Una de las mejores secuencias y de las más recordadas de las adaptaciones cinematográficas de “El Señor de los Anillos” se da durante “El Retorno del Rey” en el transcurso de la Batalla de los Campos del Pelennor. En dicha escena, el rey Théoden, en un acto de valentía y desesperación, encabeza una carga de caballería suicida contra los mûmakil u Olifantes, que los Haradrim comandaban hacia el frente.

Pondremos en contexto la escena. Los jinetes rohirrim, imparables, han arrasado las filas del Enemigo con la mayor carga de caballería de la historia del cine. Se puede ver como los orcos comienzan a huir despavoridos de sus posiciones y parece que la batalla está salvada.

Sin embargo, un bramido capta la atención del rey Théoden (interpretado por Bernard Hill) y se nos muestra un primer plano en el que vemos como su rostro se transforma en una mezcla de estupefacción y terror. Del mismo modo ocurre con el rostro de su sobrino Éomer (Karl Urban).

El rey Théoden asombrado por los olifantes (El Retorno del Rey – 2003)

 

 

 

 

 

 

 

 

Es aquí donde se nos presentan los olifantes de Harad en batalla. Una enorme hilera de elefantes de proporciones colosales cargando a gran velocidad mientras la despavorida escoria orca retrocede entre ellos como hormigas. El estupor se apropia momentáneamente de los jinetes, que no saben qué hacer.

El rey Théoden, superando el shock inicial, ordena reagrupar las filas y cargar frontalmente contra los enemigos en una carga suicida. El resultado se traduce en una masacre entre los jinetes.

¿Imagináis vivir una situación similar? Si creemos el mito del Batallón Pomorska (en el que se basa gran parte de esta escena) hubo un grupo de hombres polacos que lo vivieron en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.

Nos centramos en el 1 de Septiembre de 1939. La Alemania nazi ha invadido Polonia, un país cuyo ejército aún estaba desfasado en muchos sentidos y contaba aún con el mayor número de efectivos de caballería del mundo. 11 brigadas montadas que reunían alrededor de 70.000 jinetes, el 10% de su ejército. De hecho muchos de los oficiales polacos tenían la creencia de que las balas no podrían dañar a sus jinetes.

Una de estas brigadas era la brigada Pomorska, la protagonista de nuestra historia. Sus fuerzas se contaban entre 5000 y 6000 jinetes repartidos en dos regimientos de infantería (lanceros) y uno de fusileros.  Y su supuesto actuar les convirtió en leyenda ante la propaganda polaca y héroes de dicho país.

El 4º ejército Nazi fue enviado por Adolf Hitler a “recuperar” el Corredor de Pomerania, un punto estratégico al norte de Polonia con salida al mar Báltico. ¿Las defensas polacas? Dos brigadas de infantería… y la brigada de caballería Pomorska.

Si hacemos caso de los datos oficiales (confusos y entremezclados por el mito) la 20ª División Motorizada Alemana fue detenida durante todo un día de batalla por los jinetes del batallón Pomorska durante la batalla de los bosques de Tuchola. Mientras sus aliados se retiraban, estos valerosos jinetes ejercieron tanta presión al enemigo que los mandos de la división llegaron a solicitar la retirada al mando nazi.

El coronel polaco Kazimierz Mastalerz

Sin embargo sería al día siguiente donde nacería el mito. Al atardecer del 2 de septiembre, el coronel Kazimierz Mastalerz, lanzó su caballería en carga contra un batallón de infantería alemana en la conocida “Carga de Krojanty”. A sable y lanza diezmaron a muchos miembros de la infantería alemana antes de ser masacrados y puestos en fuga por las ametralladoras alemanas. Mastalerz murió encabezando dicha carga.

Sin embargo, los corresponsales de guerra y otros informes de inteligencia hablaban de que Mastalerz y el batallón Pomorska fueron aniquilados al cargar contra un batallón de tanques Panzer. Cosa que los nazis alentaron en su propaganda como muestra de la debilidad polaca ante las nuevas armas del ejército alemán. Y también los propios polacos y sus aliados como muestra de heroísmo de un pueblo que se encuentra ante la barbarie.

Representación de la carga de Krojanty

No es difícil pues darse cuenta de la intención de Peter Jackson recreando este mito en la escena previamente descrita. La cara de Théoden refleja sin duda lo que debió sentir el coronel Mastalerz al ver aproximarse a esos gigantes monstruos de acero contra los que nada había que hacer. Los olifantes sin duda representan a la perfección los monstruos que los aterrorizados jinetes polacos debían ver en los tanques. Y el heroísmo con el cual se desarrollan ambas cargas de caballería sin duda sería equiparable. Pues ambos ejércitos enfrentaban de forma suicida e inevitable a la barbarie que asolaba sus respectivos mundos.

Así es como la “Carga de Krojanty” del batallón Pomorska pasó a ser conocida como la última de la historia. Al igual que la del Pelennor fue la última gran carga de caballería conocida en la Tierra Media.

 

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