











Nuevamente la obra de J.R.R. Tolkien deja huella en la ciencia moderna, dando nombre a una nueva especie.
No dejaría de ser una noticia puramente anecdótica si no fuera porque en ésta ocasión se trata de una nueva especie humana, surgida de una tesis bastante controvertida.
Dicha tesis se sustenta en el descubrimiento de un esqueleto humanoide de baja estatura en 2003 en Indonesia, al que se ha denominado “Homo Floresiensis” (debido a que fue descubierto en la isla de Flores), pero al que le han dado el nombre común de “Hobbit”, en referencia a la obra de Tolkien.
Los estudios llevados a cabo por los antropólogos de la Universidad del Estado de Florida, dirigido por Dean Falk, parecen afirmar que se trata de una especie nueva y no de una mutación o enfermedad vírica de humanos normales.
Para ello, llevaron a cabo la reconstrucción del interior detallado de una caja craneana virtual a partir de 10 cráneos humanos normales y de 10 cráneos de personas que padecían microcefalía, una enfermedad del cráneo que consiste en la pequeñez del cráneo en base a una detención del desarrollo cerebral provocado por una enfermedad viral.
Así mismo recrearon el interior de una caja craneana de un enano y la del “Homo Floresiensis”, y aunque el cerebro del enano estableció que el sujeto sufría microcefalia, el del “Hobbit” presentaba todas las características de un cerebro humano normal.
Según los investigadores, esas conclusiones parecen confirmar la tesis según la cual se trata de una especie humana diferente de la del hombre de hoy, y además podría ser referente para diagnosticar casos de microcefalia.
Este esqueleto con el cráneo casi completo fue descubierto en las capas de sedimento del interior de una caverna de la isla de Flores, la cuál debía ser un bonito agujero-hobbit. Debía medir alrrededor de 1,06 metros y su antigüedad está estimada en 18.000 años.
La controversia es mayor si cabe ya que la comunidad antropológica afirmaba hasta ahora que después de la extinción del hombre de Neanderthal hace 30.000 años, el Homo Sapiens era la única especie humana que había sobrevivido.
Pese a ello, los científicos que llevaron a cabo el descubrimiento concluyeron rápidamente que se trataba de una especie diferente y evolucionada al analizar la impresión del cerebro en la caja craneana. Así mismo, fueron encontrados junto al esqueleto útiles de trabajo y restos de animales, junto con al menos otros nueve restos humanos.
El profesor Richard Roberts de la Universidad de Wollongong en Australia afirma que el sujeto tenía un cerebro muy pequeño (del tamaño de una naranja), pero muy bien formado.
Sin embargo otros antropológos afirmaron posteriormente tras examinar el cráneo del Hobbit que se trataba de algo tan simple como un pigmeo afectado de microcefalia. El profesor Robert Martin del Museo de Chicago (Illinois, Estados Unidos), afirma que el cerebro del sujeto era demasiado pequeño para pertenecer a una nueva especie humana enana. Según dichos estudios, el tamaño de su cerebro debía ser de unoa 400 cm3, lo que llevaría a un sujeto que mediría únicamente 30 cms, es decir, un tercio de lo que medía el esqueleto del Hobbit.
Sin embargo, nosotros, lejos de toda base científica, y de todo el debate que surja en torno a éste descubrimiento, no podemos más que sentir curiosidad. Aunque no creamos que se trate de la tumba de ninguno de nuestros adorados hobbits. ¿O tal vez sí?
Fuente: Correo del Caroní www.correodelcaroní.com »