Helkanor – Cueva de Scatha
Inicio›Foros›El Anillo Único›Juegos de Rol en EAU›Helkanor – Cueva de Scatha
- This topic has 166 replies, 11 voices, and was last updated 8 years, 8 months ago by Neume.
-
AuthorMensajes
-
18/05/2015 at 22:37 #355488
NarradorParticipantLa tranquilidad y el silencio de la noche se transformaron sin previo aviso en gritos y confusión. Una jauría de orcos se avalanzó sobre el grupo. Su número, cercano al medio centenar, era suficiente para abarrotar la entrada a la cueva.
El primero es ser alcanzado fue Berilack, que salió lanzado contra una pared tras el impacto con un orco de casi dos metros. El mismo orco, avanzando a la cabeza del grupo, se volvió medio loco nada más oler a la elfa, agarrándola del cuello y estapándola contra la pared.
Un grupo de seis orcos sobrepasó a la mole cuando se detuvo para agarrar a Yaiwen y se avalanzaron sobre Battoin, Faerin y Zamîn. Ésta reaccionó antes que los dos hombres, rodó hacia atrás y empujó a ambos hacia los orcos que ya saltaban hacia ellos.
Un orco particularmente gordo se arrojó sobre Ririan aplastándolo contra el suelo, mientras otros más pequeños se dirigían hacia él empuñando sus dagas. Otros, igualmente pequeños, pasaron desapercibidos por el grupo hasta que tres de ellos agarraron a Kira y Dulvak por las extremidades impidiéndoles ponerse en pie.
La jauría de orcos tropezó con la hoguera lanzando las ramas y la ceniza por todas direcciones. Las brasas golperaon a Aiwë en la cara, cegándolo temporalmente, lo que aprovecharon varios orcos para derribarle.
El repentino estruendo asustó al caballo de Dalation, que se encabritó. Mientras este intentaba controlarlo, dos orcos saltaron hacia la montura, derribándolos ambos. Varios orcos vieron como subía todavía el enano el empinado camino y, desenfundando sus arcos, lanzaron su flechas hacia él.
La tranquilidad de la noche se había convertido en una batalla sin tregua.
19/05/2015 at 0:54 #355491
lordnazgul9ParticipantNír ancló el carro a una plataforma rocosa que sobresalía con unas estacas mientras reponía cuerdas para sus accesorios. Prefería mantenerlo en aquella superficie más segura antes de continuar dentro de la cueva. Ya se las arreglaría para bajarlo al camino durante el eventual viaje de regreso.
Nír encendió una antorcha y la puso en el carro. Descansó un instante y contempló el paisaje. Pese a que la noche se cernía sobre ellos, bajo las montañas, muy a lo lejos podía verse un valle. Debía ser el Brezal Marchito, que de todas formas ahora, sin grandes dragones rondando cerca, debía parecer mucho más desolado. La vista desde la cordillera, aunque estorbada por la nieve y la oscuridad, era fenomenal.
Mientras reanudaba el ascenso, de repente se cruzó con dos flechas orcas que volaron frente a él y aterrizaron en un costado del carro. Vio hacia arriba, y habían orcos arqueros apuntando con sus arcos. Las estacas que sostenían el carro en la plataforma rocosa estaban a la vista, y los orcos amenazaban con soltarlas a flechazos, derribando al vehículo, al cerdo, y sus accesorios de supervivencia. Desesperado, Nír miró en busca de sus compañeros. La mayoría habían sido derribados por los orcos y otros luchaban por aferrarse a la ladera. A duras penas sacó del carro el arco de las Colinas de Hierro y el carcaj, y comenzó a disparar a los monstruosos atacantes.
-¡Rírian! ¡Llevo dos!-gritó Nír, pero el montaraz yacía aturdido en el suelo.
Un orco más atrevido, que llevaba un cuchillo, se deslizó por el empinado camino y forcejeó con el enano. Nír tomó una flecha y la clavó directamente en la carne del orco, sin embargo, este con la daga apuñaló uno de los cuartos traseros de Brof, y el cerdo, perdiendo el equilibrio, patinó ladera abajo hasta aterrizar bruscamente sobre sus patas en el camino. Las ruedas de la carreta se atascaron entre unas rocas y las riendas atragantaban al animal.
Nír saltó y cortó las riendas de Brof con el cuchillo del orco. El cerdo comenzó a huir cerro abajo por la senda en cuanto se vio libre de sus ataduras.
El enano trepó por el camino apoyándose en el carro, que se mantenía casi vertical atrapado entre las piedras. Se abalanzó sobre unos orcos que se acercaban a Rírian y los mató con flechas. El más grande de ellos, sin embargo, se hizo con una porra, y lo último que sintió Nír fue un duro golpe en el casco que lo dejó casi inconsciente. El orco dio una patada al enano quien resbaló por la nieve y rodó hasta llegar al sendero inferior de la montaña, con la cara dando al gélido suelo.19/05/2015 at 19:46 #355503
NeumeModeratorMientras la mayoría descansaba o termina de probar el guiso de Battoin, Yaiwen, que ya había acabado su pequeña porción de estofado, siguió al hobbit hasta la entrada de la cueva.
Se había agachado al ver una huella extraña.
-Esperadme señor hobbit, no lleváis antorcha -dijo en cuclillas -Entonces escuchó un crujido. Eran pisadas y no del mediano, sonaron demasiado fuerte para ser suyas. Adelantó la antorcha y agudizó su vista.
-¡Orch! -apenas lo había pronunciado para sí misma cuando Berilack salía despedido contra una pared. Entonces vio que no era sólo uno.
-¡¡Yrch!! – gritó -Orc… -una enorme, mugrienta y fuerte mano la estaba asfixiando pues la había levantado en volandas agarrándola del cuello sin dejarla terminar de hablar. Y entonces ella también voló hacia la pared contraria donde estaba el hobbit.
Se levantó de un saltó y su espalda chascó. Sintió un dolor agudo a la altura del omoplato. Se le había clavado el arco en la espalda. La garganta le ardía.
-¡Berilack sal de aquí, son demasiados! -su voz sonaba algo ronca. Una veintena de orcos ya estaban fuera pero todavía surgían más de la oscuridad.
La medio elfa salió hacia la hoguera tosiendo. Tenía ya el arco en la mano preparado y estaba subiendo a lo alto de una gran piedra. Había tres orcos agarrando por los pies a Kira y Dulvak. Apuntó y disparó a uno de los tres. Volvió a colocar otra flecha.
A lo lejos escuchó a Nír y su carro. Algunos orcos se habían abalanzado contra él golpeándole hasta hacerle caer, pero Rírian estaba en más apuros. Tenía uno encima y otros más yendo hacia él. Disparó una flecha que fue a parar al trasero del orco gordo que sujetaba al montaraz.
Aquello era un caos y no sabían cuantos orcos merodeaban por la zona.
19/05/2015 at 21:34 #355507
JRM-008ParticipantEn un segundo, Rírian había pasado de estar tranquilamente charlando con aquel nuevo huésped para luego encontrarse aplastado contra un enrome y gordo orco. Nír había corrido en su ayuda, pero después fue a parar lejos d ellos a causa del obeso monstruo. Rírian estaba rojo de cólera.
– ¡¡¡PERO BUENO!!!!¿Qué modales son esos?
Una flecha silbó en el aire y acertó al trasero del monstruo, lo que le dio la oportunidad a Rírian para empujarlo contra la nieva, desenvainar a Roulon y acto seguido hundirla en su pecho. Después de sacar su espada, cuya hoja estaba teñida de sangre negra de la bestia, se volvió para ver a otros orcos de menor tamaño lanzándose contra él.
El montaraz giró sobre sí mismo y decapitó al primero, después de una patada derribó al segundo y atravesó la cabeza del tercero sin demasiados problemas. Tras deshacerse de otro, Rírian observó a su alrededor: la cosa no pintaba demasiado bien. Todos estaban enzarzados en su propio combate, y les superaban en número. Dalation era al que tenía más cerca, así que atravesó el pecho de uno de los orcos que se alzaba contra el montaraz, y este logró deshacerse del otro. Rírian le tendió la mano y le ayudó a incorporarse.
– Hay equilibrar el combate o nos matarán a todos. Tú ve a ayudar a Aiwë, yo intentaré mantener a raya a los demás.
Dalation asintió y se marchó; y Rírian se guardó a Roulon para comenzar a disparar contra aquellos orcos que se acercaban a él, intentando cogerlo. Pero entonces uno de los monstruos le derribó por detrás y el montaraz cayó contra la nieve. Logró girarse y agarró el cuello de la bestia hasta ahogarlo.
Más y más orcos venían, y Rírian se encontró solo en el campo de batalla.19/05/2015 at 23:56 #355508
BattosayParticipantBattoin pasó de sentir el suave calor de Zamîn al aliento de unos cuantos orcos. El cambio era un tanto violento y no a mejor. Decidió que tenía que hacer algo para remediarlo.
Se encogió sobre sí mismo al tiempo que cogía su escudo. Aprovechó la inercia del empujón de Zamîn e impactó contra uno de los orcos con el escudo por delante, lanzándolo al suelo y rodando sobre él. Rápidamente se puso en pie y lanzó su escudo hacia el gran orco.
La bestia resistió el golpe de pie, pero Battoin aprovechó para rodearlo y subirse a sus hombros. Enrolló su capa sobre la boca y el cuello de su enemigo y apretó. El orco comenzó a correr intentando liberarse, dando golpes al aire que Battoin evitaba bloqueando los brazos del oroco con sus piernas.
Las embestidas del gigante se llevaban por delante otros orcos más pequeños y pasaron rozando a Kira y a Dulvak. Battoin apretó aún más el nudo y soltó la mano izquierda, llevándola al costado para sacar el puñal.
Con un fuerte tirón levantó la cabeza del orco dejando el cuello a descubierto y aprovechó para clavar la daga en la carótida. El orco perdió toda su fuerza de golpe y Battoin saltó dando una voltereta, cayó totalmente derecho con los brazos en cruz.
— ¿Jueces? ¿Puntuación?
21/05/2015 at 7:12 #355521
Fenix-OscuroParticipantAiwë se había tranquilizado y estaba acurrucado con la cabeza apoyada en el lomo de su caballo, todo pasó de golpe, que poco entendió hasta que fue muy tarde, brazas y cenizas volaron en todas direcciones y unas cuantas fueron a parar en la cara del maia, quien trató de protegerse pero dos le rozaron las mejillas, y la repentina luz le dejó temporalmente ciego. Unos cuantos orcos lo golpearon y trataron de apresarlo, la cólera se apoderó de él, le ardían los ojos y también la sangre.
-¡Seres nefastos! -pensó estallando en ira, cerró los ojos y se concentró hasta que pudo ver el escenario dentro de su mente.
-Tenemos al mago, atrapadle de una vez y matadlo antes de que haga algún sacrilegio -ordenó uno de los orcos, a lo que Aiwë respondió- ¿Sacrilegio? ¿Crees que tienes derecho de meterte con magos? ¿Qué te hace pensar que no puedo defenderme? ¡Escoria! -enterró el bastón en la panza de un orco, el cual cayó muerto, dejando así, libre al mago, los otros chillaban enfurecidos.
-¿Por qué no me atacan todos al mismo tiempo, si es que son tan valientes?
-¡Te vas a arrepentir de esto, viejo! -ladró el orco mayor
-¿Viejo? ¿A QUIÉN LE DICES VIEJO? -gritó furioso el maia, que abrió los ojos y le brillaron en una cólera púrpura -¡Perezcan criaturas de Morgoth! -terminando la frase, Aiwë golpeó su bastón contra el suelo, y con el brazo extendido, un campo de fuerza salió de su palma, derribando a todos los orcos que lo rodeaban, mas el orco mayor seguía en pie y se lanzó contra él, asestándole un puñetazo en el estómago, que lo mando a volar lejos, como último recurso, desenvainó su espada y atravesó la gorda panza de la criatura, pero perdió el equilibrio y cayó con el orco encima, era tan pesado que estaba asfixiándole.
-Ayu… -lo ultimo que sintió fue que alguien lo liberó, pero estuvo un rato inconsciente.Despertó con un fuerte dolor de cabeza -Creo que me he excedido un poco en ira -pensó para sí- Debo ayudar a los otros, me pregunto quién me habrá ayudado… basta, no hay tiempo para pensar.
Se levantó y cargando Colmillo, se abalanzó hacia un par de orcos que acosaban al grupo
-¡Os voy a mostrar la luz del creador, Parásitos! -el brillo de su espada iluminó la cueva como si fuera de día. ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! -un grito de guerra salió de la boca del mago -¡De pie! ¡Sin miedo! ¡Solo son orcos feos y gordos! ¡Con valor! ¡SIN PIEDAD! ¡ACÁBENLOS, NO DEJEN A NADIE CON VIDA! -la voz de Aiwë era autoritaria y llenaba de energía y de valor sus aliados.21/05/2015 at 13:07 #355522
NarradorParticipantEl orco había golpeado al enano dándole una patada haciéndolo rodar sendero abajo. Vio que el enano estaba boca abajo y no se movía y soltó una carcajada. Iba a ser más sencillo de lo que pensaba acabar con el Naugrim. Balanceaba la porra de un lado a otro mientras sacaba una cimitarra de la espalda con la otra mano. Estaba a dos pasos de él.
Mientras, en otra zona, otros dos orcos se divertían.
-Eh Sharkû, ¿no crees que esa muchachita es demasiado bonita para ti? Tú eres muy feo –quien hablaba era el orco que sostenía por los pies a Dulvak tratando de atarle los tobillos. Sharkû reptaba por encima de las piernas de Kira. Soltaba un hilillo de babas mientras se relamía con su sucia lengua. Despedía un olor fétido.
-No tiene tanta carne, no voy a compartirla contigo, Búrzronk, te dejaré los huesos.
Dos más de tamaño mediano habían divisado a la elfa y avanzaban hacia ella arrastrándose por la piedra en la que estaba subida. Si algo odiaban era a los Elfos.
Un hombre fuerte había hecho una voltereta cayendo con los brazos abiertos. Dos orcos se acercaron hasta él y cada uno le enganchó de un brazo tirando con furia intentando desmembrarle.
Otros tenían acorralado a un montaraz y discutían por quien iba a matar al humano mientras hacían el círculo más y más pequeño.
Media docena se preparaba para abalanzarse sobre el mago quien les había vuelto locos de rabia con la luz.
21/05/2015 at 16:27 #355529
lordnazgul9ParticipantEl señor enano se levantó y sostuvo su hacha con las dos manos. El orco grande estaba a pasos de abalanzarse hacia él. La inmunda criatura saltó y Nír apuntó con la punta de la cuchilla hacia su estómago. El orco retrocedió y tropezó con una roca, momento que el enano aprovechó para cortarle el brazo con la porra.
Otros orcos menos corpulentos trepaban por la ladera casi como si fueran insectos en un intento de atraparlo. Nír giró su hacha hacia atrás y le dio a uno de ellos en la garganta. Otro saltó sobre la espalda del enano, pero en cuestión de segundos recibió un fuerte cabezazo de Nír que lo dejó aturdido.
-Arrrgggg!-se quejó Nír, quien minutos antes había sido golpeado por una porra en la nuca. -Debería practicar más el juego de cabeza. No estaría mal cabecear un balón con arena en un partido. O preguntarle al mago si tiene una poción para fortalecer el cráneo…
El orco desmembrado se negaba a caer y atacó al enano con la cimitarra, en el proceso abatiendo a uno de los orcos más pequeños accidentalmente. El hacha de Nír volvió a incrustarse en el vientre de la criatura, quien cayó de espaldas encima de dos de sus congéneres menores que yacían aturdidos en el suelo.
-Ese cuenta como punto triple-se dijo Nír.
21/05/2015 at 22:11 #355531
NeumeModeratorHizo recuento de flechas. Le quedaban seis y ahí había más de seis orcos, bastantes más. Tenía aún la daga, pero no era como una espada, debería pelear mucho más cerca del enemigo, y ella volvió a recordarse a sí misma que no era una guerrera. Sus artes en la lucha las había aprendido de un amigo mercenario y pretencioso: Îbal. La medio elfa nunca quiso aprender a manejar la espada.
Vio a Battoin haciendo acrobacias y frunció el ceño con cara de incredulidad.
Un poco más cerca de ella Faerin había empujado al orco que asfixiaba al mago para inmediatamente después entablar pelea con el trasgo hasta degollarlo. Y entonces surgió una luz resplandeciente que provenía de la cueva. Estaba muy cerca de su posición, se distrajo un momento tratando de ver qué ocurría dentro y entonces les escuchó.
El orco de la izquierda se llevó un fuerte pisotón en la mano.
-¿Creíais que no os vería ni oiría, ratitas asquerosas?
El orco se había soltado dolorido pero volvió a escalar un poco más retrasado que su compañero. Yaiwen retrocedió tanto como pudo quedando en el borde del peñasco. Tenía el talón derecho fuera, en el aire. Miró hacia abajo de un vistazo rápido. Aquella caída era grande, demasiado.
Colocó una flecha en el arco, lo levantó y disparó al primero que ya estaba de pie. Le dio en el pecho, pero no en el corazón. El orco se retorció de dolor, se arrancó la flecha y en un acto desesperado se lanzó hacia ella. La semi elfa sacó la daga y le dio un corte profundo en el estómago mientras le empujaba hacia el vacío.
Cuando se dio la vuelta un puñetazo fue a parar a su cara y la hizo caer sobre sus posaderas. El otro orco había conseguido subir. La mejilla le quemaba y escocía.
21/05/2015 at 23:15 #355533
BattosayParticipantBattoin gritó de dolor al sentir cómo se le abría de nuevo la herida. Si los orcos hubieran buscado causarle dolor no lo habrían hecho mejor a propósito. Forcejeó, pero era incapaz de romper el tirón. El grito de Aiwë llamó su atención.
El fogonazo de luz no había cogido totalmente desprevenido a Battoin, recordaba lo que había pasado en Candur días atrás y se apresuró a cerrar los ojos a tiempo. Sin embargo, los orcos sí fueron soprendidos. Aprovechó la distracción para saltar sobre el oroco que sujetaba su brazo derecho, lanzadole las piernas al cuello. El orco trastabilló y cayó, pero no le soltó el brazo. Battoin apretó los dientes y resistió el dolor.
El otro otro perdió el equilibrio pero no le soltaba. Pisó el cuello del orco bajo él y, ahora sí, soltó su brazo. Libre de uno de ellos, pudo fijar sus pies al suelo y tiró con fuerza del orco que aún lo sostenía, derribándolo de un cabezazo.
Recuperó su escudo y se lanzó contra los orcos que aún sujetaban a Kira y Dulvak. Aprovechando que estaban en el suelo los golpeó a ambos en el cuello y liberando a sus dos compañeros. Tendió la mano del escudo a Kira, ayudándola a levantarse.
— No es mi mejor momento para usar la espada. Venga, desenfunda, yo te cubro y tú atacas.
22/05/2015 at 0:53 #355541
NELLAParticipantNo sabía cómo, Kira, se vió atrapada entre dos orcos que la sujetaban las piernas y los brazos, Dulvak a su lado estaba en la misma situación. Gritó pidiendo ayuda, pero todo alrededor era un caos, un enjambre de orcos de todos los tamaños había salido de la nada y cada uno de sus compañeros estaba muy ocupado defendiéndose a si mismo.
Intentó desasirse de las garras del maldito orco que le sujetaba los brazos, pero era inútil, no tenía fuerza suficiente y además tenía a otro sentado encima de sus piernas. Forcejeó todo lo que pudo para quitársele de encima y ya estaba empezando a desesperarse cuando apareció Battoin, se abalanzó sobre los orcos que la tenían atrapada y consiguió liberarla, a ella y a Dulvak.No es mi mejor momento para usar la espada. Venga, desenfunda, yo te cubro y tú atacas.
-Kira se puso en pie con ayuda de Battoin y protegida detrás del enorme escudo, recuerdo de los Sardaukar, desenvainó su espada y se lanzó al ataque. Estaba furiosa por haberse visto en ese trance de no poder defenderse y descargó su ira sobre todo lo que se movía (incluido Battoin, que estuvo a punto de ensartarle si este no hubiera gritado «QUE SOY YO»). Empezó a dar mandobles a diestra y siniestra y a su paso fue dejando un reguero de cadáveres de orcos. Los que aún seguían con vida huían despavoridos al paso de la joven.
22/05/2015 at 2:02 #355545
Elfo_NegroParticipantLe gustaba esa gente, bueno, la verdad es que “la gente” le solía gustar, no era especialmente exigente en eso, lo que le ocurría es que estaba acostumbrado a la soledad, a respirar aire fresco, a disfrutar del sonido del viento escurriéndose entre los pinos y que silba entre las rocas; y las voces, los ruidos festivos, le cansaban pronto. Así que, después de compartir un rato la compañía de sus compañeros se había separado un poco de ese bullicio y estaba disfrutando del día que acababa sobre un elevado repecho de la montaña desde el que se divisaba un amplio paisaje.
.
Unos gritos de lucha y terror llamaron su atención: a unos doscientos metros bajo él, a la entrada de la cueva del dragón, estaba ocurriendo algo… No, no es que estuviera, simplemente, ocurriendo algo, es que había aparecido un grupo de orcos, los sentía, no sabría precisar su número, pero eran muchos.
-Malditos sean, seres despreciables, monstruos viles- refunfuñó levantándose de un salto. Se precipitó montaña abajo, deslizándose hábilmente sobre la nieve (demasiado hábilmente), y se plantó ante la entrada de la cueva con el pelo alborotado y escarcha pegada en el rostro.
Con paso decidido se adelantó, unos orcos se abalanzaron sobre él, estaba a punto de enfadarse, de enfadarse como hacía mucho que no lo hacía, pero en ese momento Aiwë hizo estallar la Luz y decidió observar. Yaiwen ensartó a una de las alimañas, pero otras continuaron manoseándolo. No podía continuar así.
Junto a él estaba una humana, a la que también estaban intentando amarrar.
-riittää, saastainen raakto!- pronunció con voz airada pero contenida- Olen lähettiläs lännestä. Minä olen valo, joka palaa.- los orcos detuvieron sus manos aterrorizados, no entendían lo que Dulvak les decía pero algo en sus entrañas les gritaba que habían cometido un error, el peor de su vida, esa voz, esas extrañas palabras dichas en un idioma desconocido perforaban su cerebro corrompido y el pánico se apoderó de ellos.
En ese momento Battoin apareció y con movimientos precisos despachó a los orcos.
Dulvak se levantó y, ya harto de la situación y ahora, dando a su voz una mayor potencia que antes, para que no sólo le oyeran los pocos orcos que estaban junto a él, habló. Con mirada fiera, contemplando con ira y desprecio a un buen grupo de orcos que se concentraba ahí, dijo -Paetkaa! pakenemaan tai kuole!- y al menos uno de los ahí presentes supo que había dicho -huid! Huid o morid- en la lengua de los Valar.22/05/2015 at 16:10 #355560
NeumeModeratorSacó la daga de la bota mientras se arrastraba hacia atrás ganando unos segundos, y entonces escuchó algo extraño. No conocía el significado de aquellas palabras, pero sí de quien provenían, Dulvak. Se preguntó en qué idioma estaría hablando pues no era Quenya ni la lengua de los Elfos Grises, y sin embargo, algunas palabras se parecían a otras que ella sí conocía. No era tiempo para reflexionar, aquello no importaba pues su orco agresor se quedó paralizado un instante con la voz y dudó. Yaiwen lo aprovechó para clavarle la daga en el pie. El orco soltó un alarido y la semi elfa se incorporó para asestarle unos cuantos cortes más.
Cayó derrumbado sobre el peñasco.Yaiwen le registró y revisó todo lo que llevaba encima.
-¡Ajá! una pequeña bolsa, eh bicho feo… Ummmmm interesante -la arrancó y se la guardó para sí. -Lo que daría por un trago ahora mismo.Se acercó al borde más próximo a sus compañeros y observó a Dulvak. «Pero si tú eres un humano».
Parecía que entre la luz y la voz de Aiwë y las palabras de Dulvak, algunos orcos habían decidido huir, pero todavía no había pasado el peligro. Hasta que no mataran al último de ellos no iba a bajar.
22/05/2015 at 20:41 #355564
Dain-IParticipantBerilack estaba tranquilamente sentado en la entrada de la caverna cuando sintió un gran golpe y se chocó contra la pared. Al despertar se dio cuenta de que estaba rodeado de orcos.
-¡Atrás malditas bestias!- había gritado empuñando su espada, levantando su pequeño escudo.
Las criaturas parecía reírse de él cuando Berilack golpeó con el escudo a una y le hundió la espada en el pecho, la sangre que salía era negra como la misma noche. Las demás criaturas se asustaron y dieron un pequeño respingo hacia atrás, lo que el hobbit aprovecho para atacar.
No parecía un hobbit, era ágil con la espada y con el escudo ya que durante si viaje tenía que aprender a utilizarlos, ya que supinía la diferencia entre la vida y la muerte.
Los demás estaban luchando, el mago empezó a animarlos con una voz poderosa y brindadoles luz, Battoin y Kira luchaban codo con codo, Yaiwen disparaba flechas con agilidad, y al enano le dieron un golpe en la cabeza.
Berilack se lanzo contra sus enemigos con el grito de.
-¡Por La Comarca!- y se abalanzó contra los orcos. El hobbit estaba cansado de tanto luchar había acabado con la vida de seis orcos, y no podía más.
Entonces un orco muy corpulento, armado con una cimitarra se le acercó blandiéndola, el mediano utilizó el escudo para parar el golpe, pero la cimitarra destrozó el escudo que quedó partido en dos, el trasgo golpeo a Berilack con el puño tirándolo al suelo, y separándolo de su pequeña espada.
El trasgo empezó a gritar y se abalanzó sobre él, entonces Berilack cogió el cuchillo de zafiros de su padre y se lo clavo en la cabeza al orco, que calló sobre él haciendo crujir sus pequeños huesos.
El orco pesaba demasiado para que Berilack lo levantase por lo que lo empujo hacia un lado haciéndole rodar, entonces alcanzó la daga y se la quedó mirando con ojos brillantes. «¿Qué haría yo sin ti?» se dijo con una sonrisa, pero entonces se dio cuenta de donde estaba.
Entonces buscó con la mirada a algún compañero y allí vio a Dulvak, durante todo este camino no le había hecho mucho caso, pero ahora parecía diferente.
Los orcos se sintieron atraídos por la luz del mago y empezaron a rodarlo, pero Berilack decidió utilizar las ultimas fuerzas que le quedaban para ayudarlos. Así se acercó al mago esquivando cada golpe como podía atravesando a los trasgos con su pequeña espada.-¡Alejaos del mago!, ¡A no ser que queráis sentir la furia de este hobbit!- gritó blandiendo su espada en el aire, pero ya estaba cansado y empezaba a desfallecer.
22/05/2015 at 21:01 #355565
lordnazgul9ParticipantNír volvió a escalar por las rocas hasta llegar a la entrada de la cueva.
-¡Os voy a mostrar la luz del creador, Parásitos! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡De pie! ¡Sin miedo! ¡Solo son orcos feos y gordos! ¡Con valor! ¡SIN PIEDAD! ¡ACÁBENLOS, NO DEJEN A NADIE CON VIDA! -se escuchó la voz del mago desde arriba. Parecía una figura casi celestial, con una fuerza y poder sobrecogedores. Aiwë llevaba una espada iluminada y con ella desintegraba a orcos a su paso.
-Wow-se dijo el enano viendo los destellos de magia. -Podría de paso averiguar sobre la fabricación de una espada así, haría millones.
En cuanto se mantuvo de pie se acomodó el casco y tomó su hacha, esta vez con aún mayor fuerza. Dos orcos grandes, parecidos a los berserkers que había enfrentado en Candur, se acercaban con gigantescas mazas, dispuestos a hacer caer a quienes aún luchaban.
Nír hizo un doble giro con el hacha y le dio a un orco en la cabeza. Saltó con furia sobre aquel bicho y con la cuchilla brillando plateada en el aire, le reventó los sesos tras una certera estocada, salpicando el hacha de sangre negra.
El otro orco le apuntó con la maza a la frente, movimiento que Nír esquivó. En cuanto el orco se agachó para golpear de nuevo al enano, este trepó sobre su espalda y le dio un golpe en la columna. El orco, paralizado, cayó por la ladera, y un trozo de roca que salió despedido le cayó en la cabeza. Nír aterrizó encima de Rírian, en el proceso derribando a los orcos que lo acosaban.
-¿Un poco de ayuda?-preguntó Nír burlescamente.
-
AuthorMensajes
You must be logged in to reply to this topic.