Helkanor – Posada La Yegua Desbocada
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05/10/2015 at 12:21 #358713
NeumeModeratorNo había descansado mucho, pero tampoco lo necesitaba. Se sentía mejor y el cosquilleo había desaparecido.
Recogió las alforjas donde había metido ropa limpia y bajó a la cocina para aprovisionarse de algo de comida para el viaje. Las últimas lembas que le quedaban, algo de queso y frutas, además de una botella de Dorwinion. Reunió las armas que pensaba llevar y salió a por Daûr.
Al abrir la puerta, una pequeña nota de papel se elevó con la corriente. Yaiwen la cogió estirando el brazo evitando que escapara. Cuando fue a leerla se dio cuenta que había algo en el escalón. Sólo reconoció el medallón pero no entendía por qué Battoin se lo dejaba. No comprendía nada. Desdobló la nota y comenzó a leer.
He pensado que el colgante te quedaría mejor que a mí, creo que con un vestido negro sería perfecto
Ya que te vas al sur , seguro que pasas calor, Zamîn me dijo que seguro que te gustaría, aunque no sé si se estaba quedando conmigo.
Te dejo también la receta de mi abuela y la miel negra. Si hoy te ha gustado, espera a que envejezca unos años, y ya verás como esta vez te tumbo.
BattoinLa medio-elfa se agachó a recoger los objetos. Extendió el escueto «vestido».
-Zamîn se quedó contigo -dijo esbozando una triste sonrisa. ¡Si casi no hay ropa!
Yaiwen seguía sin comprender por qué le había dejado todo esto y por qué no había dicho nada en la posada. ¿Se marchaba, y a dónde, o es que se quedaba en Candur? ¿Por qué de pronto tanto misterio? Estaba claro que no iría con ellos porque decía «ya que te vas al sur». Releyó la nota una segunda vez y de pronto le entró una especie de aflicción.
Cogió el medallón y lo guardó en una bolsita de cuero junto con la nota bien doblada. La cerró y la metió en el bolsillo del pantalón. Dejó el vestido apoyado en una silla y la botella encima de la mesa y salió de casa en dirección al pueblo. Quizá el humano siguiera allí y podría preguntarle directamente, o algún compañero supiera algo más pues cuando se marchó todavía quedaban algunos. Sin embargo, su corazón le decía que Battoin ya no estaba en Candur.
06/10/2015 at 16:35 #358749
pablouyParticipantBeregond se despertó de un salto de la cama, ¿Que hora podía ser? El cansancio del viaje hasta Candur le había ganado la pulseada y durmió mas de la cuenta y aunque había recuperado las energías no podía evitar sentirse avergonzado..
«Idiota de mi, el calor y la comida fueron mas fuertes y ahora todos ya estarán partiendo y heme aquí aun sin vestir, debo apresurarme».
Mojó su cara de un cuenco con agua que Baldric le había alcanzado antes de irse a la cama y enseguida comenzó a vestirse, «Suerte que ya tenia casi todo listo, sino tendria que salir al galope a buscarlos» pensó mientras se calzaba una daga dentro de una de sus botas; tomo el cinto de cuero regalo de su padre el cual tenía la vaina de la espada adherida con un grabado del arbol blanco de Gondor y guardo su espada en él.
– Otro dia, otro viaje amigo -dijo mirando por la ventana mientras tomaba su arco y carcaj y se los ponía en la espalda.
Salió de la habitación y la posada rumbo a las caballerizas cercanas a tomar su caballo, si tenía suerte aún no estrían los demás tan lejos. Al llegar notó que no hacía mucho habían partido, Hengist su fiel amigo cuadrúpedo aún lo esperaba con su silla en su cubículo, por lo que cargó sus cosas y partió en búsqueda de sus compañeros.
06/10/2015 at 17:29 #358756
lordnazgul9ParticipantEl enano despertó con un dolor en el cuello, seguramente después de que se quedó dormido encima de su plato y entre varios lo llevaron cargando a su habitación, alguien lo habría acostado en una posición incómoda. Ni siquiera recordaba que alguien llamase a la puerta para quejarse por los ronquidos, lo que significaba que había dormido muy mal. Necesitaría que se le pasara durante el viaje, quizá otro pudiera conducir el carro si se dormía en el camino.
Nír se trenzó la barba y se la sujetó al cinturón ancho que traía. Cambiando sus viejas ropas de mercader enano por las otras más brillantes y la cota de malla que encontró en la cueva del dragón, Nír salió de la posada y le dejó a Baldric una moneda de la cueva para seguir manteniendo el local para cuando volvieran, y a Elaen le dio otra para pasar a comprar productos de «El Herrero Encabronado» cuando se pasara de nuevo por Kibil-Dum.
Cargó el carro con sus cosas personales. La pierna del cerdo ya estaba más o menos sanada y los vendajes ya no eran necesarios. En cuanto Nír se subió sujetó al animal de las riendas y este comenzó a arrastrar la carreta detrás de si para alcanzar a los demás.
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