A fines de 1937, J.R.R. Tolkien dejó a un lado de mala gana la ya muy desarrollada obra sobre los mitos y heroicas leyendas de Valinor y la Tierra Media y comenzó ‘El Señor de los Anillos‘. Este quinto volumen de la ‘Historia de la Tierra Media‘, editado por Christopher Tolkien, completa la presentación de los temas que habían preocupado hasta entonces a Tolkien. Ya había compuesto nuevas versiones de los Anales de Beleriand; ‘El Silmarillion‘ estaba casi terminado y se había trazado un nuevo mapa; el mito de la música de los Ainur se había convertido en una obra independiente, y en las leyendas de la caída de Númenor aparecían por primera vez las ideas cardinales del Mundo Redondeado y al Sendero Recto en el desvanecido Oeste.

Christopher Tolkien incluye también el abandonado relato de «un viaje por el tiempo»; ‘El Camino Perdido‘, que uniría el mundo de Númenor y la Tierra Media con las leyendas de otras regiones y gentes, y un largo ensayo (Las Lhammas) que estudia las complejas relaciones de los lenguajes y dialectos de la Tierra Media. Cierra el libro un «diccionario etimológico» que registra y explica gran número de palabras y nombres élficos.

El Camino Perdido‘ es un relato que surgió de una apuesta entre J.R.R. Tolkien y Lewis, a Tolkien le tocó un viaje temporal y a Lewis un viaje espacial. Tolkien escribió la historia de un viaje a la Atlántida y de ahí surgió el mito de Númenor y ‘Los Papeles del Notion Club‘. La historia traslada a un padre y a su hijo a la isla de Númenor en el periodo en que Sauron había nublado el corazón de los Númenóreanos. Con relación a esta historia hay algunos relatos que enlazan los mitos de Tolkien con la historia mítica europea.

Este libro también incluye una gran cantidad de escritos relacionados con la mitología de los Días Antiguos cuya redacción fue abandonada para desarrollar la segunda parte de ‘El Hobbit‘, es decir, lo que se transformaría en ‘El Señor de los Anillos‘. A parte de varios anales sobre Valinor y Beleriand y una versión casi conclusa de ‘El Silmarillion‘, en este libro hay un interesante escrito sobre las lenguas, aspecto al que Tolkien siempre dedicó especial atención. Muestra de ello son las extensas etimologías sobre las lenguas élficas Quenya y Sindarin que ultiman el libro.

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