Nació en Hithlum, seis años antes de la Nirnaeth Arnoediad, y poco recuerda de su padre, muerto en la batalla, o de su madre, que fue llevada cautiva a las minas de Angband, aunque logró esconderlo en una cueva antes de ser atrapada. Poco recuerda también de los años que siguieron, pues fueron los más terribles que pasó en su vida, solo y siempre con hambre, alimentándose de lo que encontraba, siempre huyendo de los orcos, los lobos y los hombres, parecido más a una bestia que a un elfo. Y en verdad por eso lo tomaron los elfos que lo encontraron, que no lo mataron porque no salió huyendo, se quedó quieto mirando la belleza que irradiaban sus rostros. Fue acogido entonces en ese pueblo de fugitivos, el mismo donde se encontraba Tuor, y aprendió a escribir, a sobrevivir en el bosque y las montañas, a manejar el arco y sobre todo, con el paso de los años llegó a ser un excelente espadachín. Pero todo esto no pudo cambiar la naturaleza de su duro corazón, que ya estaba moldeado por los años que habían pasado antes de ser encontrado, y aunque su mente con el tiempo olvidó esos recuerdos, en su interior continuó sembrada esa semilla de dolor. Se había vuelto taciturno, con el ceño siempre fruncido, y en verdad su compañía no era agradable.

Ese año, el pueblo decidió partir hacia los Puertos del Sirion, pero fueron atacados y dispersados por los siervos de Morgoth, y en el ataque se separó del grupo con el que viajaba, viéndose de nuevo solo. Pasaron algunos meses cuando apareció en las fronteras de Nargothrond, aunque nunca se supo como había logrado llegar, pues no lo dijo a nadie. De todas formas, su vida en la ciudad no duró mucho, pues como se cuenta en otro sitio, Nargothrond fue destruída poco después, y solo se salvaron unos pocos, entre los cuales se encontraba, que huyeron hacia Doriath. Pero ese era un tiempo donde la desgracia pendía sobre el destino de los pueblos libres, y los días estaban contados para los reinos de Thingol y Turgon, y el único camino era hacia el Sur: las Bocas del Sirion. Pero él no tomó ese camino, pues todos los lugares donde los Eldar se reunían para vivir eran destruídos, así que escogió vivir en los bosques, y desapareció entonces para el mundo, hasta que el hundimiento de Beleriand lo sacó del olvido.