Helkanor – Posada La Yegua Desbocada
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22/09/2015 at 19:05 #358365
NELLAParticipantKira miró como los dos hombres estrechaban sus manos en señal de saludo, uno del norte y el otro del sur, pero ambos descendientes de Númenor, al igual que ella. No obstante, a pesar de sus sonrisas, le pareció notar cierta tensión entre ellos, sobre todo en Rírian. -«¿Nunca acabará la rivalidad entre los dos reinos?»- se preguntó Kira. Aunque Arnor hacía mucho tiempo que estaba perdido el orgullo de los Montaraces del norte superaba al de los Senescales de Gondor, si cabe.
-Bueno Señores y dama- dijo Kira mirando a la Medio-Elfa. -Si vamos a partir será mejor que vaya preparando mis cosas. Si me disculpáis-
Dicho esto se levantó y fue hacia la barra para pedir a Baldric que le preparara la cuenta de todos sus días de estancia en la posada y a continuación subió a su habitación para embalar sus pocas pertenencias y descansar un rato antes de la partida.
Acababan de llegar y ya se iban otra vez, cuando entró en su cuarto le dio pereza ponerse a preparar, se dejó caer en la cama y a los pocos segundos dormía como un angelito.23/09/2015 at 16:35 #358385
TurinhorParticipantLa diligencia entraba en el valle de Candur. Un cartel erosionado por las inclemencias del tiempo al borde del camino lo confirmaba al indicar que quedaban solo tres leguas. El paisaje había cambiado progresivamente desde que salieron de Framburgo, al otro lado de las Ered Mithrim. El viaje fue tranquilo, nada que ver con la primera vez que Baelim fue a Candur, en la que casi acaba muerto bajo las fauces de los lobos wargos como el resto de los viajeros. Esta vez pudo admirar el paisaje felizmente. Se aproximaban a Candur y ya se veían las primeras edificaciones. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Baelim al pensar en volver a ver a las extrañas personas que había conocido allí hacía no mucho. Además el enano Nír aun guardaba su preciada flauta, o eso esperaba Baelim.
Dentro del pueblo la diligencia llegó hasta los establos. El conductor hizo pararse a los caballos con un tirón de riendas, a lo que estos protestaron con un relincho. Baelim dio las gracias al conductor y se apeó con un salto del carro, con la malísima suerte de caer sobre una placa congelada de hielo. Sus pies no consiguieron encontrar equilibrio y en un torpe baile de piernas y brazos se precipitó dentro del establo. En su accidentada trayectoria se encontró con algo que olía a tabaco y lo arrastró consigo hasta el suelo de paja lleno de las cosas que suele haber en los suelos de los establos.
Se levantó farfullando una maldición tratando de quitarse los restos del piso con las manos. Entonces se percató de que también había alguien tirado en el suelo.
23/09/2015 at 17:06 #358387
Dain-IParticipantBerilack fumaba tranquilamente cuando una diligencia aparcó justo delante suya y alguien salió disparado de su interior y se precipitó hacia el suelo, dando un susto de muerte al hobbit que dejó caer la pipa de la boca y se puso de pie.
«¡Ya uno no puede ni fumar en paz!». Se acercó hacia el que hasta ese momento le pareció un extraño, le ayudó a levantarse y le empezó a limpiar el barro de su ropa, no era mucho más alto que él.
-Tienes que andar con cuidado, el suelo esta resbaladizo y lleno d..d..d… Las palabras se le quedaron en la garganta al ver quien era.
-¡Dime que mis ojos no me encañan!- dijo abrazando al «extraño».
-¿Baelim, eres tu de verdad?-.
24/09/2015 at 10:52 #358408
TurinhorParticipantLa persona que había derribado se levantó y resultó ser un hombrecillo,… pero no era cierto. En realidad era un mediano. De los que habitan en La Comarca, al igual que su propia abuela.
Baelim se preguntaba qué habría motivado a un mediano a abandonar su hogar y viajar tan lejos cuando se le acercó y le ayudó a levantarse.-Tienes que andar con cuidado, el suelo esta resbaladizo y lleno d..d..d…
La cara del mediano se llenó de un inconmensurable asombro al establecer contacto visual.
-¡¡Dime que mis ojos no me encañan!!-
Baelim fue inmerso en un fuertísimo abrazo
-¿Baelim, eres tú de verdad?-.
“¿Ha dicho Baelim?, ¡Sabe mi nombre! Espera, ¿cómo es posible?”
Baelim se separó del abrazo para poder ver de nuevo la cara de su abrazante, y ahora le tocó a él mismo poner una graciosísima cara de asombro. Reconocía esa voz y esa cara
-¡¡Beri!!, ¡Claro que soy yo!, ¡Tu querido primo Baelim!- Se volvieron a fundir en un abrazo -Oh Beri, ¡Cuánto tiempo!, hacía tanto que no nos veíamos…No te reconocía. Has cambiado mucho, cierto que la última vez que te vi solo tenías quince años. ¡Bienhallado encuentro!-
Ambos reían de alegría.
24/09/2015 at 15:22 #358410
Dain-IParticipantBeri, cuanto tiempo hacía que no le llamaban así. El encuentro con su primo, Baelim fue totalmente inesperado, ¿Qué haría en un lugar como este?. Todavía recordaba cuando correteaban por los campos y se peleaban porque uno le había robado la comida al otro, Berilack solo confiaba en alguien para contarle todos sus problemas desde la muerte de su padre, Baelim.
-¡¡Beri!!, ¡Claro que soy yo!, ¡Tu querido primo Baelim!- Se volvieron a fundir en un abrazo -Oh Beri, ¡Cuánto tiempo!, hacía tanto que no nos veíamos…No te reconocía. Has cambiado mucho, cierto que la última vez que te vi solo tenías quince años. ¡Bienhallado encuentro!- Dijo Baelim sonriendo.
-¡Tu también te ves diferentes, ¿Son mis ojos o eres un poco más alto?- entonces rió, todavía no creía de que estuviese hablando de él.
-¡Acompañame y tomemos unas cervezas!, Quiero que me cuentes todo sobre tus aventuras-
Entonces le vino a la mente el día en que vio por última vez a Baelim. Aquel día Berilack le reveló a su primo su deseo de irse de la comarca, debido al accidente de su padre. Ahora se encontraba en un paramo helado, pero en compañía de su querido primo, por fin una cara familiar
24/09/2015 at 18:18 #358418
Elfo_NegroParticipantSalió de la posada sin apenas fijarse en las personas que llenaban la taberna en animada conversación ni en el hobbit y el humano que, junto a la entrada, se estaban abrazando. Fue directamente hacia el humano que arrastraba un caballo. El hombre, al ver a Dulvak, respiró aliviado –muy buenas caballero,¡ mire qué magnífico animal le he conseguido! ¿qué, es un magnífico animal, digno de reyes, o no lo es?- Dulvak con una media sonrisa hizo como si examinara el caballo.
–Ummm… no está mal, pero…-
-Cómo que “pero”, le he conseguido un pura sangre de Anórien de apenas 5 años, una maravilla nunca vista más al norte de Ered Mithrin, que un primo segundo se trajo de Framburgo hace unos años…
-Disculpe que lo interrumpa “Pero”, creo que se ha confundido conmigo. No tengo tiempo para sandeces, ni eso es un caballo de Anórien ni yo soy un idiota al que se pueda engañar, no se le ocurra tomarme por lo que no soy-
Le miró con sus extraños ojos verdes, en su rostro había desaparecido la sonrisa y, de repente, pareció más viejo, mucho más viejo. Al vendedor se le heló la sangre y dio un paso atrás, aflojó tanto la tensión con la que sostenía al caballo, que estuvo a punto de liberarse.
-Señor, le repetiré que no intente engañarme (y sostenga con más fuerza las riendas o se escapará). Me ofrece un hermoso AkhalTé de Rhûn que… ahora que lo pienso, me conviene más que su pretendido purasangre de Anórien.-
El vendedor no sabía si ya podía respirar, pero se arriesgó a sonreir; Dulvak, un tanto despiadado, no le devolvió aún la sonrisa, continuó con su rostro de tierra seca. Luego, al cabo de unos segundos larguísimos, le guiñó un ojo y, con voz relajada le dijo –Si me lo lleva al establo y me consigue una buena silla en menos de una hora, la bolsa de oro que le prometí será suya.-
Dulvak rió de buena gana al ver al hombre forcejeando con el akhalté alazán cuando intentaba llevarlo a los establos de la posada.25/09/2015 at 15:47 #358454
NeumeModerator-Mas joven aún era cuando comenzé a portarlas en lucha, apenas un mozalbete de 15 años, mas toda la vida fui entrenado en su uso por mi padre, último capitán de los montaraces que vigilaban el paso entre las Ered Lithui y la ciénaga de los muertos, y en dicha compañía puse a prueba el entrenamiento- dijo mientras corria una manga de su manto mostrando un brazo fuerte con marcas de quemaduras y cicatrices- el cual no supo ser siempre efectivo, por lo que aprendí que solo de la espada no vive un soldado a menos que seas el mismísimo Turin, así que tambíen adiestré el uso del arco; pero si mi edad es un problema tengo 27 años.-
Yaiwen escuchó atentamente al recién incorporado mientras apuraba una de las dos copas. No pudo evitar una pequeña sonrisa cuando le escuchó decir que estaba adiestrado en el uso del arco.-No, no creo que sea un problema. No seré yo quien os desanimé, os lo puedo asegurar.
Él y Kira abandonaron la mesa. Quizá ya fuese hora que ella también se marchara a casa.
Se despidió del mago, del enano y de Battoin, a quien le pidió que le «prestara» la botella del licor extraño un rato más. -Te la pagaré mañana si hace falta. Y alegra esa cara, hombre, que no va a morirse nadie más -se agachó hasta la altura de su cabeza -ni vamos a encontrarnos con Îbal nuevamente. -De eso último no podía estar segura, pero si el humano no estaba taciturno por la muerte de la caza tesoros, no se le ocurría otro motivo más que ese.
Con la capa puesta y la botella en una mano se dirigió a la salida. Notaba un ligero cosquilleo, pero no se encontraba mal. Mataelfos, ¡ja!, pensó. Y dirigió una última mirada a Battoin.
Desató a Daûr y se montó en él, pero con el vaivén del trote sentía que la cabeza le pesaba más y que no era buena idea seguir arriba. Desmontó y el resto del camino lo hizo andando.
Al llegar a su hogar, quitó las alforjas y escondió en su habitación, en el lugar habitual, la tiara y el resto de las cosas que había escogido en la Cueva. Se desnudó y preparó la tina. Seguro que tras el baño se sentiría más despejada.
27/09/2015 at 23:24 #358515
TurinhorParticipantLe vinieron a la mente muchísimas cosas que tenía que preguntarle y otras cosas que contarle a su primo. Pero la única forma de hacer correctamente algo tan importante como aquello era delante de unas buenas pintas de cerveza nórdica.
-¡Acompañame y tomemos unas cervezas!, Quiero que me cuentes todo sobre tus aventuras-
-¡Por supuesto! No perdamos ni un segundo- Y agarrados por el hombro se dirigieron hacia la Taberna de la Yegua desbocada.
Baelim abrió la vieja puerta de un golpe y gritando dijo a Baldric
-¡¡Una ronda para todos!! Esta noche me siento generoso. ¡Mi primo Berrilack y yo nos hemos reencontrado tras muchos años en un país lejano!-
Se fijó en la gente que había dentro para calcular si se había excedido con la invitación, pero no. Baelim tenía dinero en el bolsillo y alegría en el corazón, así que todos se podrían beneficiar de bebida gratis durante un buen rato.
Distinguió rápidamente los rostros que había conocido en su primera aventura por Helkanor, y su sonrisa no pudo sino aumentar. También había alguna cara nueva, pero ya tendría tiempo para presentarse. Ahora estaba en un asunto de familia. Algo que no había tenido desde hacía demasiado. Quizás las cosas podían cambiar.
01/10/2015 at 23:00 #358614
NarradorParticipant-¿Una ronda para todos? – preguntó abriendo los ojos de par en par. -Bien, bien, espero que traiga dinero suficiente, señor -dijo Baldric mientras se limpiaba las manos con un paño.
El posadero llamó a su hija y entre ambos comenzaron a servir jarras de cervezas.
-Aquí tenéis Maese Baelim -dijo poniéndole una encima de la barra. -Hacía mucho que no os veíamos por la aldea. Vuestros compañeros han estado hace un rato aquí reunidos, algunos ya se han subido a las habitaciones, o se han marchado. Parecía que tramaran algo, si usted me entiende. Él estaba presente -dijo señalando a Berilack – y aquellos de allí – apuntando a la mesa donde todavía permanecían el mago, Nír y Battoin. -Espero que no sea nada temerario, no queremos problemas en la aldea
02/10/2015 at 18:49 #358625
BattosayParticipant-Te la pagaré mañana si hace falta. Y alegra esa cara, hombre, que no va a morirse nadie más -se agachó hasta la altura de su cabeza -ni vamos a encontrarnos con Îbal nuevamente.
Un escalofrío recorrió su espalda y disimuló como pudo. Yaiwen se llevó la botella y Battoin se quedó sin nada que hacer. La mención a Îbal le arrebató el poco humor que tenía esa noche, así que decidió irse a dormir.
En medio de un sueño intranquilo, oyó la voz de su maestro que le preguntaba, como tantas veces:
Battoin, ¿qué ves delante de tu espada?
Y por primera vez vez vio algo. Allí estaba Îbal frente a su espada, riendo, contemplándolo con una mirada desdeñosa. Y vio su espada temblar y caer. Se despertó. Estaba bañado en sudor y estaba tamblando, pero no por el frío.
– Si eso es lo que me aguarda, tendrá que cogerme.
Era noche cerrada, pero la vela de su habitación daba la luz suficiente para hacer el equipaje. No llevaba gran cosa, pero en Candur había encontrado algunas cosas y debía pensar qué hacer con ellas. Sobre la cama estaban el puñal que había robado a Floin, la botella de miel negra, el medallón de la cueva y el regalo que había comprado a Yaiwen.
Se quedó mirándolas un rato, pensando qué hacer. Al final se echó el puñal al cinturón, guardó el medallón en el bolsillo y metió las otras dos cosas en la bolsa.
Apenas se oía un ruido en la posada, todo el mundo se había ido ya a dormir. Ni siquiera Baldric había bajado aún. Aprovechó para llenar otroa saco de comida y se lo echó a la espalda. Dejó su bolsa de monedas, bien servida desde la expedición de la Cueva de Scatha, en la cocina. Sólo se llevó un puñado de monedas, durante un tiempo no las iba a necesitar.
Se encaminó a las afueras del pueblo y acabó llegando a la puerta de Yaiwen. Le había quedado bien el arreglo, después de todo. Dejó el vestido, la miel negra y el medallón en la puerta. De un bolsillo cogió un trozo de papel y escribió.
He pensado que el colgante te quedaría mejor que a mí, creo que con un vestido negro sería perfecto 😛
Ya que te vas al sur , seguro que pasas calor, Zamîn me dijo que seguro que te gustaría, aunque no sé si se estaba quedando conmigo.
Te dejo también la receta de mi abuela y la miel negra. Si hoy te ha gustado, espera a que envejezca unos años, pruébalo y verás.
Battoin
Dejó la nota y se fue. Pero antes de dar diez pasos se volvió, recogió la nota, tachó algo y la volvió a dejar.
En el camino un caballo comía de un árbol distraídamente.
— Estoy empezando a pensar que me entiendes — dijo Battoin y la yegua bufó. — Sí, cada día estoy más seguro.
Se montó en ella y partió hacia el este.
Si hoy te ha gustado, espera a que envejezca unos años,
pruébalo y verás.y ya verás como esta vez te tumbo03/10/2015 at 11:31 #358640
Dain-IParticipantBerilack, bebió, comió, habló con su primo y se emborrachó como el primer día que llego a la posada.
En vez de una silla, rompió cuatro, dos mesas y se peleó con un hombre de la zona, pero al final se hicieron amigos y el hombre le invitó a una pinta más.
Al despertar no estaba en su habitació, estaba en la barra del bar, tendido y con un gran dolor de cabeza, tenía una cerveza en la mano, que rebañó y se secó los labios, la cabeza le daba vueltas y no podía casi mantenerse en pie.
Salió a la puerta a tomar el aire frió del amanecer y, despues de despegarse recordó el viaje y todo lo que tenía que hacer y preparar. Busco por toda la taberna a su primo, Baelim, pero no lo logró encontrar, se fue a su habitación, no sin antes dejar las pocas monedas que le quedaban en la barra para pagar los desperfectos de Baldric.
Se vistió, se puso su capa, cogió su gran equipaje con utensilios de cocina recolgando y salió por la puerta de la posada.
03/10/2015 at 14:21 #358644
JRM-008ParticipantRírian no tardó mucho en subirse a su cuarto, ya que no tenía demasiadas ganas de fiesta. Se acercó a Baldric y le sonrió.
– Cóbrate lo de esta noche, el desayuno de mañana y todo lo demás. Al irnos mañana, no estoy seguro de que volveré, y te has portado muy bien con todos nosotros.- le tendió una bolsa a rebosar de oro.
Acto seguido se despidió del resto y subió hasta su cuarto. Tras cambiarse y quitarse sus pesadas ropas, se tumbó en la cama y tras unos minutos calló dormido en un profundo sueño.A la mañana siguiente, Rírian bajó directamente al baño, se limpió y tras desayunar un poco volvió a subir para preparar sus cosas. Se colgó a Roulon del cinto, se ató el carcaj lleno de flechas a la espalda junto con el arco, guardó su armadura de Scatha en una bolsa (por si acaso la necesitara) y tras ponerse la capa, bajó a los establos; cargó a su corcel con sus cosas y lo llevó hasta la puerta de la posada. Saludó a Berilack al pasar y se dispuso a esperar al resto de viajeros.
03/10/2015 at 17:17 #358649
TurinhorParticipant-¿Una ronda para todos? – preguntó abriendo los ojos de par en par. -Bien, bien, espero que traiga dinero suficiente, señor -dijo Baldric mientras se limpiaba las manos con un paño
-Descuide. Llevo dinero suficiente como para no tener que estar preocupado por ganarme la vida durante una temporada.-
.-Aquí tenéis Maese Baelim -dijo poniéndole una encima de la barra. -Hacía mucho que no os veíamos por la aldea. Vuestros compañeros han estado hace un rato aquí reunidos, algunos ya se han subido a las habitaciones, o se han marchado. Parecía que tramaran algo, si usted me entiende. Él estaba presente -dijo señalando a Berilack – y aquellos de allí – apuntando a la mesa donde todavía permanecían el mago, Nír y Battoin. -Espero que no sea nada temerario, no queremos problemas en la aldea
“Siendo ellos puedes dar por seguro que se trata de algo temerario” pensó Baelim, pero no se lo dijo al posadero
Se acabó las pintas con su primo y se acercaron a la mesa donde estaban Aïwe, Battoin y Nír. Ellos le hablaron de un largo viaje que se había organizado y que partirían al día siguiente. Pero ni el mago, al que dedicó una sonrisa de enorme agradecimiento en cuanto lo vio, ni Battoin parecían muy convencidos con el tema. Baelim no creía que al día siguiente se unieran a la expedición. No sabía por qué pero todos los presentes parecían algo apagados de ánimos. Todos menos Berri, que seguía siendo tan impulsivo como lo recordaba.
Pronto se fueron los demás a dormir, y las siguientes horas las pasó con su primo charlando y bebiendo. En esta ocasión tampoco se molestó en alquilar una habitación porque su primo se durmió sobre la barra y cuando a él también le entraron ganas de dormir lo hizo sobre la mesa misma empuñando un pichel.Poco después un sonido de monedas tintineantes sacó a Baelim de un sueño borroso, y allí en el salón vacío y a oscuras distinguió una figura que en silencio salía de la posada. Le pareció que era Battoin. Pero desapareció por la puerta antes de que pudiera saludarlo.
Después de un rato intentando retomar el sueño borroso sobre los tablones húmedos de la mesa desistió porque se encontraba realmente incómodo.
Se levantó y se dirigió al exterior, a los establos. Allí estaba su amigo Broff, el cerdo de Nír. Entonces recordó que el enano aún tenía una cosa que le pertenecía y que no había tenido ocasión de devolverle. De uno de sus bolsillitos secretos sacó la llave que en su día le había confiado Nír y abrió las cadenas que volvió a cerrar después de coger su querida flauta.Salió de Candur. La luna iluminaba los alrededores, y Baelim se adentró en un bosquecillo cubierto por la escarcha. En él encontró una piedra más o menos seca donde pudo acomodarse y comenzó a tocar la flauta.
Permaneció tocando mucho tiempo y no se cansaba porque la música de esa flauta lo hacía sentir vivo.
03/10/2015 at 19:46 #358676
NELLAParticipantUna suave melodía despertó a Kira, parecía venir de lejos, pero aún así la sacó de un profundo sueño. Era triste pero a la vez esperanzadora. Se levantó deprisa pues la esperaba un largo viaje y no tenía nada preparado. Las primeras luces del alba iluminaban su estancia y el olor a comida subía por las escaleras, eso la despertó del todo.
Kira empezó a meter sus cosas en las bolsas de viaje, no tenía muchas pertenencias por lo que tardó poco en hacer el equipaje. Dobló con esmero la túnica de terciopelo verde ribeteada de gemas que había comprado en la tienda de Nír el Enano y junto con el collar y las pulseras del tesoro de Scatha la guardó en una bolsa mas pequeña.
Cuando todo estuvo embalado y hubo comprobado que no olvidaba nada se vistió con sus ropas de viaje, se colocó su cinturón con la espada y la daga y metió el puñal en su bota derecha, se puso la capa y cogió la bolsa que había pertenecido a Zamîn, se la colgó del hombro y bajó las escaleras hacia la sala común. Entró en ella justo a tiempo de ver salir a Rírian por la puerta. No vio a ninguno de sus compañeros, se preguntó si ya estarían todos fuera. Kira se dirigió a la barra y pidió a Baldric que le preparara algunos víveres para el viaje y un ligero desayuno.
Mientras desayunaba Kira pensó en que le depararía este viaje, estaba contenta de volver al sur y correr nuevas aventuras, además iba en buena compañía. Baldric la sacó de sus pensamientos ofreciéndole la bolsa que había preparado para ella. Kira pagó y se despidió afectuosamente del posadero.
En los establos ya estaban algunos de sus compañeros de viaje, vio al Montaraz y al Mediano, tras saludarlos, se dirigió a su caballo y metió las bolsas en las alforjas, acarició a Nube en la frente y el cuello y el animal relinchó en agradecimiento a sus caricias, cuando lo sacaba hacia fuera reparó en un brioso caballo que no había visto antes en el establo. Kira se preguntó a quien pertenecería04/10/2015 at 11:37 #358679
NarradorParticipantLa angustia que había sentido en la noche al ver varias sillas y mesas rotas se disipó cuando a lo largo de la mañana fue recibiendo monedas de oro como nunca. Es cierto que le había desaparecido algo de comida de la cocina, pero creía que esa misma persona le había dejado la bolsa de oro. El hobbit había pagado por los desperfectos y el montaraz le había pagado más de lo necesario por los servicios.
Estaba tan entusiasmado y sorprendido que se preguntó de dónde habrían sacado tantas monedas todos, y las palabras de Baelim al respecto le dejaron más que intrigado. Lamentó escuchar a Rírian pues desde que habían llegado aquellos extraños, su posada estaba más concurrida que nunca por lo que confiaba en volver a verles.
Mandó a Elaen a por el carpintero del pueblo. Iba a encargarle algo de mobiliario.
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