Helkanor – Posada La Yegua Desbocada
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18/11/2014 at 18:25 #344949
TejoCazador14561Participant-Estoy a tu disposición-le respondió con una sonrisa- Cualquier ingredientes que necesites, intentaré encontrarlo. Cuando vivía en el Bosque Blanco, había explanadas con techos de grandes árboles, donde crecían raras plantas, extraños hongos y unas especies de animales muy excéntricas-No dijo nada cuando habló de mis ojos, aunque se sintió un poco raro. No sabía lo que era robar, ya que le gustaba ganarse las cosas él solito y no de los demás. Se delimité a dibujar una sonrisa en si cara.
-Desde luego el Bosque ya no me agrada como antes, ahora que he conocido antes. Tengo sólo unas escasas monedas que me encontré entre la nieve, y eso como mucho me durará tres días aquí. Pensaba volver al Bosque, porque no podía a hacer nada. Pero con tu oferta, de la tienda de alquimia… Si no te importaría acogerme en tu habitación unos días, hasta que encuentre algo. O tal vez podría hacer algunas visitas al bosque, cazar y vender las pieles en el mercado. ¿Qué te parece?
Miró asombrado a lo que había escrito el mago. 8 símbolos estaban dibujados sobre un folio. Según dijo, ahí estaba escrito mi nombre. Realmente le costaría aprender, ya que ni sabía cómo se escribía cada letra. Sabía que la primera y tercera letras se decían igual, y así lo vió.
-Bueno, tan complicado no parece… Lo primero será aprender los símbolos, sino me equivoco. ¿Es así? ¿No tendrás algún libro de eso por casualidad? Sino, en el mercado podré comprarme uno junto a las ropas…
18/11/2014 at 23:07 #344964
BattosayParticipantEl estómago de Battoin reaccionó al olor de la posada. Llevaba todo el día sin comer y la resaca se le había pasado dejando a su estómago pidiendo casito.
-Posadero, toma, asa este jamoncito, yo invito – le dijo, – la otra ahumádmela. Mientras tanto dadme un buen plato de ese guiso. Y agua, por favor.
No estaba de humor para repetir la hazaña de la noche anterior y no quería perder de vista a la elfa. Echó un ojo en la posada y vió a Kira sentada cerca del hombre de morado y otro que recordaba vagamente de la última noche. Como no sabía muy bien qué había hecho la noche anterior prefirió quedarse un poco apartado y comerse el guiso.
Después de acabarlo, empezó a aburrirse sin nada que hacer. Recordó que el otro día había gustado su historia, podía contar su aventura de hoy. Se subió a la mesa de un salto, atrayendo la atención de la gente de la posada.
– ¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas! ¡Buenas gentes de Candur y nobles visitantes! -comenzó. – Escuchen ustedes la bella historia que mentira no es, del gran guerrero andante Battoin y la desválida dama élfica Yaiwen.
«Esta tarde en el mercado de Kibil-Dûm vagaba indefensa Yaiwen en busca de un protector que la escoltase en su viaje de vuelta a su morada. Cuando, de repente, vio entre la multitud a un hombre cuyo porte y gallardía hizo que confiase en él al instante.
«-Disculpadme mi buen señor, soy una dama indefensa que teme volver sin compañía a su hogar en Candur, pues multitud de felones y forajidos moran en estos caminos. Una dama corre peligro caminando solo por estos parajes, ¿podréis acompañarme y proteger mi vida y virtud, oh, valioso guerrero?
«-Cómo negarme, bella dama, os acompañaré y protegeré con mi vida.
«El gran caballero Battoin subió a su brioso corcel y cogió gentilmente a la dama Yaiwen subiéndola en su regazo.
«-Gracias, oh, gentil señor por llevarme con vos, pues esta dama indefensa es incapaz de montar por sí misma. ¡Oh, qué torpe e inútil soy! ¡Me avergüenzo de mi torpeza!
«Prosiguieron su camino mientras ella contemplaba los ojos valientes del gran Battoin y reposaba en sus fuertes brazos. Suspiraba.
«De repente, surgieron de la nada una manada de huargos. Más de una docena se avalanzaron sobre ellos.
«-¡Oh, mi señor, salvadme, os lo ruego! – y se desmayó en los brazos de Battoin.
«Con una sola mano desnuda mató de un solo golpe a cinco huargos y con el segundo golpe mató a otros tres, haciendo huir a los demás. Despertó a la joven dama acariciándole las mejillas.
«-Oh, mi salvador, os debo mi vida, pedid lo que deséeis y cualquier cosa que pueda daros será vuestra.
«Más el gran caballero, haciendo gala de su honor legendario rechazó la oferta, pues su sólo agradecimiento era recompensa para él.
Media posada le miraba a él y a Yaiwen, incrédulos los que la conocían, conteniendo una carcajada. Ella justo acababa de levantar la cabeza, parecía que ahora sí le estaba escuchando. Le sonrió y bajó de un salto.
– Oiga, posadero, a todo esto, ¿es normal que haya huargos por aquí? Normalmente vienen con orcos de regalo.
19/11/2014 at 0:13 #344966
NeumeModeratorLevantó la cabeza. «Qué criatura más insoportable llegaba a ser este humano»
Había estado comiendo su guiso tranquila sin prestarle atención pues tenía otras cosas en mente, pero tanta tontería junta la habia sacado de su estado.
Yaiwen aplaudió despacio. -¡Bravo!, qué habría hecho yo sin usted, por supuesto… puedo ir sola de viaje pero no regresar… Peculiaridades mías serán -añadió con sarcasmo.
-A pesar de que él se lo tome a broma -dijo para los presentes- el asunto es serio. Dos huargos no van solos nunca, es poco probable que se hayan perdido. Deberíamos prepararnos.
Dio un último trago a la copa y pidió otra a Baldric. No sabía si sería buena idea, pero le daba igual.
19/11/2014 at 7:07 #344971
Fenix-OscuroParticipantAiwë miró a Dalation y puso una mano suya sobre la de él y le dijo
-Acepto. Puedes quedarte en mi habitación el tiempo que necesites y de paso te instruiré en la escritura y lectura, cuando aprendas a manejar bien eso, me podrás ayudar con mi tienda y quizás también puedas ayudarme tratando enfermos. En cuanto a los libros, puede que encuentre alguno a tu medida en mi habitación, y deberías priorizar en la ropa, eso vas a necesitarlo, quizás si te sobra algo, y consigues algún libro barato estaría bien que te lo compres si quieres. Entonces ¿Te parece bien? -le preguntó el mago con una sonrisa- ¿Puedo entonces considerarte mi amigo?
Más tarde algo distrajo su atención, otra vez había regresado aquel tipo que lo insultó la noche anterior, mientras hacía sus piruetas y hablaba cosas sin sentido, vio que su compañero estaba mirando alegre aquel hecho.
-Lo siento, Dalation, no te creas ni una palabra de ese embustero, se le nota cuan inventada está su historia. De hecho no me río a carcajadas por respeto, porque no quiero ser como él. La cara de su compañero era menos alegre -¡Hey! -le dijo sonriendo -Aunque sea mentira, disfrútala, le ha quedado bien el cuentito -El sabio se tapó la boca para no soltar una carcajada que habría dejado a todos sordos, nadie lo podía ver excepto Dalation que estaba a su lado, ya que la capucha le tapaba el rostro. Pero luego cuando la extraña elfa habló sobre los huargos y que era tema de verdad, una incertidumbre corrió por las venas de Aiwë.
-En efecto, donde hay huargos, hay orcos -murmuró y sus ojos se perdieron en el vació, el mismo que había en sus pensamientos. No se había topado con ningún personaje extraño mientras viajaba hacia Candur. Había recorrido una larga distancia pero percibía que las palabras de la elfa eran verdaderas, habían sido atacados por huargos. Aiwë volviendo a sus pensamientos miró a Dalation con firmeza.
-¿Dijiste que eras un cazador? Así que sabes cuidarte, supongo, eso me alegra. Tal vez pronto salga a hacer una «expedición» a estas tierras, me preocupan esos Huargos, podría ser un problema mayor si descubren a esta gente, una bandada de Orcos bien entrenados montados en letales huargos podrían complicar a más de uno de estos pueblerinos ignorantes. Tú puedes quedarte si así lo deseas. ¡Posadero, tráenos a mi compañero y a mí, un poco de ese guiso y 2 copas de vino, por favor!19/11/2014 at 11:13 #344973
BattosayParticipant– Se llama suspensión de incredulidad, un requisito fundamental para disfrutar de una historia – le dijo a Yaiwen – ¿O acaso vos os creéis que un mediano charló con Smaug y salió vivo? Nadie se lo creería, pero el mundo lo cuenta como cierto – se detuvo un momento y la miró con una sonrisa extraña. – Además, un hombre de honor no cuenta como una dama desvalida se mete en entuertos, podría perjudicar su reputacion.
No le gustaba reconocerlo, pero aunque la elfa (¿por qué no la llamaba por su nombre?) no le caía nada bien, se lo estaba pasando de maravilla. Y cuando se lo contase a sus hermanos iba a ser el namber guan.
19/11/2014 at 16:46 #344983
NeumeModerator-No, yo tampoco me creo mucho esa historia- dijo Yaiwen apoyada en la barra mientras esperaba la copa de vino tinto. – La oí hace algún tiempo, es curiosa eso sí se lo reconozco, pero si hubiese cogido la piedra del arca se la habría quedado para él, por eso no me la creo – y entonces Yaiwen durante unos segundos empezó a soñar con joyas de tamaño enorme, brillantes, relucientes… Salió de su ensimismamiento y se dirigió hacia Battoin. – Pero lo que sí creo – le dijo casi en un susurro – es que mi reputación de momento no tiene ningún problema, pero igual para todo un “guerrero” ir perdiendo la espada y encima a manos de una “desvalida elfa” sí puede suponer una burla. Y por cierto, date un baño.
Se alejó satisfecha.
La medio-elfa había escuchado antes las discretas palabras que había pronunciado el hombre de ropas violetas al otro muchacho. Si había algo que le desagradaba especialmente a su pueblo eran los orcos y ella también temía que pudieran llegar por los alrededores. Lo venía pensando desde el ataque huargo.
Miró su arco que seguía apoyado en la pared, cerca de la chimenea -Si hay algún experto cazador, espadachín, alguien con experiencia en la guerra que pueda organizarnos llegado el caso…
En ese momento recordó a Elaen. -¿Ha llegado ya tu hija, Baldric?
-No, y estoy muy preocupado por ella.
“Deberías” pensó Yaiwen. “Y si supieras dónde está y con quien…” – Un consejo para quien lo quiera, ahora no debería salir nadie del pueblo, y menos solo, no hasta que sepamos si estamos realmente en peligro.
Baldric le sirvió la copa y se la dejó en la barra. Comenzó a beber.Y si venía un grupo de orcos a saquear, ¿qué iba a hacer ella? No era una guerrera. Sabía disparar con el arco sí, y era buena, como casi todos los elfos, pero ella no había querido participar en ninguna guerra, había huido de ellas siempre que había podido, no le encontraba ningún divertimiento.
19/11/2014 at 19:44 #344993
NELLAParticipantKira escuchó divertida la historia de Battoin con la «desvalida dama Yaiwen», aunque por la cara que tenía, a ella no la estaba haciendo ni pizca de gracia. Se felicitó por haber salido temprano de Kibil-Dûm, si la hubieran sorprendido los Wargos se habría visto bastante mal ella sola, solo tenía su espada… quizás debería haberse hecho con un arco, la próxima vez miraría en Kibil-Dûm, en la tienda de Nír vio algunos.
Se acercó a la barra para pedir otra copa de vino y preguntar a Yaiwen por el ataque de los wargos, seguro que la historia de ella era mas real que la de Battoin… aunque fuera menos divertida.-Buenas noches Yaiwen… celebro que estéis bien y no hayáis sufrido ningún daño, puedo invitaros a una copa? que ocurrió realmente en el camino?… por cierto esas «patas» que ha traído Battoin son de Wargo?… se comen?
19/11/2014 at 23:04 #345017
NeumeModerator-Buenas noches, Kira. Claro que puedes. Esta aún no está pagada – dijo levantando la copa – Pero luego os pagaré yo otra. Y sí, ha sido una suerte que no nos pasara nada. Por fortuna fueron sólo dos huargos, seguramente rastreadores, pero no sería de extrañar que hubiese más relativamente cerca y eso no ocurrió muy lejos de aquí, a medio camino entre Kibil-Dûm y el pueblo. ¿Tú no viste nada raro cuando regresaste, verdad?
Kira negó con la cabeza. – Mejor para vos en ese caso.
La humana le volvió a preguntar por las patas. – ¡Ah sí!, son de huargo, sí querida… figúrate, ¿a quién se le ocurre cargar parte del viaje con eso? sólo a alguien como él podía ser. Piensa comerlas sí, pero conmigo que no cuente.- Yaiwen trató de escudriñar en el rostro de Kira por ver si ella estaba interesada en probarlas también.
-¿Sabéis manejar bien la espada?. Si ocurre lo peor, cualquier ayuda será poca. Y… por cierto, hablando de espadas, Battoin perdió la suya el otro día cuando se emborrachó, ¿sabéis algo?
19/11/2014 at 23:33 #345019
BattosayParticipantEso había dolido. Se le pasó por la cabeza responderle, seguro que si enseñaba la daga que tenía de ella alguno dudaría de qué pasó o dejó de pasar en el viaje. Sin embargo, lo descartó, quizá se pasaría de la raya.
Se olío un poco a sí mismo. La verdad es que llevaba unos cuantos días sin bañarse y empezaba a oler mal. Tenía que darle la razón a la elfa. Cogió sus cosas y bajó al baño que, por suerte, estaba caliente y ardiendo el fuego.
Se desnudó y entró en la cuba. Se estaba bien, no era mala idea echarse una siestecita.
20/11/2014 at 19:02 #345059
lordnazgul9ParticipantCuando Nír y sus compañeros llegaron a Candur, había un gentío reunido en los bordes del pueblo observando la barrera de fuego que se extendía atravesando el camino hacia la ciudad enana Kibil-Dûm. Al parecer haber arrojado palos engrasados y ardiendo en llamas había servido para contener a los lobos de Gundabad un buen tiempo.
Desconfiando de la honradez de los candurianos, Nír escondió el hacha de mithril en un saco que llevaba al lado, dejando a la vista sólo el menos codiciado arco de las Colinas de Hierro y el carcaj. El brillo esta vez provenía de las joyas y las artesanías metálicas cargadas en el cerdo Brof y en la carreta. Los hombres alrededor traían antorchas y algunos cuchillos. Al parecer la noticia del ataque de los huargos en el camino ya se había extendido al pueblo, y para bien.
Estaba nevando desde hacía rato, y los tres viajeros ya estaban muy cansados. Rírian no le había contado de su experiencia en Candur antes de encontrarse con él, así que Nír silbó a un pueblerino que se acercó y le preguntó.
-¿Sabe donde se encuentra la posada más cercana?
El hombre tardó en contestar, abrumado por el brillo de la mercancía.
-Derecho hacia allá, señor vendedor, está «la Yegua Desbocada», que pertenece al viejo Baldric-dijo señalando la dirección. Nír puso una sonrisa irónica, no sabía si aquel nombre le parecía más descabelldo que «El Herrero Encabronado»-Le advierto que no son los primeros de gente muy extraña que se ha visto rondando por este lado del pueblo y sobretodo en los alrededores de la posada-Rírian refunfuñó mientras escuchab. a-?¿Es cierto lo de los lobos?-continuó el hombre.
-Ya nos topamos con una jauría de rastreadores dos veces en el camino, y al parecer no fuimos los únicos-dijo Nír-Y creemos haber confirmado la presencia de orcozs. Van a tener que prepararse.
Aquél hombre sólo traía un cuchillo largo y una pica. No le servirían de mucho frente a la manada.-Estos candurianos tienen déficit militar-susurró burlón a Baelim-No costará tanto hacerlos venir.
El cerdo comenzó a tirar del carro por los caminos nevados de la aldea, en dirección a la posada.
-¡Espadas, arcos, cuchillos, armaduras, metales a precio de guerrero! ¡Aquí tienen a Nír hijo de Glasin, de «El Herrero Encabronado»-anunció Nír mientras pasaba.
20/11/2014 at 21:23 #345096
JRM-008ParticipantTras el encuentro con los orcos, Rírian estaba exhausto, pero sonrió mientras Nír aprovechaba la ocasión para vender sus herramientas. Mientras los candurianos se acercaban, Rírian se dirigió a Nír:
– Voy a la posada y avisaré a unos «compañeros» por así decirlo. Saben luchar, de eso estoy seguro, y les propondré salir a ahuyentar a los orcos. Tú quédate aquí vendiendo, en seguida vuelvo.
Y partió al galope hacia «La Yegua Desbocada». Cuando llegó, se bajó del caballo a toda prisa y entró haciendo mucho ruido. Vio a la compañera que había visto en Kibli-Dum y a una elfa.
– ¡Orcos! Se están acercando cada vez más al pueblo, nos han atacado por el camino y necesitamos a gente que sepa luchar para ahuyentarles. ¿Alguien se ofrece?21/11/2014 at 0:22 #345121
NELLAParticipant-¿Sabéis manejar bien la espada?. Si ocurre lo peor, cualquier ayuda será poca. Y… por cierto, hablando de espadas, Battoin perdió la suya el otro día cuando se emborrachó, ¿sabéis algo?
-Puedo defenderme con ella- respondió Kira- Había aprendido a manejar la espada cuando era niña en Lebennin, su padre la enseñó igual que a sus hermanas, no tuvo hijos varones así que las instruyó para que pudieran defenderse por si mismas. -¿Qué Battoin había perdido su espada?- eso sí era curioso.
-Juraría que la llevaba colgada al cinturón cuando le subimos a su habitación -dijo mirando a la Elfa- En ese momento la puerta se abrió de golpe y entró apresuradamente el Montaraz -¿¿Es que este hombre siempre tiene que entrar así?? -se preguntó- pero algo en su expresión la asustó.
¡Orcos! Se están acercando cada vez más al pueblo, nos han atacado por el camino y necesitamos a gente que sepa luchar para ahuyentarles. ¿Alguien se ofrece?
Kira y Yaiwen se miraron, parecía que la cosa iba en serio….
21/11/2014 at 17:01 #345157
aratirModeratorEl viaje de regreso de Elaen y Harald desde Kibil-dûm hasta Candur se alargó más de lo que pensaron en un principio.
—No debimos ir a esa ciudad de enanos —no dejaba de susurrar la chica pero él le dijo que no les iba a pasar nada.
A pocas millas a distancia de Candur, empezó a nevar y con la nieve llegaron los huargos. Sin embargo, los huargos no venían solos, sino que estaban cabalgados por unos indeseables jinetes: los orcos. Las lejanas historias que se escuchaban demás allá de las montañas grises, las historias de las batallas de la Montaña Solitaria. Los orcos llegaron a las afueras del pueblo unas horas después de que Battoin y Yaiwen llegaron a la posada del padre de Elaen. Sus primeras acciones fueron saquear los campos agrícolas y las granjas de muchos de los habitantes del lugar.
Elaen y Harald consiguieron al fin llegar a la posada. Entraron gritando:
—¡¡ORCOS!! ¡¡ORCOS EN CANDUR!!21/11/2014 at 18:06 #345167
lordnazgul9ParticipantNír interrumpió sus ventas ambulantes cuando vio pasar corriendo a Elaen y a Harald en dirección a la posada «La Yegua Desbocada», donde había entrado antes Rírian. Baelim estaba al lado del carro mostrando los productos.
-¡Orcos en Candur!-gritaron en cuanto llegaron. Nír los escuchó desde la plaza. Pidió a Baelim que condujera el carro a un lugar seguro, mientras él tomaba su arco, y el bulto con el hacha de mithril se lo colgó en la espalda a modo de mochila.Escuchó aullidos fuera de los muros del pueblo, seguidos por desagradables gruñidos y voces guturales. Nír terminó de cobrarle al último cliente del anochecer y se dirigió apresuradamente hacia la posada. Sin embargo, Harald estaba tratando de contener el pánico en la posada, y para eso cerro de golpe la puerta, haciendo estrellarse al enano. Harald sintió un bombazo en la puerta, y la abrió lentamente para descubrir a Nír, acomodándose el casco y buscando su pipa en el suelo.
-¡Oye, yo te conozco!-dijo Nír atolondrado-Tú eres el tipo que se fugó con la camarera hacia Kibil-Dûm y que estaba hablando con un torneísta de Framburgo. Ojalá se hubiesen quedado a dormir en Kibil-Dûm, que esta tarde ya llevo contados como tres o cuatro ataques de huargos a viajeros en el camino.
21/11/2014 at 18:29 #345172
NarradorParticipantHarald miró dubitativo durante unos minutos al enano. Masculló una maldición para sí mismo ya que aquel enano parecía haberle visto a él y a Elaen en Kibil-dûm.
—No sé de qué habláis, enano. Pero no hay tiempo de chácharas. —Harald se dirigió hacia la gente del local en voz alta: —¿Quién de aquí sabe manejar un arma? ¡Los habitantes de Candur vamos a necesitar toda ayuda posible para detener a esos orcos! Y alguien que sepa de liderar combates, porque en Candur lamentablemente somos campesinos.
—Y gente de bien —dijo alguien más allá—, que no hemos hecho nada para que esos orcos vengan a molestarnos. -
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