
- Categoría: Mundo Tolkien
- Etiquetas: Año 3019 de la Tercera Edad, El Señor de los Anillos, Hoy en la Tierra Media, JRR Tolkien, La Búsqueda del Anillo, libros
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¿Queréis saber qué ocurrió el 17 de enero en la Tierra Media de J.R.R. Tolkien? ¡Podéis descubrirlo a continuación!
Seguimos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que una compañía llegó al corazón de un país élfico y sus miembros fueron llevados ante el Señor y la Dama, y en la que una retorcida criatura se quedó merodeando en las fronteras de esa tierra. Para evitar cualquier tipo de malentendido nos gustaría recordar que todas las fechas se corresponden únicamente con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey o el Cómputo de los Senescales) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas ellas proceden de distintos libros y textos de J.R.R. Tolkien como ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ y los Manuscritos Marquette, y de otros libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos. Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.
Como es habitual, acompañamos estos eventos con pasajes de la obra de Tolkien y con ilustraciones y dibujos de distintos artistas, aunque no en todas las ocasiones encontramos imágenes que representen los momentos que mencionamos o que reflejen con total fidelidad y rigor lo escrito por el Profesor.
Esto fue lo que ocurrió en la Tierra Media el 17 de enero, o el 17 de Postyule según el Calendario de la Comarca.
Año 3019 de la Tercera Edad del Sol:
* La Compañía del Anillo llega a Cerin Amorth y Haldir les quita la venda a los viajeros.
* Al anochecer llegan a Caras Galadhon y se encuentran con Galadriel y Celeborn.
* Aragorn cuenta todo lo ocurrido en Caradhras y Moria.
* Galadriel escruta a todos los miembros de la Compañía y todos sienten que les ofrece la oportunidad de abandonar la Misión.
* Boromir le pide a Frodo que le cuenta qué le había ofrecido Galadriel.
* Gollum merodea por los límites occidentales de Lórien.
(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)
(Haldir guía a la Compañía a través de Lórien, según el artista estadounidense Donato Giancola)
“—También —dijo Haldir— me traen un mensaje del Señor y la Dama de los Galadrim. Marcharéis todos libremente, aun el enano Gimli. Parece que la Dama sabe quién es y qué es cada miembro de vuestra Compañía. Quizá han llegado nuevos mensajes de Rivendel.
Quitó la venda que ocultaba los ojos de Gimli.
—¡Perdón! —dijo saludando con una reverencia—. ¡Míranos ahora con ojos amistosos! ¡Mira y alégrate, pues eres el primer enano que contempla los árboles del Naith de Lórien desde el Día de Durin!”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).
(La Compañía llega a Cerin Amroth, según los hermanos Greg y Tim Hildebrandt)
“Estaban en un claro. A la izquierda había una loma cubierta con una alfombra de hierba tan verde como la primavera de los Días Antiguos. Encima, como una corona doble, crecían dos círculos de árboles; los del exterior tenían la corteza blanca como la nieve, y aunque habían perdido las hojas se alzaban espléndidos en su armoniosa desnudez; los del interior eran mallorn de gran altura, todavía vestidos de oro pálido. Muy arriba entre las ramas de un árbol que crecía en el centro y era más alto que los otros resplandecía un flet blanco. A los pies de los árboles y en las laderas de la loma había unas florecitas amarillas de forma de estrella. Entre ellas, balanceándose sobre tallos delgados, había otras flores, blancas o de un verde muy pálido; relumbraban como una llovizna entre el rico colorido de la hierba. Arriba el cielo era azul, y el sol de la tarde resplandecía sobre la loma y echaba largas sombras verdes entre los árboles.
—¡Mirad! Hemos llegado a Cerin Amroth —dijo Haldir—. Pues éste es el corazón del antiguo reino, como era tiempo atrás, y ésta es la loma de Amroth, donde en días más felices fue edificada la alta casa de Amroth. Aquí se abren las flores de invierno en una hierba siempre fresca: la elanor amarilla, y la pálida niphredil. Aquí nos quedaremos un rato, y a la caída de la tarde llegaremos a la ciudad de los Galadrim.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).
(Samsagaz Gamyi, según la artista alemana Jenny Dolfen)
“En todo lo que crecía en aquella tierra no se veían manchas ni enfermedades ni deformidades. En el país de Lórien no había defectos.
Se volvió y vio que Sam estaba ahora de pie junto a él, mirando alrededor con una expresión de perplejidad, frotándose los ojos como si no estuviese seguro de estar despierto.
—Hay sol y es un hermoso día, sin duda —dijo—. Pensé que los Elfos no amaban otra cosa que la luna y las estrellas: pero esto es más élfico que cualquier otra cosa que yo haya conocido alguna vez, aun de oídas. Me siento como si estuviera dentro de una canción, si usted me entiende.
Haldir los miró, y parecía en verdad que había entendido tanto el pensamiento como las palabras de Sam. Sonrió.
—Estáis sintiendo el poder de la Dama de los Galadrim —les dijo—. ¿Queréis trepar conmigo a Cerin Amroth?”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).
(Frodo y Haldir en Cerin Amroth, según el artista canadiense Ted Nasmith)
“Frodo miró y vio, todavía a cierta distancia, una colina donde se alzaban muchos árboles magníficos, o una ciudad de torres verdes, no estaba seguro. De ese sitio venían, le pareció entonces, el poder y la luz que reinaban sobre todo el país, y tuvo el deseo de volar como un pájaro para ir a descansar a aquella ciudad verde. Luego miró hacia el este y vio las tierras de Lórien que bajaban hasta el pálido resplandor del Anduin, el Río Grande. Miró más allá del río: toda la luz desapareció, y se encontró otra vez en el mundo conocido. Más allá del río la tierra parecía chata y vacía, informe y borrosa, hasta que más lejos se levantaba otra vez como un muro, oscuro y terrible. El sol que alumbraba a Lothlórien no tenía poder para ahuyentar las sombras de aquellas distantes alturas.
—Allí está la fortaleza del Bosque Negro del Sur —dijo Haldir—. Está cubierta por una floresta de abetos oscuros, donde los árboles se oponen unos a otros, y las ramas se marchitan y se pudren. En medio, sobre una altura rocosa, se alza Dol Guldur, donde en otro tiempo se ocultaba el Enemigo. Tememos que esté habitada de nuevo, y con un poder septuplicado. Desde hace un tiempo se ve a veces encima una nube negra. Desde esta elevación puedes ver los dos poderes en acción, luchando siempre con el pensamiento; pero aunque la luz traspasa de lado a lado el corazón de las tinieblas, el secreto de la luz misma todavía no ha sido descubierto. Todavía no.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).
(Aragorn y Arwen en Cerin Amroth, según el artista galés Stephen Graham Walsh)
“Al pie de la loma, Frodo encontró a Aragorn, erguido, inmóvil y silencioso como un árbol; pero sostenía en la mano un capullo dorado de elanor y una luz le brillaba en los ojos. Parecía que estuviera recordando algo hermoso, y Frodo supo que veía las cosas como habían sido antes en ese mismo sitio. Pues los años torvos se habían borrado de la cara de Aragorn, y parecía todo vestido de blanco, un joven señor alto y hermoso, que le hablaba en lengua élfica a alguien que Frodo no podía ver. ‘Arwen vanimelda, namárië!’ dijo, y en seguida respiró profundamente, y saliendo de sus pensamientos miró a Frodo y sonrió.
—Aquí está el corazón de las tierras de los elfos —dijo—, y aquí mi corazón vivirá para siempre, a menos que encontremos una luz más allá de los caminos oscuros que todavía hemos de recorrer, tú y yo. ¡Ven conmigo!
Y tomando la mano de Frodo, dejó la loma de Cerin Amroth a la que nunca volvería en vida.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).
(Lothlórien, según la artista británica Katy Grierson)
“De pronto salieron otra vez a un claro y se encontraron bajo un pálido cielo nocturno salpicado por unas pocas estrellas tempranas. Un vasto espacio sin árboles se extendía ante ellos en un gran círculo abriéndose a los lados. Más allá había un foso profundo perdido entre las sombras, pero la hierba de las márgenes era verde, como si brillara aún en memoria del sol que se había ido. Del otro lado del foso una pared verde se levantaba a gran altura y rodeaba una colina verde cubierta de los mallorn más altos que hubieran visto hasta entonces en esa región. Qué altos eran no se podía saber, pero se erguían a la luz del crepúsculo como torres vivientes. Entre las muchas ramas superpuestas y las hojas que no dejaban de moverse brillaban innumerables luces, verdes y doradas y plateadas. Haldir se volvió hacia la Compañía.
—¡Bienvenidos a Caras Galadhon! —dijo—. He aquí la ciudad de los Galadrim donde moran el Señor Celeborn y Galadriel, la Dama de Lórien. Pero no podemos entrar por aquí pues las puertas no miran al norte. Tenemos que dar un rodeo hasta el lado sur, y habrá que caminar un rato, pues la ciudad es grande.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(La Compañía llega a Caras Galadhon, según el artista canadiense Ted Nasmith)
“Recorrieron muchos senderos y subieron muchas escaleras hasta que llegaron a unos sitios elevados y vieron una fuente que refulgía en un campo de hierbas. Estaba iluminada por unas linternas de plata que colgaban de las ramas de los árboles, y el agua caía en un pilón de plata que desbordaba en un arroyo blanco. En el lado sur del prado se elevaba el mayor de todos los árboles; el tronco enorme y liso brillaba como seda gris y subía rectamente hasta las primeras ramas que se abrían muy arriba bajo sombrías nubes de hojas. A un lado pendía una ancha escala blanca, y tres Elfos estaban sentados al pie. Se incorporaron de un salto cuando vieron acercarse a los viajeros, y Frodo observó que eran altos y estaban vestidos con unas mallas grises, y que llevaban sobre los hombros unas túnicas largas y blancas.
—Aquí moran Celeborn y Galadriel —dijo Haldir—. Es deseo de ellos que subáis y les habléis.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(Celeborn y Galadriel, según la artista francesa Magali Villeneuve)
“Haldir llevó a Frodo ante ellos, y el Señor le dio la bienvenida en la lengua de los hobbits. La Dama Galadriel no dijo nada pero contempló largamente el rostro de Frodo.
—¡Siéntate junto a mí, Frodo de la Comarca! —dijo Celeborn—. Hablaremos cuando todos hayan llegado.
Saludó cortésmente a cada uno de los compañeros, llamándolos por sus nombres.
—¡Bienvenido Aragorn hijo de Arathorn! —dijo—. Han pasado treinta y ocho años del mundo exterior desde que viniste a estas tierras; y esos años pesan sobre ti. Pero el fin está próximo, para bien o para mal. ¡Descansa aquí de tu carga por un momento!
‘¡Bienvenido hijo de Thranduil! Pocas veces las gentes de mi raza vienen aquí del Norte.
‘¡Bienvenido, Gimli, hijo de Glóin! Hace mucho en verdad que no se ve a alguien del pueblo de Durin en Caras Galadon. Pero hoy hemos dejado de lado esa antigua ley. Quizá es un anuncio de mejores días, aunque las sombras cubran ahora el mundo, y de una nueva amistad entre nuestros pueblos.
Gimli hizo una profunda reverencia.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(Gandalf se enfrenta al Balrog, según el artista brasileño Daniel Pilla)
“—¡Ay! —dijo Aragorn—. Gandalf el Gris ha caído en la sombra. Se demoró en Moria y no pudo escapar.
Al oír estas palabras todos los Elfos de la sala dieron grandes gritos de dolor y de asombro.
—Una noticia funesta —dijo Celeborn—, la más funesta que se haya anunciado aquí en muchos años de dolorosos acontecimientos. —Se volvió a Haldir.— ¿Por qué no me dijeron nada hasta ahora? —preguntó en la lengua élfica.
—No le hemos hablado a Haldir ni de lo que hicimos ni de nuestros propósitos —dijo Legolas—. Al principio nos sentíamos cansados y el peligro estaba aún demasiado cerca; y luego casi olvidamos nuestra pena durante un tiempo, mientras veníamos felices por los hermosos senderos de Lórien.
—Nuestra pena es grande sin embargo, y la pérdida no puede ser reparada —dijo Frodo—. Gandalf era nuestro guía, y nos condujo a través de Moria, y cuando parecía que ya no podíamos escapar, nos salvó y cayó.
—¡Contadnos toda la historia! —dijo Celeborn.
Entonces Aragorn contó todo lo que había ocurrido en el paso de Caradhras, y en los días que siguieron, y habló de Balin y del libro, y de la lucha en la Cámara de Mazarbul, y el fuego, y el puente angosto, y la llegada del Terror.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(El Daño de Durin, según el artista británico Gordon Theobald [por desgracia el artista ha desactivado sus cuentas en DeviantArt y ArtStation)
“—¡Ay! —dijo Celeborn—. Temimos durante mucho tiempo que hubiese algo terrible durmiendo bajo el Caradhras. Pero si hubiese sabido que los Enanos habían reanimado este mal en Moria, yo te hubiera impedido pasar por las fronteras del norte, a ti y a todos los que iban contigo. Y hasta se podría decir quizá que Gandalf cayó al fin de la sabiduría a la locura, metiéndose sin necesidad en las redes de Moria.
—Sería imprudente en verdad quien dijera tal cosa —dijo con aire grave Galadriel—. En todo lo que hizo Gandalf en vida no hubo nunca nada inútil. Quienes lo seguían no estaban enterados de lo que pensaba y no pueden explicarnos lo que él se proponía. De cualquier modo, estos seguidores no tuvieron ninguna culpa. No te arrepientas de haber dado la bienvenida al enano. Si nuestra gente hubiese vivido mucho tiempo lejos de Lothlórien, ¿quién de los Galadrim, incluyendo a Celeborn el Sabio, hubiera pasado cerca sin tener deseos de ver otra vez el antiguo hogar, aunque se hubiese convertido en morada de dragones?
‘Oscuras son las aguas del Kheled-zâram, y frías son las fuentes del Kibil-nâla, y hermosas eran las salas de muchas columnas de Khazad-dûm en los Días Antiguos antes que los reyes poderosos cayeran bajo la piedra.
Galadriel miró a Gimli que estaba sentado y triste, y le sonrió. Y el enano, al oír aquellos nombres en su propia y antigua lengua, alzó los ojos y se encontró con los de Galadriel, y le pareció que miraba de pronto en el corazón de un enemigo y que allí encontraba amor y comprensión. El asombro le subió a la cara, y en seguida respondió con una sonrisa.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(Galadriel, según la artista rusa Olga Kolesnikova)
“—Conocemos tu misión —dijo Galadriel mirando a Frodo—, pero no hablaremos aquí más abiertamente. Quizá podamos probar que no habéis venido en vano a esta tierra en busca de ayuda, como parecía ser el propósito de Gandalf. Pues se dice del Señor de los Galadrim que es el más sabio de los Elfos de la Tierra Media, y un dispensador de dones que superan los poderes de los reyes. Ha residido en el oeste desde los tiempos del alba, y he vivido con él innumerables años, pues crucé las montañas antes de la caída de Nargothrond o Gondolin, y juntos hemos combatido durante siglos la larga derrota.
‘Yo fui quien convocó por vez primera el Concilio Blanco, y si hubiera podido llevar adelante mis designios, Gandalf el Gris habría presidido la reunión, y quizá las cosas hubieran pasado entonces de otro modo. Pero aun ahora queda alguna esperanza. No os aconsejaré que hagáis esto o aquello. Pues si puedo ayudaros no será con actos o maquinaciones, o decidiendo que toméis tal o cual rumbo, sino por el conocimiento de lo que ha sido y lo que es, y en parte de lo que será. Pero te diré esto: tu misión marcha ahora por el filo de un cuchillo. Un solo paso en falso y fracasará, para ruina de todos. Hay esperanzas sin embargo mientras todos los miembros de la Compañía continúen siendo fieles.
Y con estas palabras los miró a todos, y en silencio escrutó el rostro de cada uno. Nadie excepto Legolas y Aragorn soportó mucho tiempo esta mirada. Sam enrojeció en seguida y bajó la cabeza.
Por último la Dama Galadriel dejó de observarlos y sonrió.
—Que vuestros corazones no se turben —dijo—. Esta noche dormiréis en paz.“
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(Galadriel, según la artista francesa Magali Villeneuve)
“—¿Por qué enrojeciste, Sam? —dijo Pippin—. Te turbaste en seguida. Cualquiera hubiese pensado que tenías mala conciencia. Espero que no haya sido nada peor que un plan retorcido para robarme una manta.
—Nunca pensé nada semejante —dijo Sam que no tenía ánimos para bromas—. Si quiere saberlo, me sentí como si no tuviera nada encima, y no me gustó. Me pareció que ella estaba mirando dentro de mí y preguntándome qué haría yo si ella me diera la posibilidad de volver volando a la Comarca y a un bonito y pequeño agujero con un jardincito propio.
—Qué raro —dijo Merry—. Casi exactamente lo que yo sentí, sólo que… bueno, creo que no diré más —concluyó con una voz débil.
A todos ellos, parecía, les había ocurrido algo semejante: cada uno había sentido que se le ofrecía la oportunidad de elegir entre una oscuridad terrible que se extendía ante él y algo que deseaba entrañablemente, y para conseguirlo sólo tenía que apartarse del camino y dejar a otros el cumplimiento de la misión y la guerra contra Sauron.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(Boromir, según el artista turco Çağlayan Kaya Göksoy)
“—Para mí fue algo muy extraño —dijo Boromir—. Quizá fue sólo una prueba, y ella quería leernos el pensamiento con algún buen propósito, pero yo casi hubiera dicho que estaba tentándonos, y ofreciéndonos algo que dependía de ella. No necesito decir que me negué a escuchar. Los Hombres de Minas Tirith guardan la palabra empeñada.
Pero lo que le había ofrecido la Dama, Boromir no lo dijo.
En cuanto a Frodo, se negó a hablar, aunque Boromir lo acosó con preguntas.
—Te miró mucho tiempo, Portador del Anillo —le dijo.
—Sí —dijo Frodo—, pero lo que me vino entonces a la mente ahí se quedará.
—Pues bien, ¡ten cuidado! —dijo Boromir—. No confío demasiado en esta Dama Élfica y en lo que se propone.
—¡No hables mal de la Dama Galadriel! —dijo Aragorn con severidad—. No sabes lo que dices. En ella y en esta tierra no hay ningún mal, a no ser que un hombre lo traiga aquí él mismo. Y entonces ¡que él se cuide! Pero esta noche y por vez primera desde que dejamos Rivendel dormiré sin ningún temor. ¡Y ojalá duerma profundamente, y olvide un rato mi pena! Tengo el cuerpo y el corazón cansados.“
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El espejo de Galadriel).
(Gollum, según el artista estadounidense Daniel Mikah Govar)
“Habían visto también a una criatura extraña, que corría inclinándose hacia adelante y con las manos cerca del suelo, como una bestia, aunque no tenía forma de bestia. Había conseguido escapar; no tiraron sobre ella, no sabiendo si era de buena o mala índole, y al fin desapareció en el sur siguiendo el curso del Cauce de Plata.”
(‘El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).
(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).