FICHAS DE PERSONAJES HISTORIA-ROL 4ª EDAD
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Elfo_Negro.
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AuthorMensajes
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23/01/2010 at 23:43 #269278
aratirModeratorAbro este tema para que colguéis vuestras fichas de personajes (la que sea creáis que debe ser pública para todos los usuarios), y asimismo aqui os pondremos información sobre los pj que vayan saliendo en la historia.
Os recuerdo que la ficha debe incluir:
Cita: *Nombre del personaje *Raza y lugar de procedencia
* Descripción: edad, apariencia física, profesión, personalidad
* Historia del personaje
Para apuntaros a este juego, hacedlo aquí:
HISTORIA-ROL 4ª EDAD Información y lugar para apuntarse
Además encontraréis la información necesaria. [ Este mensaje fue editado por: aratir on 25-01-2010 15:37 ]
24/01/2010 at 1:09 #303364
peregrinoscuroParticipant* Nombre del personaje: Garlan Blackfate.
* Pseudónimos: Principe, Cachorro arrogante.
* Raza y lugar de procedencia: Humano. Procedencia: Gondor.
* Descripción: El muchacho es una persona de ojos oscuros y mentón afilado en el que aún no se muestra ni un atisbo de vello, su cuerpo es fino y esbelto, aunque se intuye el comienzo de las formas de un hombre. Ãgil y rápido, Garlan suele llevar una espada corta aunque, también, porta un arco de madera de tejo con el cual intenta evitar el llegar al contacto físico.
Pese a todo, sus pasos no siempre van encaminados hacia la guerra. Portando un instrumento musical de cuerdas que hace, más bien que mal, sonar, trata de buscarse la vida como músico itinerante.
Sus hombros se cubren con una cabellera castaña-rubia, herencia de algún antepasado lejano, lo que le ha hecho recibir algunos nombres y apodos relacionados con ella, bajo la cual reposa una capa gris azulada.
Sobre su mano izquierda, bajo los mitones que suele usar, le asoma un tatuaje negro similar a dos arañazos. Que sólo guarda sentido para él.
* Historia del personaje:
Introducción: Recuerdos de juventud.
Frontera de Dassart, Año 199.
– Piérdete, Cuervo, esto no es asunto tuyo.
El hombre que había hablado tenía a una joven arrinconada en la pared más lejana de la cuadra, su cinto estaba tirado en el suelo a pocos metros de sus tobillos, donde reposaban unos sucios calzones descubriendo el sexo del soldado.
Garlan seguía en pie en la entrada, después de haber ordenado que dejara a la chica y se vistiera, con la espada desenvainada aún orientada al suelo. Se frotó despreocupadamente el cuello, allí donde una cicatriz de hacía dos décadas seguía picándole y sonrió para, después, añadir:
– O te cubres esa vergüenza, o me encargo de que mi acero no te deje nada que cubrir. ¿Conoces la palabra Eunuco?
Después de diez años como soldado y de haberse hecho una fama, Garlan era conocido por todos como “La sonrisa de la muerte”, ya que muchos decían que sólo cuando mostraba sus dientes con una mueca lobuna acababa ensartando la espada que portaba en el rostro, cuello o pecho de quienes osaban llevarle la contraria, siempre y cuando fueran sus subordinados.
El hombre que había frente a él no era subordinado, era el capitán del otro grupo de exploradores que habían sido enviados a esa misión, pero decidió no probar suerte. Bien sabido era a esas alturas que quien estaba frente a él había sido mercenario anteriormente y que no solía plegarse a los términos del honor entre camaradas. Tomando sus calzos con la mano izquierda y el cinto con la mano derecha, el otro capitán abandonó la cuadra, mientras musitaba palabras en un dialecto al que Garlan aún no se había acostumbrado, las únicas que se había esmerado en aprender eran “alto, atrás, atacad y muerte”.
La muchacha seguía allí, sollozando aún por el terror de haber sido casi forzada en los minutos anteriores, pero consiguió articular algunas palabras mientras intentaba agradecerle a su “salvador” el evitar lo que habría ocurrido seguro de no haber llegado.
– Mil gracias… Sois un verdadero caballero… -comenzó a decir justo cuando Garlan la miraba con rabia en los ojos, con una mirada que asustaba más aún que la que había acompañado a la sonrisa que había dedicado al otro hombre.
– No soy un caballero, niña. Me meo en el nombre de todos esos que se pavonean con hermosas corazas y bonitas capas. Soy Garlan Blackfate, un asesino, una espada empuñada por un hombre. Y no he hecho esto por tí. Bien harías en creerme. Ahora tapate como puedas y sal de mi vista.
Garlan se acercó al caballo que había ido a recoger, una bestia de guerra negra, cubierta por cuero y lascas de metal. Rozó el hocico del animal que pacía tranquilamente de un cubo repleto de heno y suspiró, dejando que su mente fuera veinte años atrás, cuando no era un hombre vigoroso, si no un joven esbelto y risueño que tenía corazón…
– ¡Cogedlo! ¡Lleva mi bolsa! – El guardia que hablaba ya había desenvainado la espada e iba alcanzando al joven con pasos pesados.
El muchacho, de pelo rubio, llevaba sobre sus hombros la cinta de un violín y un carcaj donde reposaban varias flechas, pero sabía perfectamente que atacar a un miembro de los guardias de la ciudad podría ser mucho peor que robar la bolsa a la que tan poca atención prestaba hasta verlo salir de aquella posada con ellaÂ… “Quizás el dedicarme a robar no sea tan buena idea” pensaba el muchacho mientras sentía galopar su corazón al mismo trote que sus pies.
Esquivó varios tenderetes que habían en la calle mientras a sus espaldas seguían sonando órdenes y maldiciones, y tras un largo rato consiguió localizar un escondite donde perder a sus perseguidores. Abrió la bolsa y dejó escapar un silbido. Suficientes monedas para conseguir montura y noches de descanso bajo techo. Podría asistir a la fiesta y, con un poco de suerte, encontrar a alguien que aceptara ser su mecenasÂ…
En esos momentos ignoraba que la canción de su vida comenzara a tomar forma.
Imagen:
[ Este mensaje fue editado por: peregrinoscuro on 11-02-2010 14:33 ]
Aragorn_II: Sólo te he añadido el link de la imagen, que estaba roto xD [ Este mensaje fue editado por: Aragorn_II on 26-06-2010 20:16 ]
24/01/2010 at 1:44 #303365
Aragorn_IIParticipant*Nombre del personaje: Varyamo Lintesereg
*Raza y lugar de procedencia: Hombre (Dúnedain)
* Descripción: Nació en el año 23 de la Cuarta Edad; alto, de 1Â’85 de estatura, moreno y de ojos marrones y penetrantes, es fuerte y vigoroso; Capitán de Gondor y Arnor; es amable, alegre, posee buen juicio y dotes para la diplomacia.
* Historia del personaje: (es un "poco" larga, lo siento xD) (La he editado añadiendo algunas de las cosas que narra cude en la historia de su personaje, para que todo esté más relacionado).
Varyamo Lintesereg nació en la reconstruida ciudad de Annúminas en el año 23 de la Cuarta Edad. Varyamo era hijo del noble Haeré Lintesereg, Dúnedain descendiente de Númenor, y de la hermosa Meldië Alcarë, cuyo nombre significa Amada Gloriosa, una Medio Elfa del Bosque Verde. Su madre le puso el nombre de Varyamo, que significa Protector, pues había heredado la capacidad de intuir el futuro cercano, y sabía que su hijo habría de ser uno de los más grandes y valientes guerreros de los Hombres en los siguientes años, y que salvaría al mundo de muchas penas y males. Y también sabía que su vida sería larga, más aún que la de Haeré, quien estaba bendecido con el don de los largos años de vida por su Valië guardián, Vairë, la Tejedora. Un don que heredó el pequeño Varyamo, al igual que la larga vida que da el llevar sangre élfica en las venas.
Varyamo pasó la mayor parte de su niñez en Minas Tirith, pues Haeré, su padre, era un gran amigo del Rey Elessar, además de uno de sus principales consejeros y Capitán de Gondor y Arnor. Aragorn y la dama Arwen sentían un gran cariño hacia el pequeño y lo amaban como si fuera un hijo, pues Eldarion aún no había venido al mundo. Al nacer Varyamo, el Rey le regaló una poderosa espada forjada en Númenor, Azgârâ, La que Hace la Guerra, hoja que guardó su padre hasta que consideró que el muchacho era apto para luchar. Haeré, Meldië y su hijo viajaban mucho, principalmente a Valle, donde vivía el hermano de Haeré, Ecthelion, y al Bosque Verde, a visitar a los parientes de Meldië. Ya desde pequeño, Varyamo mostró un gran interés tanto por las leyendas e historias de la Tierra Media como por las de los Días Antiguos, y fue su madre la que le instruyó en estos asuntos. Su padre, Haeré, le hablaba a menudo de la historia familiar, y también de sus días como Montaraz y sus aventuras en la lejana y ahora perdida Tierra Olvidada, al servicio del Clan del Reino Unificado y de las gentes que allí moraban. Y Haeré también le adiestraba en el arte de la guerra y en el manejo de la espada, pues también sabía que el pequeño habría de librar muchas y duras batallas.
Sin embargo, poco pudo Varyamo disfrutar de la compañía de su padre, pues un día de la primavera del año 29 de la Cuarta Edad, Haeré abandonó el hogar en Annúminas tras recibir la visita de un extraño mensajero. Sus ropas estaban gastadas, aunque en ellas aún se veía, bordada en la librea, una estrella blanca de ocho puntas. Varyamo estaba con su padre cuando leyó la carta, misiva que Haeré arrojó al fuego inmediatamente, y pudo notar cómo la angustia y la preocupación se asomaban al rostro de su padre. Con gran pena en su corazón, Haeré se despidió de su amada Meldië y de su querido hijo Varyamo. Haeré fue a por su espada, Eärmacil, y al volver Varyamo advirtió que su padre no llevaba el uniforme de Arnor, sino unas ropas más propias de un Montaraz. Varyamo vio cómo su padre salía rápidamente de la casa, se dirigía al establo, y partía raudo y veloz junto al mensajero. Varyamo los siguió con la mirada hasta que ambos se perdieron en el horizonte, mientras cabalgaban por el Camino Verde, hacia el Sur.
Cuando nació Eldarion, en el año 30 de la Cuarta Edad, Varyamo tenía siete años, y a medida que el heredero del Rey Elessar fue creciendo, una gran amistad surgió entre los dos, y Eldarion consideraba a Varyamo como a un hermano mayor que lo instruía y ayudaba. Tres años más tarde, un frío día de invierno y sin previo aviso, regresó Haeré. En el tiempo en que estuvo ausente, más de cuatro años, ni Meldië ni Varyamo tuvieron noticias suyas, y ya lo daban por muerto. Cuando estuvo de regreso, y después de haber descansado unos días, tanto Meldië como Varyamo interrogaron a Haeré, acosándolo a preguntas. Pero Haeré no contestó a ninguna de ellas, y se negó a hablar de lo que había hecho en estos años, y ni tan siquiera dijo dónde había estado. Pero a pesar de su corta edad, Varyamo adivinó que su padre había vuelto a la Tierra Olvidada, a Vanwendor, y que algo funesto había ocurrido allí. El joven de diez años también advirtió un cambio importante en su padre, pues su ánimo se había ensombrecido, y desde entonces habló poco, y pasaba la mayor parte del tiempo en misiones que le encomendaba el Rey Elessar.
Un día del verano en que Eldarion cumplió los diez años (año 40 de la Cuarta Edad), estaban los dos jugando a orillas de Nenuial, el Lago del Crepúsculo, pues Aragorn y Arwen habían decidido pasar el cálido verano en las frescas tierras del Norte, cuando el pequeño se asomó demasiado al borde y cayó en las gélidas aguas. Habría muerto de no ser por Varyamo, quien se tiró rápidamente al lago, sacando a Eldarion y llevándolo a Annúminas. Y así fue como el destino de Varyamo, el Protector, quedó sellado, como había predicho su madre Meldië cuando nació. Por aquel entonces, Haeré, su padre, había partido en una misión del Rey Elessar, pues los Dunlendinos de las Tierras Brunas estaban algo descontentos, y Haeré era, además de un gran guerrero, un hábil diplomático, como había demostrado en sus días en la lejana Tierra Olvidada. La disputa no tardó en solucionarse, evitándose un derramamiento de sangre, y desde entonces las relaciones entre los Dunlendinos y los hombres de Rohan y Gondor mejoraron notablemente.
En ese mismo año, Haeré marchó a hacer frente a los Haradrim, que una vez más se habían levantado en armas contra Gondor. Y Haeré ganó gran renombre y fama, y era muy querido por todos los pueblos de la Tierra Media, entre los que tenía muchos amigos. Pero tras vencer a los Haradrim, Haeré viajó al Ithilien, donde se encontró con el descendiente de Aranel Galadhel, hermana de armas y amiga en el Reino Unificado. Desde que volviera de su viaje al Este unos años antes, Haeré estaba intranquilo, sentía el corazón oprimido, pues presentía que algo se revolvía una vez más en el Este, en la perdida Tierra Olvidada.
Después de su encuentro con el descendiente de Aranel, que Haeré pensó que no era casualidad, volvió a Annúminas, donde estuvo poco tiempo antes de partir de nuevo. Recorrió toda la Tierra Media durante tres años, y en esos días pocas o ninguna noticia tuvieron de él Meldië o Varyamo, que pese a su juventud tenía el porte de los grandes Hombres del Oeste: alto, de 1Â’85 de estatura, moreno y de ojos marrones y penetrantes, era fuerte y vigoroso, aunque no tanto como su padre. Cuando cumplió los veinte años, fue a ver al Rey Elessar y le pidió permiso para alistarse en sus ejércitos, y éste, viendo la tenacidad del muchacho, aceptó, y lo nombró Capitán de Arnor. En la primavera del año 43 de la Cuarta Edad, sin previo aviso, y cuando Varyamo había regresado a Annúminas de combatir a los Trolls y a las criaturas de la Oscuridad que aún habitaban al Oeste de las Montañas Nubladas y al Sur de las Landas de Etten, Haeré regresó a su casa. Su rostro era grave y denotaba una gran preocupación, mas no dijo de qué se trataba. Cuando vio volver a su hijo le llamó, y fueron a hablar en privado.
-Hijo mío, siento haber estado fuera tanto tiempo, pero razones poderosas me han tenido vagando por toda la Tierra Media, como en mis tiempos de Montaraz, antes que partiera al Este, a la Tierra Olvidada. Desde hace algunos años, mi corazón y mi espíritu están oprimidos por algo que no alcanzaba a comprender. Pero ahora lo sé. Algo se está levantando de nuevo en el Este, y fue mi encuentro en el Ithilien con el nieto de uno de mis antiguos amigos lo que confirmó mis sospechas, sospechas que ahora son una certeza: debo volver al Este- viendo la tristeza en los ojos de su hijo, Haeré siguió hablando – No te apenes por mi, Varyamo, pues ése es mi destino. El tuyo es quedarte aquí y luchar contra la creciente Oscuridad que se levanta en el mundo, incluso en el Oeste. Sólo te diré que también has de continuar instruyéndote, visita las grandes bibliotecas en las que se conserva todo el saber de la Tierra Media, en Minas Tirith y en Rivendel, donde aún moran los hijos de Elrond, quienes te guiarán y ayudarán en lo que necesites. Despídete del Rey Elessar de mi parte. ¡Adiós hijo mío!-
Haeré se abrazó a su hijo y ambos lloraron, y permanecieron así varios minutos. Haeré ya estaba a punto de marcharse nuevamente, cuando recordó algo, y volviéndose hacia su hijo, se desabrochó el cinturón del que colgaba Eärmacil, la Espada del Mar, y se la tendió a Varyamo.
-Toma a Eärmacil, hijo mío, pues el corazón me dice que en el camino que se abre ante mi no la necesitaré, y tú sí. Dale un buen uso, y acaba con las criaturas del Mal que aún se esconden a este lado de las Montañs Nubladas. ¡Que el Norte vuelva a ser libre de la Sombra y sus sirvientes! Nada has de temer, pues Vairë, la Tejedora, Valië guardiana de nuestra familia, te protegerá. ¡Adiós otra vez, hijo mío!-
Varyamo cogió la espada, y miró a su padre, y vio que sonreía levemente. A pesar de sus 143 años, Haeré aún conservaba el vigor y la fuerza de antaño. Varyamo lo vio alejarse a caballo hacia el Este, y nunca nadie más lo vio después de que se adentrara en la Tierra Olvidada.
Pasaron los años, y Varyamo hizo caso a su padre y visitó a menudo Rivendel, donde hizo una gran amistad con Elladan y, muy especialmente con Elrohir, y aprendía mucho del caballero Celeborn, que aún se demoraba en cruzar las aguas hacia el Oeste, y de los grandes conocimientos que aún se atesoraban en Imladris, muchos de los cuales ya se habían olvidado en el resto de la Tierra Media. Y siempre que visitaba Rivendel iba de caza con los hijos de Elrond, pues aún quedaban muchos lobos en el Sur de Eregion y en las Tierras Brunas, criaturas que perturbaban la paz de aquellas tierras. Y las bestias los temían mucho, y huían cuando los veían aparecer, pues eran diestros con los arcos y sus flechas siempre eran certeramente letales, y sus espadas eran mortíferas, y las odiaban. También viajaba con bastante frecuencia al Sur, a Minas Tirith, y pasaba mucho tiempo con Eldarion, y visitaban juntos las grandes bibliotecas de la Ciudad Blanca, donde se instruían en la historia y tradiciones de los Hombres, tanto de Arnor como de Gondor, desde los gloriosos días de Númenor hasta los días de la Guerra del Anillo. Y todos amaban a Varyamo, pues su carácter era afable y muy alegre, versado en las leyendas antiguas, que contaba a todos aquellos que quisieran escucharlas. Y el pueblo recurría a él para resolver muchas disputas, menores para la atención del Rey Elessar, pues su buen juicio y su diplomacia ya eran muy conocidos entre todos los hombres de bien.
Y cuando viajaba a Minas Tirith también solía ir a Emyn Arnen y visitar a Faramir, gran amigo de su padre Haeré, y a la dama Eówyn, y le contaba muchas historias al hijo de ambos, Elboron, y pronto una gran amistad nació entre ellos. Y muchas veces se veía a Varyamo pasear bajo los árboles del Ithilien, pues la belleza de aquellas tierras lo había conquistado. Y se preguntaba dónde viviría el descendiente de Aranel con quien se encontró su padre, y aunque lo buscó no lo halló, y los Elfos que se habían asentado allí no le pudieron dar ninguna pista de su paradero. Y cuando iba al Sur también solía pasar algún tiempo en Edoras, donde se ganó el amor de los hombres y mujeres de la Marca, y se hizo también gran amigo de Elfwine, hijo del Rey Eómer. Y no eran raras las veces en que se veía a Varyamo, Eldarion, Elfwine y Elboron cabalgar juntos por las tierras de Gondor y de Rohan.
Varyamo adquirió también gran renombre en todas las tierras del Norte, pues en el año 52 de la Cuarta Edad consiguió persuadir al Rey Elessar de que le diera un ejército con el cual atacar el país de los Trolls. Y con él también fueron Elrohir y Elladan, pues también deseaban ver las tierras del Norte liberadas de tan oscuras y viles criaturas. La guerra duró más de un año, y fue terrible, pues los Trolls eran más numerosos de lo que creían todos, y muchos hombres valientes cayeron en los páramos del Norte. Pero finalmente, en el otoño del año 54 de la Cuarta Edad, Varyamo dio muerte al último de los Trolls cerca de las Landas de Etten, y las noticias de su victoria volaron por toda la Tierra Media. Y mucho se habló del coraje y valor de Varyamo, y su hazaña fue objeto de muchas canciones aquí y allá. Y en Arnor le dieron el sobrenombre de Formendacil, el Vencedor del Norte. Gracias a su victoria, el Norte volvía a florecer y a prosperar, las torres y fortalezas derruidas volvieron a erigirse, y en las ciudades había alegría y júbilo. Pero la oscuridad todavía se demoraba en esas tierras, pues aún pervivía el último rescoldo de la Sombra de Angmar: los Tumularios.
Varyamo volvió a Rivendel en la primavera del año 56 de la Cuarta Edad, y le habló de sus planes al caballero Celeborn, quien veía que su tiempo estaba próximo a cumplirse. Y el Señor Elfo habló al joven:
-Grande y osada sin duda es la meta que te propones, y muy probablemente esté lejos de tus habilidades y poderes. Pero en tan noble y elevado propósito te ayudaré gustoso, pues tras la caída, primero del Balrog de Moria, y luego de Sauron y los Nueve, los Tumularios son los seres más peligrosos que habitan la Tierra Media. Y habrán de ver su fin. Y si éste llega, la hora de mi partida al Oeste habrá llegado por fin. ¡Sígueme mi buen Varyamo! Pues mucho he de investigar en los libros del conocimiento secreto que aún se guardan en Imladris si queremos tener una oportunidad de acabar de una vez por todas con los Tumularios. ¡Ay!, pero temo que ni con todo mi poder y la sabiduría de Rivendel podremos derrotarlos. Necesitaremos ayuda, y ésta se encuentra en el Bosque Viejo, pues sólo hay una criatura que podría ayudarnos en nuestro cometido: Iarwain Ben-Adar. Aunque tú sin duda lo conocerás como Orald o como Tom Bombadil – añadió Celeborn al ver la cara de extrañeza de Varyamo – Si queremos tener alguna esperanza de victoria en nuestra misión, habrás de convencer al Señor del Bosque Viejo para que nos ayude. Y no será fácil, pues hace largas edades que Bombadil no abandona sus dominios. Mora en una pequeña casita en los lindes orientales del Bosque Viejo, al pie de las mismas Quebradas de los Túmulos. ¡Suerte en tu búsqueda, pues habrás de necesitarla! ¡Adiós!-
Varyamo y Celeborn se separaron afectuosamente, y mientras el Señor Elfo investigaba en el conocimiento secreto de Rivendel, el joven Capitán de Arnor se encaminó hacia el Oeste siguiendo el Camino del Este-Oeste hasta llegar a la aldea Bree, que después de la guerra con los Trolls había aumentado considerablemente de tamaño. Descansó allí, en la posada del Poney Pisador, y al día siguiente siguió el Camino hasta que al Sur divisó las estribaciones occidentales de las Quebradas de los Túmulos, y un escalofrío le heló el corazón. Abandonó el Camino y comenzó su búsqueda, que no fue fácil ni corta, pues la morada del Señor del Bosque Viejo y de la Hija del Río está oculta para los ojos de los extraños, y los senderos del Bosque Viejo son tortuosos y traicioneros, y cuando Varyamo estaba ya a punto de desistir, oyó a lo lejos una voz jovial y clara que cantaba alegremente. Y aunque al principio no entendía las palabras, no tardó en distinguir unas cuantas: “¡Hola dol! ¡Feliz dol! ¡Toca un don dilló! ¡Tom Bombadilló! ¡Ven alegre dol!” Y detrás de esta retahíla de alegres estrofas, Varyamo pudo oír claramente la voz de Orald, y su canto le reconfortó: “El viejo Tom Bombadil es un sujeto sencillo, de chaqueta azul brillante y zapatos amarillos”. Varyamo entonces vio al viejo Tom bailando y saltando alegremente por el bosque, y fue a su encuentro.
-¡Salve Señor del Bosque Viejo, alegre Tom Bombadil! Mi nombre es Varyamo Lintesereg, hijo de Haeré, aunque en el Norte me han dado el sobrenombre de Formendacil, el Vencedor del Norte, pues por mi mano murió el último de los Trolls que habitaban al Oeste de las Montañas Nubladas-
Tom Bombadil, que escasa atención le había prestado siempre a lo que ocurría fuera de sus dominios, miró al joven con interés, pues había conocido a su padre cuando era un Montaraz, y hasta el Bosque Viejo habían llegado los rumores de la victoria sobre los Trolls. Escrutó su rostro, y antes que Varyamo pudiera continuar hablando, Bombadil invitó al joven a que lo siguiera a su casa, pues ya se acercaba el ocaso.
-Amigo Varyamo, la Hija del Río me espera para cenar y no es prudente quedarse en el bosque cuando caen las sombras. ¡Acompáñame a casa, y ya habrá tiempo para hablar allí!-
Y cuando terminó de hablar, Bombadil partió raudo, aunque Varyamo advirtió un cambio en él, pues ya no bailaba ni saltaba, y tampoco cantaba. Sin embargo, la alegría que transmitía no parecía que pudiera desaparecer nunca. Varyamo lo siguió como pudo y no tardó en perderlo de vista; y cuando esto sucedía, Tom volvía por algún recodo y lo animaba a seguirlo. Antes que el sol se pusiera en el Oeste, Varyamo llegó a la casa de Tom Bombadil, y allí conoció a Baya de Oro, y su corazón se regocijó, y las heridas de su espíritu se curaron, y nunca estuvo más alegre que en los días que pasó en esa casa. Y tras varias jornadas, al fin se armó de valor y le habló a Bombadil de su misión y pidió su ayuda.
-Pues desde la muerte del Balrog de Moria y la caída de Sauron y de los Nueve, los Tumularios son las criaturas más maléficas que habitan en la Tierra Media. Y su mal ha de ser erradicado para que las gentes que pueblan estos lugares puedan conocer una paz auténtica y real, una paz como no se ha conocido en estas tierras desde la llegada del Mal de Angmar. Fue el caballero Celeborn, que ahora se halla en Rivendel estudiando el poder secreto de Imladris, el que me sugirió que pidiera vuestra ayuda, pues no concede ninguna esperanza a la misión si no participáis. Por ello os ruego vuestra colaboración, pues sé que os aflige todo el mal que se filtra desde las Quebradas de los Túmulos, y ésta es la oportunidad para acabar con él-
Pero tras las palabras de Varyamo, Tom Bombadil calló, pensativo, y permaneció así largo tiempo. Al final sólo meneó la cabeza, y Varyamo pudo sentir que la alegría y jovialidad del viejo Tom Bombadil desaparecían, y estaba convencido que no volverían hasta que el último de los túmulos fuera completamente derruido. Varyamo se despidió de Bombadil y de la Hija del Río, y sintió una gran pena en su corazón a la hora de la separación, y luego siguió las estribaciones occidentales de las Quebradas hasta volver al Camino. Se dirigió hacia el Oeste, hasta el Puente del Brandivino, y entonces torció hacia el Noroeste, hacia Annúminas. Al llegar, reunió a una pequeña compañía de los más valerosos Dúnedain, y envió mensajeros a Rivendel para informarle a Celeborn del resultado de su encuentro con Tom Bombadil. No tardó en obtener respuesta, pues el gran Señor Elfo había concluido sus estudios, y viajaba con Elladan y Elrohir hacia el Oeste, hacia Bree, donde esperarían su llegada. “Mi querido Varyamo, he finalizado mi búsqueda y poco he encontrado que nos pudiera ser de utilidad en nuestra misión. Sin embargo algo he hallado, aunque llegué a desesperar, pero tus nuevas sobre Bombadil me alegraron e intensifiqué mis esfuerzos. Elladan, Elrohir y yo partimos hacia el Oeste, y aguardaremos tu llegada en Bree, en el Bosque de Chet. Luego marcharemos juntos al encuentro de Bombadil, e iniciaremos nuestro ataque a los Tumularios”.
Desde que leyó la misiva, poco tardó Varyamo en ponerse en marcha, pues su compañía ya estaba dispuesta, y cabalgando raudos, llegaron en dos días al Bosque de Chet, donde los aguardaban Celeborn, Elladan y Elrohir. Y tras descansar esa noche, al amanecer se encaminaron hacia las Quebradas de los Túmulos. Si Varyamo creyó que la guerra con los Trolls habría de ser la mayor y más peligrosa prueba que afrontara en toda su vida, cambió de opinión muy pronto, pues el pavor que infundían los Tumularios era mayor a cualquier miedo que hubiera conocido en el pasado, y le costó mucho sobreponerse a ese terror que le helaba la sangre. Con mano temblorosa desenvainó a Eärmacil, y el brillo de la hoja forjada en Gondolin lo animó, y a lo lejos se oyó la voz de Bombadil, que venía cantando. Y aunque su canto era sombrío, reanimó los espíritus de todos los que lo escucharon.
La batalla fue terrible, y muchos de los más valientes entre los Dúnedain no podían soportar el espanto de los Tumularios, y huían, y algunos se perdieron en el Bosque Viejo y nunca más se supo de ellos. Varyamo luchó con gran coraje y valor, aunque apenas podía hacer otra cosa que defenderse de los enemigos que lo acosaban. Y en varias ocasiones estuvo cerca el fin, pero Elladan acudió en su auxilio y le salvó de un destino oscuro y cruel. Y ciertamente, aunque Varyamo, Elladan, Elrohir y los pocos Dúnedain que quedaban luchaban ferozmente, los Tumularios los superaban en número, y acabar con ellos era una tarea casi imposible, y pocos fueron los Tumularios que cayeron por las espadas. La ruina habría sido inevitable de no ser por Celeborn y Tom Bombadil, que unieron sus poderes, y pronunciando encantamientos poderosos en la alta lengua de los Elfos y otras lenguas que Varyamo no comprendía, derribaban los Túmulos uno tras otro, y entonando cantos altos y no menos poderosos, herían mortalmente a las maléficas criaturas, que retrocedían y se perdían en las tinieblas, desapareciendo de la Tierra Media, y quedando el Norte por fin liberado de los últimos rastros de la Oscuridad de Angmar.
La noticia de la victoria se extendió rápidamente por el Norte, el Sur, el Este y el Oeste, y no se vio alegría más grande en la Tierra Media desde la caída de Sauron. Bombadil recuperó la alegría, librándose de la sombra que había caído sobre él, y como si no hubiera pasado nada, regresó saltando y bailando a su casa, donde esperaba la Hija del Río. Y como Celeborn había presentido, su hora había llegado, y junto a Elladan, se encaminó a los Puertos Grises, y junto a Círdan y otros Elfos de los Puertos, zarparon hacia las Tierras Imperecederas. Elrohir se quedó en Rivendel, pues eligió una vida mortal. Varyamo regresó a Annúminas con los Dúnedain que habían sobrevivido a la batalla, y la celebración en la ciudad fue grande, y se prolongó muchos días. Cuando la noticia llegó a Minas Tirith, también hubo gran alegría, y Aragorn y la Dama Arwen se alegraron de que la Tierra Media se librara de la presencia de los Tumularios, y con Eldarion, que ya contaba 26 años y en el que se revelaba la majestad de su padre y la belleza élfica de su madre, se encaminaron a Annúminas, donde pasaron una larga temporada.
Y el Norte prosperó aún más, y su población aumentó considerablemente, e incluso se discutió la posibilidad de reconstruir Fornost, ahora que la Sombra de Angmar había desaparecido completamente de esas tierras. Y los trabajos comenzaron, y por muchos años se vivió una gran paz en la Tierra Media, y todos los Pueblos Libres prosperaron enormemente. Y Varyamo y Elrohir, a quienes se unió Eldarion, continuaban con sus cacerías de lobos, y en unos pocos años no quedó ningún lobo en las Tierras Brunas. Sin embargo, aquellos tiempos también trajeron tristeza, pues en el año 63 de la Cuarta Edad murió el Rey Eómer de Rohan, y le sucedió su hijo, Elfwine, en cuyas venas corría algo de sangre élfica, pues era nieto del Príncipe Imrahil. Y poco después también murieron Meriadocc Brandigamo y Peregrin Tuk, y también la dama Eówyn. Y el Rey Elessar lloró mucho la pérdida de tan queridos amigos, y el pueblo estaba compungido, pues aún se cantaba el valor de los Medianos y de la Doncella de Rohan, que fue muy amada por todos.
Pasaron algunos años, y la larga paz que se había vivido en la Tierra Media se vio alterada cuando en la primavera del año 78 de la Cuarta Edad, el Señor de Rhûn, quien sumó a sus fuerzas a buena parte de los Haradrim y a los Corsarios de Umbar, se alzó en armas contra el Rey Elessar, y Gondor y Rohan fueron de nuevo a la guerra. Y Aragorn y Elfwine el Justo cabalgaban al frente de los ejércitos combinados de ambos reinos, y con ellos Eldarion y Varyamo, al mando de algunos soldados del Norte. Y también marchaban Elbaron, con un gran ejército de Ithilien, y Elphir, Príncipe de Dol Amroth, con muchos Caballeros del Cisne de Plata. Y junto a las tropas de Gondor y Rohan también combatió un ejército de Elfos avari de la ciudad de Cadraldôst, a orillas del Mar de Rhûn, pues llevaban mucho tiempo siendo acosados por los hombres de Haraband, la capital de Rhûn. Y la guerra se prolongó, y una de las más grandes batallas fue el sitio y toma de Umbar en el verano del año 79 de la Cuarta Edad, ciudad que muchos años después volvía a ser de Gondor. Pero finalmente el Señor de Rhûn se rindió a finales de ese mismo año, y en ello tuvo mucho que ver Varyamo y su talento para la diplomacia, y hubo paz de nuevo en las tierras del Sur, y Gondor amplió sus territorios, ganando el Sur del Ithilien, el Cercano Harad y la ciudad de Umbar, que en unos pocos años volvía a brillar, y en su puerto se construyeron grandes y hermosos barcos, que recordaban a los de Númenor. Y todos los que sentían amor por el mar fueron a vivir a Umbar, ciudad que no tardó en recuperar su esplendor. Y las huellas de tantos siglos en poder de los siervos del Enemigo fueron borradas.
Pasaron los años, y Varyamo se estableció en Minas Tirith, aunque viajaba muy a menudo por todos los confines de la Tierra Media, especialmente al Sur de Gondor, donde visitaba los Señoríos del Poros y de Sinya Gulniquë, donde se habían establecido la mayoría de los habitantes del Reino Unificado que habían abandonado sus hogares unos años atrás. Hizo gran amistad con los hijos de Tar-Eärondûr, Ancalime y Eärendil, que gobernaban los Señoríos del Poros y Sinya Gulniquë, respectivamente. Varyamo pasaba mucho tiempo en la biblioteca, estudiando la historia del Reino Unificado y las tierras de Vanwedor, pero también paseaba por las hermosas ciudades, y preguntaba a los más ancianos por Haeré, su padre. Aunque nadie le pudo dar ninguna noticia sobre él, buena o funesta, al mencionar su nombre se iluminaban los ojos de los ancianos, y al preguntar por lo ocurrido en Vanwedor en el año 32 de la Cuarta Edad, una sombra pasaba por sus rostros, y callaban. Pero en sus rostros se adivinaba una tristeza y una pena profundas, y Varyamo no se atrevía a preguntar más.
Y llegó un momento triste, el de la partida de Aragorn, en el año 120 de la Cuarta Edad. Varyamo se encontraba entonces en Valle, visitando a su primo Astaldo, cuando recibió la noticia. Y Varyamo se apenó profundamente, la congoja se adueñó de su corazón y lloró amargamente, pues el Rey Elessar había sido para él como un padre. Y nunca se curó del todo esa herida, y la muerte de Aragorn le recordaba la extraña partida de su padre, Haeré, del que nunca más se tuvo noticias. Y también lloraba por su querida madre, Meldië Alcarë, que había muerto algunos años atrás. Se quedó algunos meses con su primo, y luego regresó a Minas Tirith, y habló con Eldarion, y aún se le encogió más el corazón cuando supo del destino de la Estrella de la Tarde. Y lloraron mucho esa noche, y recordaron a Aragorn y Arwen y a otros amigos que se habían ido ya, como Elfwine, Elbaron o Elphir. Desde entonces, poco salió Varyamo de Minas Tirith, y su ánimo se ensombreció, y durante algún tiempo permaneció encerrado en su residencia.
Pero con el paso de los años, el dolor se hizo menos agudo y las heridas comenzaron a cicatrizar, y mucho consuelo encontró Varyamo con Eldarion y sus hermanas, Aranel y Lairë. Y a medida que los días pasaban y la prosperidad, la abundancia y la paz reinaban en la Tierra Media, Varyamo fue dejando atrás su pena y su dolor. Y comenzó a hablar con Eldarion de grandes proyectos en el Norte, como restaurar los Puertos Grises, pues en el Norte no había ningún gran puerto, o incluso pensaron en reedificar Minas Ithil en otro emplazamiento algo más al Sur, frente a Emyn Arnen. Sin embargo, la prosperidad y la paz que se vivía en la Tierra Media se vio alterada a partir del año 140 de la Cuarta Edad, pues los Haradrim se habían alzado una vez más en armas contra Gondor, y atacaban a menudo la ciudad de Umbar y los Señoríos del Poros y de Sinya Gulniquë. Y con los Haradrim combatían también unos Hombres venidos del Este, a los que nadie reconocía, ni siquiera los más ancianos de la Marca Verde, que habían vivido en la lejana Tierra Olvidada. Eldarion no tardó en movilizar a los ejércitos de Gondor, y él y Varyamo cabalgaron para socorrer a la ciudad de Umbar, que se hallaba sitiada. Sin embargo, tardaron casi un año en llegar hasta la ciudad, que de no haber sido por la superioridad marítima de Gondor, lo que permitía abastecer a Umbar desde Pelargir o Dol Amroth, habría capitulado ante las hordas enemigas. La batalla fue terriblemente sangrienta, y los ejércitos de Gondor sufrieron muchas bajas, pero finalmente, Eldarion consiguió romper el cerco de Umbar y liberar la ciudad en el verano del año 141 de la Cuarta Edad. Eldarion regresó a Minas Tirith con la mitad del ejército, pero Varyamo permaneció en Umbar con el resto de los soldados, para proteger Umbar y los territorios del Sur de Gondor, así como la Marca Verde, que era asediada continuamente por los Haradrim y los misteriosos Hombres del Este.
En esos años, Varyamo ordenó que se construyeran fortalezas y torres de vigilancia a lo largo del Camino de Harad al sur del río Harnen. También ordenó erigir muchas torres con almenaras que iban desde Umbar hasta Sinya Gulniquë, y también a lo largo de la frontera oriental de la Marca Verde. Y Varyamo cabalgó con sus tropas muchas veces en auxilio de Sinya Gulniquë, con cuyos habitantes compartía una herencia común. Y se le veía siempre luchando al lado de Eärendil, al que le unía una profunda amistad. Y con el paso de los años también entabló una gran amistad con el joven primo de Eärendil, Beriand. Viendo que la guerra se prolongaba demasiado, en el año 156 de la Cuarta Edad, Eldarion marchó desde Minas Tirith al frente de un gran ejército para unirse a la mermada tropa de Varyamo y a los ejércitos de la Marca Verde, que habían iniciado una ofensiva a gran escala para expulsar a los Haradrim de Sinya Gulniquë para siempre. La batalla fue salvaje y muy cruenta, y duró varios días. Al tercer día de lucha, el último reducto de resistencia de los Haradrim fue derrotado por una compañía al mando del joven Beriand. Y mientras los ejércitos de la Marca Verde regresaban a los Señoríos del Poros y de Sinya Gulniquë, la hueste de Eldarion y Varyamo se dirigió a la capital del reino de los Haradrim, que se rindió nada más ver el ejército de Gondor. Una vez más, Varyamo demostró su habilidad como diplomático y negociante, alcanzando un nuevo acuerdo de paz con los Haradrim.
Una vez de regreso en Minas Tirith, Eldarion ordenó la construcción de muchas torres de vigilancia y varias fortalezas a lo largo de la frontera con los Haradrim, y aunque era una decisión prudente y sabia, Varyamo estaba intranquilo, pues no había conseguido averiguar quiénes eran esos extraños Hombres del Este que habían combatido junto a los Haradrim. Los años se sucedieron, y Varyamo visitaba a menudo Sinya Gulniquë, y allí hablaba con Beriand, y ambos estudiaban en la gran biblioteca en busca de una pista que pudiera indicarles el origen de esos misteriosos Hombres del Este. Vio nacer a los hijos de Beriand, Anarel y Eärondûr, y se encariñó con los pequeños, a los que vio crecer con el paso de los años. Pero a medida que su corazón se llenaba con la alegría de ver crecer a los muchachos, una sombra creció en el corazón de Varyamo, oprimiéndolo aún más. Y como le ocurriera a su padre cien años antes, sintió que algo se revolvía en el lejano Este, y decidió que era el momento de seguir los pasos de su padre y marchar hacia la perdida Tierra OlvidadaÂ…
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Un saludo!
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24/01/2010 at 13:11 #303366
ArndirParticipant*Nombre: Olostarin Nornion
*Sobrenombre o apellidos:
-Finendil Detilaryon: Nombre por el que se conoce a Olostarin en las tierras del este. “El Astuto hijo del Victorioso”
-Tadthîr: Nombre que le dio el Rey de Cadraldôst. “El de doble cara”
-Alagos: “Huracán” Apodo por su velocidad cabalgando.
-Tannyello: “Maestro cantor” Nombre por el que conocían los hijos de Elrond a Olostarin, luego extendido a la mayor parte de Imladris.
*Raza: Elfo teleri
*Lugar: Toda la Tierra Media, el este.
*Descripción: Olostarin es de carácter orgulloso y altivo, audaz y astuto como un zorro. Es alegre y jovial, aunque a veces pueda resultar sarcástico, irascible e incluso borde. Sobre todas las cosas, Olostarin es un elfo callado y silencioso, de paso imperceptible, cualidades de cualquier espía o explorador. Es sabio y codicioso, una “cualidad” que adoptó al cabo de años de relaciones con los enanos. Es un elfo hábil, además de ser un gran actor, pues sus engaños y mentiras son realmente de lo más creíbles. Es paciente y tranquilo, un elfo que no suele alterarse por menudeces, pues en verdad algo importante habrá de hacer aquel que quiera verle montar en cólera, aunque luego no le de tiempo a arrepentirse. Cuando no viaja ni combate, se dedica a dar largos paseos por los bosques o a escuchar el murmullo del agua mientras canta bellas y delicadas canciones con una voz clara. Porque heredó de su padre el placer por las canciones y la música, por lo que es un gran arpista y trovador. Pero sobre todo, es un gran jinete. Veloz como el viento en su montura es capaz de superar a las más rápidas de entre todas las bestias, cualidad por la que se le acabó conociendo como Alagos, que significa Huracán en la lengua Noble.
Es capaz de leer mentes e incluso hablar a distancia, mediante la transmisión del pensamiento, así como mirar en los corazones de la gente y saber sus verdaderos sentimientos y deseos. Pero la más extraña capacidad de este elfo es que ocasionalmente tiene visiones del futuro mientras duerme, visiones de hechos que aún están por venir y que irremediablemente, sucederán.
Físicamente Olostarin es un elfo de alta talla y robusto. Su rostro, de extremada belleza, parece emitir luz propia y sus cabellos, ahora de un blanco resplandeciente, fueron morenos antaño. Sus ojos, grises y profundos, saben espiar en la oscuridad de la noche cerrada. Debajo de una nariz recta, asoman unos labios finos que permanecen la mayor parte del tiempo cerrados. Al cuello cuelga un hermoso colgante élfico, con una delicada cadena de plata. El Yaverilmirë, regalo de su tío Tinwëndil. Este collar tiene una extraña forma de fruto, tallado en oro y con incrustaciones de rubíes. Olostarin viste con ropas de viaje gastadas, en diferentes tonos de verde y granate. Una gruesa capa negra con capucha cae desde sus hombros hasta los tobillos. A la espalda cuelgan dos vainas de cuero cruzadas, y dentro dos espadas gemelas. Estas espadas fueron forjadas por Kibul, el enano que adoptó a Olostarin, uno de los más grandes herreros de Nogrod. Se llaman Brungil y Belegil, y son extraordinariamente ligeras. Los pantalones son de tela negra, más ajustados a las piernas en la parte de abajo que en la parte de arriba, y al final se introducen en el interior de unas
botas de cuero negro. Olostarin también suele portar un arco y un carcaj, aunque prefiere usar sus espadas en el combate cuerpo a cuerpo. Lo que no quiere decir que no sea un experto arquero, pues maneja tanto arcos cortos como largos, en realidad, Olostarin es capaz de equipar cualquier arma en el combate exceptuando un escudo, pues es un elfo ágil que necesita libertad de movimiento para realizar sus majestuosas estocadas.
*Historia: Doriath estaba perdida, el orgullo y la arrogancia del Rey Elu Thingol habían ofendido a los enanos de Nogrod, que ahora habían descendido de su morada de piedra y estaban destruyendo la ciudad. Menegroth estaba en llamas, sus altos pilares tallados habían sido derrumbados y las flores de los jardines estaban marchitas, los elfos de Doriath estaban confundidos y sorprendidos por la rapidez del ataque. Algunos luchaban y otros, pretendían escapar, pero las tropas enanas arrasaban con todo a su paso, con mujeres y niños.
Arnellë esperaba a su marido, aunque sin esperanza, pues había partido a la mañana y aún no había vuelto. De pronto, la elfa escuchó unos gritos y unos pasos pesados y torpes, aunque veloces. Se acurrucó en un rincón de la habitación y contuvo la respiración. Unos pocos enanos, armados hasta los dientes y con horrorosas máscaras pasaron por su lado sin advertirlos, pero cuando los enanos casi habían desaparecido, el bebé rompió a llorar, y Arnellë escucho pasos de nuevo.
Un corpulento enano, con una máscara de plata y un enorme hacha manchada de sangre se presentó en la sala. Arnellë también se echó a llorar, y entonces el enano descubrió a los dos elfos. Con una sorprendente velocidad, impropia de un enano, el guerrero se abalanzó sobre ellos, y de un salto le cerró el paso a la asustada madre. Arnellë miró el gran hacha del guerrero, y empezó a chillar y a llorar desconsoladamente, pidiendo auxilio y llamando a su marido. De pronto, el robusto enano, se agachó, y soltando el hacha, le tapó la boca a Arnellë, que pataleaba ahora con el bebé entre sus brazos. El pequeño bebé también empezó ahora a llorar y se acurrucó en el pecho de su madre mientras el enano empezó a decir:
-Shh, calmaos, mi señora.-susurró el guerrero-¿Qué clase de guerrero es aquel que mata a una madre indefensa con su hijo en brazos?
-Uno que sin duda no tiene corazón ni familia, y de entre los tuyos muchos antes ya lo han hecho-dijo Arnellë orgullosa
-Puede, pero yo no seré un asesino.-dijo el enano apenado- Os ayudaré a salir de Menegroth, si así lo deseáis. Os dejaré en los bosques y desde allí podréis refugiaros donde os plazca.
-¡No! -gritó Arnellë, y levantando al bebé con los brazos, mostró una herida sangrante en el estómago- ¡Salvadle a él!, yo sé cuidar de mi misma.
El enano se alejó de los elfos y cuando Arnellë había perdido toda esperanza de salvar a su hijo, volvió con un cesto de mimbre, al que le había atado dos trozos de cuerda, a modo de mochila. El guerrero se colgó la mochila a la espalda, cogió al bebé y lo puso en el cesto. Después ayudó a Arnellë a levantarse y se pusieron en marcha.
Salieron por la puerta de la casa, y vieron una ciudad hundida en el caos y el humo, había armas por los suelos y la sangre corría en hilos por las paredes de los edificios. Corrieron a la máxima velocidad que le era posible a la elfa herida, que aún lenta era capaz de alcanzar al enano.
El sol se elevaba en lo alto del cielo cuando consiguieron salir de la ciudad sin ser vistos y descansaron junto a un riachuelo de agua clara. Arnellë se lavó la herida y con ayuda del enano, se ató un trozo de tela arrancado de sus ropas alrededor de la herida, para evitar que se desangrase. Bebieron y descansaron por un rato, que a la angustiada madre se le hizo corto, pero que el enano sintió como edades.
Ya había pasado el mediodía cuando emprendieron de nuevo la marcha, dirigiéndose hacia el sur, llegaron al corazón del Bosque de Region, y por la noche, cuando pararon para dormir, estaban a poca distancia del río Aros. Acamparon en un claro, a la luz de las estrellas, y mientras Arnellë le daba el pecho al bebé, el guerrero enano volvió de recoger leños para encender un fuego.
-¡Oh! Lo siento, mi señora… no pensaba que…-dijo el enano alarmado.
-No pasa nada, no me enfadaré con mi salvador por un descuido, y el de mi hijo.- dijo Arnellë con un tono dulce y en cierto modo sospechoso.-Pero, todavía no sé como se llama mi salvador, ¿puedo saber su nombre?
-¡Oh! Disculpe, pero con todo esto de la huida se me había olvidado por completo, cómo he podido ser tan maleducado. -se disculpó el enano, humillado por el descuido- Mi nombre es Ulgabil Kibul, pero todo el mundo me llama solamente Kibul. Trabajo en las montañas, soy herrero de profesión, ¿sabe? -dijo Kibul en un tono amable- ¿Puedo haceros yo ahora la misma pregunta, mi señora?
-No tiene ninguna importancia, sé lo importantes que son la cortesía y la educación para un enano, pero no se sienta mal, Kibul. Mi nombre es Arnellë, y este es mi hijo Olostarin. Estábamos esperando a mi marido cuando le encontramos, pero ahora ya no tengo ninguna esperanza de volver a verle…- dijo Arnellë conteniéndose las lágrimas.
Cuando Kibul encendió un fuego, comieron unas tiras de carne seca y al poco tiempo el bebé se quedó dormido. Arnellë y el enano se quedaron hablando un buen rato, hasta que el enano se quedó dormido en mitad de una frase.
-Mi herida está cada vez peor, cada vez me duele más, aunque ya ha dejado de sangrar- dijo Arnellë. -No se preocupe usted, mi señora. Mañana por la mañana, en cuanto me despierte iré a buscar unas plantas en la ribera del río, y con ellas prepararé un ungüento para…- dijo el enano sin poder acabar, interrumpiéndose con un ronquido.
La luz de la mañana iluminaba las hojas de los árboles y resplandecía en las gotas de rocío cuando Kibul se despertó sobresaltado. Al mirar hacia los lados no vio ni rastro de Arnellë, la elfa había desaparecido y había dejado allí al bebé. Kibul miró al pequeño elfo con ternura y sintió pena por él. Olostarin estaba dormido todavía, pero no tardaría en despertarse y reclamar el desayuno, así que el enano lo cargó en la mochila y marchó en busca de raíces. Pronto llegaron a un árbol, y Kibul descargó al bebé y comenzó a escavar bajo el árbol. A muy poca profundidad, Kibul encontró las raíces que buscaba, y guardando unas pocas en una bolsita de cuero, volvió a cargar al bebé y se encaminó al río. A mitad de camino el elfo se despertó y al poco tiempo comenzó a llorar de hambre. Kibul entonces, corrió hacia el río, ahora andando hacia el este, hacia el camino de los enanos. Al llegar al río, Kibul trituró las raíces que había recogido y mezcladas con agua se las dio de comer a Olostarin. El pequeño elfo, aunque no muy complacido por el sabor amargo de las raíces, comió hasta llenarse, pues tenía verdadero hambre.
Así, en unos días, el enano y el elfo llegaron a Nogrod, por el camino de los enanos. Kibul llevó al elfo a su casa, y lo cuidó y lo crió hasta mucho tiempo después, cuando, después de la caída de Gondolin, su tío Tinwë encontró al joven elfo. Olostarin, ahora llamado Nornion, fue feliz junto a Kibul, que lo cuidó y educó tan bien como le fue posible, y el elfo creció y aprendió la lengua secreta de los enanos, y aunque no fue nunca aceptado por el pueblo en general, encontró amigos. Pero sus amigos crecían más rápido que él, y pronto se aburría y caminaba solo por la ciudad. Pocas veces le permitían salir de las montañas, aunque por aquellos tiempos realizaron numerosos viajes a Belegost, y aun a veces a Ossiriand, no eran muy a menudo y Nornion los disfrutaba como si la vida se le fuese a acabar a la mañana siguiente. La vida con Kibul y los enanos, era tranquila y reconfortante, pero no le permitían ser del todo libre, como a él le gustaba.
[Â…]
Con la Guerra de la Cólera y la llegada de el ejercito de Eonwë, Morgoth fue destruido, y las criaturas del mal disipadas o muertas. Una vez ganada la Guerra y derribada Thandorodrim, los Vanyar volvieron con Eonwë, y con ellos partieron muchos de los eldar que vivían en la Tierra Media. Una de estas elfas, fue Arnellë, pues estaba confundida y avergonzada. Ella, después de dejar a Olostarin al cuidado de Kibul, había partido a la isla de Balar, donde curaron sus heridas y encontró reposo junto a su madre y su padre. Arnellë se sentía deprimida, alejada de este mundo, y aún cuando estuvo curada de sus heridas no tuvo fuerzas para volver a buscar a su hijo. Después de los combates de la Guerra, la tierra tembló, y la forma de Arda cambió. Los océanos se tragaron a las tierras de Beleriand, y el continente quedó sumergido en las aguas, para siempre.
Así pues Olostarin creció huérfano, que no solo, pues Kibul había sido como un padre para él, además de su tío Tinwë, que había ido a visitarle muchas veces. Cuando los enanos de Nogrod y Belegost se exiliaron a las mansiones de Khazad-dûm, Kibul y Olostarin decidieron partir, junto con la familia de Kibul, y allí vivieron, en una hermosa mansión bajo las Montañas Nubladas. La partida de Ered Luin, resultó muy dolorosa para Olostarin, que durante mucho tiempo vagó por sus laderas, y bajando por el Oeste contemplaba el mar con una enorme mirada de pérdida. Felices fueron los días en Moria, y allí crecieron los hijos de Kibul; Tarbul, Cerbul y Saedûl.
Pero poco tiempo vivió el anciano enano en la casa con la que tanto tiempo había soñado. Pues poco más de veinte años vivió Kibul en Moria, y en un día de verano, en una noche de lágrimas y sollozos murió Kibul, el que había sido el padre de Olostarin. La familia del enano, incluido Olostarin sufrió mucho su pérdida, y Olostarin decidió alejarse de Moria y de cualquier cosa que le recordase a Kibul. Así pues, partió a Lindon, en busca de su tío, pero a su llegada a la ciudad, descubrió que su tío había partido, de viaje hacia el este. Sin pensárselo dos veces, Olostarin se equipó y partió en caballo en busca de su tío. Muchos años pasó Olostain buscando a Tinwë, pero al cabo de alrededor de cinco años, lo encontró. Juntos volvieron del este y vivieron en Lindon por mucho tiempo.
[Â…]
Al cabo de muchos años, el joven Elrond encontró un valle escondido en el pie de las Montañas Nubladas, Imladris. Allí se refugiaron la mayor parte de los noldor de la Tierra Media, y allí vivieron Tinwë y Olostarin. Imladris era un remanso de paz y tranquilidad, donde los elfos gozaron de una sosegada calma, sin contratiempos ni infortunios, disfrutando de las noches acompañadas de hermosas canciones. Olostarin adquirió allí el nombre de Alagos, que significaba huracán en la Lengua Noble. Pues era rápido como el viento en sus cabalgaduras, y ni los más rápidos de los jinetes podían hacerle frente en carrera.
Allí se dedicó por mucho tiempo a la música, a cantar y a componer, pues era más ducho con la mente que con las manos para otra cosa que no fuese forjar. Aunque sabía tocar diversos instrumentos, su voz era clara y llenaba de imágenes y alegres sucesos a todos aquellos que la escuchaban, que se sumergían en distantes y desconocidas situaciones.
Su estancia en Rivendell fue, como ya se ha dicho, calmada, por lo que pocos viajes realizaron Tinwë y Olostarin, aunque pasaban largas horas encerrados en una habitación o paseando por los hermosos jardines del valle, mientras Tinwë contaba a su sobrino inquietantes historias sobre reinos lejanos, países y tierras desconocidas de más allá del este. Allí, al poco tiempo, Tinwë le entregó a Olostarin una joya de oro, con forma de fruto y adornada y rematada con láminas de rubí, y un tapón y una esfera en su interior de rubí también. Tinwë le contó entonces la larga historia de cómo encontró el Yaverilmirë, y le dijo:
–Este es el Yaverilmirë, lo encontré muchos años atrás, en el este, en la orilla del mar de Rhûn. Es una hermosa joya, pero ten cuidado pues guarda un secreto que no fui capaz de descubrir y mi corazón me dice que no traerá nada bueno desvelarlo. Pero confío en ti, sé que podrás descubrir que se oculta tras esta pequeña joya, y conseguirás desentrañar el misterio que tan fielmente oculta esta inscripción- dijo Tinwë abriendo la joya al tiempo que descubría en ella la inscripción circular que rodeaba a la esfera de rubí- Yo soy mayor ya, los años empiezan a pesar en mi corazón y no me encuentro con fuerzas suficientes como para ayudarte en esta misión que tan dolorosamente te encomiendo. Pero has de saber, que no estarás solo cuando emprendas tu viaje, pues un fiel amigo mio te seguirá allá a donde vayas, Olostarin.-Y diciendo esto, Tinwé cerró la joya, y extendiendo el brazo hacia el pecho de su sobrino, le entregó la pequeña flor de oro y desapareció musitando un susurrado Namárië.
Los días pasaron largos en el país de Rivendell, y sin muy grandes acontecimientos, aunque se cuenta que Olostarin encontró por los bosques a una elfa, de la que se enamoró y con la que tuvo un apasionado romance. Algunos rumores hablaban incluso de un supuesto hijo de la pareja, pero estos rumores, como tantos otros nunca llegaron a confirmarse.
Las cosas fuera de Imladris empezaban a enturbiarse, Sauron se revelaba ahora contra los pueblos libres y amenazaba a elfos y hombres. Fue entonces cuando Gil-Galad, acompañado por Elendil y su ejercito, marcharon a las puertas de Mordor dispuestos a hacerle la guerra a Sauron, el Señor de los Anillos. Junto con las tropas de Elrond, marchó Olostarin, montado en un blanco caballo sin la compañía de su tío, que empezaba a sentirse abrumado por la Tierra Media y anhelaba cada vez más, marchar a Valinor y descansar. Allí, en la llanura de Dagorlad, frente a Mordor, las tropas de la Última Alianza se enfrentaron a los orcos de Sauron, y al fin, con mucho sufrimiento consiguieron la victoria.
[Â…]
De regreso a Imladris, al fin de la Segunda Edad, Olostarin empieza a dar clases de herrería a los hijos de Elrond, Elladan y Elrohir. Olostarin había aprendido durante su juventud, el arte de la herrería de Kibul, uno de los más grandes herreros de Nogrod. Así pues, Olostarin fue elegido por Elrond para enseñar a sus hijos las técnicas básicas de forjado, modelado y tallado. Durante unos pocos años, Olostarin se dedicó a impartir clases de herrería entre los elfos de Rivendell, pues descubrió en él una habilidad para enseñar a sus alumnos a base de canciones, compuestas y cantadas por él mismo. Durante este tiempo, Olostarin fue llamado por sus alumnos, Tannyello, que significaba Herrero-cantor, aunque luego el nombre se empezó a extender y muchos elfos de Imladris le conocieron por ese nombre.
Cuando los hijos de Elrond crecieron, Olostarin marchó de viaje a Moria, pues deseaba volver a ver a los enanos, a la descendencia de los hijos de Kibul. Allí permaneció por muchos largos años, pues ya se había ganado un lugar entre los naugrim, y su nombre se canta todavía en las más antiguas canciones de los enanos. Por este tiempo, los viajes de Olostarin volvieron a ser intensos y continuados, parando en Imladris a penas para recoger provisiones y descansar, pues ahora pululaba mucho por el este, más allá del mar de Rhûn.
[Â…]
Después de este tiempo, Olostarin tuvo numerosos encuentros con los enanos de nuevo. Naín I había muerto y los enanos habían marchado de Moria y se habían refugiado en la fortaleza enana de Erebor, la Ciudad bajo la Montaña. Allí visitó Olostarin a los enanos durante muchos años, ayudando incluso a la construcción de las moradas enanas y en su establecimiento allí. Participó en la batalla de Nandhuirion y luchó contra los orcos de Moria, aunque ni con su ayuda los enanos pudieron salvar sus viviendas y su pueblo.
[Â…]
Un gran acontecimiento sucedió años más tarde en Rivendell. Estel había llegado, y siendo solo un niño había quedado huérfano, Elrond se hizo cargo de él y le educó y le cuidó como a un hijo propio. Y como tal, Olostarin, ahora de vuelta, se encargó de enseñar al heredero de Isildur lo más básico sobre la forja así como a explorar y espiar sin ser visto ni sentido. Estel aprendió mucho de Tannyello, como se había vuelto a llamar Olostarin, y a él, a demás de a otras personas se debió más tarde sus habilidades como montaraz. Además, bastantes años más tarde Olostarin forjó de nuevo la espada de Narsil para Aragorn, y en los años que siguieron, no ocurrió nada más importante en la historia de Olostarin. Pues a parte de unos misteriosos viajes a Lorien para nadie sabe qué, vivió siempre en Rivendell, hasta el final de la Tercera Edad.
[Â…]
Años más tarde, en los días que fueron de los Hombres, Tinwë, al igual que muchos otros elfos, entre los que no se encontraba Olostarin, partió a las Tierras Imperecederas, después de acabar su libro. Olostarin, recordando entonces la promesa que años atrás acordase con su tío, permaneció en la Tierra Media, intrigado a la vez por la joya que tanto tiempo había permanecido en el olvido y empujado además por el cariño que sentía por Tinwë. Por aquel entonces, Varyamo Lintesereg, capitán de Gondor y Arnor, junto con el Rey Elessar y Elfwine el Justo partieron a la Guerra en el este, pues el Rey de Haraband, capital de Rhûn, se había levantado en armas contra los hombres del oeste. Olostarin vio entonces una gran oportunidad para descubrir algo sobre la Joya, pues en la guerra también participaban los elfos avari de Cadraldôst, a orillas del Mar de Rhûn, donde antaño, Tinwë su tío, encontrase la Joya. Partió entonces hacia el este, a la guerra, en busca de respuestas y secretos que debía encontrar, y allá en el este vagó por muchos años, y encontró muchas respuestas y aún más preguntas…
[No sabía cómo meter a Cadraldôst y Haraband para enlazarlas con mi historia, a falta de ideas, pues me he alistado en la Guerra de Aragorn_II. Espero que no le importe tener a un soldado más. :-] Os dejo una imagen de Olostarin
]
Cita: Olostarin
Saludos
[ Este mensaje fue editado por: Arndir on 24-01-2010 17:44 ]
26/01/2010 at 0:20 #303367
CudesasParticipantNombre: Eärondûr Anaire
Raza: Hombre de Gondor
Lugar: Marca Verde (Gondor Sur)
Descripción física: Es un hombre joven de la nobleza de Gondor, emparentado con los Señores del Poros y de Sinya Gûlninquë y en menor grado con el linaje real.
De complexión atlética, ojos grises como su antepasado Eärondûr y el cabello rubio; según su abuela paterna, Remmirath, éste es el único detalle que lo diferencia de su tatarabuelo Eärondûr cuando era joven.
Historia del personaje (co-escrita por Ancalime-Anarel): Eärondûr, hijo de Beriadan, hijo de Remmirath, hija de Eärendil, hijo de Eärondûr, antiguo señor de Vanwendor que abandonó el este.
Lentamente las nieves de las Ered Meneltobas iba desapareciendo según avanzaba el año 80, el cortejo funerario de Anarel Elamarth hacía meses que había alcanzado su destino y la matriarca ya descansaba bajo los frondosos bosques de Ithilien.
La joven Remmirath, que había pasado los últimos años cuidando de su abuela paterna Anarel, estaba terminando de organizar el que sería el último viaje de regreso a Gondor, las pocas personas que habían rehusado unirse a estos viajes serían ciudadanos libres de Vanwendor, pues el Reino Unificado terminaría en cuanto ella atravesara las hermosas puertas de Meluvenorë.
Una fresca mañana primaveral, este último grupo de ciudadanos del Reino Unificado de Vanwendor partió al fin con destino a la ciudad de Osgiliath, donde se había asentado toda la familia de Remmirath y gran parte de sus amigos y antiguos vecinos.
El anciano Eärondûr llevaba varias semanas en n compañía del rey Elessar discutiendo sobre el futuro de los emigrantes de Vanwendor, la discusión se había alargado debido a la última guerra de Gondor tras la cual habían conseguido pacificar la región de Harondor hasta la orilla septentrional del río Harnen.
En aquella guerra habían combatido los dos hijos de Eärondûr, Ancalime y Eärendil, junto con sus parejas y varios guerreros de Vanwendor. Este apoyo, unido al alto linaje de Eärondûr, consiguió finalmente que el rey Elessar le cediese el nuevo territorio de Harondor, el cual comenzó a conocerse como Marca Verde. Sus tierras se extendían entre los cauces del Poros al norte y el Harnen al sur, y al este el límite lo establecían las Ephel Dûath.
Gran parte de los antiguos habitantes de Vanwendor se mudaron a aquellas tierras, lo primero que hicieron fue reconstruir las cinco grandes fortalezas de la Marca, tres de ellas a lo largo del camino que unía Gondor con Harad, y las otras dos una a cada lado de dicho camino, construidas en ligeros remontes desde los que se podía vigilar grandes extensiones de la Marca Verde.
Cuando estas fortalezas estuvieron reparadas, el anciano Eärondûr decidió dividir la Marca en dos partes: el Señorío del Poros al oeste del Camino de Harad y el Señorío de Sinya Gûlninquë al este. La población de estos Señoríos comenzó a crecer según aumentaba la tranquilidad y estabilidad de la zona, antes de que terminase el primer siglo de la Cuarta Edad ya existían en la Marca seis poblaciones de tamaño importante.
La más conocida de todas ellas fue Sinya Gûlninquë, el lugar donde se asentó Eärondûr. Allí se construyó una hermosa torre-biblioteca al estilo de la existente en el corazón de las Ered Meneltobas y fue donde Eärondûr comenzó a recopilar todas sus vivencias. Con el tiempo la biblioteca de Sinya Gûlninquë consiguió un gran reconocimiento al contar con leyendas, mapas e historias de lejanas tierras y se la consideró como uno de los principales centros de erudición tras Rivendel y Minas Tirith.
El tiempo fue pasando y llegó el momento en el que Eärondûr legó todas sus responsabilidades a sus hijos y comenzó a pasar largas temporadas recluido en su biblioteca. Eärendil se hizo cargo del Señorío de Sinya Gûlninquë, mientras que Ancalime hizo lo propio con el del Poros.
La esposa de Eärendil, Hanna, era la heredera de Isilieldël, Princesa de Ithilien, por lo que sus dos hijos mayores, Beregond y Thinedhel, pasaban largas temporadas en la corte del Rey. De las tres hijas menores, era Remmirath, la más joven, quien más se hacía cargo de su abuelo Eärondûr, pues además de un gran cariño, la joven siempre había mostrado gran interés por conocer todas las vivencias de su antepasado.
Remmirath había contraído matrimonio con un humilde terrateniente de Anórien, el cual vendió todos sus bienes y se trasladó a la Marca Verde a vivir con la familia de su esposa. Tuvieron cuatro hijos, el tercero de ellos fue el único varón y recibió el nombre de Beriadan.
Cuando llegó a la edad adulta y dado que el gobierno de la Marca Verde recaía en sus primos mayores, Beriadan partió a las tierras de su padre al norte de Gondor y sus pasos le llevaron a servir como soldado bajo las órdenes del rey Elfwine de Rohan. Conviviendo con los rohirrim conoció a una bella dama de dorados cabellos, Estrith, con quien contrajo matrimonio.
Vivieron varios años tranquilos y felices en Rohan durante los que tuvieron tres hijos varones, pero varios ataques se sucedieron en la Marca Verde y tuvieron que enviarse refuerzos. Beriadan y su familia decidieron entonces regresar al Señorío de Sinya Gûlninquë para ayudar en su defensa.
Fueron años muy duros, las batallas parecían interminables, perdurando tanto en el tiempo que incluso los tres hijos de Beriadan llegaron a la edad adulta y combatieron junto a su padre y sus tíos y primos. Finalmente en la primavera del año 156, las huestes de la Marca Verde consiguieron expulsar a sus atacantes al lejano Harad y comenzó una nueva época de paz y tranquilidad en aquellas tierras.
Un año después, Estrith dio a luz una pareja de gemelos, los cuales debido al parecido con sus antepasados, recibieron el nombre de Anarel y Eärondûr.
Anarel fue desde el primer momento la mascota de sus hermanos mayores, una princesita en miniatura vestida y peinada por las doncellas de su madre. Era una niña seria y formal, fácil de entretener y que no hacía mucho ruido. Si se la dejaba en una estancia con un libro o un juguete, era seguro que al volver se la encontraría justo en el mismo lugar.
Eärondûr, por el contrario, sólo se podía localizar dentro del castillo por el estruendo que organizaba a su paso. No quedaron ya gatos en las cocinas, hartos de que les atara el menaje de cocina a la cola, y los perros de caza de Beriadan sólo se encontraban a gusto pegados a los talones de su amo, a salvo de las bromas del benjamín de la familia. Antes de cumplir los siete años ya había tenido quemaduras de diversa consideración en manos y brazos por su afición a investigar las propiedades del fuego; víctima de uno de estos experimentos había sido un hermoso tapiz de factura élfica traido de Ithilien, que sirvió a la dama Brehil para sofocar las llamas del cuerpo de su hijo.
A pesar de sus opuestos caracteres, los mellizos estaban muy unidos: hasta el final de la niñez compartieron alcoba, y eran incapaces de dormir el uno sin el otro. Anarel solía defender a su hermano ante los demás por los problemas que le traían sus travesuras, y demostraba para ello un empecinamiento inusual en una niña de un carácter tan dulce para todo lo demás. Ello no impedía que ambos hermanos se enzarzaran con frecuencia en largas discusiones sin que nadie pudiera terciar en ellas, a riesgo de verse atacado por ambas partes.
Al llegar a la adolescencia, ambos hermanos pasaron largas temporadas en Sinya Gulninquë. La casa de Thorondil estaba muy orgullosa de su extensa biblioteca, que recibía a estudiosos y copistas llegados incluso desde Minas Tirith, y se animaba a las jóvenes generaciones para que perseveraran en el estudio y el aumento de los conocimientos. Los jóvenes de todas las ramas de la familia convivían durante largas jornadas de estudio, aligeradas por diversiones como bailes, juegos de mesa o al aire libre, y partidas de caza por los alrededores. Los hijos de Beriadan eran apreciados por sus condiscípulos, a pesar de que se consideraba a Anarel algo formal y distante, y de que la cercanía de Eärondûr podía suponer accidentes y castigos por parte de los adultos.
El joven Eärondûr había heredado la inquietud y volubilidad de su antepasado homónimo, en la extensa familia Thorondil habían nacido muchos miembros de carácter similar al del patriarca, pero nadie tan idéntico como este joven muchacho; incapaz de pasar una hora sentado y centrado en el mismo asunto, sus maestros no sabían cómo tratar con él, pero aún así, siempre destacó su inteligencia y capacidad de observación sobre las del resto de sus primos.
Pero estas notables capacidades no le libraban de los castigos de los adultos y Eärondûr pasaba largas noches castigado en la torre de la biblioteca, hasta que tuvo lugar un pequeño incidente con un antiguo tapiz que estaba cerca de una de las chimeneas del pequeño salón de estudio de la última planta, tras el cual sus castigos se trasladaron a un pequeño cobertizo de piedra muy próximo a la biblioteca.
Por un motivo similar también se le prohibieron las visitas nocturnas al pequeño estudio donde el viejo Eärondûr pasó los últimos años y donde se guardaban los libros más importantes, excepto si era otra persona quien portaba el candil.
A los más jóvenes de la Casa Thorondil no sólo se les instruía en antiguos saberes, la vida en la Marca Verde no era del todo pacífica, por lo que también debían conocer las artes de la guerra y a utilizar correctamente las armas.
Por suerte o por desgracia, muchos mercaderes de pueblos lejanos atravesaban las tierras de la Marca y algunos traían extraños artilugios capaces de explotar y formar una nube de preciosos colores. Un día de verano, al joven Eärondûr se le ocurrió que podría utilizar uno de estos artilugios para destrabar una de las puertas del sótano de la Torre, pero calculó mal el tamaño necesario; la puerta quedó hecha añicos, los cimientos de la biblioteca tuvieron que ser reparados y estuvieron varias semanas sacando astillas de la espalda del joven.
El invierno antes de que Eärondûr cumpliese los veinte, los más jóvenes de la familia organizaron una pequeña competición en una escarpada ladera de las Ephel Dûath, cerca de la biblioteca. No era la primera vez que se organizaba una competición similar, normalmente se formaban dos equipos, por un lado los descendientes de Ancalimë y por otro los de Eärendil; en las últimas competiciones la victoria había sido siempre para miembros del equipo de Ancalimë y parecía que esta vez ocurriría lo mismo.
A la prueba final habían llegado Eglomer, las hermanas Galadhel y Gilwen, Minyatur y Bérod del equipo de Ancalimë y Eärondûr del equipo de Eärendil. Los seis debían recoger un ejemplar de una hermosa planta que sólo crecía en las cumbres de aquellas montañas y llevarlo a la biblioteca para que uno de los expertos en botánica confirmara que se había superado la prueba.
Eärondûr fue el segundo en llegar a la biblioteca, cuando lo hizo se encontró con su primo Bérod al que acusó de haber hecho trampas, Eärondûr sostenía que su primo no había ascendido hasta la cumbre, pues nadie le había visto al final de la carrera, así que debía tener escondido un ejemplar de la planta en algún sitio.
Bérod decía que sí había ascendido, pero por un camino diferente al de sus primos. La discusión no terminaba y al final acabó en una fuerte pelea entre ambos.
Durante la pelea se derramó un candil con aceite sobre las cortinas y alfombras, y al ser invierno la chimenea estaba encendida por lo que ese accidente provocó que rápidamente se incendiara toda la sala poniendo en peligro un gran número de volúmenes de la biblioteca.
Tras esta pelea ocurrió algo excepcional, por primera vez desde la fundación de la biblioteca se prohibió a un Thorondil el acceso a la misma, Eärondûr debería continuar sus estudios fuera de la Torre de Sinya Gûlninquë.
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Mapa de la Marca Verde:
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[ Este mensaje fue editado por: Cudesas on 21-02-2010 23:37 ]
02/02/2010 at 1:05 #303368
TheodorosParticipant*Nombre del personaje : Ceryon Khanndak
*Raza y lugar de procedencia : Hombre de Rohan
*Sedónimo:Rakanád
* Descripción: edad, apariencia física, profesión, personalidad: Ceryon nació en el año 144 de la C.E
Es de tez muy blanca, ojos grises, cabello negro, que suele usar largo, casi le llega hasta los codos. Mide 1, 89, y pesaba alrededor de 80 kilos, aunque gran parte la tiene en sus fornidos brazos, ya que de torso es mas bien flaco.
* Historia del personaje
Desde pequeño se intereso por el ejército, y a los 19 años ya había ingresado en el, en la división de infantería.
A los 21 años, ocurrirá el suceso que más cambiará la personalidad de Ceryon: la muerte de su padre, de una taque al corazón, y tres meses después, cuando Ceryon todavía no se había recuperado de ese duro golpe, su Madre fallece de pena por la muerte de su esposo.
Tras estos trágicos eventos, Ceryon, que solía ser un hombre divertido y muy extrovertido, deja a un lado esta faceta, para pasar a ser estrictamente reservado.
A la edad de 31 años llegó a ser Mariscal de la Marca. Lo fue durante tres años, cuando se mostró disconforme con las decisiones del Rey, por ese entonces, el nieto de Elfwine. Hubo una fuerte pelea (verbal) entre ellos, y esa misma noche, abandonó Rohan, diciéndose a si mismo que no podía estar bajo las órdenes de alguien a quien no apoyaba, y más aún, de alguien que no lo respetaba.
Desde entonces deambula por la Tierra Media, sin quedarse demasiado tiempo en ninguna parte, ya que es perseguido por su nación, con el título de Traidor.
Luego ampliare la historia
02/02/2010 at 17:28 #303369
Elfo_NegroParticipantPor fin he acabado la Biografía del angelito:
Nergol
Humano oriental
40 años
1Â’80m
71Kg
…
(es más fácil ver el dibujo de abajo)
Profesión: ladrón y asesino.
(no es malo por naturaleza, ni un psicópata, es lo que la vida le ha hecho ser… eso sí, se ha dejado llevar con complacencia).
Nace el 139 CE en Adûdran (hijo de Moinu, una prostita, y de… parece ser que de un soldado).
Su infancia no es precisamente interesante ni agradable, por lo que paso directamente a hablar de su adolescencia.
A los 12 años entra en la banda criminal de Burbar de Aridor con los que cometrá sus primeros robos. No pasan ni tres años cuando, debido a un asalto no demasiado limpio, comete su primer asesinato.
Se endurece rápidamente, convirtiéndose en un cabroncete la mar de peligroso. A los 15 años se cree lo suficientemente duro como para trabajar “por libre”, así que abandona la banda de su mentor y se embarca en una espiral de violencia: cometiendo toda clase de delitos. A los 17 años recibe una paliza brutal propiciada por Burbar, al que el joven delincuente estaba empezando a comer terreno y, es obligado a reingresar en la banda.
Durante 5 años se convierte en un empleado modelo: roba, asesina, viola,Â… sin rechistar; pero Nergol no olvida, es vengativo,Â… y no perdona a Burbar la paliza que ordenó darle ni los cinco años en que lo ha convertido en poco más que un esclavo, así que, un día cualquiera (hacía bastante calor), de repente y sin previo aviso, irrumpe en la casa de Burbar y, de manera sádica, lo mata a él y a toda su familia.
Decide que lo mejor es abandonar la ciudad, ahí tiene los días contados, Burbar no caía bien a nadie, pero lo que ha hecho Nergol no se consiente ni en el mundo del ampa.
Pasa 10 años vagando por las estepas muertas, unas veces pasándolo mal y otras haciéndoselo pasar mal a otros. Sufrirá hambre y sed: es un mundo hostil pero se adaptará, su unirá a los que sobreviven. Durante un tiempo se enrolará como mercenario en algo que puede llamarse ejército, pero al poco desertará, lo suyo no es obedecer ni ser parte de un grupo numeroso.
A los 33 años, cansado y esperando que su cara y nombre se hayan olvidado, regresa a Adûdran. Algunos no lo han olvidado, pero ya a nadie importa lo que hizo (su madre ha muerto, pero eso sí que no le importa a nadie, ni siquiera a Nergol).
Han pasado los años, Nergol tiene ya 40, se ha instalado más o menos bien en un barrio de trabajadores, vive con Turinia, una prostituta de lo más fina y selecta de la ciudad; él sigue en lo suyo: el robo y el asesinato (sin hacer ascos a otras especialidades del ramo). Su mayor mérito es saberse mantener en equilibrio con las nuevas fuerzas de los bajos fondos (ni pertenece a ellas ni compite con ellas), se ha labrado un nombre, es discreto y terriblemente efectivo, tanto que, su trabajo independiente, a veces se ve completado por encargos especiales de las distintas bandas criminales.
Otro de sus méritos es que ha sabido mantenerse alejado de la “justicia”, es conocido en los barrios bajos pero, más allá podría pasar por un ciudadano honrado (si no fuera por su mirada despiadada y su pose pendenciera, claro).
[ Este mensaje fue editado por: Elfo_Negro on 02-02-2010 19:26 ]
02/02/2010 at 22:15 #303370
FinlaureParticipant*Nombre del personaje: Mazan ; Originalmente: Nazangzor en Khuzdul significa "Nacido del Fuego". Sobrenombres: Mazan el Artesano, Nazan.
*Raza y lugar de procedencia: Enano (Aglarond)
* Descripción:
Mazan, enano de Aglarond, nacido el 2988 de la Tercera Edad en Erebor, 47 años despúes de la muerte de «Smaug el Dragon», El padre de Mazan era Findor, uno de los Enanos de Dain II, Rey Enano de la Montaña Solitaria por esta época.
-Física:
Mazan es un enano corto de talla y rechoncho, pero a su véz poseé una gran fuerza y fortaleza en las extremidades, las cuales son muy robustas. Su áltura es de 143 cm, la cuál se aproxima a la altura media de los de su clase, su peso no alcanzará los 80kg. Sus cabellos antaño fueron castaño oscuro, pero con el tiempo han adquirido un tono gris palido y su téz rubicunda esta dorada por los continuos años soportando el fuego de la fragua. Mazan poseé, como todos los naugrim, una potente visión que le permite ver con mayor facilidad en la oscuridad de las cavernas.
-Cultural:
Mazan ha vivido muchos años en la Montaña Solitaria, y por tanto a heredado las costumbres típicas de su tierra. Luce una larga barba gris blanquecina repleta de trenzas, rambien una fornida cota de malla, remachada con protecciónes en plata y cobre, unos ajustados pantalones de cuero que estan practicamente cubiertos en su totalidad por unas grandes botas de cuero repujado, casi siempre porta su yelmo metalico, con grabados en Khuzdul y el escudo de la Casa de Durin. Al igual que su señor Gimli, Mazan no guarda ningun tipo de rencor hacia los Eldar, aunque tampoco es que conozca gran cosa de ellos, salvo lo que su señor le ha contado en sendas ocasiones. A lo único que Mazan muestra gran respeto es a las bastas extensiónes de Agua y a los enfados de Ulmo (Señor de las Agua), Mazan venera sus antepasados por encima de todo, veneración sólo superada por la que siente por Aulë, su hacedor. Como perteneciente al pueblo de Durin, cree que su rey es un único enano, Durin el Inmortal.
-Personalidad:
La personalidad de Mazan ha sido forjada durante muchos años por factores diversos, pero no se difiere mucho a la del resto de los Naugrim, es sobrio y tranquilo, muy posesivo y algo desconfiado. Además de esto, Mazan es un tenáz guerrero, que no da cuartel y nunca retrocede. Mazan siempre alude a un viejo dicho Enano, que dice: « Nunca hubo un amigo que hiciese un favor a un enano, ni un enemigo que le hiciese un mal, que no se viesen pagados por entero»
-Equipo:
Las Armas de Mazan son las hachas y los martillos por excelencia, siempre en su mano diestra empuña a Azgazan (Hacha del Yermo), regalo de su padre, aunque nunca pronuncía su verdadero nombre, ya que está en la ancestral lengua Khuzdul de los Enanos, y bien se sabe que esta lengua no es facilmente conocida.
En su espalda siempre se sujetan con una ingeniosa baina, de su propia invención, 3 martillos, de diferentes tamaños, que Mazan usa para el trabajo en la fragua, no obstante, no dudará en usarlos tambien en un combate si fuera necesario.
En su mano zurda, su firme escudo con el Simbolo de la casa de Durin y rodeado en miniatura por los escudos de las grandes casas de Erebor.
Ademas de la armadura de cota de malla antes citada, y una capucha de color Azul índigo, hay poco más que Mazan deje ver a los desconocidos.
* Historia del personaje:
Tras su nacimiento en 2988 de la Tercera Edad, Mazan, fue criado por Findor en las extensas galerías del Reino Bajo la Montaña, desde su adolescencía pasó largas temporadas picando la roca, moldeando el hierro y estudiando Ingeniería. Su padre Findor, le inculco un gran amor por las gemas, y Nazan aprendío desde muy joven a encontrarlas en el interior de la roca viva.
Durante más de 30 años la vida de Nazan (su nombre original en Khuzdul, conocido por pocos, uno de ellos Findor, su padre) discurría tranquila bajo la protección de tan bastas paredes de piedra, lo que mantenía al joven enano en la ignorancía y la indiferencía ante las horribles atrocidades que se cometían por toda la Tierra Media a manos de los lacayos del Señor Oscuro. Y es qué, el joven Enano no había conocido a ninguna otra criatura que no fueran, los enanos de Erebor. No obstante, Nazan conocía multitud de historías de Dragones y Elfos contadas de boca de su padre Findor, y estás despertaban en el Enano un sentimiento de aventura, que era rapidamente apaciguado por el Anciano Enano, bajo las palabras de:
-El mundo exterior es demasiado grande para un Enano, mi joven primogenito, Nazan, nuestro sitio ha estado, y estará siempre bajo la roca, aqui nacemos y aquí hemos de perecer.
Sin embargo, Nazan, siempre se ilusionaba al imaginar un nuevo reino bajo la roca, en el cuál hubiera muchas gemas y galerías por descubrir y construir.
[…]
Corría el año 3019 en el tiempo en que los grandes ejércitos sitiaban Minas Tirith, una hueste de los aliados de Sauron que venían amenazando desde hacia mucho las fronteras del Rey Brand, cruzo el Rio Carnen, y Brand fue obligado a ceder hasta el Valle. Alli recibió ayuda de los Enanos de Erebor; y tuvo lugar la gran batalla al pie de las Montañas. Duró tres días, pero al final tanto el Rey Brand como el Rey Dáin Pie de Hierro resultaron muertos, y los Hombres del Este obtuvieron la victoria. Pero no pudieron tomar las Puertas, y muchos, tanto enanos como Hombres, se refugiaron en Erebor y resistieron allí. Cuando llegaron nuevas de las grandes victorias en el Sur, el ejercito septentrional de Sauron sintió un gran desanimo, y los sitiados salieron y los pusieron en desordenada fuga, el resto huyo al Este y ya nunca mas perturbo el Valle. Entonces Bard II, hijo de Brand, se convirtió en Rey del Valle, y Thorin III Yelmo de Piedra, hijo de Dain, se convirtió en el Rey bajo la Montaña. Enviaron sus embajadores a la coronación del Rey Elessar; y desde entonces los dos reinos fueron siempre amigos de Gondor mientras duraron, y estuvieron bajo la corona y la protección del Rey del Oeste.. Durante la batalla, muchos enanos perecieron, uno de ellos fue Findor, padre de Mazan, y en su lecho de muerte le traspaso en herencía su hacha manchada en la sangre de los Orientales invasores, empuñandola y aún con la rabía contenida por la muerte de su padre y maestro, Mazan arrebtó la vida de muchos hombres para proteger la suya y la de su rey, de lo cual quedó constancia para Thorin III y unos meses tras la batalla y cuando las noticias sobre la supremacia del Reino Unificado de Arnor y Gondor (RUAG) llegarón a Erebor, el Rey Enano no dudo en aceptar la unión de su reino a RUAG, conservando su independecia. Fue entonces cuando Mazan fue llamado a presencía de Thorin III, el cual lo envío conformar una plantilla de Enanos que se unirian en un solido grupo de los más valerosos guerreros y sabios de los Naugrim de la Montaña Solitaria para ayudar a Gimli, un afamado Enano en el Reino, Nazan partio junto a Gimli que acabo convirtiendose en Señor de las Cavernas Centelleantes, las cavernas que se encontraban bajo el Abismo de Helm. Junto con su pueblo (procedente de Erebor), hicieron grandes obras para Gondor y Rohan, como por ejemplo las puertas que hicieron para Minas Tirith, forjadas de mithril y acero, en sustitución de las que había derribado el Rey Brujo.
[…]
Durante más de 100 años, Mazan disfruto de una prospera vida en Aglarond, dondé perfecciono sus artes en la forja y la minería, así como cultivo sus conocimientos en Ingeniería con la gran diversidad de libros que pudo leer en la Ciudad Blanca.
En todo este tiempo, Minas Tirith, Edoras y ciudades de la región se hicieron muy habituales paradas en las rutas comerciales de Mazan con los pueblos libres, y aprendió mucho de estos pueblos, los cuales lo conocian como Mazan El Artesano, en la común lengua del Oestron.
[…]
Pero la vida de Mazan tomaría un cambio repentino con la marcha de su señor Gimli hacia las Tierras Imperecederas en el año 120 de la Cuarta Edad, y pocas cosas lo ataban ya al reino de Aglarond, salvo las grandes galerías y logros de los que él mismo habia sido participe, pero había un sueño en la mente del Enano, la recuperación de Khazad-Dum por los Enanos, las historias de Moria siempre habian encogido el corazón de Mazan, y cuando no pasaba el tiempo confinado en sus aposentos estudiando la Ingeniería y la multitud de gemas que durante largo tiempo habia recolectado en sus laboriosos trabajos en las Cavernas Centelleantes, pasaba las horas fabricando objetos y herramientas que le encargaban guerreros y artesanos de todo Gondor y Rohan. Pero sin duda, Mazan pasaba largas horas estudiando los planos de Moria, e ilusionandose con la reconquista de tan Ancestral Reino Enano.
Aquí una ímagen de Mazan:
[ Este mensaje fue editado por: Finlaure on 03-02-2010 19:20 ]
[ Este mensaje fue editado por: Finlaure on 03-02-2010 19:27 ]
03/02/2010 at 0:30 #303371
aratirModeratorPERSONAJE NARRADOR
*Nombre del personaje: NARUDUD "Hombre silencioso". Otros nombres: Calenên, su nombre de nacimiento.
*Raza y lugar de procedencia: elfo avari de Cadraldôst, en la orilla del mar de Rhûn. Aunque en la cuarta edad se le va más por Dassart, en Khand, y por Adudran-
* Descripción:
Es nieto de los Reyes Élficos de Cadraldôst. Aunque hace mucho tiempo que no visita la tierra de su pueblo y, a pesar de su alta cuna, trabaja como caza recompensas, saqueador de ruinas y lugares legendarios y, en ocasiones, de espía; tanto por su cuenta como por encargo.
Es buen rastreador y explorador, debido a la larga experiencia de transitar por lugares diversos y hábitats distintos. Es obstinado y valiente, a veces algo arrogante y áspero.
Mide alrededor de los 1,90 m de altura y posee complexión fuerte. De ojos claros y cabello oscuro, lleva el pelo corto o a media melena, intentando disimular su condición élfica que es muy mal vista en las tierras de Khand, a las que frecuenta.
* Historia del personaje
(en construcción)
DEL NACIMIENTO DE CALENÊN
Calenên, de la Casa de Celebros, nació durante el año 2483 de la segundad edad, entre los bellos árboles del bosque Taurëruin, en la perdida y olvidada Ãrador. Era el tercer hijo de Araenên, hijo a su vez de la elfa Melêl, y ésta, a su vez, era nieta de Celebros, el primero de aquel honrado linaje de elfos avari.
El bosque Taurëruin era un lugar místico y lleno de leyendas e historias perdidas pues se dice que allí habitó uno de los Señor de los Bosques que durante todas las edades del sol han estado visitando Arda, o al menos así lo recuerda el propio Calenên en sus recuerdos de niñez. En el interior de aquel bosque se hallaba el Ãrbol Rojo, un legendario árbol sembrado con la gracia de Taureon, el maia de los bosques. El Ãrbol daba nombre a los señoríos de su alrededor, herederos del clan Lempë Ohtari, importante en los primeros años de la segundad edad en Ãrador.
Ahora bien, la oscuridad había llegado a Arador y grandes hordas de orcos amenazaron primero y arrasaron después sus campos, convirtiendo lo que antes era un lugar de esplendorosos reinos en un trofeo para la sombra. Sucedió que, en el año 2559 de la Segundad Edad Mellon Vilya, la capital del más poderoso señorío, fue saqueada y arruinada por numerosas hordas de los orcos, donde además murió el último rey de la Casa Lórindol. La oscuridad también llegó al Taurëruin y Melêl y Anfalas, Reyes de la Casa Elfica de Celebros decidieron abandonar, con todo su pueblo, el bosque donde habían nacido y donde se habían criado.
Calenên aún hoy recuerda aquellos días en sus sueños, los rostros apesadumbrados de sus padres, Araenên y Tinnelîl, de sus hermanos mayores, Lalvelas y Gielperi, y de sus abuelos paternos, Melêl y Anfalas, y también recuerda la larga marcha durante tierras áridas y olvidadas en busca de un nuevo hogar.
DE LA FUNDACIÓN DE CADRALDOST
Las templadas aguas del mar de Rhûn les recibieron después de caminar durante días por tierras semiáridas y despobladas.
Ahora bien, Melêl y Anfalas llevaban con ellos el esqueje del Ãrbol Rojo del Taurëruin y anhelaban volver a construir su hogar en aquel lugar en cuya tierra el árbol pudiera brotar de nuevo.
Hallaron el lugar ideal para sus deseos, una pequeña arboleda situada en el corazón de una isleta en la desembocadura de un río que moría en el mar de Rhûn. Allí plantaron el esqueje y allí se instaló su pueblo, al amparo del bosque Taur-Rómen. En torno al árbol recién plantado, construyeron un edificio abovedado con un techo de cristal para permitir que la luz del sol arrojara su calor sobre la tierra donde habría de brotar de nuevo el Ãrbol Rojo. Y aquella especie de templo fue el germen de una ciudad, Cadraldôst, “la ciudad del Ãrbol Rojo”.
(continuará)
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[ Este mensaje fue editado por: aratir on 08-02-2010 13:07 ]
[ Este mensaje fue editado por: aratir on 15-02-2010 11:22 ]
07/02/2010 at 22:33 #303372
ElessurendilParticipant*Nombre del Personaje: Stygh
*Raza y lugar de procedencia: humano, con rastros de sangre élfica, nacido en Minas Thulefail, al oeste de Alqualonthor, antigua capital de Alqualantariand, comunidad de los Cisnes Caidos, conocidos vulgarmente y, en ocasiones despectivamente, como Patos.
*Descripción: Fisicamente atletico y alto, de pelo negro oscuro, de piel algo pálida. Ojos grises oscuros. Tiene 22 años.
Stygh es recatado y escrupuloso, tiene una gran vocación de servicio espirtual. Profesa profundamente la fé en que "todo camino errado puede desandarse". Tiene un hermano mellizo, Rom, que es más vivaz y pasional, aunque comparte con su hermano una muy buena fe, profesa las creencias de su gente pero serpentea por experiencias que nada tienen que ver con ellas. Suelen acompañarse uno al otro.
*Historia del personaje: Hijo de Xaaron e Ivjna, bisnieta de Andreath, hijo de Axelaire Helluinyelar, miembro de la Comunidad Alquantar.
Nacido en Minas Thulefail, en el año 157 de la cuarta edad, con el nombre de Styghnaika.
Su familia vive en comunidad y armonía, esta gente destacan por profesar la fe en la Redención, "La empsenia", y en ocasiones cumplen misiones de divulgación de la misma. Xaaron es historiador y teólogo en Alqualanthor. Stygh y Rom (Romealairath), ambos, crecieron rodeados por el pasado. Stygh se inclinó desde niño a servir y ayudar a otros, fiel a la doctrina, se recluyó entre libros y reliquias. Rom llevó su espíritu curioso a cultivarse en viajes y aventuras. Entrada cierta edad ambos hermanos comenzaron a compartir más sus vidas, al punto de acompañarse a diario en sus tareas, llegando a hacerse casi inseparables.
imagen de Stygh:
[ Este mensaje fue editado por: Elessurendil on 15-02-2010 04:00 ]
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Aragorn_II: edito para añadir la imagen de Stygh [ Este mensaje fue editado por: Aragorn_II on 25-05-2010 23:24 ]
09/02/2010 at 21:02 #303373
aratirModeratorPERSONAJE NARRADOR
*Nombre del personaje: TAURIGALE (“la mujer del bosque”)
*Raza y lugar de procedencia: Es humana y se le ve aquí o allá pero ella afirma que tiene una casa en el interior del Bosque Viejo.
* Descripción:
Es una mujer de temprana edad, de bello rostro y con cabello rojizo. Trabaja como mercante de hierbas aromáticas, remedios caseros y brebajes que ella misma elabora, por lo que es normal verla en los mercados de Adudran o Dassart. Hay quién dice que sus sustancias son milagrosas, otros consideran que simplemente son útiles para algunas cosas mientras que muchos afirman que sus sustancias no sirven para nada, excepto para sacar el dinero a la gente. Además, tiene fama de ser una hechicera y muchas mujeres afirman que puede seducir a los maridos gracias a sus encantos aunque se dice que no son pocos los hombres que han querido cortejarla a pesar de las advertencias. El rumor de que esos hombres cayeron en extrañas locuras ha acabado por forjar su mala fama.
Pero si uno decide conocerla más de cerca comprobará que no es más que una joven de conversación agradable y bella sonrisa, amante de los paisajes verdes, de los bosques y los animales, aunque por su trabajo tiene que transitar tierras muy áridas para su gusto.
* Historia del personaje:
Ha vivido desde siempre en el Bosque Viejo y sólo va a las ciudades humanas para vender sus productos. A veces, elige dormir en posadas para no tener que volver muy tarde a su casa, sobre todo cuando está en Dassart.
Imagen:
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Aragorn_II: Te añado la nueva imagen de Taurigale [ Este mensaje fue editado por: Aragorn_II on 25-05-2010 18:27 ]
11/02/2010 at 16:45 #303374
ThauldParticipantPERSONAJE NARRADOR
Nombre del personaje: Ronagan
Raza y lugar de procedencia: Dunedan, Annúminas (Arnor)
Descripción:
Nacido en el 494 de la Cuarta Edad, Ronagan tiene a día de hoy, otoño del 643, 149 años. Siendo longevo entre los suyos, ya que el pueblo dunedan ha visto debilitado su linaje a causa de sus líneas de sangre, guardándoles ya una vida poca más que centenaria. Su cuerpo es ahora pues débil y arrugado, siendo su figura algo encorvada con sus manos frágiles, aunque firmes, y llenas de manchas una mofa de la juventud. Su cabello antaño negro y fuertes se han tornado blancos y quebradizos, perdiendo gran parte de pelo y quedando así la parte superior de su cabeza totalmente despoblada, lo que parece ser recompensado por una extensa barba blanca.
Actualmente vive por y para la biblioteca de Annúminas, donde guarda con gran pasión los conocimientos que han llegado al Norte, y donde también vive gracias a un pequeño claustro incluido en esta. Ronagan es una persona solitaria, aislado del mundo, gozando únicamente de la compañía de sus libros, de los cual ha recibido gran sabiduría. Ronagan es considerado a su vez como una persona sensata y de agradable trato. Su virtud para la oración la utiliza para narrar a quien lo desea innumerables historias, algunas de las cuales hablan de él mismo, y sus aventuras de juventud, las cuales muchos catalogan de fantasiosas y meros cuentos de niños.
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13/02/2010 at 15:41 #303375
aratirModeratorPERSONAJE NARRADOR
Nombre del personaje: Hamad
Raza y lugar de procedencia: Humano haddaryai nacido en Dassart
Descripción:
Haman es un hombre serio, de complexión robusta y mediana edad, ágil de mente y amante de su profesión: caravanero y feriante. Desde el mismo momento en que nació, una soleada y calurosa mañana, ha vivido en una caravana, atravesando de un lado a otro el largo y árido desierto del extremo occidental de Ambaron, Earnar, pues sus padres fueron feriantes y también los padres de sus padres. Se casó con una temperamental mujer de Farahkadr pero ella enfermó muy joven, tras dar a luz al segundo de sus hijos, y desde entonces ha tenido que encargarse del cuidado de sus dos hijos de 10 y 14 años.
Su caravana mercante es una de las más importantes caravanas del este y suele transitar los caminos entre las antiguas ciudades del imperio, dando trabajo a muchos hombres y mujeres que se ganan la vida en las ferias y mercados de las ciudades del Este. [ Este mensaje fue editado por: aratir on 15-02-2010 12:55 ]
13/02/2010 at 20:25 #303376
ThirianParticipantNombre del personaje: Vaereth
Otros nombres: Vaer, Riliath´nehn
Raza: Varedain
Localización: El Gran Desierto; Varendia en ocasiones
Descripción
Vaereth es un varadan, un descendiente de los Náredain y los Antiguos (los varantes de la Segunda Edad). Por eso, si bien su tez es morena y sus rasgos propios de los varantes, sus ojos son grises y su pelo, liso y castaño. Cuando se enfurece, sus ojos adoptan destellos rojizos, vestigio de la herencia del dragón Sdarag. Suele vestir las ropas propias de los viajeros del desierto: una túnica blanca con bordados vegetales verdes y grises y, sobre ella, un gabán oscuro; botas marrones, recias y resistentes. Porta el bastón de ébano tallado distintivo de su profesión, así como un laúd. Heredero de un pueblo pacífico, que sólo lucha para defenderse, desconoce el manejo de las armas, ni porta alguna.
A diferencia de muchos de sus amigos y compatriotas, Vaereth no es tan dado a la alegría y jovialidad característica de los nuevos varantes, herederos tanto de los Antiguos como de los nómadas. Es reflexivo y silencioso, al modo de los Náredain y aquellos de los que estos proceden: los númenoréanos. No obstante, es rápido en confiar en los demás si considera que así lo merecen.
Historia (Resumen)
Vaereth, proveniente de una familia aristócrata de Varendia, la llamada Ciudad de los Ancestros, pronto destacó por su gran capacidad mental y su excelente dialética, así como su capacidad para escribir y componer canciones y poesía. Sus primeros años transcurrieron en la ciudad, absorbiendo libros y conocimientos de las milenarias bibliotecas, estudiando la Antigua Lengua y aprendiendo a tocar el laúd. Pronto, sin embargo, envidió la vida itinerante de los peregrinos (aquellos que una vez se llamaran nómadas).
Con quince años, Vaereth se convirtió en iniciado del Círculo de Zahoríes, el Dehnar eaÂ’Rolnethar, legado de las antiguas Cofradías religiosas de los Antiguos. Allí aprendió los misterios de Marath, Aedanar y Nith, los tres grandes dioses del pueblo renovado varante; supo de los sellos sagrados y de los antiguos rituales; y, por fin, se inició en el árido y difícil camino del zahorí. Él, como todos los varantes, amaba al agua en todas sus formas. Pero fue allí, en los altos muros negros de la Ciudadela, que antaño muchos llamaran el Gran Templo de Adrhant, donde comprendió su verdadero y único valor. Aprendió a cantarle canciones, a saborearla, a valorarla y, lo que es más importante, a encontrarla. Quizá como legado de su herencia Náredain, Vaereth se destacó entre los restantes aspirantes por sus grandes aptitudes.
Con veinticuatro años, Vaereth se unió al Círculo como Rolnehn, zahorí, sacerdote de los varantes. Pero los Rolnehn apenas comparten similitudes con la compleja estructura eclesiástica de los Antiguos. Respetados como líderes entre todos los varantes, y especialmente entre los peregrinos, incluso por muchos habitantes del desierto no varantes, que saben de su asombrosa habilidad para encontrar agua, los zahoríes viajan por todos los rincones del desierto impartiendo justicia, resolviendo disputas, guiando a los viajeros, buscando agua y transmitiendo la sabiduría de los Antiguos.
Vaereth no abandonó su laúd, y comenzó a ser famoso por su capacidad para transmitir enseñanzas en forma de canciones, hasta tal punto que sus compañeros del Círculo lo llamaron RiliathÂ’nehn; que, en la Antigua Lengua, significa Músico del Agua.
Durante diez años, Vaereth viajó por el desierto, aventurándose hasta lugares insospechados. Volvía de vez en cuando a la Ciudad de los Ancestros, momentos de descanso y paz que, sin embargo, tenían sentido precisamente porque terminaban, tarde o temprano.
Él, zahorí de los varantes, seguía la Senda del Nómada, la Senda de los Dioses. Así había de ser.
05/03/2010 at 4:27 #303377
Alex_KnightParticipantSalud Hermanos míos! cuanto tiempo!
Luego de leer y ver las normas pues hago lo propio. Me presento.
Nombre del personaje: Vilendil Atanvardo
Otros nombres: El Medio elfo, El hijo de Galdor.
Raza: Medio Elfo (De los elfos del Bosque Verde y los Dunedain)
Localización: Incierta
Descripción
De contextura fuerte y rasgos nobles, como un hombre mortal de antaño; alto como su padre (1.84 aprox), de cabellos castaños oscuros, de ojos grises que recordaban a los Sindar del reino de Doriath, de porte digno, y sapiencia en el hablar, hábil en el uso de las armas (la espada principalmente) en el canto y la escritura.
Historia (Resumen)
Despertó en las montañas altas y coronadas en nieve de Ered Mithrin, a mediados de la tercera edad, cuando los pueblos vivían en paz luego de la aparente derrota de Sauron a manos de Isildur. Nació de Annarien (Don del Fuego), noble dama del pueblo de los elfos del gran bosque verde y de Galdor el Alto, perteneciente a la casa de los Dunedain, los que fueron llamados por muchos los “montaraces” del reino del norte.
Esta unión (poco común desde los tiempos de Luthien y Beren) fue vista con agrado, a pesar de los dolores y sufrimientos que traería la inevitable separación a la que estaban destinados y que era conocido por todos. Dicen que el amor pudo mas y la alegría y la felicidad les sonrió por un tiempo. Tomaron como morada, las montañas grises, y en el hogar años después, entre las altas cascadas azules, nació Vilendil, cuando las grandes aves de Sulimo guardaban el cielo y las flores de la la primavera de Lotessë, perfumaban el aire. La noticia corrió por el cielo, y el rey supremo lo supo. Envió entonces seres divinos como nubes claras y una luz cruzo la mente de Annarien y supo en verdad el destino que tendría su hijo al que llamarían muchos Atanvardo (El caballero la raza de los hombres, el defensor), y que en un futuro que ella no vería, alcanzaría la gloria y la unión de los pueblos.
Luego de muchos años y antes de terminar la tercera Edad,
Tuvo un papel importante en la construcción y liderazgo de la ciudad de Meluvenorë, capital del Reino Unificado al Este de la tierra media (Vawendor).
Su paradero luego de la caida de ésta es incierto.
Solo el conoce las verdaderas razones de la desaparición del Reino Unificado,
y ha regresado al escuchar de nuevo el llamado.
Su historia no termina. Y muchos aun están sedientos de respuestas.
"Es tiempo. Me lo ha susurrado…. el viento…"
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