A continuación os contamos qué eventos tuvieron lugar en la Tierra Media creada por J.R.R. Tolkien el 17 de enero.

Seguimos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que una Compañía llegó al corazón de uno de los países más hermosos de la Tierra Media y se presentaron ante el Señor y la Dama de dicho país. Una vez más nos gustaría insistir en que todas las fechas de esta sección se corresponden con el Calendario de la Comarca o con el Cómputo del Rey (ver nota), y que todas ellas proceden de ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices) y los ‘Cuentos Inconclusos‘ de John Ronald Reuel Tolkien, además del ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.

Acontecimientos que acompañamos con citas de los libros del Profesor y con ilustraciones de distintos artistas, aunque no siempre encontramos imágenes que representen los momentos a los que nos referimos (o que representen con total fidelidad lo escrito por Tolkien).

Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 17 de enero.

 

Año 3019 de la Tercera Edad del Sol:

* La Compañía llega a Cerin Amorth y Haldir quita la venda a los viajeros. Al anochecer llegan a Caras Galadhon y se encuentran con Galadriel y Celeborn.

 

(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)

(La Compañía llega a Cerin Amroth, según los hermanos Greg y Tim Hildebrandt)

“Cuando le llegó el turno de que le descubrieran los ojos, Frodo miró hacia arriba y se quedó sin aliento. Estaban en un claro. A la izquierda había una loma cubierta con una alfombra de hierba tan verde como la primavera de los Días Antiguos. Encima, como una corona doble, crecían dos círculos de árboles; los del exterior tenían la corteza blanca como la nieve y aunque habían perdido las hojas se alzaban espléndidos en su armoniosa desnudez; los del interior eran mallorn de gran altura, todavía vestidos de oro pálido. Muy arriba entre las ramas de un árbol que crecía en el centro y era más alto que los otros resplandecía un flet blanco. A los pies de los árboles y en las laderas de la loma había unas florecitas amarillas de forma de estrella. Entre ellas, balanceándose sobre tallos delgados, había otras flores, blancas o de un verde muy pálido; relumbraban como una llovizna entre el rico colorido de la hierba. Arriba el cielo era azul y el sol de la tarde resplandecía sobre la loma y echaba largas sombras verdes entre los árboles.

—¡Mirad! Hemos llegado a Cerin Amroth —dijo Haldir—. Pues este es el corazón del antiguo reino y esta es la loma de Amroth, donde en días más felices fue edificada la alta casa de Amroth. Aquí se abren las flores de invierno en una hierba siempre fresca: la elanor amarilla y la pálida niphredil. Aquí nos quedaremos un rato y a la caída de la tarde llegaremos a la ciudad de los Galadrim.”

(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).

 

(Frodo y Haldir en Cerin Amroth, según el artista canadiense Ted Nasmith)

“Cuando al fin llegó al flet, Haldir le tomó la mano y lo volvió hacia el sur. —¡Mira primero a este lado! —dijo.

Frodo miró y vio, todavía a cierta distancia, una colina donde se alzaban muchos árboles magníficos, o una ciudad de torres verdes, no estaba seguro. De ese sitio venían, le pareció entonces, el poder y la luz que reinaban sobre todo el país y tuvo el deseo de volar como un pájaro para ir a descansar a aquella ciudad verde. Luego miró hacia el este y vio las tierras de Lórien que bajaban hasta el pálido resplandor del Anduin, el Río Grande. Miró más allá del río: toda la luz desapareció y se encontró otra vez en el mundo conocido. Más allá del río la tierra parecía chata y vacía, informe y borrosa, hasta que más lejos se levantaba otra vez como un muro, oscuro y terrible. El sol que alumbraba a Lothlórien no tenía poder para ahuyentar las sombras de aquellas distantes alturas.”

(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 6: Lothlórien).

 

(Caras Galadhon, según el artista serbio Antonio Maletin)

“De pronto salieron otra vez a un claro y se encontraron bajo un pálido cielo nocturno salpicado por unas pocas estrellas tempranas. Un vasto espacio sin árboles se extendía ante ellos en un gran círculo abriéndose a los lados. Más allá había un foso profundo perdido entre las sombras, pero la hierba de las márgenes era verde, como si brillara aún en memoria del sol que se había ido. Del otro lado del foso una pared verde se levantaba a gran altura y rodeaba una colina verde cubierta de los mallorn más altos que hubieran visto hasta entonces en esa región. Qué altos eran no se podía saber, pero se erguían a la luz del crepúsculo como torres vivientes. Entre las muchas ramas superpuestas y las hojas que no dejaban de moverse brillaban innumerables luces, verdes y doradas y plateadas. Haldir se volvió hacia la Compañía.

—¡Bienvenidos a Caras Galadhon! —dijo—. He aquí la ciudad de los Galadrim donde moran el Señor Celeborn y Galadriel, la Dama de Lórien.”

(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El Espejo de Galadriel).

 

(Celeborn y Galadriel, según la artista francesa Magali Villeneuve)

“Mientras trepaba lentamente, Frodo vio muchos flets: unos a la derecha, otros a la izquierda y algunos alrededor del tronco, de modo que la escala pasaba atravesándolos. Al fin, a mucha altura, llegó a un talan grande, parecido al puente de un navío. Sobre el talan había una casa, tan grande que en tierra hubiese podido servir de habitación a los hombres. Entró detrás de Haldir y descubrió que estaba en una cámara ovalada y en el medio crecía el tronco del gran mallorn, ahora ya adelgazándose pero todavía un pilar de amplia circunferencia.

Una luz clara iluminaba aquel espacio; las paredes eran verdes y plateadas y el techo de oro. Había muchos Elfos sentados. En dos asientos que se apoyaban en el tronco del árbol, y bajo el palio de una rama, estaban el Señor Celeborn y Galadriel. Se incorporaron para dar la bienvenida a los huéspedes, según la costumbre de los Elfos, aun de aquellos que eran considerados reyes poderosos. Muy altos eran, y la Dama no menos alta que el Señor, y hermosos y graves. Estaban vestidos de blanco y los cabellos de la Dama eran de oro y los cabellos del Señor Celeborn eran de plata, largos y brillantes; pero no había ningún signo de vejez en ellos, excepto quizás en lo profundo de los ojos, pues éstos eran penetrantes como lanzas a la luz de las estrellas y sin embargo profundos, como pozos de recuerdos.”

(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El Espejo de Galadriel).

 

(Galadriel da la bienvenida a la Compañía del Anillo, según el artista chino Jian Guo)

“—Conocemos tu misión —dijo Galadriel mirando a Frodo—, pero no hablaremos aquí más abiertamente. Quizá podamos probar que no habéis venido en vano a esta tierra en busca de ayuda, como parecía ser el propósito de Gandalf. Pues se dice del Señor de los Galadrim que es el más sabio de los Elfos de la Tierra Media y un dispensador de dones que superan los poderes de los reyes. Ha residido en el oeste desde los tiempos del alba y he vivido con él innumerables años, pues crucé las montañas antes de la caída de Nargothrond o Gondolin y juntos hemos combatido durante siglos la larga derrota.

Yo fui quien convocó por vez primera el Concilio Blanco, y si hubiera podido llevar adelante mis designios, Gandalf el Gris hubiese presidido la reunión y quizá las cosas hubieran pasado entonces de otro modo. Pero aún ahora queda alguna esperanza. No os aconsejaré que hagáis esto o aquello. Pues si puedo ayudaros no será con actos o maquinaciones, o decidiendo que toméis tal o cual rumbo, sino por el conocimiento de lo que ha sido y lo que es y en parte de lo que será. Pero te diré esto: tu misión marcha ahora por el filo de un cuchillo. Un solo paso en falso y fracasará, para ruina de todos. Hay esperanzas sin embargo mientras todos los miembros de la Compañía continúen siendo fieles.

Y con estas palabras los miró a todos y en silencio escrutó el rostro de cada uno. Nadie excepto Legolas y Aragorn soportó mucho tiempo esta mirada. Sam enrojeció en seguida y bajó la cabeza.

Por último la Dama Galadriel dejó de observarlos y sonrió. —Que vuestros corazones no se turben —dijo—. Esta noche dormiréis en paz.”

(‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo‘. Libro Segundo, capítulo 7: El Espejo de Galadriel).

 

(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de Leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).

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