Los Valar, custodios de los poderes de los Ainur, no necesitaban armas y nunca las portaron. Tulkas, su más ilustre campeón, luchaba con sus manos. Pero cuando Melkor comenzó a llenar el mundo de falsedad y abominables criaturas, las armas se harían imprescindibles para hacerle frente…

ARMAS CON NOMBRE DE LA TIERRA MEDIA

… Porque cuando Melkor logró liberarse de su cautiverio, comenzó a sembrar la discordia entre los nóldor con medias verdades y mentiras. Cuando el Señor Oscuro regresó a la Tierra Media con los silmarils, atacó con furia a los síndar, sin armamento y poco preparados, y sufrieron bajas catastróficas. Fue así como los hijos de Ilúvatar fabricaron su primer arma para la guerra y no para la caza, como la de Fëanor, a quien Mahtan, un herrero adiestrado por Aulë en esas lides, había enseñado a producir. Y así comenzó un enfrentamiento que iba a durar miles de años y que supuso la elaboración y el perfeccionamiento de armas y máquinas de guerra.

Tulkas, reconocido luchador entre los Valar, peleaba con sus manos (ilustración del artista Tolrone)

Y las armas a las que Tolkien bautizó con nombre propio son las más poderosas y significativas de toda la historia de la Tierra Media. Podemos encontrar numerosos paralelismos en los textos del profesor y las epopeyas medievales europeas. Son comunes elementos como inscripciones que otorgan propiedades o muestran evidencias de sus linajes, un redescubrimiento o reconstrucción, así como una influencia absoluta en la vida de quien la empuñe.

El Cid blandiendo su espada Tizona en el monumento que lleva su nombre en Burgos

El origen de esta práctica de bautizar armas con nombre propio es difuso. Se cree que el gran bastón de Men-Kheper-Re, Tautnefer, es el primer arma con nombre que se conoce, como queda documentado en el relato de la toma de Yapu durante el reinado del faraón, más conocido como Tutmosis III. No solo se hizo esto en Europa y civilizaciones del Mediterráneo. En Japón encontramos numerosas armas con nombre, como “La Espada de Siete Brazos” o las ilustres katanas Masamune o Kusagani (“Cortadora de Hierba”) que, según se cuenta, aún se conserva en el Santuario de Atsusa. Son habituales las armas con nombre en los relatos del medievo. Así, por ejemplo, vemos a Hervor despertar al espíritu de su padre, Angantyr, para reclamarle su espada maldita: Tyrfing. En la siguiente recopilación de algunas de las armas de nuestra historia que tuvieron nombre, podemos observar cómo ha sido algo común en diferentes épocas, culturas y leyendas de distintas civilizaciones:

  • Naegling, la hoja de Beowulf.
  • Gram, espada de Sigfrido.
  • Naglering, de Teodorico de Verona.
  • Oernbiter, espada de Thoralf Skolinson.
  • Joyeuse y Falmberge, las dos espadas de Carlomagno.
  • La Tizona y la Colada del Cid Campeador.
  • Durindan, hoja de Roldán, a la cual se atribuyó un origen mítico, pues se decía que fue el arma del gran Héctor, Príncipe y Guardián de Troya.
  • Excálibur, la espada del Rey Arturo.
  • Aeron-diht, la espada de Lancelot.
  • Crocea Mors, la “Muerte Dorada” de Julio César, que también fue vinculada con el origen de Excálibur.
  • Filipa, la espada de Marco Antonio según William Shakespeare.
  • Du´l-Fakar, la cimitarra “Cortadora” y Al-Batar, la espada curva “Vencedora” de Mahoma.
  • Masamune Muramasa, según algunos, la mejor katana jamás forjada.

Joyosa, la espada de Carlomagno, en el Museo del Louvre

Muchas de estas armas tienen propiedades mágicas que han vinculado a su portador con la divinidad. Excalibur, por ejemplo, brillaba como treinta antorchas. Estos poderes no terrenales podían ser adquiridos por el arma mediante la inclusión de runas, como en el caso de Gram, adornada con motivos de sabiduría y victoria. También encontramos runas de plata en la espada Saebo, u otras inscripciones que rezan “Thor me posee” en hojas vikingas.  Joyouse, o Joyosa, según la leyenda, fue entregada por un ángel al emperador carolingio Carlomagno, y le bendijo para que sus ejércitos vencieran en sus campañas. Era una espada indestructible. La heredó su sobrino Roldán, que intentó, sin lograrlo, destruirla, para que semejante herramienta no cayera nunca en manos del enemigo. En las obras sobre Sigfrido nos encontramos a Gram, la espada que acabó con la vida del dragón Fafner. No menos famosas son las dos espadas de Beowulf, Hrunting y Naegling, la Excálibur del legendario Arturo, o Durendal, de Roland. No menos conocido es el relato nórdico sobre el despertar de Angantyr y la hoja Tyrfing, o la ilustre Tizona del Cid, que en inglés se ha traducido como Fireball… No son pocas las armas que guardan elementos que ilustran el paso del tiempo, la transferencia de poder o el destino de quien las maneje. Cuentan con un pedigrí, un linaje, un pasado, y todas fueron reverenciadas de manera litúrgica por su poder, sustentado a partes iguales por su fuerza, su aura y su historia. No existe un arma que irradie tanta mística como la espada, y al bautizarlas y dotarlas de un pasado mitológico, su épica se multiplica.

Y así llegamos a Tolkien y a su Tierra Media, que tanto bebe de los mitos celtas, nórdicos y anglosajones y, como no podía ser de otro modo, puso nombre a un buen número de armas que se revelan como las más poderosas que haya empuñado nadie en el maravilloso mundo que creó el profesor. Las espadas representan el heroísmo y el lugar de quien la empuña, y determina, muchas veces, el advenimiento de un héroe. Además, el alma de un hombre y el de su espada siempre se vinculan, y parecen señalados para compartir, sea cual sea, su destino.

Beowulf, con su espada Naegling, haciendo frente al dragón antes de morir

Es fácil identificar este y otros patrones medievales en las armas con nombre de Tolkien. Armas que son consideradas tesoros, de origen ancestral, y que transfieren su viejo poder al nuevo héroe que la posea, como Anduril, Orcrist y Glamdring. Estas armas causan un efecto psicológico en el enemigo muy poderoso, que incluso se refiere a ellas con sus propias formas de llamarlas, como hacen los orcos con los nombres “Mordedora” y “Golpeadora” con Orcrist y Glamdring. Muchas son las similitudes que todas estas armas con nombre del legendarium de Tolkien guardan con sus homólogas históricas incluso en sus nombres, que irremediablemente nos evocan a ellas, como Dragyandill y Fotbirt, “Rebanadora” y “Muerdepiernas”, de los mitos nórdicos.

Excálibur, en un fotograma de la película del mismo nombre de 1981

Podemos encontrar el mayor de los paralelismos en la espada del héroe principal de El Señor de los Anillos, Andúril, con la espada más famosa del mundo: Excálibur. Anduril es la espada a la que más letras dedica Tolkien en sus textos, y cuanto más se conoce de ella más la asemeja a las armas más legendarias de nuestra historia o nuestros mitos, y si tenemos en cuenta que el profesor encuadró los suyos en un contexto similar al de la baja edad media, podemos aventurarnos a afirmar que, a falta de descripciones al detalle, las espadas que se describen como grandes no llegan a lo que hoy se conoce como mandobles, montantes o claymores, sino que eran hojas de mano o mano y media que se usaban con escudo. Los arcos, por su parte, eran simples, no compuestos. Pero al margen de su composición o de sus formas, que para Tolkien no parecen ser demasiado relevantes, todas las armas con nombre de la Tierra Media tienen su historia…

 

-Anglachel/Gurthand:

Su nombre significa, en síndarin: Hierro de la Estrella Llameante, y fue forjada con el hierro de un meteorito negro por Eöl, el Elfo Oscuro, que se la entregó a Thingol, rey de Doriath, como regalo por el permiso concedido para vivir en Nan Elmoth. Era capaz de quebrar todo el hierro que esconde la tierra en sus adentros y fue utilizada después por Beleg Arcofirme y Túrin Turambar. Más tarde, Anglachel fue renombrada como Gurthang, que en síndarin viene a significar “Hierro de la Muerte”, y fue empleada por Túrin para matar a Glaurung, padre de dragones. Después, Túrin se quitó su vida con ella, como modo de compensar las muertes de Beleg y Brandir. La espada tenía voz y personalidad propia. Melian, la Maia, pudo percibir su maldad cuando fue entregada a Beleg Cúthalion, y el elfo Gwindor pudo apreciar cómo la espada parecía llorar la muerte de su portador, Beleg, a manos de su amigo Túrin. Entonces Túrin le preguntó a la espada si acabaría con su vida si se arrojaba sobre su punta, y la hoja habló con graves palabras… Esta espada bebe de manera clara de la hoja de Kullervo, el personaje finlandés del Kalevala.

El rey Thingol entrega Anglachel a Beleg Cuthalion (ilustración de Elena Kukanova)

Historia:

La historia de Anglachel es una de las más tristes de cuantas escribió el profesor, así como la de su último dueño, Túrin. Capaz de penetrar el hierro excavado en la tierra. “La Llama de Hierro”, aunque literalmente significa “Hierro de Llama de Estrella”. Cuando Beleg decide ir en busca de Túrin le pide a Thingol un arma, pues considera que su arco no iba a ser suficiente. Y así fue como le entregó Anglachel, fuerte y pesada, con su hoja negra sin igual, a pesar de las advertencias de Melian, esposa de Thingol, pues el oscuro corazón del elfo Eöl residía en ella.

Tal como profetizó Melian, esposa de Thingol: “Hay maldad en esta espada. El oscuro corazón del herrero aún mora en ella. No amará la mano a la que sirve, ni permanecerá mucho tiempo contigo”. Así, Thingol entregó la espada a su súbdito, Beleg, que cada vez que sacaba la hoja de su vaina, se cuenta que la hoja cantaba con alegría. En un momento dado, cuando Beleg libraba de sus ataduras a un inconsciente Túrin, que estaba cautivo, la espada se cayó y propinó un corte a Túrin en uno de sus pies. Entonces Túrin cometería el peor error de su vida: al despertar, acabó con la vida de Beleg sin saber quién era. Después, Gwindor le entregó la espada a Túrin, y éste viajó hasta Nargothrond con ella.

Túrin Turambar empuñando Gurthang (fuente: Amino)

…y allí fue reforjada por sus maestros herreros, y su nuevo dueño la renombró como Gurthang (“Hierro de la Muerte”). Elfos y orcos se referían a él como “Mormegil”, que significa “Espada Negra”, y Túrin Turambar la empleó para acabar con la vida del poderoso dragón Glaurung. Pero Túrin, al intentar recuperar su hoja, vio cómo la sangre de Glaurung se derramaba sobre su mano, haciendo que se desmayara. Al despertar, Túrin descubrió que su esposa era en realidad su hermana, y que había decidido quitarse la vida. Entonces Túrin hizo lo mismo, después de dirigirse a su propia espada con las siguientes palabras:

Salve, Gurthang. No conoces señor ni lealtad salvo la mano que te empuña. De ninguna sangre te encogerás. ¿Tomarás, entonces a Túrin Turambar, me matarás rápidamente?”. Y entonces la espada habló a su portador, pues el arma tenía personalidad propia: “Sí. Beberé su sangre de buena gana para poder olvidar la sangre de Beleg, mi amo, y la sangre de Brandir, asesinado injustamente. Te mataré rápidamente”. Y así fue. Y al hacerlo, la espada se quebró. Y después, Túrin fue enterrada con ella.

Túrin, sin quererlo, acabó con la vida de su más querido amigo, y la hoja quedó roma y opaca. Después de reforjar la espada en Nargothrond, su hoja negra comenzó a brillar con un fuego pálido. Ya rebautizada como Gurthang, juntos realizaron grandes gestas, tantas, que a su portador se le empezó a conocer con el nombre de Mormegil: La Espada Negra. Esta espada no tenía propiedades mágicas como otras, pero es la única en todo el legendarium de Tolkien con personalidad propia y con el don de la palabra. Los trozos de Gurthang reposan junto a los de Túrin. Según se cuenta, Túrin, como representante de todos los hombres, será quien dé muerte a Morgoth, con su espada Gurthang, en la Dagor Dagorath, la gran batalla.

 

-Angrist:

En síndarin, “Cortador de Hierro”, es el cuchillo forjado por Telchar, el gran armero de Nogrod. Curufin, uno de los hijos de Feanor, creador de los silmarills, fue su portador. Pero Beren se lo arrebató, y lo usó para sesgar un silmarill de la Corona de Hierro del mismísimo Morgoth. Beren intento hacer lo mismo con las otras dos joyas mágicas restantes de la corona, pero el cuchillo se partió. Hay que señalar que en los Cuentos Inconclusos, Beren usa un cuchillo corriente. La implicación de Curufin en los acontecimientos fue añadida después.

Beren usando Angrist para arrancar uno de los Silmarils de la Corona de Morgoth en presencia de Lúthien (lustración de la artista Gala-Maia)

Historia:

Porque además de Nársil, la espada de Elendil, Telchar creó el cuchillo con el que Beren logró cortar uno de los tres silmarils de la corona de hierro de Morgoth: Angrist, el “Hendidor de Hierro”, que Beren colgaba sin vaina a su lado, y cuya hoja podía partir el hierro como si fuera madera verde. Telchar, el gran herrero de Nogrod, le entregó el cuchillo a Curufin, a quien Beren arrebataría para llevar a cabo la misión que le haría digno de la mano de Lúthien a los ojos de Thingol. Solo así podría desposarla, y después de cortar un silmaril, Beren intentó hacer lo mismo con los otros dos, pero Angrist se partió, y uno de sus fragmentos hirió la mejilla de Morgoth, despertándole del hechizo de Luthien. Beren huyó sin Angrist de Angband.

Cuando Curufin y Celegorn intentaron secuestrar a Lúthien en el bosque de Brethil durante la Primera Edad, Beren acabó despojando de sus armas y de su equipo a Curufin, y entonces tomó su cuchillo y se lo llevó.

Una de las adaptaciones/interpretaciones de Angrist que podemos encontrar a la venta

El cuchillo es descrito por primera vez en varios relatos y poemas de las Baladas de Beleriand, donde se nos cuenta que fue forjado por los enanos malvados de Nogrod. Esta naturaleza malvada de la hoja fue difuminada en la versión que se publicó. Pero siempre mantuvo su origen enano. En las primeras versiones, el cuchillo se sacó de las cocinas de Tevildo y fue forjado por Belegost, pero no se convirtió en Angrist hasta versiones posteriores y el Silmarillion, donde ya se nos cuenta que fue la hoja de Curufin, que fue forjada por Telchar en Nogrod. Beren y Lúthien vuelve a introducir los dos relatos, y los enanos que traicionan, a la versión final publicada en 2017.

 

-Andúril/Nársil:

 Nársil fue forjada durante la Primera Edad por el mayor de los herreros enanos, los más grandes maestros del oficio: Telchar, que imbuyó en la espada la capacidad de brillar con la luz del sol y de la luna. Así, “la espada de Elendil llenó de miedo a los orcos y los hombres”. Pero se quebró, y su luz se extinguió. Miles de años después, Aragorn llevó sus restos a Rivendel, y allí se forjó de nuevo, y se llamó Andúril, La Llama del Oeste. Fue reforjada por herreros élficos y en su hoja se dibujaron siete estrellas entre la Luna creciente y los rayos del Sol, y sobre ellas se escribieron numerosas runas, porque “Aragorn, hijo de Arathorn, iba a la guerra en las fronteras de Mordor. Muy brillante era esa espada cuando se hizo entera de nuevo; la luz del sol brillaba roja, la luz de la luna brillaba fría, y su borde era duro y afilado. Y Aragorn le dio un nuevo nombre y la llamó Andúril, Llama del Oeste”

La espada estaba inundada del simbolismo del linaje de Elendil y del poder del reino de Númenor. Las siete estrellas representan el emblema heráldico de Elendil. Una estrella por barco, para los siete que llevaron los siete palantir desde la isla de Númenor hasta la Tierra Media.  Según dejó escrito el propio profesor, el nombre original de la espada, Nársil, «simboliza las principales luces celestiales, el Sol y la Luna, como enemigos de la oscuridad«.

El rey Elendil con su espada: Nársil (ilustración del artista Louis Picard)

Aragorn se refiere a ella como la “espada que se quebró”, y está inundada de fuertes vínculos con las leyendas artúricas. La elfa Galadriel regala a Aragorn una vaina mágica, a quien después le dice: “la hoja que se saque de esta vaina no se manchará ni será quebrada ni incluso en la derrota”. La vaina de Excálibur, por otra parte, garantiza que su portador “nunca perderá sangre ni será gravemente herido”. La vaina élfica de Andúril revela los motivos por los cuales la espada fue forjada, estaba cubierta con una tracería de flores y hojas labradas en plata y oro, y sobre ella estaban incrustadas en runas élficas formadas por numerosas gemas el nombre Andúril y el linaje del arma.

Tanto Nársil como la Espada en la Piedra de Arturo están rotas, y así como Nársil encuadra la tercera edad de su mundo, desde que corta la mano de Sauron hasta que sirve a Aragorn para destruir el poder del señor oscuro y proclamarse Rey, Excálibur delimita el reinado de Arturo. Por último, pero no menos importante, ambas espadas conducen a ambos reyes hasta el triunfo.

Fragmentos de Nársil en la adaptación cinematográfica de Peter Jackson

Es habitual encontrar el asunto de “la espada que se rompió” en distintos relatos de la mitología nórdica. Tyrfing también fue forjada por enanos, Dyalin y Durin, e hicieron que brillara como el fuego, Andúril, como el sol y la luna. Gram, la espada de Sigfredo, también fue reforjada: el último deseo de su padre, Sigmundo, fue que su espada se rehiciera, y así “las llamas saltaron los bordes de Gram”. Así pues, la espada de Aragorn combina la esencia de dos de las armas más legendarias que existen: la espada escandinava Gram y Excálibur, la espada del ciclo artúrico.

Historia:

Nársil, en quenya “Llama Roja y Blanca”, fue forjada durante la Primera Edad por el enano Telchar de Nogrod, maestro artesano que también creó Angrist y el Yelmo de Hador, que más tarde empleó Túrin Turambar. Al final de la Segunda Edad, su propietario fue el Rey dúnadan Elendil. Durante su combate contra Sauron junto a Gil-Galad en la Batalla de la Última Alianza, Elendil cayó sobre su espada y la partió en dos. Fue entonces cuando Isildur, hijo de Elendil, usó el fragmento con empuñadura para cortar los dedos de la mano de Sauron y arrancarle el Anillo Único. Nársil tiene una gran influencia de la Excálibur de Arturo. Los dos fragmentos recibieron el nombre de la “Espada que fue Quebrada”, y se convirtió en una reliquia del linaje de los reyes, descendientes de Isuldur, durante la Tercera Edad. Fue heredada por Aragorn, y antes de que la Comunidad del Anillo zarpara hacia Mordor desde Rivendel, fue forjada de nuevo y rebautizada como Andúril: La Llama del Oeste.

Aragorn con Andúril, Nársil reforjada (ilustración de la artista Anarlosse en DeviantArt)

Andúril es una espada larga que se describe como muy brillante, en rojo y en blanco con la luz del sol y de la luna. La Nársil original brillaba del mismo modo, pero su luz se apagó al romperse. Una vez reforjada como Andúril tenía un borde duro y afilado y un elemento de siete puntas que se ubicaban entre la luna creciente y los rayos del sol, y sobre ellas se tallaron varias runas élficas que rezan, en quenya, sobre la hoja: “Sol. Yo soy Andúril que antes fue Nársil, espada de Elendil. Los esclavos de Mordor huirán de mí. Luna”, y otra inscripción en la empuñadura en la que se puede leer, también en quenya: “Narsil es mi nombre, una espada de poder, Telchar me hizo en Nogrod”.

Durante la Segunda Edad la espada fue llevada hasta Númenor, y allí pasó a formar parte de las posesiones de los señores de Anduin. Se desconoce cualquier información sobre los portadores de Narsil durante la Segunda Edad hasta que llegara a las manos de Elendil.

Durante la Batalla de la Última Alianza entre elfos y hombres contra Mordor, Nársil se partió en dos pedazos cuando Elendil cayó sobre ella antes de morir a manos de Sauron.

Entonces Isildur, hijo de Elendil, cortó el Anillo Único de la mano del Señor Oscuro con el fragmento de Nársil que conservaba la empuñadura. Después, Isildur se llevó los restos de Nársil, pero fue asesinado por orcos el segundo año de la Tercera Edad. Antes de morir, Isildur entregó los fragmentos a su escudero, Ohtar, para que huyera con ellos a Rivendel, y así la espada pasó a manos de Valandil, el hijo de Isildur.

Isíldur, hijo de Elendil, empuña el fragmento de Nársil de la empuñadura para derrotar a Sauron

En la Tercera Edad, los fragmentos de Nársil fueron la reliquia de los herederos de Isildur, de los dúnedain del norte. Cuando los otros bienes ya se habían perdido, los herederos continuaron guardando la espada como un tesoro, pues se decía entre ellos que esta espada sería templada de nuevo cuando reaparezca el Anillo”… Bóromir, hijo del Senescal de Góndor, viajó hasta Rivendell para el Concilio de Elrond después de un sueño profético que le instaba a buscar la espada que fue quebrada.

Antes de que la Comunidad del Anillo dejara Rivendel, los restos de Nársil fueron forjados en el año 3019 de la Tercera Edad por herreros elfos para convertirlos en Andúril, y que Aragorn empuñaría en Moria, el Abismo de Helm, la Batalla de los Campos del Pelennor y la Batalla de la Puerta Negra. Andúril fue capaz de insuflar el valor en los corazones de los hombres durante la Guerra del Anillo contra Sauron, pues el heredero de Isildur, y la espada de Elendil habían regresado. Aragorn usó a menudo su espada para justificar sus credenciales como legítimo heredero al trono de Góndor.

Hay que señalar que en otros escritos de Tolkien, Narsil fue nombrada “Branding” después de forjarse de nuevo como Andúril.

Viggo Mortensen, en su papel como Aragorn, sosteniendo Andúril en una promo de la película El Retorno del Rey

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