.

Un repentino miedo de ser descubierto se apoderó de Frodo, y pensó en el Anillo. Apenas se atrevía a respirar, pero el deseo de sacar el Anillo del bolsillo se hizo tan fuerte que empezó a mover lentamente la mano. Sentía que sólo tenía que deslizárselo en el dedo para sentirse seguro; el consejo de Gandalf le parecía disparatado. Bilbo mismo había usado el Anillo. «Todavía estoy en la Comarca», pensó, al tiempo que tocaba la cadena del Anillo. En ese momento el jinete se enderezó y sacudió las riendas. El caballo echó a andar, lentamente primero y después con un rápido trote.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

Gandalf cabalga montado en Sombragrís, según Anke Katrin Eißmann

(Gandalf cabalga montado en Sombragrís, por la artista alemana Anke Katrin Eißmann)

Sombragrís lo llaman. Durante el día el pelo le reluce como plata, y de noche es como una sombra, y pasa inadvertido. Tiene el paso leve. Nunca un hombre lo había montado antes, pero yo lo tomé y lo domé, y me llevó tan rápidamente que yo ya había llegado a la Comarca cuando Frodo estaba aún en las Quebradas de los Túmulos, aunque salí de Rohan cuando él dejaba Hobbiton.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 2: El Concilio de Elrond).

 

(Los hobbits se esconden del Nazgûl, por el artista estadounidense Chris Rahn)

“Sam y Pippin se agacharon detrás de un tronco grueso, mientras que Frodo se arrastraba unas pocas yardas hacia el camino descolorido, una línea de luz agonizante que atravesaba el bosque. Arriba, las estrellas se apretaban en el cielo oscuro, pero no había luna.

El sonido de cascos se interrumpió. Frodo vio algo oscuro que pasaba entre el claro luminoso de dos árboles, y luego se detenía. Parecía la sombra negra de un caballo, llevado por una sombra más pequeña. La sombra se alzó junto al lugar en que habían dejado el camino y se balanceó de un lado a otro; Frodo creyó oír la respiración de alguien que olfateaba. La sombra se inclinó y luego empezó a arrastrarse hacia Frodo.

Una vez más Frodo sintió el deseo de ponerse el Anillo, y el deseo era más fuerte que nunca. Tan fuerte era que antes de advertir lo que hacía, ya estaba tanteándose el bolsillo. En ese mismo momento se oyó un sonido de risas y cantos. Unas voces claras se alzaron y se apagaron en la noche estrellada. La sombra negra se enderezó, retirándose de prisa. Montó el caballo oscuro y pareció que se desvanecía en las sombras del otro lado del camino. Frodo recobró el aliento.

—¡Elfos! —exclamó Sam con un murmullo ronco—. ¡Elfos, señor!”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

(Gildor, por la artista francesa Magali Villeneuve)

“—¡Oh, Gente Sabia —interrumpió ansiosamente Pippin—, decidnos algo de los Jinetes Negros!

—¿Jinetes Negros? —murmuraron los Elfos—. ¿Por qué esa pregunta?

—Porque dos Jinetes Negros nos dieron alcance hoy mismo, o uno lo hizo dos veces —respondió Pippin—. Desapareció minutos antes que vosotros llegarais.

Los Elfos no respondieron en seguida; hablaron entre ellos en voz baja, en su propia lengua, y al fin Gildor se volvió hacia los hobbits.

—No hablaremos de eso aquí —dijo—. Será mejor que vengáis con nosotros; no es nuestra costumbre, pero por esta vez os llevaremos por nuestra ruta, y esta noche os alojaréis con nosotros, si así lo deseáis.

—¡Oh, Hermosa Gente! Esto es más de lo que esperábamos —dijo Pippin.

Sam se había quedado sin habla.

—Te lo agradezco, Gildor Inglorion —dijo Frodo inclinándose—. Elen sila lúmenn’ omentielvo, una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro —agregó en la lengua alta de los Elfos.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

(Frodo, Sam y Pippin con Gildor, por una artista rusa conocida como steamey)

“En el extremo sur del claro había una abertura. Allí el suelo verde penetraba en el bosque formando un espacio amplio, como una sala techada con ramas de árboles; los grandes troncos se alineaban como pilares a los lados. En el centro había una hoguera, y sobre los árboles-pilares ardían las antorchas con luces de oro y plata. Los Elfos se sentaron en el pasto o sobre los viejos troncos serruchados, alrededor del fuego. Algunos iban y venían llevando copas y sirviendo bebidas; otros traían alimentos apilados en platos y fuentes.

—Es una comida pobre —dijeron los Elfos a los hobbits—, pues estamos acampando en los bosques, lejos de nuestras casas. Allá en nuestros hogares os hubiésemos tratado mejor.

—A mí me parece un banquete de cumpleaños —dijo Frodo.

Pippin apenas recordó después lo que había comido y bebido, pues se pasó la noche mirando la luz que irradiaban las caras de los Elfos y escuchando aquellas voces tan variadas y hermosas; todo había sido como un sueño.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

(Frodo y Gildor, por el artista estadounidense Henry H. Neff)

“—Creo que tendrías que seguir ese plan —dijo Gildor—. No pienso que el camino sea muy difícil para tu coraje, pero si deseas consejos más claros tendrías que pedírselos a Gandalf. No conozco el motivo de tu huida, y por eso mismo no sé de qué medios se valdrán tus perseguidores para atacarte. Gandalf lo sabrá, sin duda. Supongo que lo verás antes de dejar la Comarca.

—Así lo espero, pero esto es otra cosa que me inquieta. He esperado a Gandalf muchos días; tendría que haber llegado a Hobbiton hace dos noches cuando mucho, pero no apareció. Ahora me pregunto qué habrá ocurrido. ¿Crees necesario que lo espere?

Gildor guardó silencio un rato, y al fin dijo: —No me gustan estas noticias. El retraso de Gandalf no presagia nada bueno. Pero está dicho: «No te entrometas en asuntos de magos, pues son astutos y de cólera fácil». Te corresponde a ti decidir: sigue o espéralo.

—Y también se ha dicho —respondió Frodo—: «No pidas consejo a los Elfos, pues te dirán al mismo tiempo que sí y que no».

—¿De veras? —rio Gildor—. Raras veces los Elfos dan consejos indiscretos, pues un consejo es un regalo muy peligroso, aun del sabio al sabio, ya que todos los rumbos pueden terminar mal. ¿Qué pretendes? No me has dicho todo lo que a ti respecta; entonces, ¿cómo podría elegir mejor que tú? Pero si me pides consejo te lo daré por amistad. Pienso que debieras partir inmediatamente, sin dilación, y si Gandalf no aparece antes de tu partida, permíteme también aconsejarte que no vayas solo. Lleva contigo amigos de confianza y de buena voluntad.”

(El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Primero, capítulo 3: Tres es compañía).

 

(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).

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