Continuamos nuestra aventura por la Tierra Media de la Segunda Edad. En los episodios de arranque de la serie, conocimos a un amplio abanico de personajes que, con mayor o menor acierto, sentaron la base de la epopeya que nos han presentado los showrunners, J.D. Payne y Patrick McKay. En este cuarto capítulo podemos comenzar a ver el trasfondo detrás de varios de ellos

El capítulo comienza en Númenor con un sueño, aparentemente profético, de Tar-Miríel (Sueño que da nombre al episodio). Sobresaltada despierta del mismo y se pueden ver sus dudas y su temor ante el amargo final que al parecer espera al reino. Esto le lleva a una audiencia con Galadriel, en la cual la elfa expone la información que tiene y exige la ayuda de Númenor de forma altanera y altiva. Ante la negativa de Míriel se produce un tenso enfrentamiento entre ellas que finaliza con Galadriel dando con sus huesos en una celda al querer hablar con Tar-Palantir, padre de Míriel y aún rey de Númenor.

El sueño de Míriel, el Hundimiento de Númenor

Dicho encuentro tiene sus repercusiones mas allá de palacio, pues una muchedumbre espoleada por los hombres a los que Halbrand atacó en el episodio anterior, que protesta por la presencia de Galadriel en la isla y la amenaza que suponen los elfos para ellos. Por fortuna o desgracia ahí estaba Pharazôn (avisado previamente por su hijo) para «calmar» los ánimos, dando una breve lección de historia de Númenor a la vez que jura que los elfos no les controlaran jamás, todo esto acompañado de un vinito de viñedos cercanos al Meneltarna para endulzar a los ciudadanos molestos. Cualquiera diría que Pharazôn estaba haciendo campaña electoral, mientras que su hijo comienza a acercarse a Eärien. De hecho en su segundo encuentro ayuda a la joven con sus labores y parece ganarse una cena con ella ¿Surgirá el amor entre ellos dos?

Mientras tanto, Isildur vuelve a quedarse empanado en el barco oyendo una voz desde las costas de la Tierra Media donde está con sus amigos, esto causa que «accidentalmente» se le escape una cuerda y ocurra un incidente. Esto no pasa desapercibido por el capitán del barco, que no duda en expulsarlos a los tres de la Guardia del Mar. Esto genera una fuerte discusión entre Valandil e Isildur, que llegan a los golpes cuando el primero insinúa que Isildur es un niño mimado que no supera la muerte de su madre. Por fortuna el otro amigo los frena a tiempo.

Durante la noche, mientras Galadriel y Halbrand discuten sobre su futuro ya que ambos están encerrados, Pharazón llega para informar a Galadriel de que saldrá escoltada de la isla esa misma noche y proceden a su traslado. Pero Galadriel es mucha Galadriel y logra reducir y encerrar a los tres guardias en su celda, mientras que Pharazón, por sugerencia de Halbrand o por cobardía, se queda sin hacer nada con la mano en la espada. Mientras ocurre todo esto Isildur se reúne con su hermana Eärnien y le cuenta que estaba cenando con alguien, de lo cual su hermano bromea antes de contarle que ha sido expulsado de la Guardia del Mar, pero que lamenta haber sido la causa de que expulsen a sus amigos pese a que ya se había salido con la suya y podría irse a la Tierra Medía. La conversación acaba ante el alboroto que los guardias causan mientras buscan a Galadriel

La elfa, rompiendo una ventana, irrumpe en el interior de la que parece ser la Torre de Elros (ya que su arquitectura es élfica y parece ser la residencia real) para poder hablar con el rey Tar-Palantir, sin embargo Míriel la estaba esperando porque sabía que Galadriel iría allí y que un grupo de hombres la esperaba fuera de la torre para llevarla a su barco. Tar-Palantir, que es poco mas que un hombre enfermo, postrado en su cama y aparentemente senil, las interrumpe demandando la atención de su hija.

Galadriel se disculpa con Míriel ya que desconocía el estado de enfermedad de su padre, a lo cual Míriel le pide que no lo cuente pues muy pocos lo saben. Tras esto la elfa le pide que se sincere con ella y hable de porque ella no comparte las creencias élficas de su padre. La regente le explica como su padre cambió tras su coronación mientras sube las escaleras hasta entrar en una estancia que parece albergar las reliquias de Númenor. Pues en un plano podemos ver la legendaria Narsil (que aún debe alcanzar su leyenda en la serie) descansando al lado de un tapiz, que muestra el dibujo de Beren y Luthien cuando se apoderaron de un silmaril robándole al mismo Morgoth. En otro podemos observar un hacha que seguramente es Dramborleg, el hacha de Tuor (abuelo de Elros y Elrond) que acabó con varios Balrogs y capitanes orcos en la Caída de Gondolin.

Galadriel en la estancia donde se encuentra Narsil

Míriel menciona las muchas pérdidas que provocó el comportamiento de su padre, que llevó a una rebelión que hizo que ella fuera elegida para ostentar el poder de su padre. Sin embargo confiesa que Tar-Palantir le llevó a esa sala por la noche y le mostró en una palantir un secreto, que Míriel pide a Galadriel que descubra escudriñandola. Esta lo hace y se ve a si misma en el Hundimiento de Númenor, aterrándose. Galadriel duda de la veracidad de la visión pero Míriel le dice que empezaba con su llegada a la isla, y que la expulsará de allí para evitarla y solucionar la crisis que ocasionó su llegada. La elfa sabe que la regente actúa movida por el miedo y le suplica que no actue con miedo, si no con fe, solicitando de nuevo ayuda para las tierras del sur, pero Míriel vuelve a negarse.

No obstante, no toda la trama se centra en Númenor, así que nos trasladamos a Eregion donde Elrond observa como avanza la construcción de la torre que Celebrimbor le requirió (seguramente la sede del Gwaith-i-Mírdain) con la ayuda de los enanos. Ambos mantienen una breve conversación sobre Eärendil (padre de Elrond) y sobre la impresión de Celembrimbor de que Dúrin le está evitando u ocultando algo. Elrond viaja a Khazad-Dûm a investigar y pese a los intentos de Dísa y los trabajadores enanos de engañarle, descubre que Dúrin ha encontrado algo en la vieja mina bajo el Lago Espejo.

Se dirige hacia allí y un enfadado Dúrin lo confronta acusándole de venir a apoderarse de algo para los elfos. Elrond no sabe a que se refiere y le da igual, pues le importa su amistad y por eso quiere saber que ocurre. Tras jurar que no contará nada, Dúrin le revela el descubrimiento del mithril en las minas, pero que su padre limita las excavaciones por el peligro que supone extraerlo. Lo cual parece ser profético ya que un desprendimiento sucede en ese momento y atrapa a cuatro mineros interrumpiendo un emotivo momento entre amigos.

Dúrin le muestra el mithril a Elrond

Tras una ceremonia en la que Dísa se marca un momento de soprano que nada tiene que envidiar a Monserrat Caballé, Dúrin anuncia que por fortuna los mineros fueron encontrados vivos y salvados, pero que su padre va a cerrar la excavación. Esto le produce una frustración enorme que le lleva a maldecir a su padre, pero Elrond le cuenta la historia del suyo y cuanto lo echa de menos a él y a su criterio, aconsejando a Dúrin aprovechar cada momento con su padre pues algún día faltará a su lado.

Esto hace que el enano vaya a hablar con su padre, el cual le transmite que no hay nada de que disculparse. Dûrin le cuenta que Elrond le ha invitado a ir a Líndon y pregunta al rey enano que si debe ir. Este afirma que Elrond fue convincente sobre las intenciones reales de Gil-Galad, pero pregunta a su hijo sobre que le dice su intuición. Dúrin le responde que cree que hay algo mas oculto, a lo cual su padre le ordena ir a Líndon y averiguar que es.

Respecto a la trama de las Tierras del Sur, Arondir despierta rodeado de orcos y uno de ellos menciona a Adar. Este personaje, en apariencia un elfo corrompido, llega donde están ellos y atiende al caudillo orco que Arondir dejó malherido en el capítulo anterior. Tras unos planos del orco moribundo que recuerdan a una escena del «Dracula» de Coppola, Adar pone fin a su sufrimiento.

Adar es revelado y conversa con Arondir

Adar habla con Arondir, que intenta averiguar quien es y porqué los orcos le llaman «padre». Sin embargo en su conversación solo sabemos que Adar vivió en Beleriand al igual que Arondir y menciona la desembocadura de un rio (en mi opinión el Sirion pues Sauron tuvo relación con dicho rio). También afirma que el no es un dios, o que al menos aún no lo es. Tras ello ordena a Arondir ir a llevar un mensaje a los supervivientes antes de hacerlo liberar.

Bronwyn, Theo y los demás supervivientes llegan a la atalaya élfica sin apenas alimentos y en unos planos que crean paralelismos con los refugiados del Abismo de Helm en «Las Dos Torres». Sin apenas comida y con los bosques vacios de animales, Theo discute con su madre sobre la idea de volver al pueblo ya que en la despensa de Waldreg debe haber alimento. La desobedece y convence a Rowan de acompañarlo.

Allí llenan una carretilla con provisiones mientras ven animales destripados y putrefactos. Theo quiere buscar mas dentro de la taberna pero Rowan se niega a entrar. El muchacho va solo y de repente las nubes oscurecen el sol. Rowan huye con la carreta, regresando solo al campamento y llegando de noche. Cuando Bronwyn se entera que su hijo está solo, sale en su búsqueda.

Cuando Theo entra en la taberna y se oscurece el cielo, es atacado por un orco, sin embargo el monstruo se paraliza cuando el chico saca la empuñadura de la espada para defenderse. Es justo lo que los orcos andaban buscando. Theo activa el arma con su sangre y desarma al orco antes de salir corriendo y esconderse en el interior del pozo, donde casi es descubierto y podemos oír a los orcos que avisen a Adar de que han encontrado la empuñadura. Mas adelante podemos ver como Adar es informado de que el muchacho está en la torre élfica y que tiene la empuñadura. Todo parece apuntar que pronto será atacada por los orcos.

Por la noche Theo intenta escapar pero el orco que le descubrió en la taberna le vuelve a encontrar. Sin embargo Arondir mata al orco y huye por los bosques con el muchacho. Bronwyn llega a tiempo para ayudarlos mientras Arondir utiliza su arco para matar varios de ellos y conseguir escapar gracias a la llegada del amanecer y logran regresar a la atalaya. Arondir transmite a Bronwyn el mensaje de Adar: Los que renuncien a la soberanía de sus tierras y le juren fidelidad podrán vivir, los demás no.

Los refugiados de las Tierras del Sur

Después Waldreg sorprende a Theo cuando este ocultaba su empuñadura, y le recrimina que la robara de su granero. Theo intenta negarlo pero Waldreg le muestra que tiene la cicatriz de haber usado la espada antes igual que el la tiene ahora. El tabernero revela que no es un arma, si no un poder regalado por Sauron a sus servidores, anunciando su regreso. Theo, asustado, intenta zafarse pero Waldreg le insinúa que Sauron era la estrella caída (O sea se, El Extraño) y que guarde fuerzas para lo que está por llegar, insinuando que el muchacho tendrá que servir a la sombra.

En la escena final, vemos subir a Galadriel a una barca de remos para ser expulsada de Númenor. Pharazôn avisa a Míriel de que el pueblo y la corte esperan para oír su proclama. Mientras se retiran, llueven pétalos del Nimloth, lo cual parece aterrorizar a Míriel y asustar a Elendil. En la corte, la reina regente proclama que acompañará a Galadriel, que aparece como si nada hubiera ocurrido en palacio, a la Tierra Medía, pues van a ir a las Tierras del Sur a luchar. Elendil lee dicha proclama en la plaza y pregunta a los asistentes que quienes servirán a la reina en ese viaje. Valandil y su amigo aceptan, lo que hace aceptar a Isildur también. El capítulo finaliza con una panorámica en la que vemos a Halbrand libre y a los ciudadanos de Númenor alzando sus manos y transmitiendo un mensaje: Númenor va a la guerra.

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