?Queréis saber qué pasó el 12 de julio en la Tierra Media creada por J.R.R. Tolkien? ¡Podéis descubrirlo a continuación!

Continuamos con la sección ‘Hoy en la Tierra Media’ con una jornada en la que se libró una batalla que tuvo consecuencias desastrosas para un poderoso reino, y en la que una compañía fue sorprendida en plena noche y hecha prisionera. Para evitar posibles malentendidos y confusiones nos gustaría aclarar que todas estas fechas se corresponden únicamente con el Calendario de la Comarca o con otros calendarios de la Tierra Media (como el Cómputo del Rey) y no con el calendario gregoriano (ver nota), y que todas proceden de ‘El Hobbit‘, ‘El Señor de los Anillos‘ (incluidos los Apéndices), los ‘Cuentos inconclusos‘ o los Manuscritos Marquette de J.R.R. Tolkien, y de otros libros de estudiosos tolkiendili como el ‘Atlas de la Tierra Media‘ de Karen Wynn Fonstad, ‘El Señor de los Anillos. Guía de lectura‘ de Wayne G. Hammond y Christina Scull, y ‘The History of The Hobbit‘ de John D. Rateliff.

Esto fue lo que pasó en la Tierra Media el 12 de julio, o el 12 de Cermië según el Cómputo del Rey, o el 12 de Postlithe según el Calendario de la Comarca.

 

Año 1944 de la Tercera Edad del Sol:

* Desastre del Morannon.

* El ejército septentrional de Gondor es derrotado por los Aurigas.

* El Rey Ondoher y sus hijos Artamir y Faramir mueren en la batalla.

* Minohtar, sobrino del Rey Ondoher, toma el mando de las fuerzas supervivientes de Gondor.

 

(Pinchad en las imágenes para verlas a mayor resolución)

(Carro de guerra de los Aurigass, por el artista estadounidense David Chen)

“Así fue que cuando la delantera del ejército de Gondor sólo había llegado a las Puertas de Mordor (el Morannon), una gran polvareda llevada por un viento del Este anunció la llegada de la vanguardia del enemigo. Ésta se componía no sólo de los carros de guerra de los Aurigas, sino también de una fuerza de caballería mucho mayor de lo esperado. Ondoher sólo tuvo tiempo de volverse y hacer frente al ataque con su flanco derecho cerca del Morannon, y enviar la orden a Minohtar, Capitán del Ala Derecha en la retaguardia, de que cubriera el flanco izquierdo tan de prisa como le fuera posible, cuando los carros y los jinetes chocaron con los desordenados defensores. De la confusión del desastre que siguió, pocas noticias claras llegaron alguna vez a Gondor.

Ondoher no estaba en absoluto preparado para salir al encuentro de una carga de jinetes y carros de gran peso. Acompañado por la Custodia y llevando el estandarte había ascendido de prisa a una pequeña loma, pero esto de nada sirvió. Lo más pesado de la carga se dirigió contra su estandarte, que le fue arrebatado; la Custodia fue casi por completo aniquilada, y él mismo fue muerto junto a su hijo Artamir. Los cuerpos nunca se recuperaron. El ataque del enemigo pasó sobre ellos y a ambos lados de la loma, y penetró profundamente entre las filas desordenadas de Gondor, haciéndolas retroceder sobre los que estaban detrás en medio de una gran confusión y dispersando y persiguiendo a muchos otros hasta las Ciénagas de los Muertos.”

(‘Cuentos inconclusos‘. Tercera Parte: La Tercera Edad. II: Cirion y Eorl y la amistad de Gondor y Rohan – Los Hombres del Norte y los Aurigas).

 

(Invasión de los Aurigas, por el artista mexicano Rodrigo Contreras)

“Minohtar tomó el mando. Era un hombre a la vez valiente y diestro en la guerra. El primer furor del ataque se había extinguido felizmente, y las pérdidas no eran tantas como el enemigo había esperado. La caballería y los carros se habían retirado, porque se aproximaba el grueso de las fuerzas de los Aurigas. En el tiempo de que dispuso Minohtar, levantando su propio estandarte, reunió a los hombres restantes del Centro y a los suyos propios que estaban allí. Inmediatamente envió mensajeros a Adrahil de Dol Amroth, el Capitán del Ala Izquierda, ordenándole que se retirara rápidamente, tanto con los que tenía a su mando, como con la retaguardia del Ala Derecha que no había entrado todavía en acción. Con esas fuerzas debía ocupar una posición defensiva entre Cair Andros (que contaba con hombres) y las montañas de Ephel Dúath, donde a causa de una curva del Anduin hacia el este, el terreno era muy estrecho, y cubrir tanto tiempo como le fuera posible los accesos a Minas Tirith. Minohtar, por su parte, para dar tiempo a esta retirada, recompondría la retaguardia e intentaría impedir el avance enemigo.”

(‘Cuentos inconclusos‘. Tercera Parte: La Tercera Edad. II: Cirion y Eorl y la amistad de Gondor y Rohan – Los Hombres del Norte y los Aurigas).

 

(Capitán de los Aurigas, por el artista británico David Horne)

“Faramir se unió a los Éothéod y fue atrapado con un grupo de ellos mientras retrocedían hacia la Ciénaga de los Muertos. El jefe de los Éothéod acudió a rescatarlos, pero Faramir murió en sus brazos, y sólo cuando le registró el cuerpo descubrió señales que indicaban que se trataba del Príncipe. El jefe de los Éothéod fue entonces a reunirse en el extremo del Camino del Norte, en Ithilien, con Minohtar, quien, en ese preciso momento, daba órdenes de que se llevara un mensaje al Príncipe en Minas Tirith, en el que se le comunicaba que era ahora Rey. Fue entonces cuando el jefe de los Éothéod le dio la noticia de que el Príncipe había ido disfrazado a la batalla y allí había muerto.”

(‘Cuentos inconclusos‘. Tercera Parte: La Tercera Edad. II: Cirion y Eorl y la amistad de Gondor y Rohan – Los Hombres del Norte y los Aurigas).

 

Año 2941 de la Tercera Edad del Sol:

* Bilbo, Gandalf y los enanos se refugian en una cueva. Por la noche son capturados por los trasgos de las Montañas Nubladas, pero Gandalf consigue escapar (ver nota 2).

 

(Gigantes de piedra, por el artista español Roberto F. Castro)

“Bilbo nunca había visto o imaginado nada semejante. Estaban muy arriba en un lugar estrecho, y a un lado un precipicio espantoso caía sobre un valle sombrío. Allí pasaron la noche, al abrigo de una roca; Bilbo, tendido bajo una manta y temblando de pies a cabeza. Cuando miró fuera, vio a la luz de los relámpagos los gigantes de piedra abajo en el valle; habían salido y ahora estaban jugando, tirándose piedras unos a otros; las recogían y las arrojaban en la oscuridad, y allá abajo se rompían o desmenuzaban entre los árboles. Luego llegaron el viento y la lluvia, y el viento azotaba la lluvia y el granizo en todas direcciones, por lo que el refugio de la roca no los protegía mucho. Al rato estaban todos empapados hasta los huesos y los ponis se encogían, bajaban la cabeza, y metían la cola entre las patas, y algunos relinchaban de miedo. Las risotadas y los gritos de los gigantes podían oírse por encima de todas las laderas.”

(‘El Hobbit‘, capítulo 4: Sobre la colina y bajo la colina).

 

(Bilbo, Gandalf y los enanos se refugian de los Gigantes de piedra, por el artista estadounidense Donato Giancola)

El final de la discusión fue enviar a Fili y Kili en busca de un refugio mejor. Tenían ojos muy penetrantes, y siendo los enanos más jóvenes (unos cincuenta años menos que los otros), se ocupaban por lo común de este tipo de tareas (cuando todos comprendían que sería inútil enviar a Bilbo). No hay nada como mirar, si queréis encontrar algo (al menos eso decía Thorin a los enanos jóvenes). Cierto que casi siempre se encuentra algo, si se mira, pero no siempre es lo que uno busca. Así ocurrió en esta ocasión.

Fili y Kili pronto estuvieron de vuelta, arrastrándose, doblados por el viento, aferrándose a las rocas.

—Hemos encontrado una cueva seca —dijeron—, doblando el próximo recodo no muy lejos de aquí; y caben poni y todo.

—¿La habéis explorado a fondo? —dijo el mago, que sabía que las cuevas de las montañas raras veces están sin ocupar.

—¡Sí, sí! —dijeron Fili y Kili, aunque todos sabían que no podían haber estado allí mucho tiempo; habían regresado casi en seguida—. No es demasiado grande ni tampoco muy profunda.

Naturalmente, esto es lo peligroso de las cuevas: a veces uno no sabe lo profundas que son, o a dónde puede llevar un pasadizo, o lo que te espera dentro. Pero en aquel momento las noticias de Fili y Kili parecieron bastante buenas.”

(‘El Hobbit‘, capítulo 4: Sobre la colina y bajo la colina).

 

(Trasgos de las Montañas Nubladas, por el artista polaco Mariusz Gandzel)

“En ese momento despertó con un horrible sobresalto y se encontró con que parte del sueño era verdad. Una grieta se había abierto al fondo de la cueva y era ya un pasadizo ancho. Apenas si tuvo tiempo de ver la última de las colas de los ponis, que desaparecía en la sombra. Por supuesto, lanzó un chillido estridente, tanto como puede llegar a serlo un chillido de hobbit, bastante asombroso si tenemos en cuenta el tamaño de estas criaturas.

Afuera saltaron los trasgos, trasgos grandes, trasgos enormes de cara fea, montones de trasgos, antes de que nadie pudiera decir «peñas y breñas». Había por lo menos seis para cada enano, y dos más para Bilbo; y los apresaron a todos y los llevaron por la hendedura, antes de que nadie pudiera decir «madera y hoguera». Pero no a Gandalf. Eso fue lo bueno del grito de Bilbo. Lo había despertado por completo en una décima de segundo, y cuando los trasgos iban a ponerle las manos encima, hubo un destello terrorífico, como un relámpago en la cueva, un olor como de pólvora, y varios cayeron muertos.”

(‘El Hobbit‘, capítulo 4: Sobre la colina y bajo la colina).

 

(*) Nota importante: Aunque el Calendario de la Comarca (ni ningún otro calendario de la Tierra Media como el Cómputo del Rey) no coincide con el calendario Gregoriano (hay una diferencia de 10 u 11 días entre uno y otro dependiendo del día en el que se celebre el solsticio de verano), hemos decidido publicar los acontecimientos según su fecha original y no adaptar las fechas a nuestro calendario (de hacerlo, el 25 de marzo del Calendario de la Comarca sería nuestro 14 ó 15 de marzo). Nos parece lo más lógico no solo para evitar confusiones sino para mantener la coherencia con el hecho de celebrar el Día Internacional de leer a Tolkien el 25 de marzo (fecha en la que se derrotó a Sauron) y el Día Hobbit el 22 de septiembre (fecha de los cumpleaños de Bilbo y Frodo).
 

(*) Nota 2: A diferencia de lo que ocurre con ‘El Señor de los Anillos‘, no hay una cronología completa de los acontecimientos de ‘El Hobbit‘. En los libros de Tolkien apenas se dan unas pocas fechas (que Gandalf visitó a Bilbo el 25 de abril, que Gandalf, Bilbo y los enanos partieron de Rivendel el Día de Año Medio, que Bilbo y los enanos llegaron a Esgaroth el 22 de septiembre y que Bilbo volvió a Bolsón Cerrado el 22 de junio). La cronología que seguimos es una aproximación que se basa principalmente en esas fechas, en las fechas del intento de Tolkien de crear una cronología en su revisión de ‘El Hobbit‘ y aportadas por John D. Rateliff en su libro ‘The History of The Hobbit‘, en la propia narración del libro y en la cronología realizada por Karen Wynn Fonstad (una cronología basada únicamente en una estimación del tiempo que le llevó a la compañía recorrer las distancias entre unos puntos y otros).

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