Helkanor – Posada La Yegua Desbocada
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30/12/2014 at 16:06 #349018
TejoCazador14561Participant-Me llamo Dalation, hijo de Kalation-dijo con una carcajada-Aunque puedes llamarme Dalation el Campesino-Dalation llevaba tiempo sin reírse así. Y pensar que había visto a Soron como un loco… De repente sintió una pequeña aguja, que pudo quitársela con facilidad, cuando se volvió a mencionar a su padre- Bueno, él me dijo que fuera alguien en la vida, y ese es mi objetivo. Y vengarme de los orcos…
-No he escuchado nada de que se vaya, o al menos que mi memoria recuerde. Espero que no les pase nada, ni a Aiwë ni a Kira. Yo también tengo algunos malos presentimientos, aunque un mago siempre ssbe escapar, ¿no?
Se miró el traje cuando Soron le dijo que le quedaba bien, y así era. Ya no era el mismo- Bueno, vamonos ya,¿no? ¿Cómo arranca a andar el bicho este?- dijo, ya que jamás había montado a caballo.
30/12/2014 at 17:31 #349025
Fenix-OscuroParticipant-No puedo responder a eso, yo no he sido probado, Aiwë ha pasado más dificultades y peligros que yo, es por eso que aunque soy literalmente un «loco suelto». Le tengo mucho respeto. Yo no le llevaría la contraria.
A mi tampoco me gustan los orcos.Seguía mirando al joven, hasta se había olvidado de aquellos revueltos cabellos, se veía muy diferente, Soron desvió la mirada y dejó de pensar en aquello. No era buena idea, él se iría pronto apenas encontraran a Aiwë y este finalmente montara su tienda, además sabía que su hermano le mataría si se enteraba.
De pronto Peludo se detuvo y escuchó que él joven le habia llamado «bicho».
-¡Santo Eru! Te has condenado a muerte.El caballo de Aiwë arrojó a Dalation por el aire y este cayó en una pose muy graciosa. Soron hizo el mejor esfuerzo para no soltar una carcajada pero su rostro lo delataba. Se bajó de su caballo y ayudó al muchacho a levantarse. Luego dialogó en un idioma raro con Peludo, el cual relinchaba muy molesto.
-Dice que quiere una disculpa y que si le llamas así de nuevo, te tirará en un río helado la proxima vez… ah y… -mordiéndose el labio el mago concluyó- Aiwe se enterará, un consejo, ten cuidado cuando estés con él, no tientes tu suerte incitando su ira maltratando animales. Ahora vamos que los otros se nos adelantan y no quiero llegar tarde ni perderme.
Dicho eso, el joven no tuvo más remedio que pedir perdón a Peludo y aún así el caballo estuvo bastante molesto y dos por tres, relinchaba enfadado. Sin más, alcanzaron a los otros y luego de intensas horas de viaje ¡Llegaron a Kibil-dum!
11/01/2015 at 16:39 #349618
Elfo_NegroParticipantHacía mucho, mucho tiempo, que no abandonaba las laderas nevadas de Ered Glân pero, de repente, le apeteció hacerlo. Vestido con una especie de levita de cuero rojo, con unos pantalones ajustados de azul rayados de amarillo y unas botas puntiagudas de suave cuero, abandonó su casa caldeada, de nevado tejado. Le acompañaba su perro, un southshire brioso y juguetón (no podía dejarlo solo en casa todo el tiempo que había calculado que necesitaría en esa aventura).
Hacía frio, aunque eso no le importara, y su destino estaba muy lejos, unas 200 millas al sur. Iba ligero, cargando una escasa bolsa con un poco de comida y bebida; mientras su perro le seguía, trotando sobre caminos imposibles que descendían al llano, Dulvak iba tarareando una canción:
“Era Ella tan ligera,
como Él, iluminado;
¡Qué extraño, estaba ella
Sobre un brazo cansado
Coronada de estrellas!Dónde estará el camino
Ni los elfos pueden decirlo
Ni aprenderlo de hechizos.
…”14/01/2015 at 22:25 #349796
NarradorParticipantBaldric estaba limpiando la posada, después de la batalla y la fiesta estaba todo patas arriba. En ese momento no había nadie en la zona común, sólo él y su hija limpiando afanosamente.
Un hombre llegó en ese momento acompañado de su perro. El posadero se giró y envió a su hija a atenderlo. Ella se acercó a la barra para recoger la bandeja y se acercó al forastero.
– ¡Qué hombre más guapo! – pensó.
De forma tímida y con las mejillas sonrojadas se acercó al recién llegado. Tapándose con la bandeja para que no se le notase la vergüenza le preguntó con una sonrisa nerviosa.
– Bienvenido a nuestra posada, señor, ¿qué desea?
16/01/2015 at 16:01 #349855
Elfo_NegroParticipantCon pasos ligeros y rápidos había recorrido las muchas millas que lo separaban del que sería su primer destino. Caminaba y canturreaba, disfrutando del paisaje nevado y del aire helado que se estrellaba contra su rostro. Su perro no parecía compartir su estado de ánimo, estaba gruñón y tembloroso, le recriminaba, con sus ojos entrecerrados por el frio y por la nieve que se le pegaba al cuerpo, que le hubiera obligado a abandonar su cálido hogar, con el perfumado olor del pino que ardía en la chimenea.
Pero en una semana llegaron a Candur: poco más que un poblacho, que en algún momento debió brillar más de lo que hacía ahora, le serviría para empezar. Debía recuperar el tono, hacía demasiado que no trababa con humanos, enanos o elfos. Ese lugar sería tan bueno como cualquier otro, quizá mejor que muchos.
En la plaza del mercado, ahora desolada, la luz de una posada invitaba a resguardarse del frío. Entró, se sacudió la nieve y miró a su perro, parecía feliz, se acuclilló junto a él y le acarició la cabeza.
Una muchacha le invitó a que ocupara una de las mesas. Dulvak respondió a la cortesía con otra y se acomodó.
No tenía mucho apetito (el perro estaba hambriento). Aceptó lo que la muchacha le aconsejó, una comida con cuerpo y un tanto grasienta, y la acompañó con una deliciosa pinta de cerveza.
-Ummm…- pensó tras haber comido a su placer y al ver alejarse contoneándose a la muchacha (sí, es cierto, no es un pensamiento muy filosófico, pero eso es lo que pensó) -Ummm,…- deciamos que pensó -un lugar acogedor, he hecho bien en salir de casa-18/01/2015 at 20:50 #349930
BattosayParticipantApenas hubo salido, Battoin se había comida ya los bocadillos para el viaje. Caminar siempre le daba hambre y las resacas también. Aún notaba un hueco en el estómago y sabía que iría a más durante el viaje.
– Vosotros id yendo, yo os alcanzo en un momento – le dijo al resto de sus compañeros.
Con paso ligero volvió a la posada. Esta vez abrió la puerta con relativa delicadeza. Se acercó a la barra y le pidió a Baldric una de las piernas de wargo que le había dejado el día anterior. Para picar por el camino, pensó.
Mientras esperaba se fijó en el nuevo cliente de la posada. Comía un copioso plato, pese a llevar todo el día comiendo se le hizo la boca agua. El perro se acercó a él y le subió a una pierna.
– Qué chucho tan gracioso – pensó, mientras le daba un trocito de carne.
El perro volvió meneando la cola hasta su dueño y se acostó mordisqueando el trozo de carne. Battoin se fijó en su dueño. Parecía un hombre (por suerte llevaba perilla, no había duda) de lo más normal, aunque tenía algo extraño. Desde luego tenía un olor todavía más extraño que el de Yaiwen. Supuso que sería un viajero de un país lejano.
– Buenos días, compañero – le saludó . – Si habéis venido de vista os habréis dado cuenta de que no está la aldea para muchas diversiones. No obstante, unos cuantos amigos (o algo parecido) vamos de excursión hasta Kibil-dûm. Si os apatece venir seríes bienvenido, son gente muy alegre.
Baldric regrasaba con la pata de wargo en ese momento, convenientemente envuelta.
– Oh, no hacía falta que la guardáseis tan bien, es para picar por el camino – se volvió al desconocido. – Si os decidís por ir, nos encontraréis sin pérdida, seremos los que estaremos montando gresca – dijo mientras se encaminaba hacia la puerta. – Oh, qué grosero soy. Me llamo Battoin, hijo de Boin, del pueblo de Dúrin.
28/01/2015 at 11:01 #350379
Elfo_NegroParticipantSabaka, que así se llamaba el perro*, deambulaba, aventurero, por la posada, olfateando por los rincones, bajo las patas de las sillas, en busca de vete a saber qué, mientras Dulvak acabada la copiosa cena y daba unos últimos sorbos a la jarra de cerveza, pensativo, con los ojos entrecerrados. Vió como un hombre bromeaba con Sabaka y le daba algo de comer, el perro lo aceptó feliz y voraz, regresando, alegre, bajo la mesa donde Dulvak apoyaba los codos.
Al poco se acercó el hombre y saludó a Dulvak. –Un hombre educado- pensó Dulvak –y curioso- añadió para sí mismo. Se presentaron y parlotearon sobre el clima. Pero hacia el final de la conversación el hombre, que dijo ser del pueblo de Dúrin (cosas más raras se han visto), le invitó a una aventura, le propuso sumarse a un viaje al Sur. La cosa le interesó, a su interés antropológico se sumó su interés por ir al sur, acercarse a echar un vistazo a las Montañas Grises.
-Bien, bien,…, me gusta su propuesta, señor Battoin, quizá le tome la palabra. Y si a usted no le importa andar con un desconocido no deberá ser para mi un problema andar con un Hombre del pueblo de Dúrin. Adelántese, que yo le seguiré en cuanto haya arreglado unas cosillas-*Para los interesados en la cinología, que los hay (he recibido ya varias cartas preguntando sobre el dichoso chucho) diré que es un southshire, raza creada hace unos siglos por los hobbits de la Cuaderna del Sur de la Comarca (antes de que derivaran sus intereses eugenésicos a la producción de tabaco y otras hierbas), el soutshire es el resultado de cruzar un foxland y un bulldog. El resultado, está a la vista, es un perrito de poco más de medio metro y unos 30 kg, fuerte, bonachón y juguetón pero del que, cuando se cabrea, vale más estar lejos. Los Hobbits los usaban como “perro multiusos” (caza, pastoreo, guarda,…) .
16/02/2015 at 12:19 #353192
Elfo_NegroParticipantUna vez hubo comido a su placer, se levantó y estiró los brazos al tiempo que escamoteaba un bostezo (un poco de teatro nunca viene mal, y puede, incluso, ser divertido).
Se acercó a la barra de la posada. Ahí el posadero se secaba las manos con su mandil y resoplaba cabizbajo, cansado. -Buen señor- empezó Dulvak –si no es molestia, quisiera hacerle una pregunta- Baldric levantó la cabeza y miró a Dulvak que, aunque quería aparentar cierto sopor, no dejaba de trasmitir una sensación de estar despierto, relajado y fresco, demasiado despierto. –No, claro que no, diga, pregunte, para eso estamos… más o menos-
La muchacha, en ese momento, se acercó a la barra, miró al extraño, miró al que era su padre y, un tanto indecisa, por miedo a interrumpir algo importante (ese extraño hombrecito, que era más o menos de su estatura, quizá una pulgada más bajo, le causaba una extraña sensación, no sabría decir si de admiración o de… algo más siniestro) al final se decidió a pedir las dos jarras de cerveza de trigo a por las que había ido. Baldric, incómodo, llenó dos jarras de espumeante cerveza y se las dio a Elaen, quién sonrió maquinalmente al Dulvak y se alejó un tanto turbada.
-¿Por dónde íbamos?- Preguntó el posadero, volviendo su atención al hombre estrafalariamente vestido que tenía delante.
-Iba a hacerle una consulta… quería preguntarle… en fin, quería saber si el hombre con el que he estado charlando, Battoin me ha dicho que se llamaba, es un hombre en el que se pueda confiar?, me ha propuesto que me sume a una “excursión”, y no quisiera equivocarme de compañía- sí, realmente era divertido eso de “actuar”.28/02/2015 at 12:33 #353605
NarradorParticipantIba a hacerle una consulta… quería preguntarle… en fin, quería saber si el hombre con el que he estado charlando, Battoin me ha dicho que se llamaba, es un hombre en el que se pueda confiar?, me ha propuesto que me sume a una “excursión”, y no quisiera equivocarme de compañía-
-Baldric seguía escudriñando con la mirada al forastero. Se quitó el mandil y lo dejó encima de la barra, a un lado. -No sabría decirle señor. No lleva mucho por aquí. Recientemente han aparecido vecinos nuevos y con ellos… bueno… con ellos hay más jaleo. -Baldric se abstuvo de entrar en detalles. -La posada tiene más movimiento si usted me entiende… y eso para mí no es malo -añadió. -¿Va a quedarse un tiempo aquí? Tenemos habitaciones libres.
28/02/2015 at 18:19 #353611
NeumeModerator**De camino a Candur**
El viaje no se había dado mal. Tranquilo, sin peligros acechando y apenas se había cruzado con viajeros, a esas horas era normal.
Todavía era de noche cuando llegó al pueblo. No quiso parar por la posada, primero quería descansar un poco y darse un baño, así que fue directamente a su casa.Y por suerte, esta vez no había entrado nadie a husmear. Todo estaba como recordaba.
Dejó las pertenencias en la sala y subió a prepararse un baño. Tenía manchas de barro y de sangre. Cuando se desnudó comprobó el estado de la herida. Iba cicatrizando bien. La suerte de su raza, sanaban antes.
Se metió en la tina y se hundió por completo en el agua, cabeza incluida.
01/03/2015 at 19:44 #353629
Dain-IParticipantEstaba empezando a nevar cuando Berilack divisó en la distancia un pequeño pueblecito.
«bueno, al menos no me moriré de frio hoy. Maldito sea el dia que se me ocurrió salir de Hobbiton sin ninguna pinta en el zurrón». Entró en la posada y leyó el cartel. «¿Yegua desbocada?,pintoresco.
Entró en la posada, al entrar vio que algunos de los comensales ya estaban «animados».
«Espero que no se la hayan bebido toda». Todas las miradas se centraron en el hobbit cuando pasaba por el salón principal dirigiendose a la barra.
-¡Qué no pare la música por mi, continuad con lo vuestro!- se sentó en la barra, le costó hacerlo, pero al final lo consiguió.
Uno de los hombres que bebian le dijo.
-Vos que sois-
-Un hobbit, de la Comarca- dijo-¡Una pinta camarero!, esta va a ser una noche muy larga.02/03/2015 at 0:13 #353637
NarradorParticipantAbrió la cerradura sin dificultad y en el más absoluto silencio. Entró y cerró la puerta tras de sí. La casa estaba en silencio, como si no hubiese nadie. Él sabía que ella estaba allí, así que agudizó los sentidos. Sintió el aire más caliente de lo usual.
– El baño, ¿cómo no? – se dijo.
Yaiwen, sumergida en la bañera por completo lo oyó entrar. Se descubrió la cara, sientiendo el golpe de calor. La ropa de ella estaba en el suelo, junto con sus puñales.
– Bien – pensó para sí, – un problema menos.
Cogió una de las dagas. Al desenfundarla recordó haberla visto antes, lo que confirmaba más aún sus sospechas. Se agachó junto a la bañera y justo en el momento en que la medio-elfa sacó la cabeza del agua, puso la hoja en su cuello.
– Me debes una explicación, Yaiwen – dijo amenazante. – ¿De dónde salieron esos elfos y esos tipos con los que iban? Abusaste de mi confianza para atraerme a una trampa, nadie más que tú sabía que estábamos aquí. Y que ahora te dediques a llevar dagas idénticas con un imbécil que coge la espada del revés cuya afición es torturar a mis hombres no ayuda a que confíe más en ti – presionó la daga haciéndole un pequeño corte. – ¡Explícate!
02/03/2015 at 12:40 #353641
NeumeModeratorSintió algo frío en el cuello. Entonces le vio y escuchó todo su discurso, y un segundo después volvió a sentir algo. Un leve escozor.
Los ojos de Yaiwen centelleaban en parte de rabia y en parte de decepción. Su color verde resultaba más intenso.
-Parece que voy a tener que contratar alguien que vigile mi casa y abra a los invitados para que no que se permitan el lujo de pasar a su antojo –la medio-elfa apoyó las manos en cada uno de los bordes de la tina como si fuese a salir. No podía, estaría desnuda frente a él y aquellos tiempos habían quedado atrás. Entonces recordó mentalmente algunas palabras que le acababa de escupir Îbal. Y sonrió.
-¿Celos, Îbal? –dijo mostrando aún una sonrisa traviesa. –No me quieres matar, ambos lo sabemos, como los dos sabemos que no soy culpable de lo que me acusas así que aparta eso de mi cuello inmediatamente –sus ojos volvían a refulgir. El oriental retiró un poco el puñal – Date la vuelta y no mires por el reflejo del espejo –le ordenó. Cuando Îbal se giró salió de la bañera y escurrió el agua del cabello. Cogió la toalla que tenía preparada al otro lado y se cubrió. Entonces se encaró a él.
-¿Te debo? ¿Yo a ti? Quedamos que si había negocio te avisaría, y eso hice, simplemente. Si ni tú ni tus hombres sois capaces, no es mi problema. –Ahora a quien le brillaban los ojos era a él. –No sé de dónde salieron esos elfos, pero curiosamente te lo habría querido preguntar en Framburgo cuando nos topamos con ellos. Tú sabrás por qué os persiguen, algo habéis hecho, y no lo niegues; los Tawarwaith no dan caza porque sí. Y habéis matado a varios de ellos. Me decepcionas. ¿Quieres matar alguno más? –Le agarró la mano que sostenía el puñal y se la llevó hasta su cuello de nuevo. –O quizá como sólo soy medio-elfa no te satisface lo suficiente…
– No vengo a matarte y sabes que siempre me gustó tu mezcla. –dijo él apartando el puñal.
-¿Crees que me hizo gracia verme implicada hasta ese punto? La mirada de Yaiwen le guió hasta la herida que cicatrizaba en su brazo.
-Les dije que lo hicieran para cubrirte –se defendió.
-Me lo imaginé ¿y te lo he reprochado acaso? Entonces deja de decir sandeces. Como lo de la daga. Me la dio ese humano, sí. Tenía dos y él me la debía por otra, me gustó, era especial y acepté el pago. Él se guardó la otra para sí. Nada más. No creía que tuviera que darte explicaciones por eso también, a ver si ahora tengo que pedirte permiso para salir a una taberna a beber. Yo no investigo lo que haces en el Este, ni con quien te juntas… –dijo poniendo los brazos en jarra.
La medio-elfa le contó qué había pasado desde que ellos aparecieron por Candur, le recriminó haber perdido el medallón y no haber planeado todo mejor. No sabía si habría otra ocasión, pero robar la vara se antojaba imposible ahora.
02/03/2015 at 15:07 #353642
NarradorParticipantUn hobbit, de la Comarca- dijo-¡Una pinta camarero!, esta va a ser una noche muy larga.
-En seguida, mi buen señor… hobbit. No les haga mucho caso, es que hace tiempo que no veíamos a un… bueno, a un hobbit como tal. –Baldric recordó al bardo, pero claro, había escuchado que Baelim no era mediano cien por cien. No quería hacerse un lío ni soltar alguna cosa inapropiada por lo que se puso con el pedido aunque no podía evitar lanzar alguna mirada fugaz al nuevo visitante.
-Aquí la tiene, bien fría. Viene de muy lejos. Si necesita alojamiento, es su día de suerte porque todavía tenemos alguna alcoba disponible. Mi hija Elaen trabaja aquí y le podrá atender también, y yo soy Baldric.
[Queda pendiente otra respuesta a Yaiwen]
02/03/2015 at 18:19 #353646
Dain-IParticipantBerilack bebió una largo trago que vació casi por completo la jarra de madera que le habían servido, estaba fria como el quería, le sentó de maravilla, igual que las otras cinco que siguieron.
Las botas que llevaba le empezaban a molestar, si, era hobbit, pero un grave accidente que intenta borrar de su memoria sin conseguirlo le obligó a llevar botas.El hobbit empezó a sentirse animado, se levanto y se dispuso a bailar y a cantar. Saltaba y brincaba entre las mesas contaba algun chiste aqui y allá y se puso a bailar con cualquier moza que se acercarse, nisiquiera la hija de Baldrick se escapó de bailar con él.
Después, cansado se dirigió a la barra y le dijo a Baldric.
-Prepareme una habitación, porfavor, me quedaré algunas noches más.
Le pagó con una bolsa de monedas de un tamaño considerable.
-Perdoneme los destrozos-dijo el hobbit.
Había roto una mesa con sus brincos y un par de sillas haciendoo el tonto para impresionar a las damas.
Ya a eso de las tres, el hobbit se dirigió a su habitación, agotado. Se tumbó en la cama cerró los ojos y durmió.
Llegaron pesadillas sobre su padre, la Comarca en llamas, se desperó de golpe, se convenció de que era y sueño y se durmió. -
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