La Luna Llamó.
-No soportaría perderte una vez más.-Dijo Edadalxi ,llorando a
Lègolas, antes de la batalla.

-Lo has hecho otras veces, has sido fuerte, ¿Por que dices esto?, luchando a tu lado soy más fuerte, y yo tampoco lo soportaría… te he perdido ya muchas veces…-Dijo Lègolas a ella en un dulce y triste tono.

La batalla comenzó y aquellas palabras de Edadalxi eran de intuición, en la batalla se perdieron muchas vidas, con las que triste y duramente pagaron la victoria. Entre las vidas pérdidas se encontraba la de Lègolas; Edadalxi quiso poner su cuerpo en una barca, para que el mar lo llevará a Valinor, dónde sabía que descansaria su alma.

Los días siguientes Edadalxi partió de Gondor con su gente, hacia Mirkwood , triste fue aquella partida, pues en esa batalla había perdido lo que más amaba.

Llegó a Mirkwood con sus soldados, dónde Thranduil y Enya, esperaban el Regreso de su querido hijo con su amada esposa, para felicitarlos por su victoria, al parecer los rumores de la partida de Lègolas no habían llegado a ellos, triste fue esa noche, no hubo cantos ni celebración, los reyes lloraron junto con ella.

Pocoa días pasaron y los reyes parecían estar en total calma, tal vez
recordaron algo que Edadalxi había olvidado. En efecto, los Elfos
parten a Valinor y regresan 40 días después de su deceso, si ellos así lo desean. Edadalxi parecía no recordarlo (pasa siempre en ocasiones como ésta), ella se encerró en su habitación, durante 39 días, Thranduil, Enya y sus padres estaban preparados por ella, comía poco, y no salía, sólo al balcón que tenía fuera de su habitación, para dar un triste canto. En épocas como ésta los demás Elfos la llaman *Dama Negra* y no sólo por sus atuendos negros, sino porque ella es una de las Luces del Bosque y tiene un extraño poder, cuando está triste los días en Mirkwood son lluviosos como si el cielo llorará con ella y son también oscuros, en cambio en días de alegría (siempre) aunque los días sean nublados el Bosque está lleno de Luz.

Tantas noches pasó sin dormir, tantas noches pasó llorando, recordando aquella batalla en Gondor, esperaba una respuesta, una señal, buscando consuelo aferrada a la almohada, secando sus lágrimas y confundiendolas entre cristales, 39 días encerrada sin querer hablar con nadie.

Al día 40 decidió salir por la madrugada, pues la Luna llamó, mientras caminaba detrás siguiendo a unas mariposas, cantaba:

Es una trampa, ésta inmensa soledad,
que empaña el silencio, el eco de tu voz,
alejándose tan de prisa que no entiendo, su
intención, ¿Dónde caímos?
¿Dónde estamos al final? ¿Sabrás el
camino? Ya no hay marcha atrás,
esa es la verdad, atrapados condenados a
esperar.

Con este adiós, mis sueños,
¿donde van? Sin rumbo hacia
Ningún lugar, sin vere, sin dudar
Acepto la realidad… Te Quiero y
Tu no estás.

Este desierto, me ha robado
lo que soy, busco un remedio,
A 40 días para enloquecer a 40
Noches frías, sin tú amor…

Con éste adiós, mis sueños,
¿Donde van? Sin rumbo
Hacia ningún lugar, sin verte, sin dudar
Y acepto la realidad…. Te Quiero y tu no…
Estás…

Al cantar una luz brilló de súbito en la madrugada sobre el Bosque, cosa de la que al parecer nadie se percató, ni siquiera de que la Luna llamó, cayo la mañana y todos en el palacio se preguntaban por Edadalxi, Estrella de la Noche, la mañana pasó y cayó la tarde, nadie encontraba a Edadalxi, la tarde también transcurrió y así cayo la noche al fin y por segunda vez la Luna llamó. En la noche fría Edadalxi volvió a brillar sobre el bosque y cuando bajo, camino siguiendo de nuevo a las mariposas, quienes la guiaban a un lugar donde la Luna brillaba en su máximo esplendor, un árbol llamado Ithil, lleno de florecillas lilas y dentro de ellas piedras preciosas, ahí la Luz de la Luna se reflejaba; y debajo de aquel árbol, estaba él… si era Lègolas que había regresado de Valinor.

Se miraron a los ojos por un largo rato, ella lloró de felicidad, él acarició su delicado rostro e hizo su cabello castaño oscuro a un lado, seco sus lágrimas y besó sus labios. Ella después de ese beso busco refugio en sus brazos, que eran su hogar, él la tomo en ellos y con un dulce tono le dijo:

-Creó que nadie se percató de lo fuerte que la Estrella de la Noche ha brillado estas dos veces, te has salido del palacio sin decir nada, amor, Todos están preocupados por ti, no he ido allá, pero he estado al pendiente de ti.

-Lo siento, la Luna llamó y salí a responder el llamado y también he salido a darle mi canto, unas mariposas me han guiado hasta aquí, me han traído nuevamente hasta el lugar donde por primera vez me dijiste Te Amo, éste es un lugar muy especial, espere tanto que llegará hoy, aunque por un tiempo me olvide que llegaría.

-Tienes razón, es un lugar especial para ambos, y lo sé, también ansío que lleguen éstos días cuando partes tu.

-Los días y las noches, han sido largas para mi.

-Ven vamos al palacio, tenemos que decir que estás bien y también anunciar mi regreso.

-Ahora estoy bien, estoy en mi único hogar que son tus brazos.

-Y el mío que es tu mirada… Te Amo, Edadalxi, y cada momento que paso junto a ti, es mágico.

Caminaron de regreso al palacio, y mientras caminaban, Lègolas que la llevaba en sus brazos, le cantaba una vieja canción de cuna y la miraba dormir, acariciando el bello rostro y el cabello castaño oscuro, por fin llegaron al palacio y Thranduil que esaba conversando con Enya y los padres de Edadalxi los miro dando un grito de emoción.

-¡Lègolas! Has vuelto, y veo que Edadalxi contigo… pero ¿está bien?

-Ella Está bien, se ha quedado dormida mientras veníamos de camino a casa. Le he cantado una vieja canción de cuna y cayó rendida.

-No ha sido nada fácil para ella, las noches y los días han sido largos-dijo Enya en tono suave.

-La llevaré a recostar- Dijo Lègolas mirando a Edadalxi dulcemente. – La Luna llamó antes del amanecer y ella ha salido a responder el llamado, me gustaría festejar mañana, Namaire.

-Cuidala bien y que coma bien- dijo el padre de Edadalxi

-Tu partida fue difícil- dijo la madre de la Estrella- procura que duerma bien.

-Yo la cuidaré bien, no se preocupen, Namaire

-Namaire- dijeron todos

Al día siguiente todos festejaron y ese día estuvo lleno de alegría, los Elfos de Mirkwood pidieron que los príncipes, Edadalxi y Lègolas, que cantaran y ellos cantaron:

Sácale Brillo a una pena

Y ésta historia aún no toca su fin,
Pero por el momento aquí termina este capítulo, espero que les haya gustado.